Santiago Fernández Negrete (Villatresmil, Tineo, 11 de febrero de 1799-Barcelona, 1875) Ministro español.

Biografía

Nació en el seno de una familia de modestos campesinos. Fernández Negrete llegó a ser una de las principales figuras activas de la política española de principios de la segunda mitad del siglo XIX. Los primeros pasos en el orden intelectual los dio del brazo de un deudo suyo, monje benedictino; pero, escaso de vocación religiosa, prontamente reemplazó los claustros monásticos por los universitarios, y en la Universidad de Oviedo dio comienzo a los estudios de cánones y leyes para concluirlos en la Complutense de Alcalá de Henares. Al triunfar el movimiento que en Cabezas de San Juan iniciaron el primer día del año 1820 los generales Riego y Quiroga contra el absolutismo de Fernando VII, los partidarios de la ideología liberal exiliados en Londres y París, pudieron regresar a España; uno de los que retornó fue Álvaro Flórez Estrada, residente en Londres desde mayo de 1814. Fernández Negrete contó entonces con dos valiosas e influyentes ayudas en la Corte: las de sus coterráneos el general Riego, también nacido en Tineo y la de Flórez Estrada, natural de Pola de Somiedo; y, merced al apoyo de ambos, consiguió que le fueran confiadas por el gobierno sendas comisiones en el extranjero, que le valieron, entre otros honores, el de una toga en la Audiencia de Cáceres. En la legislatura de 1843, inició su largo y continuado peregrinaje en las Cortes españolas, peregrinaje que habría de durar casi ininterrumpidamente hasta las legislaturas de 1864-65; en esta etapa de su vida política fue nombrado senador vitalicio en 1845, en fecha idéntica a la que lo fue su protector Flórez Estrada, habiendo desempeñado desde el 14 de enero de 1851, y sólo por espacio de tres meses, la cartera de Fomento, Instrucción y Obras Públicas, y, posteriormente, de 30 de junio de 1859 a 17 de enero de 1863, la de Gracia y Justicia, en cuyo cargo le sustituyó el poeta romántico Nicomedes Pastor Díaz. Fernández Negrete desplegó una fecunda actividad durante el período en que se elaboraba la Ley Hipotecaria; todo su saber y su prestigiosa elocuencia parlamentaria iban a resultar decisivos en favor del proyecto que, compuesto de 416 artículos y de una exposición de motivos escrita por Gómez de la Serna en su calidad de vocal de la comisión constituida ad hoc, fue aceptado por el gobierno y presentado a las Cortes que lo sancionaron como ley en la sesión de 8 de febrero de 1861.