- Sermón
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Se denomina sermón u homilía al género de la oratoria que consiste en un discurso de tema religioso, por lo general pronunciado durante la misa cristiana. El sermón se pronunciaba, en la primera liturgia cristiana, en latín, pero después, en vista de que el pueblo ya no entendía el latín culto, empezó a pronunciarse en lengua vernácula, mientras que el resto de la liturgia continuaba pronunciándose en latín. Algunos autores piensan que ese fue el origen de cierto transvase de voces, proverbios y cuentecillos cultos a la lengua vulgar, dando origen a buena parte de la literatura folclórica.
El sermón podría ser dogmático, místico, ascético o patetico. Era dogmático si trataba sobre de dogmas; los que explicaban los misterios, eran los sermones místicos; los que trataban sobre las prácticas religiosas, se denominaban ascéticos y los que versaban sobre cuestiones morales, parenéticos. Estos últimos se subdividían a su vez en homilías, pláticas y sermones propiamente dichos. También existe el fervorín (antes de comulgar), la oración fúnebre (glosando las virtudes de un difunto) y el panegírico (en honor de un santo).
Contenido
La expresión del sermón
En la primitiva Iglesia sólo estaba permitida la predicación de los obispos. San Juan Crisóstomo fue, según la opinión de algunos autores, el primer presbítero que subió a la cátedra del evangelio en Antioquía. Orígenes y San Agustín predicaron igualmente no siendo más que simples sacerdotes, pero estos casos eran raros principalmente, en Occidente.
Los obispos miraban el ministerio de la predicación como muy propio de su dignidad y en su presencia no solía predicar ningún presbítero. Estos predicaban en ausencia del obispo en la iglesia metropolitana y comúnmente en las iglesias parroquiales. A veces, varios presbíteros uno después del otro, hacían su exhortación al pueblo después del canto del Evangelio en la misa y finalmente, el obispo. Si el presbítero por poca robustez no podía predicar, el diácono leía algún sermón u homilía de los Santos Padres. En casos extraordinarios podía el obispo permitir que algún clérigo de menores o algún seglar de singular fama, virtud y ciencia predicase públicamente en la iglesia con arreglo a lo dispuesto públicamente en el concilio IV de Cartago pero nunca a las mujeres por santas y doctas que fuesen.
El predicador solía al comenzar implorar brevemente el auxilio divino, saludar al pueblo y concluía con la alabanza o invocación a la Santísima Trinidad y con alguna oración. El predicador solía estar sentado aunque se levantase algunas veces. Los oyentes en algunas provincias estaban sentados y en otras, de pie. A veces, el auditorio interrumpía al orador con aclamaciones cuya costumbre deseaba abolir San Crisóstomo pues como decía San Jerónimo el llanto de los oyentes es elogio del orador sagrado.
Los predicadores solían llevar preparado lo que habían de decir mientras que los más ejercitados improvisaban. Algunos notarios copiaban muchas veces los sermones valiéndose para ello de notas o abreviaturas.[1]
Historia
El sermón de la montaña pronunciado por Jesucristo (San mateo, V, VI y VII) puede ser considerado como el sermón más antiguo. Las epístolas de los apóstoles, los escritos de los primeros Padres son por lo menos en cuanto a su objeto verdaderos sermones si bien hasta el siglo IV no nace este género particular de elocuencia que los griegos llamaban homilía.
- Florecen sucesivamente del siglo IV al VI San Agustín, San Ambrosio, San Juan Crisóstomo o Boca de oro, San Basilio, San Gregorio Nacianceno, San Gregorio de Nisa, San Cipriano, San Efraím, San Cirilo, San León, San Hilario
- Brillan en la Edad Media San Bernardo, Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de Predicadores, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Juan Gerson, Savonarola.
- En los siglos XV y XVI florecen en España el venerable Juan de Ávila, el maestro Oliva, fray Luis de Granada.
- En el siglo XVII, llevan la oratorioa sagrada en Francia al más alto punto de esplendor San Francisco de Sales, Bossuet, Bourdaloue, Massillon
- Durante el transcurso del siglo XVIII la oratoria sagrada sigue la suerte general de la literatura y decae en España del modo más lamentable mereciendo la famosa sátira del Padre Isla
- En el transcurso del siglo XIX florece de nuevo en Francia con los Padres Ravignan, Lacordaire, Félix, Monsabré, etc y en España con Coll de Valdemia, Sanz y Forés, Montescillo, Manterola, Jardiel, Arteaga, etc.
Los protestantes citan entre sus sermones los de Calvino, Lutero, Melanchton, Schleiermacher, etc.[1]
Véase también
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre SermónCommons.
- Sermones evangélicos en MP3
- Sermones son también conocidos como predicaciones
Referencias
Categorías:- Misa católica
- Homilética
- Subgéneros didácticos
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