- Terapias cognitivo-conductuales
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En un sentido literal, la terapia cognitivo-conductual es un término donde se engloban la terapia cognitiva compatible con la terapia de conducta, como aplicación clínica de la psicología cognitiva y la psicología conductista.
Ya que dentro de la Terapia de conducta se ha adoptado un nivel de análisis y tratamiento donde se analiza la conducta observable, pensamientos verbales y respuestas fisiológicas, así como las relaciones entre sí y la "conducta problema". En este sentido, las estrategias "cognitivo-conductuales" que no están directamente inmersas en la Terapia de conducta suelen ser criticadas por la necesidad de más fundamentación teórica, ya que la psicología cognitiva y la psicología conductual presentan algunos axiomas incompatibles entre sí.
Contenido
Lista de algunas terapias cognitivo-conductuales
Fechas históricas
Fechas para la introducción de diversos conceptos y programas de investigación clínica dentro de las terapias cognitivo conductuales:
- 1897 Introducción del concepto y estudio del condicionamiento clásico, por Iván Pávlov.
- 1911 Introducción del concepto y estudio del condicionamiento instrumental, por Edward Thorndike.
- 1953 Primera ocasión del término "terapia de la conducta" en un reporte de Lindsley, Skinner y Solomon.
- 1958 Introducción de la terapia por desensibilización sistemática, por Joseph Wolpe.
- 1958 Introducción de la terapia racional emotiva conductual (en esa época denominada "terapia racional") a la literatura profesional, por Albert Ellis.
- 1963 Introducción del conductismo psicológico como teoría marco que unifica los esfuerzos de investigación cognitivas y conductuales, por Arthur Staats.
- 1963 Introducción de la terapia cognitiva para la depresión en la literatura profesional, por Aaron Beck.
- 1971 Introducción de la terapia de solución de problemas, de D'Zurilla y Goldfried.
- 1973 Introducción del entrenamiento por inoculación del estrés, por Donald Meichenbaum.
Evidencia de eficacia clínica
Los resultados de investigaciones clínicas controladas dan fuerte apoyo a la eficacia de las terapias cognitivo-conductuales en general. Los resultados no deben confundirse entre sí, puesto que el grado de eficacia es variable y resulta dependiente del tipo de problema conductual, de tal manera que unas técnicas son mejores que otras y la integración de tecnología cognitiva y conductual parece rendir mejores resultados.[1] [2] [3]
Véase además
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