The X-Files: The Album

«El Método, como lo llamaban, aunque era más un procedimiento de línea de gérmenes de una complejidad meta-científica singular, les fue entregado por los colonizadores alienígenas como un trueque. El Sindicato los ayudaría a crear una población de híbridos alienígenas que pasarían desapercibidos entre la gente, clonados de óvulos humanos y material biológico extraterrestre, para que existiera una raza de clones inmunes a los efectos del Cáncer Negro cuando comenzara la invasión al planeta. Por cumplir con esa tarea, el Sindicato sería aislado, y se les otorgaría a sus miembros una suerte de inmunidad o asilo, dándoles un lugar en el esquema mayor.

Eran el equivalente del gobierno Vichy a la "Solución Final" de los alemanes: colaboradores cuya única motivación era su propia supervivencia.

Estas operaciones de clonación fueron diseminadas por todo el país; la catalogación y mantenimiento de los registros se llevaron a cabo a través de un complejo sistema intrainstitucional que conectaba a todas las ramas del gobierno, desde la Administración de la Seguridad Social hasta el Departamento de Defensa.

La operación, bajo el título provisional de "Control de Pureza", había sido lanzada en 1948, y fue concebida por científicos alemanes a los que se les había otorgado inmunidad por crímenes de guerra, y a quienes se les permitió continuar los experimentos eugenésicos, que eran el legado sombrío de Hitler.

El Sindicato había comenzado como un subconjunto de una agencia de inteligencia sombría cuyas órdenes originales consistían en negar y cubrir la existencia de la operación Control de Pureza. Pero después de 50 años y numerosos cambios de mando en EE. UU. y en la O.N.U., los distintos jefes comenzaron a luchar por obtener control, y fueron acumulando poder e influencia a través de las fronteras internacionales, hasta que —para 1990— la operación dejó de tener miembros responsables que respondieran a un gobierno en particular, y las órdenes eran tomadas exclusivamente por un hombre llamado Strughold, un empresario alemán que huyó de su tierra natal hasta el norte de África.

Estos hombres, cuyo conocimiento y acceso les proveían el control de un futuro previsible, tenían, a pesar de esto, todo que perder. Su trabajo secreto, las preparaciones de clonación y la catalogación constituían su mayor vulnerabilidad: exposición. Su detección no sólo aseguraría su propia destrucción, sino que también provocaría un gran desorden social y religioso en el mundo.

Para protegerse contra esto, el Sindicato empleó métodos de desinformación, utilizando programas del gobierno encubiertos que, desafortunadamente, habían sido descubiertos, como una cortina de humo —una evasiva o ceguera donde las transgresiones de agencias responsables ante el Congreso servían para esconder sus actividades propias más odiosas.

Incluso llegaron a usar el fenómeno ovni para crear una histeria que la ciencia y la inteligencia refutan de tal forma, que hace que el creer en los creyentes parezca ridículo y completamente desacreditable.

También, en una crisis, han utilizado una herramienta de los propios colonizadores —cazadores de recompensas extraterrestres que patrullaban las operaciones de clonación e imponían seguimiento a la cuenta atrás hacia la colonización. Una espada de doble filo cuyas tácticas de sangre fría han ayudado a cerrar una fuga o amenaza, pero que también mantenían vigilancia sobre el Sindicato. Una amenaza en sí mismo, ya que el Sindicato tenía algo que esconder que ni siquiera los colonizadores conocían: una vacuna contra el cáncer negro, un inoculado contra la sustancia en la que era contenida la fuerza vital alienígena— de hecho, el medio en sí de esta fuerza vital.

El guardar este secreto sea quizás más crítico que la verdad sobre la existencia de vida extraterrestre, y de la colonización. Si la vacuna secreta del Sindicato fuera descubierta, la vacuna que los haría inmunes a los efectos del cáncer negro, ciertamente todos sus miembros serían aniquilados y el calendario de la colonización adelantado. Ellos protegerían este secreto con sus vidas. Serían capaces de matar para protegerlo, ya que simbolizaba la única esperanza que tenían de evitar la esclavitud cuando el planeta fuera tomado.

El que hubieran podido conducir su trabajo en la vacuna sin ser detectados durante décadas fue el resultado de un código entre los miembros del Sindicato, que ponía el honor y el futuro por encima de políticas personales. Pero ahora ese código estaba empezando a romperse; una incipiente lucha por el poder empezaba a desarrollarse. Una amenaza interna que doblaba la amenaza externa: la que planteaban los agentes Mulder y Scully, y los Expedientes X.»