- Productor discográfico
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Productor discográfico
En la industria musical, un productor discográfico juega varios papeles, como controlar las sesiones de grabación, el instruir y el guiar a los intérpretes, reunir las ideas del proyecto, dirigir la creatividad y el supervisar la grabación, la mezcla, y el proceso de masterización. Estas han sido algunas de las principales funciones de los productores desde la creación de la grabación de sonido, pero en la segunda mitad del siglo XX los productores han tomado un mayor papel empresarial.
Hay dos clases de productores en la industria de la música: Productor Ejecutivo y Productor Musical; estos tienen roles distintos. Mientras el productor ejecutivo es el responsable financiero del proyecto, el productor musical es el responsable de la música.
Primeros productores
En la primera mitad del siglo XX, el rol del productor discográfico era comparable al de un productor cinematográfico, debido a que el productor discográfico organizaba y supervisaba las sesiones de grabación, pagaba a los técnicos, músicos y arreglistas y algunas veces escogía material para el artista de
En los años 50s este papel fue interpretado por los directores A&R (artista y repertorio), entre los más destacados estaba el músico y compositor Mitch Miller en Columbia Records. Hasta los 60s varios productores y directores A&R eran pagados por parte de los grandes sellos discográficos, y varias grabaciones se hacían en estudios controlados y operados por los mismos, como los famosos estudios Abbey Road en Londres, controlados por EMI.
En la mitad de la década de los 50 emergió una nueva categoría: la de los productores independientes. Entre los primeros productores independientes se encuentran Leiber & Stoller, el creador de Wall of Sound Phil Spector y el pionero de estudio británico Joe Meek.
Este cambio fue facilitado por la introducción de la tecnología de grabación de cinta magnética de alta fidelidad, que alteró considerablemente los procesos y la economía de la grabación de música. La cinta magnética permitió el establecimiento de estudios de grabación independientes en grandes centros de grabación como Los Ángeles, Londres y Nueva York. A diferencia de los antiguos estudios, que eran parecidos a una "tienda cerrada", estos nuevos estudios podían ser usados por cualquier artista no asociado a las grandes casas discográficas.
Los estudios más grandes eran típicamente establecidos y operados por los más importantes ingenieros de grabación. Estos se construían cuidadosamente para crear condiciones óptimas de grabación, y estaban equipados con lo último en equipamento de grabación y micrófonos de alta calidad, así como amplificadores electrónicos e instrumentos musicales.
Importantes estudios como los estudios Olympic en Londres o United Western Recorders en Los Ángeles se convirtieron rápidamente en los lugares de grabación más solicitados en el mundo. Estas "fábricas de éxito" producirían varias de las grabaciones de pop más exitosas del resto del siglo.
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