- Tiberio Sempronio Graco (cónsul 177 a. C.)
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Tiberio Sempronio Graco (cónsul 177 a. C.) (en latín, Tiberius Sempronius P. F. TI. N. Gracchus) (210 a. C.-150 a. C.) fue un militar romano de la República, el padre de los dos más ilustres tribunos de la plebe, Tiberio y Cayo Graco.
Contenido
Familia
Casado con Cornelia, hija de Escipión el Africano. El matrimonio tuvo lugar en 172 a. C., después de la muerte de Escipión. A pesar de la diferencia de edad, fue feliz y fructífero, pues tuvieron doce hijos, aunque la mayoría murió durante la infancia. Sólo tres llegaron a la edad adulta: los varones Tiberio Sempronio Graco y Cayo Sempronio Graco, que llegaron al cargo de tribunos de la plebe, y la hija Sempronia, que se casó con Escipión Emiliano.
Inicio de su Carrera militar
En el año 190 a. C. acompañó al cónsul Lucio Cornelio Escipión a Grecia y se destacó en el campo de batalla entre todos los jóvenes romanos. Escipión lo envió desde Amphissa a Pella para sondear a Filipo V de Macedonia de su disposición hacia los romanos y obtener libre paso por el Reino de Macedonia en la guerra contra Antíoco III el Grande.
Tribuno de la plebe circa del año 187 a. C., puesto desde el que salvó a Lucio Cornelio Escipión y a Publio Cornelio Escipión de ser encausados por sus enemigos, por interposición de su veto. Aunque no eran amigos suyo, ni aliados políticos, pensó que los servicios prestados por los Escipiones a Roma merecían que no fueran tratados como unos criminales. Quizá de ahí naciera su compromiso matrimonial con Cornelia, la hija menor de Africanus (el Africano) con la que según Plutarco no se casó hasta después de la muerte de su padre. Poco después Graco también defendió a Lucio Escipión en las disputas respetando las cuentas del dinero que había recibido de Antíoco.
Hacia final de año, cuando Marco Fulvio Nobilior pidió los honores del triunfo, Graco le apoyó contra la opinión de los otros tribunos.
En 183 a. C. fue uno de los triumviros para llevar a cabo la colonia romana de Saturnia. Después fue edil curul, cargo en el que gastó mucho dinero en las juegos públicos.
Las Guerras Celtíberas
En 181 a. C. fue pretor y recibió Hispania Citerior como provincia, donde sucedió a Quinto Fulvio Flaco; con objeto de continuar la primera guerra celtíbera para la pacificación y romanización de las tribus celtibéricas. Ya en Hispania hizo un inesperado ataque a Munda, ciudad que sometió y recibió rehenes en garantía, estableciendo allí una guarnición; ocupó también algunas fortalezas de los celtiberos, y asoló el país, y de esta manera se acercó a la ciudad de Certima, que estaba fuertemente fortificada, pero como sus habitantes perdieron la esperanza de ser capaces de resistir, se rindieron.
Los habitantes de Certima tuvieron que pagar una gran suma de dinero, y dar cuarenta de sus nobles como rehenes. Después avanzó hacia Alce (Levanto), donde tenían el campamento los celtíberos; después de varios combates Sempronio Graco logró que los celtiberos se retiraran y ocupó el campamento, pero no la ciudad; supuestamente nuevo mil enemigos murieron en estas luchas; Graco se dedicó a asolar el país y en poco tiempo se sometieron 103 ciudades celtiberas, e hizo un enorme botín; la ciudad de Alce todavía resistía y fue asediada, hasta que finalmente se rindió. Los defensores fueron tratados con justicia; una cabecilla celtibero, Thurrus, incluso ingresó en el ejército romano.
La ciudad grande y poderosa de Ercávica abrió sus puertas a los romanos. Algunos historiadores, dice Tito Livio, relataron que estas conquistas no fueron fáciles de hacer, puesto que, invariablemente, los celtíberos acostumbraban a sublevarse después de someterse cuando los soldados romanos se iban; pero después de la campaña de Graco se estableció una paz duradera.
Este hecho puede haber sido así, porque los hispanos habían sido tratados por casi todos los anteriores generales romanos con crueldad y traición, y ahora podían reconocer que tenían ante sí a un enemigo audaz, valiente y formidable, pero al mismo tiempo honesto.
Graco permaneció un año más a Hispania; levantó el asedio de Carabis; que había sido atacada por celtíberos no sometidos, y derrotó a los sublevados cerca de Complega. De esta manera, poco a poco sometidos todos los celtíberos, y después demostró que él era tan capaz en la administración pacífica de su provincia, como lo había hecho antes al frente de sus ejércitos.
Sus medidas políticas también fueran beneficiosas por el dominio romano de la provincia. Los indígenas consiguen el derecho a recibir tierras y el ingreso en las fuerzas auxiliares romanas, a cambio del pago de tributos y la renuncia a fortificar sus ciudades. La ciudad de Ilurcis fue renombrada como Graccurris (Alfaro).
Primer consulado
En eñ año 178 a. C. volvió a Roma y celebró un espléndido triunfo sobre los celtíberos y sus aliados y fue elegido cónsul para el año 177 a. C. junto con Cayo Claudio Pulcro. Obtuvo Sardinia como provincia e hizo la guerra contra los sardos sublevados a los que derrotó; y luego condujo a su ejército a sus cuarteles de invierno. En la primavera siguiente hizo nuevas operaciones hasta conseguir la sumisión de los rebeldes que debieron entregar rehenes. Envió emisarios a Roma para solicitar permiso para regresar con su ejército y celebrar un triunfo. Sin embargo, solamente se decretaron acciones de gracias públicas, y Graco recibió la orden de permanecer en su provincia como procónsul un año más.
Al final del año 175 a. C. volvió a Roma y finalmente fue honrado con un triunfo sobre los sardos. Se dice que había traído consigo un número tan grande de los cautivos, que fueron vendidos para una bagatela, lo que dio origen al dicho Sardi venales. Dedicó una tableta al templo de Mater Matuta en la que se registró la reducción de Cerdeña, y en la que estaban representadas la propia isla y las batallas que Graco habían luchado allí.
Censura
En 169 a. C. fue censor con Cayo Claudio Pulcro. Su censura fue severa y varias personas fueron eliminadas del senado y bastantes equites perdieron sus caballos. Como consecuencia de esto, los tribunos interpusieron una denuncia contra la censura ante el pueblo, pero ambos fueron absueltos. En esta ocasión, Graco actuó con magnanimidad con su colega que era bastante impopular (mientras él era muy popular) y ligó su suerte a la de Pulcro, pues declaró que si su colega era condenado, él lo acompañería al exilio.
Con el dinero asignado a él para obras públicas, compró el sitio de la casa de P. Escipión el Africano, y algunos de los edificios colindantes, y allí erigió una basílica, que fue llamado después de Basílica Sempronia.
El acto más importante de su censura fue la inclusión de todos los libertos en una de las cuatro tribus urbanas, mientras que antes habían sido repartidas en todas las tribus. Esta medida es llamada por Cicerón en uno de las más saludables regulaciones, y que con el tiempo traería la ruina de la república.
En 164 a. C. fue enviado como embajador a Asia para inspeccionar la situación de los aliados romanos; en este viaje se dirigió a los rodios en griego en un discurso que aún se conservaba en la época de Cicerón.
Segundo consulado y descendencia
En 163 a. C. fue cónsul por segunda vez; en este consulado tuvo una actuación más política con varias embajadas encargadas por el Senado y algunos actos de mediación entre príncipes aliados y Roma. El año de su muerte es desconocido.
Dejó de su enlace con Cornelia Escipión La Menor, a doce hijos, nueve de los cuales parecen haber muerto a temprana edad. Los que sobrevivieron fueron los famosos hermanos Gracos, Tiberio Sempronio Graco, y Cayo Sempronio Graco, y una hija, de nombre Cornelia Sempronia que se casó con Publio Cornelio Escipión Emiliano Africano el Joven.[1]
Bibliografía
Historia universal siglo XXI.La formación del imperio romano ISBN 84-323-0168-X
Referencias
- ↑ Liv. xxxvii. 7, xxxviii. 52, 53, 57, 60, xxxix. 5, 55, xl. 35, 44, 47-50, xli. 3, 11, 12, 21, 26, 33, xliii. 16-18, xliv. 16, xlv. 15; Polyb. xxiii. 6, xxvi. 4, 7, xxxi. 5, 6, 9, 13, 14, 19, 23, xxxii. 3, 4, 5, xxxv. 2; Apiano, Hispan. 43; Plut. Tib. Gracch. 1, & c. Marcell, 5; Cic. Brut. 20, de Re Publ. vi.. 2, de Invent., i. 30, 49, de Nat. Deor. ii. 4, ad Q. Frat. ii. 2, de Divinat. i. 17, 18, ii. 35, de Amic. 27, de Orat. i. 9, 48, de Fin. iv. 24, de Off. ii. 12, de Prov. Cons. 8; com p. Meyer, Fragm. Orat. Rom. p. 151, & c, segunda edición.; Niebuhr, Lecturas de Historias Romanas vol. i. p. 269
Precedido por:
Marco Junio Bruto y Aulo Manlio VulsoCónsul de la República Romana junto con Cayo Claudio Pulcro
177 a. C.Sucedido por:
Cneo Cornelio Escipión Hispalo y Quinto Petilio Espurino y Cayo Valerio Levino (sufecto)Precedido por:
Aulo Manlio Torcuato y Quinto Casio LonginoCónsul de la República Romana junto con Manio Juvencio Talna
163 a. C.Sucedido por:
Publio Cornelio Escipión Nasica Corculum y Publio Cornelio Léntulo (sufecto) y Cayo Marcio Fígulo y Cneo Domicio Ahenobarbo (sufecto)es:Tiberio Sempronio Graco (cónsul 177 a. C.)
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