- Autorretrato de Durero (Prado)
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Autorretrato de Durero (Prado)
Autorretrato
(Selbstportait)Alberto Durero, 1498 Óleo sobre tabla - Renacimiento 52 cm × 41 cm Museo del Prado, Madrid, España Este Autorretrato (en alemán, Selbstportait) es una de las obras más conocidas del pintor alemán Alberto Durero (Albrecht Dürer). Es un óleo sobre tabla, pintado en 1498. Mide 52 cm de alto y 41 cm de ancho, siendo así el más pequeño de sus autorretratos. Se exhibe actualmente en el Museo del Prado de Madrid.
Contenido
Historia
Alberto Durero, hijo de un orfebre húngaro que se estableció en Núremberg, es el máximo representante del Renacimiento en Alemania. Lo realizó en el año 1498, trascendente para su carrera. Es el mismo año en el que publica su famosa serie del Apocalipsis, grabada al boj. Había vuelto de su primer viaje a Italia, lo que se nota en el estilo de este cuadro: se observa influencia de la escuela veneciana y lombarda, en particular, de Giovanni Bellini.
Este cuadro fue adquirido por Felipe IV de España en la almoneda de los bienes de Carlos I de Inglaterra, quien lo había recibido como regalo del ayuntamiento de Núremberg.
Análisis del cuadro
Se representa como un gentilhombre de la nobleza, vigoroso y joven, altivo, un poco orgulloso. Está vestido elegantemente, muy escotado, con el cabello y la barba muy cuidados, como en un retrato de Bartolomeo Véneto. Ningún artista medieval se representó a sí mismo con tal elegancia.
De esta forma se expresa la idea de Durero de enaltecerse, pretendiendo ser algo más que un mero artesano, dado que en aquel tiempo, el aritsta tenía una imagen muy baja. Durero quería hacer ver al mundo que el artista era un oficio nada despreciable y que merecía destacar entre otras profesiones a las que se había igualado.
Aun cuando Durero pinta toda su ropa fina y muy detallada, su rostró no está idealizado. Durero se pintó tal cual es. Aun así, su cabello parece dorado y brilla. Un acercamiento a este nos revela que esta pintado con extremo detallismo y maestría, como si hubiera sido pintado cabello por cabello. La ventana al fondo es un elemento que se mostraba de moda en Venecia en aqullos tiempos.
Al fondo, debajo del marco de la ventana se muestra una inscripción que dice: "1498. Lo pinté a mi propia imagen. Tengo 26 años."
Debajo de esto se muestra su firma y el Monograma que caracteriza varias de sus obras: una A y una D debajo de esta.
A través de la ventana, se vislumbra un paisaje. Esta integración del retrato en un espacio que le sirve de marco es de clara influencia italiana
Los autorretratos de Durero
Durero fue el primer pintor occidental que se representó a sí mismo en varios autorretratos, a lo largo de su vida. Gracias a ellos, se puede ver la evolución humana del artista. Precisamente la obra suya más antigua que se conserva es un Autorretrato realizado a punta de plata, que es un tipo de grabado en el que no cabe rectificación. Lo hizo en el año 1484, cuando tenía 13 años. Se conserva en el museo Albertina, que se encuentra en el Palacio Imperial de Hofburg (Viena), junto a otras obras del autor como “La liebre”.
En 1493 pintó el Autorretrato que se conserva en el Museo del Louvre, realizado sobre papel después pegado al lienzo, con las siguientes dimensiones: 57 × 45 cm. Aparece imberbe, adolescente, con una ramita de cardo en las manos, símbolo del sufrimiento de Cristo. El autorretrato de 1493 muestra a un Durero mucho más joven, de 22 años. A juzgar por su peinado y apariencia, parece que el momento que transcurría era de una pobreza relativa. Es una
Obra maestra de introspección aguda, análisis lúcido y sin pasión por su propio genio: “Mi destino progresará según el Orden Supremo”, inscribe él mismo sobre su cabeza. B. ZumthorEn 1500, dos años después del Autorretrato del Prado, pinta el Autorretrato que se conserva en la Alte Pinakothek de Múnich, de 67 × 49 cm. En este se le ve frontalmente, vestido de pelliza, con largos cabellos y una expresión seria y serena, recordando un “Ecce homo”. Si alguien que lo viese no supiera que lo hizo Durero, pensaría que es Cristo, con los cabellos dorados enmarcando un rostro alargado y sereno, recordando la iconografía de Jesucristo. Este autorretrato
Es más inquietante y su misterio no se aclarará probablemente jamás. Durero se representa frontalmente como una especie de Cristo surgido de las tinieblas, en un despojamiento monumental, con largas tranzas doradas que provocaban el sarcasmo de los venecianos. ¿Identificación del genio del artista con el genio creador divino, profesión de fe en el clasicismo del Renacimiento, monumento idealizado de su propia gloria? El problema sigue sin ser resuelto. B. ZumthorReferencias
- Monreal, L., Grandes Museos, Vol. 1, Planeta, 1975. ISBN 84-320-0460-X (obra completa)
- Olivar, M., Cien obras maestras de la pintura, Biblioteca Básica Salvat, 1971. ISBN 84-345-7215-X
- Wundram, M., "El Renacimiento y el Manierismo", en Los maestros de la pintura occidental, Taschen, 2005. ISBN 3-8228-4744-5
- Zumthor, B., “Durero”, en el Diccionario Larousse de la Pintura, Planeta-Agostini, 1987. ISBN 84-395-0649-X
Enlaces externos
- «A fondo. Autorretrato, Alberto Durero (1498)» - Artículo detallado sobre esta obra en la página web del Museo del Prado
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