- Belerofonte
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Belerofonte o Belerofontes era un héroe de la mitología griega, cuyas mayores hazañas fueron matar a la Quimera y domar al caballo alado Pegaso. Era el hijo del Rey Glauco de Corinto y de Eurímede, aunque algunas tradiciones le hacen hijo de Poseidón.
Su nombre original era Hipónoo o Leofontes, sin embargo se lo cambió por el de Belerofonte (que significa “asesino de Belero”) después de haber matado accidentalmente a un tirano de Corinto llamado Belero. En otras versiones, mató accidentalmente a un hermano suyo a quien se le llama Deliades, Pirén o Alcímenes.[1]
Contenido
Exilio a Tirinto
Cuando involuntariamente mató a su hermano, abandonó Corinto y se dirigió como suplicante, para purificarse, a la ciudad de Tirinto, a la corte del rey Preto. El rey Preto acogió a Belerofonte como huésped y lo purificó.
La esposa del rey Preto, llamada Estenebea o Antea, se enamoró a primera vista de Belerofonte, por lo que le realizó diversas propuestas indecorosas, que Belerofonte rechazó.
Estenebea, ofendida, para vengarse por este desaire lo acusa falsamente de intentar seducirla o violarla. El rey de Tirinto se pone furioso creyendo verdadera la historia de Estenebea, pero no queriendo faltar a las sagradas leyes de la hospitalidad con la muerte directa de un huésped, encarga a Belerofonte llevar una carta sellada de recomendación, según dice, a su suegro el rey Ióbates (o Yóbates) de Licia, padre de Estenebea. En la carta, en realidad, le pedía al rey Iobates que diera muerte a Belerofonte.[2]
Belerofonte lleva la carta a Licia
Desconociendo las intenciones de Preto, Belerofonte llega a Licia. El rey Ióbates dispensó una afectuosa acogida a Belerofonte, con grandes muestras de hospitalidad. Los primeros nueve días se la pasaron en festejos. En la mañana del décimo día, el rey Ióbates abrió la carta que le entregara su huésped.
Para cumplir el encargo pidió como servicio a Belerofonte matar a la Quimera con la esperanza de que la fiera acabara con él. La Quimera era hija de Tifón y Equidna o de la Hidra de Lerna y tenía cabeza de cabra que exhalaba fuego, cuerpo de león y cola de dragón.[3]
Belerofonte se enfrenta a la Quimera
La fiera asolaba los fértiles campos y devoraba el ganado. Antes de emprender esta difícil tarea, Belerofonte consultó al adivino Poliido, quien le aconsejó capturar al caballo alado Pegaso. Pegaso era querido por las musas del monte Helicón, ya que con un golpe con su pata había hecho brotar la fuente de agua Hipocrene de la tierra.
Belerofonte no encontró a Pegaso en el monte Helicón, sino en la fuente Pirene en la Acrópolis de Corinto. La diosa Atenea entregó a Belerofonte una brida de oro para domarlo, y que Belerofonte colocó sobre su cabeza. En otras versiones, Atenea le entregó directamente a Pegaso después de haberlo domado ella misma o fue Poseidón el que le entregó a Pegaso.
Una vez armado se dirigió a confrontar a la Quimera. Montó a Pegaso y volando sobre la Quimera, empezó a lanzarle flechas. Luego, introdujo la punta de su lanza en las fauces de la Quimera, cuyo aliento de fuego fundió la punta de plomo. Éste se escurrió por la garganta de la Quimera, quemando los órganos vitales y de esta manera Belerofonte logró vencerla.[4]
Otras misiones
Tras ello, Ióbates le encargó combatir a los sólimos y posteriomente contra las Amazonas, las mujeres guerreras. Ambas empresas fueron realizadas por Belerofonte satisfactoriamente. Aun quiso matarle Ióbates a pesar de todo y preparó una emboscada contra él, enviando a sus mejores hombres, pero Belerofonte mató a todos. Finalmente Ióbates ofreció a su propia hija como esposa a Belerofonte y tuvieron tres hijos: Laodamía, Isandro e Hipóloco.[5]
Venganza contra la esposa de Preto
En algunas tradiciones, Antea se suicidó tras conocer la boda de Belerofonte. En otra tradición, él decidió hacerla pagar por su traición, por lo que fingió estar enamorado de ella y así la convenció de huir con él hacia Tirinto. Volando sobre el lomo de Pegaso, Belerofonte se encaminó hacia el mar y empujó a Antea a las aguas, quien cayó sobre las rocas de la costa.[6]
Muerte
Belerofonte fue luego odiado por los dioses por motivos desconocidos y en cierta ocasión quiso llegar al Monte Olimpo montado sobre Pegaso. Sin embargo, el dios Zeus no fue tomado por sorpresa y clavó un aguijón en Pegaso por lo que logró enfurecerlo. Belerofonte no pudo tranquilizar al caballo y esto provocó que su jinete perdiera el equilibrio y se precipitase al vacío.
Según una tradición, Belerofonte logró sobrevivir la caída. Sin embargo, quedó cojo o ciego y terminó vagando por la llanura Aleya. Pegaso, por su parte, se remontó hacia el cielo donde se inmortalizó como una constelación. En otra versión, Belerofonte se precipitó al suelo por vértigo o terror y murió en la caída.[7]
Referencias
- ↑ Antonio Ruiz de Elvira, Mitología clásica, p.303.
- ↑ Antonio Ruiz de Elvira, Mitología clásica, p.304; Apolodoro, Biblioteca mitológica ii, 2,3.
- ↑ Homero, Ilíada vi, 171-184.
- ↑ Robert Graves, Los mitos griegos, 75,b; Estrabón, Geografía viii, 6,21; Apolodoro, Biblioteca mitológica ii,3,2; Antonio Ruiz de Elvira, Mitología clásica, p. 304.
- ↑ Homero, Ilíada vi, 183-199.
- ↑ Higino, Fábulas, 57; Antonio Ruiz de Elvira, Mitología clásica, p. 305.
- ↑ Higino, Astronomía ii, 18; Antonio Ruiz de Elvira, Mitología clásica, p. 305-306.
Véase también
Enlaces externos
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