Carlota Augusta de Hannover

Carlota Augusta de Hannover nació en Carlton House, Londres, el 7 de enero de 1796, siendo la única hija de Jorge Augusto de Hannover, príncipe de Gales y luego Príncipe-Regente (futuro rey Jorge IV del Reino Unido), y de Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel.

Su nacimiento fue considerado "milagroso", pues años más tarde Jorge IV alegó que soló había tenido 3 contactos íntimos con su esposa durante su vida en común. Cuando Carlota Augusta tenía apenas unos meses de edad, sus padres se separan formalmente, y el tiempo de convivencia con su madre fue severamente restrigido por su padre.

Carlota Augusta creció como una adolescente difícil y obstinada, quizás en parte a causa de la ausencia de su madre, a la que no volvería a ver desde que ésta abandonara Inglaterra rumbo a Europa. Luego de que rehusara casarse con el ebrio príncipe Guillermo de Orange (futuro rey Guillermo II de los Países Bajos), fue confinada en Cranbourne Lodge, Windsor, desde julio de 1814 hasta enero de 1816, cuando el príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Saalfeld solicita al Príncipe-Regente y al Parlamento Británico el derecho de cortejarla.

Carlota Augusta y Leopoldo se casaron en Carlton House, el 2 de mayo de 1816. El Parlamento asigna a Leopoldo una pensión de £50,000 per annum, la que continuaría recibiendo aún si su esposa muriera antes que él. Los cronistas contemporáneos describen su matrimonio como feliz y placentero, fijando su residencia en Claremont House, regalo de bodas de la Nación. Carlota Augusta queda encinta el mismo mes de su matrimonio, pero sufre un aborto en julio. A comienzos del año siguiente volvió a quedar embarazada.

Aunque al principio de su preñez, estaba muy saludable, los nefastos tratamientos médicos de la época -entre ellos una mala dieta y sangrías- la terminaron por dejar peligrosamente delicada de salud. El día 3 de noviembre de 1817, en Claremont House, empieza a sufrir los dolores de parto; luego de 50 horas, extenuada y débil, Carlota Augusta da a luz un niño muerto el 5 de noviembre.

A la mañana del siguiente día, 6 de noviembre, la princesa fallecía, a los 21 años de edad, víctima de una fatal hemorragia post-parto. Fue sepultada en la Capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, con su hijo a sus pies.

Su muerte dejó al Príncipe-Regente sin herederos directos, y para mayor incertidumbre, ninguno de los otros hijos del rey Jorge III había tenido descendencia legítima. Asimismo, varias de las hijas del soberano -si no todas- eran estériles o habían pasado la edad reproductiva. Fue entonces que los hijos solteros del rey Jorge III, los duques de Clarence, de Kent y de Cambridge, contraen matrimonio rápidamente, con el fin de engendrar el tan ansiado heredero del trono. Los otros 2 hijos de Jorge III, los duques de Cumberland y de Sussex, ya estaban casados, pero mientras el primero -para ese entonces- sólo había tenido 1 hija nacida muerta, los hijos del duque de Sussex estaban eliminados de la sucesión, pues el matrimonio de éste había sido declarado nulo según el Acta de Matrimonios Reales de 1772, por haberse realizado sin el consentimiento del rey o de su Consejo Privado. Fue el matrimonio del duque de Kent el que finalmente proveería al heredero, la futura reina Victoria.