- Combate de Agüi
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Combate de Agüi Parte de Guerra de la Independencia de Chile Fecha 18 de febrero de 1820 Lugar Fuerte Agüi, cerca de Ancud Resultado Victoria realista Beligerantes Gobierno provisorio de Chile Gobierno de Chiloé[1] Comandantes William Miller Antonio de Quintanilla Fuerzas en combate Ejército Patriota
60 soldadosEjército Chilote
600 soldados
1 lancha cañoneraBajas 20 muertos
20 heridoss/d El Combate de Agüi o Ahui fue un enfrentamiento bélico de la Patria Nueva chilena desarrollado entre fuerzas realistas y patriotas en la Isla Grande de Chiloé el 18 de febrero de 1820.
Luego de la Toma de Valdivia, las fuerzas chilenas, aún entusiasmadas con la histórica victoria, dispusieron su marcha al sur con el fin último de derrotar definitivamente a los españoles que aún dominaban Chiloé y cuya permanencia allí se consideraba una amenaza a la independencia de la nueva república.
La flota chilena, que zarpó el 16 de febrero, era encabezada por el almirante Lord Cochrane, en compañía de William Miller y unos 200 hombres. Su fuerza la componían la goleta Montezuma y la capturada Dolores, las que no fueron dotadas de artillería, por cuanto los líderes patriotas confiaban en que el supuesto descontento que existía en contra de la figura del gobernador Antonio Quintanilla permitiría una insurrección de sus propios hombres. Estos eran soldados de línea y milicianos y alcanzaban alrededor de un millar.
Pero el intento de Cochrane y de Miller resultó frustrado. Con 60 hombres de infantería, 30 de caballería y una pieza de campaña, Antonio Quintanilla se opuso al desembarco patriota.
El 17 temprano las naves llegaron a la Punta Huechucuicuy, en la boca occidental del canal de Chacao, tras lo cual se alistaron a descender en la Playa de Chaumán.
Tras ello, la decisión de Quintanilla fue reagruparse y resistir en el Castillo San Miguel de Agüi, el más importante fuerte del sistema que defendía a San Carlos de Chiloé, la actual Ancud. Esta fortaleza, construida en el año 1779, se localizaba en una de las puntas de la península Lacuy, a unos 39 km de Ancud. Protegía el ingreso por el oeste del Canal de Chacao y contaba con once cañones, un polvorín, un calabozo y un foso.
Cuando llego García al castillo ya Miller había comprometido la acción. Animada por su ejemplo una partida de 60 hombres atacó la fortaleza con una singular intrepidez: pero las primeras descargas de metralla del fuerte imposibilitado a Miller y a 38 de los suyos para llevar adelante el asalto. El capitán don Francisco Eréscano, que asumió el mando reunió una nueva columna, y marchó contra el castillo; pero los fuegos de cañón y de fusilería le impidieron avanzar por el estrecho y quebrado sendero que tenía que seguir. Para mayor desgracia los patriotas, la lancha cañonera que había despachado Quintanilla de San Carlos, se acercaba entonces a la costa para romper sus fuegos contra el flanco de los asaltantes.
Desde entonces la columna patriota tuvo que retroceder. El capitán Eréscano ejecutó aquel movimiento en buen orden, llevando consigo a los heridos, y tomando todas las precauciones necesarias para no ser batido en su retirada por la guarnición del castillo que acababa de engrosarse con las tropas de García. Al ejecutar este movimiento, sin embargo, las fuerzas de Miller mandabas por Eréscano y el intrépido subteniente Vidal, rechazaron tres veces los ataques del enemigo, y, después de infinitas fatigas, siguieron su marcha por la playa de Huechucucuy, y llegaron a la ensenada donde estaban anclados los dos buques de Cochrane. En aquel momento el enemigo había desistido de todo propósito de persecución, generoso sin duda ser envuelto por mayores fuerzas.
El ataque de Agüi costaba a los patriotas más de 20 muertos y otros tantos heridos: el mayor Miller, entre estos había recibido tres balazos que lo imposibilitado no sólo para seguir dirigiendo del ataque, sino para marchar por sí mismo. Los soldados de su mando se afanaron en prodigarle todo género de favores y atenciones, y en siglo sobre sus hombros hasta el mismo embarcadero.
Después de este ataque, el vice almirante chileno desespero de poder dar en el archipiélago un golpe de mano tan feliz como aquel que lo hizo dueño de Valdivia. Sus tropas, diminutas en su número, después de haber sufrido tan duro revés quedaron completamente inutilizadas para emprender un nuevo ataque. En esta virtud, reembarcó a todos sus soldados en el mismo día 18, hizo transportar cuidadosamente a sus heridos, y en la tarde se hizo a la vela con dirección a Valdivia
Aquí encontró noticias muy favorables que indemnizaban con usura el descalabro sufrido en Chiloé. Las fuerzas patriotas que dejó en aquella provincia al mando del comandante Beauchef, habían batido y puesto en completa dispersión a todos los destacamentos realistas que ocupaban los campos del interior. Desde entonces, el territorio dominado por los independientes de Chile se extendía hasta la ribera norte del río Maullín.
Notas
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