- Jóvenes Turcos
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- Para el movimiento del siglo XIX, véase Jóvenes Otomanos.
Jóvenes Turcos (en Turco moderno: Jön Türkler o Genç Türkler) es el sobrenombre de un partido nacionalista y reformista turco de principios del siglo XX, oficialmente conocido como el Comité de Unión y Progreso (CUP) — en turco Ittihad ve Terakki Cemiyeti —, cuyos líderes llevaron a cabo una rebelión contra el sultán Abdul Hamid II (quien fue oficialmente depuesto y desterrado en 1909). Gobernaron el Imperio otomano desde 1908 hasta finales de la Primera Guerra Mundial, en noviembre de 1918. Durante su gobierno aconteció el denominado genocidio armenio. Los Jóvenes Turcos tenían sus orígenes en sociedades secretas de estudiantes universitarios y cadetes militares progresistas, conducidas subrepticiamente por la disidencia política después de que la constitución fuera revocada por el sultán Abdul Hamid II.
Contenido
Revuelta y control del poder
Ante los sucesivos reveses políticos y territoriales del Imperio y la amenaza de nuevas pérdidas de territorio por las revueltas nacionalistas en Creta, Armenia y Macedonia, conspiradores con base en Salónica y el apoyo de gran parte del Ejército exigieron al sultán Abdul Hamid II la restauración de la constitución de 1876, amenazando con marchar sobre la capital.[1] Tras momentos de duda, el sultán restauró la constitución el 24 de julio de 1908, admitiendo el poder militar de los opositores.[2] El entusiasmo de la población al comienzo no se limitó a la comunidad turca, sino que se extendió a las comunidades cristianas del Imperio, que veían en el gesto un cambio de rumbo en la política nacional hacia la igualdad.[2]
En el exterior el pronunciamiento también tuvo gran repercusión. En Grecia hubo manifestaciones a favor de los Jóvenes Turcos y se planteó la alianza contra los "eslavos", a pesar de la anterior hostilidad greco-otomana.[2] La actividad terrorista-guerrillera en Macedonia disminuyó inmediatamente, reduciéndose intensamente el número de muertes en la región durante los meses siguientes al golpe en Constantinopla.[2]
El entusiasmo por el cambio, sin embargo, fue efímero: el mantenimiento de las aspiraciones nacionalistas de las comunidades y la división entre los Jóvenes Turcos enfriaron el optimismo inicial.[2]
Mientras que la Unión Liberal del príncipe Sabahedín defendía una cierta descentralización y autonomía, el CUP prefería un gobierno centralista y con predominio turco.[2] Con el control progresivo del gobierno por el CUP la influencia temporal lograda por las minorías fue desapareciendo.[2]
Primeros reveses
Pérdida de Bosnia y Bulgaria
Por el contrario, las consecuencias en Bulgaria y Bosnia fueron negativas: la primera aprovechó la confusión en Constantinopla para proclamar su independencia (5 de octubre de 1908) y la segunda fue anexionada definitivamente por Austria-Hungría al día siguiente.[3]
El problema de Creta
El 8 de octubre de 1908 los cretenses declaraban unilateralmente su unión con Grecia.[3] Grecia, temerosa de otra derrota como la de 1897, decidió no aceptar la anexión y poner el asunto en manos de las grandes potencias, por lo que gobierno de Constantinopla no perdió inmediatamente la provincia.[3] Tras un momento de duda a finales de año, en 1909 el gobierno turco descartó la cesión a Grecia de la isla, proponiendo en cambio un estatuto de autonomía especial.[4] Para desviar la atención de otros problemas, el gobierno de los Jóvenes Turcos se mostró intransigente en el problema cretense, amenazando a Grecia con la guerra, mientras esta esperaba en vano el respaldo de las potencias.[4]
Contrarrevolución
En abril de 1909 los Jóvenes Turcos tuvieron que enfrentarse con un intento de apartarlos del poder.[4] Lograron, sin embargo, imponerse y eliminar a las facciones liberal y reaccionaria, reforzando el control sobre la política nacional hacia finales de mes.[4] Forzaron entonces la abdicación de Abdul Hamid, sustituyéndole en el trono con Mehmed V.[4]
Víspera de la Primera Guerra Mundial
En 1912, cuando el gobierno del sultán otomano perdió la Primera Guerra Balcánica, el CUP tomó el poder. El gobierno dirigido por los Jóvenes Turcos fue encabezado por el ministro del gran visir, Talat Paşa (1874–1921). Trabajando codo a codo con él se encontraban el Ministro de la Guerra Enver Paşa, (1881–1922) y el Ministro de la Marina Cemal Paşa, (1872–1922).[5] Mientras los archivos alemanes no fueron abiertos al público, los historiadores tildaron al gobierno del CUP como un triunvirato dictatorial; ahora y de acuerdo con las últimas investigaciones históricas, sabemos que el partido estaba dividido por el desacuerdo interno y dirigido por una amplia organización directiva del comité central del partido.
La victoria en la Segunda Guerra Balcánica y la recuperación de Adrianópolis permitió al partido mantenerse en el poder, en un régimen dictatorial.[5] La pérdida de los territorios balcánicos supuso que la mayoría del imperio era entonces musulmana pero este rasgo no se convirtió en el principal del gobierno de los Jóvenes Turcos, sino el desarrollo del nacionalismo turco.[5]
El partido llevó a cabo una serie de reformas inspiradas, como las de sus rivales nacionalistas en los Balcanes por el modelo político occidental europeo, mezcla de modernización, mal vista por los tradicionalistas islámicos,[5] y nacionalismo.[5] La educación y la jurisprudencia fueron remozadas, a menudo con la ayuda de asesores extranjeros.[5]
Las envidias entre las potencias dificultaron la tarea de gobierno de los Jóvenes Turcos, especialmente en los asuntos militares.[5] Prefiriendo asesores militares alemanes por la escasa amenaza de Alemania a lo territorios otomanos, esto causó roces con las demás potencias.[5] Entre estas Gran Bretaña y Francia controlaban gran parte de las finanzas del Imperio.[5]
La guerra mundial
Los dirigentes turcos estaban preocupados por las ambiciones imperialistas rusas, británicas y francesas, que ya habían acordado repartirse áreas de influencia en Persia] y parecían interesadas en repartirse Egipto y Mesopotamia.[5] Por esto, cuando se desencadenó la crisis entre las potencias en el verano de 1914 por el asesinato del heredero austrohúngaro en Sarajevo, Enver firmó una alianza secreta con Alemania el 2 de agosto de 1914 contra Rusia.[6]
A pesar de la firma de la alianza el Imperio no entró inmediatamente en guerra, existiendo divisiones en el gobierno sobre la conveniencia de la medida y la preparación del Estado para la contienda.[6] Una serie de sucesos llevaron, sin embargo, a la entrada en el conflicto en noviembre: en agosto dos buques de guerra alemanes se refugiaron en los estrechos de Estambul, a pesar de la prohibición del paso de navíos de guerra en tiempo de paz; en septiembre los otomanos abolieron las capitulaciones y en octubre, tras gran presión alemana, bombardearon puertos rusos del mar Negro.[6] En noviembre la Triple Entente declaraba la guerra al Imperio.[6]
A pesar de mantenerse generalmente a la defensiva durante la guerra, el gobierno de los Jóvenes Turcos mantenía ciertos objetivos políticos y militares que deseaba conseguir por su participación en la misma.[6] Entre ellos se contaban la independencia económica de las potencias o la recuperación de territorios antiguamente otomanos, como Egipto, Creta, Macedonia, Tracia o partes del Cáucaso.[6] Enver defendía además un vago imperialismo turco hacia los territorios rusos de Asia central, habitados en parte por turcoparlantes.[6]
En la frontera oriental hubo duros combates contra los rusos, generalmente con victorias de estos hasta 1917.[7] En el sur la llamada a la jihad del sultán fue un fracaso: la población árabe no sólo no acudió al llamamiento sino que algunos notables sostuvieron las revueltas incitadas por los británicos.[7]
En la batalla por el control de los estrechos del mar Negro, sin embargo, las tropas otomanas, comandadas por el general Liman von Sanders, derrotaron a la expedición Aliada en la Batalla de Galípoli, forzando su evacuación.[7]
A pesar del alivio temporal por la retirada rusa de la guerra tras la Revolución de Octubre, el cansancio por la movilización permanente de las tropas desde 1911, las epidemias de tifus y las penurias económicas debilitaron al Imperio.[7] Ante la incapacidad alemana y austrohúngara para lograr un victoria decisiva en los frentes occidentales y la derrota germano-búlgara en el frente macedonio en septiembre de 1918 el Imperio se rindió en octubre.[7]
Tropas Aliadas de Salónica cruzaron Tracia y entraron en Constantinopla.[7]
Posguerra
Los Aliados procedieron a deshacer la tarea del CUP y a disolver la organización.[8] Parte de las reformas progresistas como la separación de la religión y el derecho, fueron abolidas.[8] A la ocupación siguió un periodo reaccionario, de fuerte subida de impuestos y de gobierno por decreto del sultán, lo que produjo descontento entre la población hacia este y los Aliados.[8]
Notas y referencias
Bibliografía
Categorías:- Historia de Turquía
- Primera Guerra Mundial
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