- Condado de Noreña
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Condado de Noreña Primer titular Alfonso Enríquez de Castilla Concesión Enrique II de Castilla
Siglo XIVLinaje(s) Casa de Trastámara Actual titular Revirtió en la Corona en 1395. El título de Conde de Noreña es un título nobiliario histórico español que estuvo vigente solamente unos pocos años, siendo suprimido en 1395 y revirtiendo en la Corona, que nunca más lo ha concedido, Su nombre hace referencia al concejo de Noreña, en Asturias.
Contenido
Señores de Noreña
- Rodrigo Álvarez de las Asturias I
- Rodrigo Álvarez de las Asturias IV
Condes de Noreña
- Enrique de Trastámara
- Alfonso Enríquez de Castilla, también I conde de Gijón y I señor de Paredes de Nava
- Tras la confiscación de Alfonso Enriquez tras sus continuas revueltas, el título pasó a ocuparlo el arzobispo de Oviedo, Gutierre de Toledo, y sus sucesores.
Historia
Rodrigo Álvarez de las Asturias, que ostentaba el título por nacimiento, lo cedió en herencia a su ahijado Enrique II de Trastámara, que a su vez se lo concedió a su hijo bastardo Alfonso Enríquez, quien lo utilizaría como centro para sus repetidas rebeliones contra su hermanastro Juan I y su sobrino Enrique III. Una vez derrotado Alfonso por el rey Juan I, éste le confiscó todas las tierras del condado. No obstante, el sucesor de Juan I, Enrique III, el doliente, le restituyó a Alfonso el condado y todas sus posesiones, pero una vez más las deslealtades hacia el rey hicieron que fuese perseguido y derrotado en 1395. De nuevo don Alfonso Enríquez perdió el condado de Noreña y esta vez de forma definitiva.
Sin embargo Noreña seguía siendo una villa condal pues las tierras del condado se entregaron a la diócesis de Oviedo, cuyos obispos desde entonces se han llamar "condes de Noreña", aunque el título nunca les ha sido reconocido oficialmente. El último obispo considerado conde de Noreña fue monseñor Francisco Javier Lauzurica y Torralba, que llevó el título hasta 1954.
Texto de la revista del Ayuntamiento de Noreña
"Rodrigo Álvarez de Asturias no contaba con sucesión fija, por lo que hace testamento, documento que aún se conserva, a favor de su sobrino Ferrán Rodríguez de Villalobos, que en principio iba a sucederle como jefe de la casa de Noreña. Ulteriormente, sin que se sepa la fecha exacta, el prócer asturiano cambia de parecer nombrando heredero a Enrique de Trastámara, futuro Enrique II.
Noreña se convertirá en un escenario crucial en las disputas entre Enrique de Trastámara, cuya presencia en Asturias ha sido estudiada por José Ignacio Ruiz de la Peña. Con la subida al trono de Enrique II en 1366, el señorío quedará vinculado al bastardo Alfonso Enríquez, quien para Uría Ríu habría sido el primero en ostentar el título de conde de Noreña; pero los sucesivos alzamientos del contumaz conde contra su padre y contra su hermano Juan I determinarán a éste último, una vez sometido Alfonso, a decretar la reincorporación de Noreña y sus otros dominios asturianos a la corona.
En 1383 Juan I, en las cortes de Segovia, concede la casa de Noreña y la mitad del concejo de Tudela a la Mitra e Iglesia de Oviedo, en reconocimiento al apoyo prestado a su causa contra el Conde por el obispo Gutierre de Toledo. Bajo el reinado de Enrique III, el Doliente, le son restituidas a Alfonso Enríquez sus antiguas posesiones en Asturias. No serviría el gesto para refrenar las deslealtades del levantisco personaje, que sería totalmente derrotado en el asedio a Gijón de 1395, volviendo el condado de Noreña a manos de la Mitra ovetense.
Noreña se vería envuelta en los sucesivos siglos en constantes tensiones derivadas de cuestiones tributarias. También sería escenario de buena parte de los enfrentamientos entre la iglesia y la administración asturiana, por ser el lugar de refugio de los prelados. Especialmente violento sería el episodio del siglo XVI, cuando el corregidor de Asturias Pedro Manrique de Lara ordena arrasar el Castillo de Noreña; el propio corregidor había dado origen al conflicto al violar el derecho de asilo del monasterio de San Vicente y atacar el palacio episcopal, que por entonces ocupaba el obispo Don Diego.
Tras la desamortización de jurisdicciones eclesiásticas promovida por Felipe II, el condado episcopal de Noreña será el único enclave que permanezca en manos de la Mitra, de donde derivó que durante mucho tiempo el Alcalde Mayor y el Teniente de Alcalde fueran desiganados por el episcopado cada tres años.
En 1826 una Real Orden suprime los cotos y jurisdicciones señoriales, perdiendo Noreña el carácter de ayuntamiento y pasando a pertenecer al concejo de Siero. No obstante, en 1833 logra recuperar la independencia municipal.
Los obispos de Oviedo continuarán ostentando el título de condes de Noreña hasta 1954; siendo el último conde monseñor Francisco Javier Lauzurica".
Referencias
- Historia General de España. Editorial "Salvat".
- Historia del municipio de Noreña. Publicación del Ayuntamiento de Noreña.
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