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Crisis de Dánzig
La crisis de Dánzig fue una crisis diplomática que precedió inmediatamente a la Segunda Guerra Mundial. Es la última reivindicación irredentista que Hitler exigió (y la única a la que Francia e Inglaterra se opusieron con decisión) tras haber conseguido la remilitarización de Renania y la anexión de Austria y los Sudetes. Además, la Guerra Civil Española (1936-1939) probó con éxito elementos claves para la política expansionista hitleriana: tanto la eficacia de las unidades de élite de su aviación (Legión Cóndor), como la ineficacia de los mecanismos de mantenimiento de la legalidad internacional (en este conflicto el principio de no intervención, sólo respetado por las democracias occidentales), una nueva demostración de la inoperancia de la política de apaciguamiento.
La crisis comienza a los pocos días del bando de la victoria de Franco, su aliado: el 28 de abril de 1939, momento elegido por Hitler para lanzar un discurso al Reichstag (parlamento alemán) en el que exige la restitución de Dánzig, así como un ferrocarril y una carretera extraterritoriales que cruzaran el pasillo polaco (que separaba Prusia oriental del resto del territorio alemán desde el final de la Primera Guerra Mundial como consecuencia del Tratado de Versalles). Polonia aceptó la construcción de la carretera, pero se negó a cualquier cesión de soberanía o cláusula de extraterritorialidad[cita requerida].
Simultáneamente al apoyo diplomático francés y británico, la URSS ofrece a Polonia su apoyo militar (como había hecho antes con Checoslovaquia en la crisis de los Sudetes), que Polonia rechaza (como había hecho antes Checoslovaquia). El fin sin fruto de esas conversaciones el 21 de agosto llevó a Stalin a aceptar un radical cambio de alianzas: Molotov y Joachim von Ribbentrop (la URSS comunista y la Alemania nazi, respectivamente) firman el Pacto Germano-Soviético de no agresión de 23 de agosto de 1939, que en la práctica (y en la letra de la parte secreta del pacto) es un nuevo reparto de Polonia como los de los siglos XVIII y XIX, que además entregaba a la URSS los territorios antes zaristas perdidos en 1918: las naciones bálticas (Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania) y parte de Rumanía (región de Besarabia).
Hitler había conseguido evitar la guerra en dos frentes que desde Bismarck era el mayor temor de los estrategas alemanes, como demostró la Primera Guerra Mundial. Las últimas negociaciones británicas no podían dar fruto ninguno: era imposible apaciguar a Hitler dándole más de la mitad de Polonia que ya le había dado Stalin. La guerra comenzó con el bombardeo de Danzig y la invasión de Polonia el 1 de septiembre de 1939. El 3 de septiembre, Francia y Gran Bretaña responden con la declaracíon de guerra a Alemania.
Categoría: Segunda Guerra Mundial
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