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Erik I de Noruega
Erik I de Noruega conocido como Erik Hacha Sangrienta (Nórdico antiguo: Eiríkr blóðøx, Idioma noruego: Eirik Blodøks) o Erik el Sanguinario, (885 – † 954) fue el segundo Rey de Noruega, reinando entre los años 930 y 934. Era el hijo más viejo de Harald I de Noruega.
Al recibir el poder de manos de su padre, entró en disputa con sus hermanos. Llego a matar a muchos de sus hermanos, con la excepción de Haakon el Bueno, que se refugiaría en Inglaterra. Fue apodado en latín como Fratris Interfector (aquel que mata los hermanos). Su sobrenombre, Hacha Sangrienta, puede provenir de su tendencia al fratricídio.
En el 920, llevó a cabo una expedición vikinga a Bjarmanland, en el norte de Rusia. Más tarde, en el 930, comenzó su conquista al navegar por el río Daugava, dentro de Rusia, allí saqueó un pequeño puerto comercial. Más o menos sobre esos años, fue invitado a Dinamarca por el rey Gorm el Viejo para un banquete en el cual conoció a Gunnhild, con quien se casó en la noche siguiente.
Gunnhild ganó la reputación de ser una bruja. Una teoría, más tarde desmentida por algunos historiadores, indicaba que ella había vivido en una cabaña con dos hechiceros finlandeses, habiendo con ellos aprendido su magia. Cuando estos comenzaron a luchar por sus favores, Gunnhild manipuló a Erik para matarlos, casando con él enseguida. Otras descripciones la asociaban a las muertes de los hermanos de Erik y de otros enemigos de su marido, a través de veneno y de la creación de tempestades. De cualquier forma, donde quiera que esté la verdad, todo indica que Erik halló muy útil la reputación tenebrosa de su esposa.
En la Primavera siguiente, Erik derrotó las fuerzas combinadas de sus hermanos y reconquistó el trono de Noruega.
En el 934, su hermano más joven, Haakon el Bueno regresó de Inglaterra con el apoyo de la nobleza noruega para alejarlo del trono. El reinado de Erik era duro y despótico, lo que explica las ganas que tenían los nobles de deponerlo.
Después de diversas campañas fallidas para reconquistar el trono, Erik viajó hacia las islas Órcadas y, más tarde, para el Reino de Jorvik (donde hoy se sitúa la ciudad de York, en Inglaterra), a invitación de los vikingos locales. En el inicio, fue acogido calurosamente por Athelstan, que lo hizo gobernador de Northumbria, con mandato para proteger las fronteras de los escoceses y de los irlandeses.
Como Northumbria no era suficientemente rica para sostener a Erik y sus seguidores, saqueó con frecuencia otras regiones de Escocia y de los mares de Irlanda.
Estos saqueos le trajeron fama y respeto, que lo llevaron a ser rey de Jorvik entre 947 y 948 y entre 952 y 954. Su gobierno pronto acabó por degenerar, ganando la oposición de diversos reyes vecinos. Acabó por ser traicionado y expulsado por el pueblo, y murió en combate en Stainmoor, en Westmorland, en el 954.
Predecesor:
Harald IRey de Noruega
872 - 933Sucesor:
Haakon ICategorías: Reyes de Noruega | Vikingos | Reyes vikingos
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