- Escultura asiria
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Escultura asiria
Escultura caldeoasiria
Rivalizando en tiempo con la escultura egipcia quizá precediéndola, se desarrolló en la Mesopotamia inferior la escultura llamada caldea, a la cual siguió la asiria al formarse el imperio de Nínive. Una y otra se manifiestan en relieves y estatuas de piedra, bien que estas últimas sean escasísimas en la civilización asiria. Ambas, caldea y asiria, se distinguen por la robustez de las formas, sobre todo, de las humanas las cuales se ostentan siempre rechonchas y con vigorosa musculatura, anchas espaldas, aire severo, pómulos salientes, ojos muy abiertos, pobladas cejas y escasos pliegues en la vestimenta, la cual suele llevar grandes franjas en algunas orillas. Los relieves ofrecen por lo común mayor profundidad que los del arte egipcio y cumplen mejor que ellos las leyes de la perspectiva y la exactitud en el dibujo. Se presentan también como en ellos las figuras de perfil y con el ojo de frente pero los hombros y el pecho guardan la posición natural que les corresponde.
Son típicos en el arte caldeo-asirio los objetos de su especial glíptica, a saber, los sellos en forma de cilindro de piedra dura en cuya superficie van figuras e inscripciones grabadas o en relieve y cuyo desarrollo sobre una materia blanda reproduce el sello. Los asuntos de dichos relieves sigilares suelen consistir en representaciones mitológicas de horribles divinidades o de poderosos genios luchando con fieras y domándolas. Pero en los relieves monumentales se trata generalmente de glorificar al monarca quien por lo común se presenta rodeado de cortesanos y recibiendo tributos de los países vencidos o luchando con sus enemigos y sometiéndolos a terribles tormentos o bien figurando en partidas de caza y a veces, ofreciendo sacrificios u obsequios de dioses.
Aunque la ejecución escultórica no sobresale por su finura en Caldea y Asiria, superándola en esto indudablemente la de Egipto, es de notar en ella la corrección con que suele tratarse la figura de los animales siempre más expresiva y atildada que la del hombre. En cambio, apenas admiten los motivos vegetales desprovistos en todo caso de naturalidad o realismo.
Escultura asiria
El arte asirio, muy parco en estatuas, abunda en relieves sobre piezas de mármol y alabastro. En ellos, se exagera la robustez de la musculatura humana que se imitó del arte caldeo. Los personajes de distinción y los genios o dioses llevan grandes barbas con rizos escalonados (de los cuales ya hubo algún ejemplar de pequeñas estatuas mitológicas y de relieves en el arte caldeo) mientras que los eunucos o servidores del rey se presentan sin barba y todos con trajes talares o, por lo menos, hasta la rodilla ostentando grandes flecos o franjas en los bordes de la vestimenta. Son también característicos del arte asirio (y del persa que le sucedió) las androsfinges o toros y leones con cabeza humana que tuvieron ya sus antecedentes en algún pequeño ejemplar mitológico del arte caldeo. Se constituyen por miembros de toro, león y águila con cara de hombre, los seres vivos más fuertes del mundo conocido y se colocaban a los lados de las puertas de los palacios reales.
Los monumentos más antiguos que se conocen del arte asirio son bajorrelieves de Tiglathpilesser I y los más acabados corresponden a la época de Asshurbanípal (Sardanápalo II, siglo VII a. C.) que fue el siglo de oro del arte mencionado. Los principales entre estos monumentos asirios se hallan en el Museo Británico (los leones heridos, el obelisco de Salmanasar II, etc.) no faltando buenos ejemplares en el Louvre (toros androcéfalos y los relieves de Sargón, etc.)
Véase también
- Lamasu del Palacio de Ashurnasirpal II, escultura hallada en Nimrud.
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