- Escultura contemporánea
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Escultura contemporánea
En la escultura contemporánea o escultura del siglo XX podemos señalar dos grandes tendencias:
- La conservadora, que defiende la integridad del mundo visible, dentro de una actitud humanística.
- La innovadora, entregada febrilmente a la apertura de nuevos horizontes.
En esta última tendencia, a su vez, pueden reconocerse dos direcciones:
- La del expresionismo, que centrado el problema en el contenido espiritual del hombre, lo exaspera, desinteresándose de las consecuencias formales.
- La del abstraccionismo, que por el contrario, se desentiende de todo problema espiritual y juega únicamente con el mundo de las formas. En la abstracción el cubismo mantendrá una organización plástica geométrica referida al hombre y al mundo. La escultura orgánica constituye otra variante de la abstracción no figurativa, que ha creado un mundo totalmente deshumanizado en el contenido y en la forma, pero que ha explorado beneficiosamente territorios paralelos a los de la ciencia moderna.
Contenido
Historia
Humanismo (escultura)
Ante los furiosos ataques del abstraccionismo, realistas e idealistas, en épocas históricas tan distanciadas, han hecho acallar sus divergencias, para erigirse en depositarios de la tradición. Sería absurdo menoscabar la importancia de este humanismo moderno, y no ver en nuestro tiempo sino una plena evasión hacia lo abstracto.
Rodin
El influjo de Rodin se sigue manifestando en numerosos escultores, como Antonio Bourdelle (1861-1929) formado con el gran maestro. Así se aprecia en los bocetos que hizo de Beethoven. Profesó gran admiración por Grecia, sobre todo por la escultura arcaica. Recrea estos efluvios clasicistas en su extraordinario Hércules Arquero. En la decoración que hizo del teatro de los Campos Elíseos, de París, tuvo presente la vieja norma clásica de adaptación al marco. Es autor de numerosos bustos, entre ellos el del propio Rodin. El retrato ecuestre, a la manera renaciente lo emplea en monumento del General Alvear (Buenos Aires). También influyó Rodin en Charles Despiau (1874-1947), pero acabó separándose de su maestro, en obras que acentúan un redondeado volumen plástico; tales, Asia, Eva, Apolo, etc. Arístides Maillol (1868-1944) es un puro mediterráneo. En sus dichos, como en sus obras, muestra el desprecio por todo detallismo, inclinándose a la idea general. Como émulo de Grecia, sus figuras son siempre de cerrados contornos. Modela pensando en el volumen, que concibe bien redondeado. Elimina paños y todo adminículo que destruya forma pura. Los desnudos exhiben unas masas pletóricas, ya incluso pesadas (Venus del Collar). Tales modelos, circunstancialmente empleados también por Renoir (Venus)), van a influir decisivamente en plástica contemporánea. Una tendencia más depuradamente idealista se acredita en J. Bernard (1866-1931), que se sirvió habitualmente del niño y de la mujer. Pocas veces se ha modelado con tanto cariño el cuerpo de ésta.
Iván Mestrovic
Yugoslavia ha producido una de las figuras más importantes de la escultura contemporánea: Iván Mestrovic (n. 1883). En sus obras hay un contenido exaltado de patriotismo. Late en él una fe ardiente, un amor, un amor humano, acendrado por los horrores de las dos guerras mundiales, por los trastornos políticos de la vida presente. Da a su escultura un denso contenido espiritual. El y Rouault constituyen el exponente más excelso del arte cristiano figurativo de los tiempos modernos. Ataca las rampas de la montaña, haciendo surgir gigantes (capilla de la familia Racic, en Cavtat). También sigue la corriente clasicista, pero dentro de una línea de moderna estilización. Los volúmenes siempre están geométricamente definidos. Hay que situarle al lado de Bourdelle y Maillol. Sufrió la influencia de Rodin en sus primeros años, y más tarde la de Bourdelle. Su obra de conjunto más importante es la decoración para el templo de Kosovo. Exasperan sus Cristos, en forma expresionista, quedando ya como modelos para nuestros tiempos. Del Cristo binzantino ha sacado la inspiración para estas obras desgarradas, la expresión más honda de una tragedia estilizada.
Manuel Martínez Huqué
El catalán de España Manuel Martínez Huqué (1872-1945), ha trabajado en Francia. Su españolismo está en sus modelos (toreros, bailadores), a los que mueve con gracia. Se pronuncia en la forma sintética a lo Maillol.
Trabajó en Francia también Mateo Hernández (1855-1949), especializado en esculturas de animales, siguiendo el derrotero de Gaul. Trabajó sobre el modelo viviente. En su propia casa tenía una nutrida colección de animales, cuyos gestos frescos y vivaces son captados por el ágil cincel del maestro, que trabaja sobre piedras duras.
José Clará
José Clará (1887-1959), es el catalán que mejor encarna la corriente idealista. Aunque vencedor en concursos internacionales, ha curado su arte de toda banalidad. Inflúyele Rodin, que le permitió dotar a sus esculturas de una gran fuerza expresiva. Destacó su obra “Desconsuelo”. La figura permanece ligada al bloque del que ha nacido. Con gran elegancia, para no incurrir en lo descriptivo, el rostro queda oculto. En la misma tendencia se clasifica el catalán Enrique Casanovas (1882-1948). Fue discípulo de Llimona. Es el más helenizante del grupo, pero inclinado a la vertiente praxitélica.
El palentino Victorio Macho (1887-1966) ha elaborado los más notables monumentos conmemorativos. El de Pérez Galdós nos ofrece al escritor en su ancianidad, en actitud totalmente natural: cubriendo su cuerpo con una manta. Por su clasicismo ha de ser ensalzado el de Ramón y Cajal. En la parte central se halla, recostado a la manera etrusca, el gran hombre de ciencia. En dos relieves de porte helénico, contrapone la Fuente de la Vida, y la de la Muerte. Un mensaje de paz se expande a través de su Cristo del Otero, concebido de la manera más abstracta. Con profundo sentimiento ha de laborar el sepulcro de su hermano Marcelo. Combina para ello granito y mármol. Un sueño de esperanza inunda el rostro bondadoso del hermano muerto. Con la misma economía de medios y austeridad expresiva, concibe el sepulcro de Menéndez Pelayo en la Catedral de Santander. Para el busto de “Unamuno” (Universidad de Salamanca) ha de pulsa la cuerda trágica del gran vasco. Su cincel ha abierto surcos en el alma de Unamuno. Con motivo del centenario de Berruguete, su paisano, labra el grupo conmemorativo que se erige en la ciudad de Palencia, captando el nerviosismo estilístico de aquel.
Nemesio Mogrovejo
El clasicismo se aprecia también en otros sectores de la Península. Nemesio Mogrovejo (1875-1910) ha de ser saludado en vanguardia. Así lo pregona la Muerte de Orfeo y Risveglio (Museo de Bilbao). Este escultor nacido en Bilbao, es un claro indicio del poderoso resurgir artístico de la ciudad de la Ría.
Ideal clásico alienta también en la estatua ecuestre del Gran Capitán, del cordobés Mateo Inurria (1869-1924), en que el héroe adopta el aire presuntuoso de un condottiero italiano. El murciano José Planes ha preferido los bellos ritmos femeninos, en los cuales alcanza elevado grado de estilización.
Otros escultores han desarrollado un arte más próximo a la realidad, buscando las esencias raciales del país. Descuella principalmente en esta línea Julio Antonio -su verdadero nombre: Antonio Rodríguez Hernández- (1889-1919). En su visita a Italia, esculturas tan esencialmente itálicas como el retrato de Nicolo de Uzzano, de Donatello, le señalan el rumbo que indefectiblemente había de seguir, que no es otro que el de buscar los tesoros ancestrales de las razas hispánicas, de acuerdo con la vindicación del casticismo español propugnado por la generación del ’98. Y así comienza esa serie impresionante de tipos populares españoles, sacados de las vernáculas entrañas del país, como una realidad palpitante y gran diosa. Huye del vulgar realismo, de suerte que sus figuras constituyen la tipificación de las esencias de la nación española, depositadas en los inéditos pueblecitos del país. El cabrero de Zamora, son obras bien representativas. También se proyectó en el campo de la escultura conmemorativa (Monumento a Chapí) y funeraria (Panteón de la familia Le Monier). En esta última obra mostró un singular acierto al combinar materiales diversos: mármol y metal.
El realismo es especialmente invocado en el campo del retrato. En este género florece el segoviano Emiliano Barral (1896-1936), autor de excelentes retratos de Antonio Machado, Pablo Iglesias, etc. El cacereño Enrique Pérez Comendador, es un tradicionalista enlazado con la vieja estatuaria del siglo XVIII, como demuestran sus pasos de Semana Santa.
La escultura gallega ha tenido un buen cultivador en Francisco Asorey (1889-1961). Ha penetrado en lo recóndito del alma de Galicia, representándola dentro de los tipos más significativos de esta raza (Fillina). Se ha distinguido en la estatuaria conmemorativa, como testimonio el monumento al aviador Loriga, en Latín; el de Los Caídos, en Orense, y El Monumento a San Francisco, en Santiago de Compostela. En esta última obra, firmada en 1930, supo captar la sencillez franciscana.
Escultores Contemporáneos
- Jorge Oteiza
- Pablo Serrano
- Francisco Zúñiga
- Salvador Dalí
- Pablo Ruiz Picasso
- Fernando Botero
Bibliografía
- Martín González, Juan José (1982). «LA ESCULTURA EN EL SIGLO XX», ARTE MODERNO Y CONTEMPORANEO. CIUDAD: Madrid, EDITORIAL Gredos. ISBN 84-249-3149-1.
Enlaces externos
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