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Emiliano Barral
Emiliano Barral (Sepúlveda, 8 de agosto de 1896 – Madrid, 22 de diciembre de 1936), escultor español.
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Biografía
Nació en la villa de Sepúlveda (Segovia) en el año 1896, en una familia de canteros por lo que aprendió de niño el oficio de tallar la piedra, en el que también trabajaron sus tres hermanos pequeños: Martín, Pedro y Alberto, todos ellos dedicados a la escultura.
Desde su adolescencia se mostró de ideales anarquistas, y con 14 años se fugó a Riotinto (Huelva) con un portugués que residía en el municipio a una huelga de mineros, en la que fue detenido y devuelto a su casa.[1] Otra nueva fuga, esta vez con éxito, le llevó a Valencia y a Barcelona, donde contactó con los grupos anarquistas de la ciudad condal. Más tarde pasó a Lyon y por último llegó a París, donde solicitó trabajo en el consulado español y le ofrecieron lo que mejor sabía hacer: trabajar en la cantería.[1] Las habilidades mostradas en el taller hicieron al maestro del mismo que le encomendase otras tareas más delicadas; mientras tanto, descubrió poco a poco la ciudad: visitó el Louvre en varias ocasiones, y frecuentó el Barrio Latino, donde radicaban los artistas con quienes trabó amistad. Pero estos nuevos amigos liberales le llevaron a dejar el taller y comenzar una vida bohemia[2] Harto de pasar dificultades y escaso de dinero, volvió a su villa natal, donde recibió su primer encargo: un panteón en talla directa, aunque él mismo aseguró que “fue algo así como una broma; en serio yo no empecé a modelar hasta que fui a Madrid a hacer el servicio militar”.[3]
Con 21 años llegó a Madrid para realizar el servicio militar, donde conoció al granadino José Cristóbal, con quien trabajó en su taller realizando algunos bustos y cabezas de amigos hasta 1919, que vuelve de nuevo a su tierra y continúa esculpiendo. Un año más tarde solicitó una beca de estudios para ampliar su formación a la Diputación de Segovia, que le fue rechazada, aunque a través de una exposición contactó con los grupos culturales y artísticos de la ciudad, quienes marcarán su actividad en los años sucesivos realizando diversidad de obras.[3] Dentro de aquel círculo se encontraban Antonio Machado, Daniel Zuloaga o Fernando Arranz, quien se convertiría en su cuñado al contraer matrimonio en Segovia con la hermana de éste, Elvira Arranz.
En 1923 ganó el concurso convocado por la asociación Amigos de Rubén Darío para erigir un monumento al poeta, y en 1924 realizó el del ceramista Daniel Zuloaga. Ese mismo año fue admitido en la Exposición Nacional de Bellas Artes, y consiguió la pensión para viajar a Italia a ampliar conocimientos, donde estudió escultura clásica.[3] Pocos años después se trasladó de nuevo a Madrid, donde abrió su estudio y realizó numerosos bustos de personas destacadas y una importante obra monumental, entre ella el dedicado a Pablo Iglesias, destruido más tarde por los franquistas. Su obra se caracterizó por estar tallada directamente en piedras duras como el basalto o el granito, sobre las que realizó retratos y esculturas de animales, como sus conocidos Osos Polares (1931).
En 1929 participó en la Exposición Internacional de Barcelona y en la Iberoamericana de Sevilla, y ganó el concurso convocado para realizar el monumento a Diego Arias de Miranda en Aranda de Duero (Burgos), celebrando más tarde su primera exposición individual en Madrid. Los años posteriores fueron de gran actividad, hasta el año 1936 en el que estalló la Guerra Civil e ingresó en el ejército con el grado de capitán de las milicias segovianas que defendieron Madrid, donde murió cerca de Usera cuando acompañaba a un grupo de periodistas extranjeros en un coche, alcanzado por un obús el 22 de diciembre del mismo año.[3]
Sobre su muerte, escribió Antonio Machado un sentido epitafio:
Cayó Emiliano Barral, capitán de las milicias de Segovia, a las puertas de Madrid, defendiendo su patria contra un ejército de traidores, de mercenarios y de extranjeros. Era tan gran escultor, que hasta su muerte nos dejó esculpida en un gesto inmortal. Y aunque su vida murió, nos dejó harto consuelo su memoria.
Antonio Machado.Obra
Realizó infinidad de bustos, entre los que se encuentran el dedicado al poeta Rosendo Ruiz (1919),[3] a su hermana Paz (1920),[3] a Julián María Otero (1921),[4] Eugenio de la Torre (1921),[3] Rubén Darío (1923)[3] Blas Zambrano, Antonio Machado, Antonio Ibot, Mariano Grau, Fernando Arranz o a Daniel Zuloaga (1924), entre otros.[4]
Dentro de los monumentos destaca el dedicado al fundador del PSOE, Pablo Iglesias (1927-1936), el de Victoriano Corredor (1925) en el Burgo de Osma (Soria), el panteón de la familia Pedrazuela (1925) en el cementerio de Segovia y el dedicado al ingeniero Orueta y a los obreros que murieron con él en Gijón (1927). Otros de sus monumentos fueron los dedicados a Gaspar Núñez de Arce en el Parque del Campo Grande y el de Leopoldo Cano, ambos en Valladolid, el del doctor Tapia en Riaza o el de Lope de la Calle en Segovia (1934).[3]
Referencias
- ↑ a b MARTÍN, 1992, pág. 117.
- ↑ MARTÍN, 1992, pág. 117. El propio Barral aseguró que:
Hice lo que otros. Me dejé crecer el pelo, me puse un sombrero grande, me até al cuello una chalina grasienta... Y empecé a gritar por los cafés que Rodín era un idiota y a no pagar a los camareros.
Emiliano Barral. - ↑ a b c d e f g h i MARTÍN, 1992, pág. 118.
- ↑ a b MARTÍN, 1992, pág. 119.
Bibliografía
- MARTÍN, José Luis (1992). La escultura segoviana. ISBN 84-606-0909-X.
- Escultura urbana: Emiliano Barral
Enlaces externos
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