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Francisco de Cuéllar
Francisco de Cuéllar (Cuéllar, ?), fue un capitán español. Formó parte de la Armada Invencible en 1588 y naufragó en la costa de Irlanda. Escribió un notable relato sobre su experiencia en la flota y su recorrido por Irlanda.
Contenido
Armada Invencible
La Armada Invencible sufrió terribles pérdidas en las tormentas que se produjeron en otoño de 1588. Cuéllar era capitán del San Pedro cuando este barco rompió la formación de la Armada en el Mar del Norte. Fue condenado a morir en la horca por desobediencia por el General Francisco de Bobadilla. Enviaron a Cuéllar al galeón, San Juan de Sicilia, para que el Auditor General Martín de Aranda ejecutase la sentencia.
Naufragio
La sentencia de muerte no se ejecutó y Cuéllar permaneció a bordo hasta que el galeón - que formaba parte del escuadrón Levante, que sufrió numerosas bajas (con menos de 400 supervivientes de los 4.000 que zarparon) - se ancló cerca de la costa de Irlanda, a una milla de Streedagh Strand en el actual Condado de Sligo, en compañía de otros dos galeones. Al quinto día de estar anclados, los tres barcos fueron arrastrados hacia la costa y destrozados en pedazos. De la tripulación de los tres barcos (1.000 hombres) 300 sobrevivieron.
Loss habitantes locales agredieron, robaron y desnudaron a los que llegaron a la costa, pero Cuéllar que se había agarrado a una tabla, consiguió llegar a la orilla sin ser visto y se escondió entre la maleza. Su estado era muy malo, y pronto se unió a él otro superviviente, desnudo, que pronto murió. Cuéllar siguió deambulando perdiendo a veces la consciencia. En un momento él y su acompañante fueron descubiertos por dos hombres armados, que los cubrieron para dirigirse al pillaje en la orilla. En otro momento vio a 200 jinetes cabalgando por la playa.
Cuéllar se arrastró y vio 800 cadáveres esparcidos en la arena, de los que los cuervos y perros salvajes se alimentaban. Se dirigió a la Abadía de Staad, una pequeña iglesia que había sido incendiada por las autoridades inglesas y cuyos monjes había escapado: vio a doce españoles colgndo de ganchos atados a las barras de hierro de las ventanas que quedaban en las ruinas de la iglesia. Una mujer de la zona le recomendó que se alejara del camino, después se encontró con dos soldados españoles, desnudos, que le informaron de que los soldados ingleses habían matado a los 100 españoles que habían caído en sus manos.
Juntos se acercaron a la playa y vieron cuatrocientos cadáveres en la arena. Se detuvieron para enterrar los cadáveres de dos oficiales cuando cuatro locales se les acercaron con la intención de tomar lo que quedaba de las ropas de Cuéllar. Otro les ordenó que los dejaran en paz y condujo a los españoles a su poblado. Caminaron descalzos con el frío, por un bosque donde encontraron a dos jóvenes que viajaban con un viejo y una joven: los jóvenes atacaron a Cuéllar, que recibió una cuchillada en una pierna antes de que el viejo interviniese.
Le quitaron su ropa, una cadena de oro por valor de mil ducados y cuarenta y cinco coronas de oro. La mujer se aseguró de que le devolvieran su ropa y tomó un pequeño cofre que contenía reliquias, que se colgó al cuello antes de partir. Un muchacho le ayudó a curar sus heridas y le trajo comida.
Cuéllar siguió el consejo del muchacho de no acercarse al poblado, y se mantuvo comiendo bayas y berros. Fue atacado de nuevo por otro grupo de hombres que le dieron una paliza y le quitaron su ropa. Se cubrió con un faldón de helechos y ramas. Llegó a una población desierta donde encontró a tres otros españoles. Tras pasar algún tiempo en este lugar, encontraron a un joven que hablaba latín y que los condujo al territorio del señor Brian O'Rourke en el actual Condado de Leitrim.
La tierra de O'Rourke's
En tierras de O'Rourke se encontraban seguros. En un pueblo se refugiaban setenta españoles. Cuellar se dirigió al norte con un grupo en busca de un barco español anclado, pero el barco había partido. Volvieron a la tierra de O'Rourke, donde la esposa del señor fue su anfitriona.
Cuéllar observó la sociedad, percibiendo que esas gentes vivían de modo salvaje, pero que eran amistosos y seguían los usos de la Iglesia. Escribió que, de no haber sido por su hospitalidad, él y sus compañeros no habrían sobrevivido. Concluyó que en esas tierras no había justicia ni derecho, ya que todo el mundo hacía lo que quería (Kilfeather, p.83).
El sitio de Rosclogher
En noviembre de 1588, Cuéllar se desplazó al territorio de Maglana (MacClancy) con otros ocho españoles. Permaneció en uno de los castillos del señor - probablemente en Rosclogher en la orilla sur del lago Melvin. Les llegaron nuevas de que los ingleses habían enviado mil setecientos soldados contra ellos. En respuesta el señor optó por huir a las montañas, mientras que los españoles defendían el castillo. Disponían de dieciocho armas de fuego - mosquetes y arcabuces - y consideraron que el castillo era inexpugnable, debido a su ubicación en tierras que evitaban el uso de artillería.
Los ingleses llegaron al mando del hermano de Richard Bingham, Gobernador de Connacht. El sitio duró diecisiete días. En ese tiempo no pudieron cruzar el difícil terreno y tal y como relata Cuéllar, tras ver rechazada su oferta de salvoconducto a España, ahorcaron a dos españoles a la vista del castillo para aterrorizar a sus defensores. Los ingleses vieron forzados a levantar el sitio a causa del mal tiempo.
MacClancy regresó con regalos para los defensores, incluida la oferta a Cuéllar de la mano de su hija, que Cuéllar declinó. En contra del criterio del jefe, los españoles dejaron estas tierras diez días antes de Navidad, dirigiéndose al norte. Encontraron que el obispo de Derry, Redmond O'Gallagher, tenía otros doce españoles a su cargo, a los que intentaba ayudar a llegar a Escocia.
Huída
Tras seis días, Cuéllar y los otros diecisiete zarparon hacia Escocia. Dos días después alcanzaron las Hébridas y poco después la costa escocesa. Cuéllar permaneció en Escocia seis meses, hasta que los esfuerzos del Duque de Parma le obtuvieron pasaje para Flandes. Los holandeses esperaban en la costa y el barco de Cuéllar naufragó y muchos de los supervivientes se ahogaron o los mataron tras capturarlos. De nuevo se encontró en una situación similar a la que había vivido en Irlanda, cuando entró en la ciudad de Dunquerque con sólo su camisa. Escribió el relato de su experiencia y volvió a España poco después.
O'Rourke fue colgado en Londres por traición en 1590; entre las acusaciones que se le hicieron estaba la de socorrer a los supervivientes de la Armada. MacClancy fue capturado por el hermano de Bingham en 1590 y decapitado.
Bibliografía
- T.P. Kilfeather Ireland: Graveyard of the Spanish Armada (Anvil Books, 1967)
- El relato de Cuéllar: Carta de Francisco de Cuéllar al rey (en inglés)
- VELASCO BAYÓN, Balbino (1996). Historia de Cuéllar, Cuarta edición edición. ISBN 84-500-4620-3.
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Francisco de Cuéllar.Commons
- Carta de Francisco de Cuéllar al rey (en castellano)
- Los náufragos de la armada española en Irlanda (1588), por Cesáreo Fernández Duro.
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