- Fuente de luz
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Las fuentes de luz pueden ser naturales (el Sol) o artificiales (una lámpara).
Las fuentes pueden ser primarias o secundarias. Las primarias producen la luz que emiten (otra vez el Sol), las secundarias reflejan la luz de otra fuente (la Luna).
Una fuente de luz puede ser difusa o puntual. La luz difusa incide sobre los objetos desde múltiples ángulos, proporcionando una iluminación más homogénea y haciendo que las sombras sean menos nítidas cuanto más lejos esté un objeto de la superficie que oscurece. La luz puntual se origina en un punto más o menos reducido respecto al objeto que ilumina, pudiéndose hablar de una direccionalidad más o menos similar entre los rayos que emite, haciendo que las sombras que un objeto proyecta se hagan más grandes cuanto más cerca se sitúe este de la fuente de luz.
Mención aparte merece la luz solar que, debido a la distancia que separa al Sol de la Tierra, posee una fuerte direccionalidad, pero al mismo tiempo es una fuente luminosa de tamaño notablemente mayor que cualquier objeto terrestre. Sus rayos inciden sobre un punto de la Tierra con una apertura de aproximadamente 32' haciendo que la sombra de cualquier objeto acabe completamente difuminada al situarlo a una distancia de más de 107,47 veces su tamaño horizontal respecto a una superficie. Unido al efecto difusor de la atmósfera y los gases en suspensión como el vapor de agua, especialmente en forma de nubes, la iluminación por luz solar puede variar desde una puntualidad de 32' hasta una dispersión de casi 180º en la superficie, o incluso más a cierta distancia de ella.
Se puede representar una fuente de luz difusa como una superficie emisora de luz de mayor o menor tamaño angular, con distintas densidades, ángulos y distribuciones angulares de emisión a lo largo de dicha superficie. Esta representación puede simplificarse si sólo se desea calcular la iluminación de un objeto concreto.
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