George Fox

George Fox
George Fox

George Fox (Leicestershire, Reino de Inglaterra; julio de 1624Londres, Reino de Inglaterra; 13 de enero de 1691) fue un disidente inglés y el fundador de la Sociedad Religiosa de Amigos, cuyos miembros son comúnmente conocidos como "cuáqueros". Vivió en una época de grandes movimientos sociales, se rebeló en contra del consenso religioso y político al promover un enfoque poco usual y no comprometido del cristianismo. Su diario es una lectura popular, aun entre quienes no son cuáqueros, debido a su forma de narrar su recorrido personal.

Durante una manifestación en 1650, Fox fue encarcelado por blasfemia; para burlarse de las frase de Fox: Que tiemble en la palabra del Señor, un juez lo llamó a él y a sus seguidores "Quakers" (temblorosos). Con este nombre (cuáqueros) se conoce actualmente a los seguidores de Fox.

Contenido

Los primeros años

Fox nació en un pueblo del Condado de Leicester, Inglaterra (ahora conocido como Fenny Drayton), 24 km al suroeste de Leicester. Su padre, Christopher Fox, era un tejedor, conocido por sus vecinos como el "cristiano más recto"; su madre Mary Lago, era según Fox, "de las reservas de los mártires".

Durante su infancia, Fox tuvo una seria devoción religiosa. Su educación estaba basada en la fe y en la práctica de la iglesia de Inglaterra, de la que su familia era miembro; la iglesia de su pueblo era puritana y presbiteriana. No tuvo una educación formal, pero aprendió a leer y a escribir. Durante su adolescencia, estaba fascinado con la biblia, la cual estudiaba continuamente. Fox afirmó : "Cuando cumplí once años, conocí la pureza y la rectitud; y mientras era un niño, aprendí a vivir para mantenerme puro. El Señor me enseñó a ser fiel, en todas las cosas, y a actuar fielmente de dos maneras: interiormente hacia Dios, y exteriormente hacia el hombre" (Jones 1908 [1]).

Cuando creció, pensó en hacerse sacerdote, sin embargo fue aprendiz de un zapatero. Oficio apropiado para su temperamento contemplativo, llegando a ser bien conocido por su diligencia entre los madereros que tenían negocios con su maestro. Una obsesión constante para Fox era la búsqueda de la simplicidad en la vida, en el sentido de humildad y abandono del lujo, y el corto tiempo que pasó como pastor fue clave para la formación de esta idea. En sus últimos años, escribió una carta de difusión general señalando que Abel, Noé, Abraham, Jacob, Moisés y David eran todos cuidadores de ovejas o ganado, y que una educación aprendida no debería ser vista como un requisito para el sacerdocio (Marsh 1847, 364).

A pesar de su educación, Fox no sintió vergüenza en trabar amistad con gente educada. Frecuentemente visitaba a Nathaniel Stephens, el pastor protestante de su ciudad, con quien mantenía largas discusiones sobre asuntos religiosos. Stephens consideraba a Fox como un hombre joven dotado, pero los dos estaban en desacuerdo en muchos temas; por lo que más tarde Nathaniel trataría a Fox como un loco y hablaría contra él durante su carrera. También tenía amigos que eran "profesores" (seguidores de la religión estándar), pero a la edad de 19 años había comenzado a mirar con desprecio sus comportamientos, en particular por el alcohol. Fox registró que una noche mientras oraba oyó una voz interior diciéndole, "Tu ves como la gente joven cae en la vanidad, y los viejos en la tierra; y debes abstenerte de todos, jóvenes y adultos, y mantenerte fuera de todo, y ser como un extraño para todo" (Jones 1908 [2]).


Los primeros viajes

Por esta razón, dejó Leicestershire en septiembre de 1643, en un estado de tormento mental y confusión. Mientras estuvo en Barnet, Fox vivió sumido en un depresión quizás por las tentaciones de esta relativa libertad de recurrir a un pueblo cercano de Londres. Se encerraba en su habitación por días enteros o salía a pasear por la campiña. Pensaba intensamente en la tentación de Jesús en el desierto, la cual comparaba con su propia condición espiritual, pero sacó fuerzas de su convicción de que Dios lo apoyaría.

En aquella época, atrajo la atención de varios religiosos, pero los rechazó porque no sentía que ellos vivían las doctrinas que enseñaban. Fox buscó activamente la compañía de los ministros y sacerdotes, pero "no encontró ningún confórt en ellos"; estos hombres eran incapaces de ayudarlo con sus luchas interiores. Un sacerdote de Worcestershire le aconsejó que usara tabaco - el cual Fox detestaba - y cantara hímnos; otro, en Coventry, ayudó a Fox al principio, pero se enfureció cuando Fox pisó, por accidente, una flor de su jardín. Había otro ministro que sugirió que Fox debía quitarse un poco de sangre para curarse de su "mente enferma" (Jones 1908).

Desilusionado y deprimido, volvió a casa en junio de 1644. Pero tampoco allí encontró la ayuda que necesitaba. La familia y amigos de Fox le ofrecieron como solución a sus problemas el matrimonio o el servicio militar (durante el periodo de las guerras civiles). Pronto decidió que debía viajar de nuevo, pero esta vez con un acercamiento más profundo a las figuras religiosas con las que se encontraría. Fox estaba decidido a retar a aquellas con las que estuviera en desacuerdo, en lugar de retroceder ante ellas.

Consolidación de sus creencias

Durante los siguientes años, George Fox continuó viajando alrededor del país a medida que sus creencias religiosas iban tomando forma. Mediante la oración y la meditación, alcanzó un mejor entendimiento de la naturaleza de su fe y de lo que ésta exigía de él. Llamó a este proceso "la apertura", ya que se manifestó como una serie de revelaciones repentinas de ideas que ya eran completas en el momento de tomar conciencia de ellas. También alcanzó un profundo conocimiento de las creencias cristianas establecidas acerca de la Creación y la salvación. Entre sus ideas estaban:

  • Los cristianos se diferencian entre ellos por sus prácticas rituales, pero todos se consideran "salvados" gracias a su fe; de esta forma, los rituales pueden ser obviados, siempre que se experimente una verdadera conversión espiritual.
  • La cualificación para ser sacerdote es concedida por el Espíritu Santo, no por los estudios eclesiásticos. Esto implica que cualquiera tiene el derecho de ser sacerdote, dado que el Espíritu les guía, incluidas las mujeres.
  • Dios "habita en los corazones de sus obedientes siervos": la experiencia religiosa no está limitada a las paredes de una iglesia. De hecho, Fox evitaba llamar "iglesia" al edificio, usando en su lugar la palabra "steeple-house" (edificio del campanario), una denominación aún utilizada por muchos cuáqueros en la actualidad. Fox concebía la adoración de Dios no sólo en edificios eclesiásticos, sino también en campos y huertos, bajo la creencia de que la presencia de Dios puede sentirse en todas partes.
  • Fox es uno de los varios seguidores del movimiento Carismático, según el cual estar abierto al Espíritu podría conllevar la obtención de carismas. Entre otros, Fox reconoció la aplicación de ciertos dones de Carisma, como los exorcismos, curaciones divinas y la "palabra de sabiduría". (1 Cor.12:8-10).

Fox tuvo ciertas experiencias entre los "Disidentes Ingleses", grupos de personas que habían roto con los rituales de la iglesia estatal a causa de sus creencias divergentes. Fox albergaba la esperanza de obtener ayuda de los disidentes para aclarar su entendimiento espiritual, ya que la Iglesia era incapaz de ayudarle, pero este no fue el caso: Por ejemplo, estaba en desacuerdo con un grupo por asegurar que la mujer no tenía alma. De ahí procede el famoso pasaje de su diario:

Pero igual que había abandonado a los sacerdotes, así también me alejé de los predicadores independientes, y de aquellos considerados personas experimentadas, ya que observé que no había ninguno entre ellos que pudiera hacerse oír en mi interior [colmar mis necesidades espirituales]. Y cuando había perdido toda esperanza en ellos y en todos los hombres, de forma que no había nada en el exterior que pudiera ayudarme, entonces, oh, entonces oí en mi interior una voz que dijo: "Hay alguien, el mismo Jesucristo, que puede hacerse oír en tu interior"; y cuando oí esto my corazón dio un vuelco de gozo. Entonces el Señor me permitió entender por qué no había nadie sobre la Tierra que pudiera hablar a mi condición, es decir, para que pudiera verle a Él en toda su Gloria; ya que todo ser que habita la tierra está hundido bajo el peso del pecado, y perdido en la oscuridad de la falta de fe, como yo había estado, y Jesucristo tiene la preeminencia que ilumina, y da gracia y fe y poder. Así cuando Dios obra, ¿quién lo impedirá? Y esto lo supe empíricamente [a través de la experiencia]. (QFP §19.02)

La Sociedad Religiosa de Amigos toma forma

En 1648 Fox comenzó a ejercer su ministerio públicamente: solía predicar en los mercados, en los campos de labor, en encuentros públicos de toda índole, y a veces también en "steeple-houses" una vez que los sacerdotes habían concluido su sermón. Su oratoria era enérgica y poderosa, y lograba convencer a muchas personas para que compartieran sus creencias en la espiritualidad de la "verdadera religión". La adoración a Dios de los Amigos, que se manifiesta mediante una espera silenciosa, era al parecer ya algo establecido en esta época, aunque no se tiene constancia de como se llegó a ella. Ni siquiera está claro en qué momento fue fundada la Sociedad de Amigos, aunque se programó un encuentro mensual en el Condado de Durham en 1653, aunque se sabe con certeza que había un grupo de personas que viajaban juntos con frecuencia. El término "hijo de la luz" también se usaba para designar lo mismo que "amigo". Al parecer, Fox no tenía la intención de fundar una secta, sino simplemente de proclamar lo que él concebía como los principios puros y auténticos del Cristianismo en su simplicidad original; aunque posteriormente mostró una gran habilidad como líder religioso en la organización que estableció para la nueva sociedad.

La predicación de Fox se centraba en las escrituras, pero era principalmente efectiva por la sensación de intensa experiencia personal que era capaz de transmitir. Era muy severo con la inmoralidad de la época, especialmente con el engaño y la exigencia de diezmos, y apremiaba a sus oyentes para que llevaran una vida libre de pecado, evitando de esta forma la visión de los Ranters o Antinomios que considera que todos los actos de un creyente son libres de pecado por el simple hecho de creer. En aquella época, había una gran diversidad de grupos cristianos que mantenían muy diversas opiniones; el ambiente de disputas y confusión le dio a George Fox la oportunidad para imponer sus propias creencias a través de sus sermones. En 1651 ya había reunido a otros hábiles predicadores a su alrededor, y continuó viajando por el país buscando nuevos conversos. Siguió con su labor a pesar de una fría acogida por parte de algunos oyentes, que lo azotaban y golpeaban para que se fuera.

Poco a poco se iba desarrollando el interés en la justicia social, incitado por las quejas de Fox a los jueces acerca de decisiones que consideraba moralmente incorrectas; por ejemplo, escribió una carta acerca del caso de una mujer condenada a muerte por robo. La opresión por parte de los poderosos era una preocupación muy real para el pueblo inglés, en medio de la agitación provocada por la Guerra Civil Inglesa que siguió a los excesos de Carlos I de Inglaterra (ejecutado en 1649) y los comienzos de la Commonwealth. El conflicto de George Fox con la autoridad civil era inevitable.

En 1652 Fox sintió que Dios le conducía a Pendle Hill. Allí tuvo una visión de miles de almas uniéndose con Cristo. De ahí viajó a Sedbergh en Westmorland, donde debía tener lugar una reunión de Seekers. Predicó en la ciudad cercana de Firbank Fell y convenció a muchos, incluyendo a Francis Howgill, de que aceptaran sus enseñanzas acerca de un Cristo capaz de hablar a la gente directamente.

Encarcelamiento

En Derby en 1650 Fox fue encarcelado por blasfemia; un juez se mofó de la exhortación de Fox a "temblar ante la palabra del Señor", llamándolo a él y a sus seguidores "cuáqueros", que es el nombre que hoy se usa normalmente para referirse a la Sociedad de Amigos.[1] Sufrió un penoso tratamiento en prisión, a causa de su negativa a luchar contra el retorno de la monarquía (o mejor dicho, a tomar las armas con cualquier motivo). Fue condenado de nuevo en 1653 en Carlisle; incluso se propuso condenarle a muerte pero el Parlamento de Inglaterra solicitó su puesta en libertad para evitar la "muerte de un joven... a causa de la religión".[2]

Estos comienzos bajo persecución forzaron a Fox a establecer su posición acerca de los juramentos y la violencia. Aunque previamente ya había mostrado en sus discursos su tendencia contraria a jurar o a tomar las armas, esta actitud se volvió una parte muy importante de su predicación pública: estaba firmemente decidido a que ni él ni ninguno de sus seguidores cedieran bajo la presión. En una carta de 1652 ("Lo que se consigue por la espada"), instó a los Amigos a no usar "armas físicas" sino "armas espirituales", diciéndoles "dejad a las olas [el poder de las naciones] romper contra vuestras cabezas".

Fue encarcelado de nuevo en Londres en 1654, Launceston en 1656, Lancaster en 1660 y 1663, Scarborough en 1666 y Worcester en 1674. Frecuentemente, era arrestado con ningún cargo salvo causar "disturbios", pero él y el resto de Amigos también fueron acusados de delitos más graves. Los Cuáqueros desafiaban las leyes en contra de los cultos no autorizados, a pesar de que estos reglamentos eran aplicados de forma muy irregular. Los actos basados en la defensa de la igualdad social, como no usar nunca los títulos de nobleza, o no descubrirse la cabeza frente al tribunal eran tachados de irrespetuosos. La negativa a hacer juramentos hacía que los Cuáqueros fueran perseguidos por las ley por incumplimiento del Juramento de Lealtad; además, provocaba graves conflictos al testificar ante el tribunal.

A pesar de hallarse en prisión, George Fox siguió escribiendo y predicando. Sentía que un lado positivo de estar encarcelado era poder estar en contacto con personas que necesitaban su ayuda, tanto los carceleros como sus compañeros de prisión. Además trató de dar ejemplo con sus acciones, poniendo la otra mejilla cuando era golpeado y no dejándose abatir por el maltrato de sus guardianes.

Encuentros con Oliver Cromwell

La Commonwealth sospechaba la existencia de complots monárquicos, y temía que el numeroso grupo de personas que viajaban con Fox trataran de derrocar al gobierno. Para entonces, sus reuniones atraían regularmente a multitudes de personas. En 1653 Fox fue arrestado y llevado a Londres para una reunión con el Lord Protector, Oliver Cromwell. Tras afirmar que no tenía la intención de tomar las armas, Fox pudo departir con Cromwell durante algún tiempo sobre las diferencias entre los Amigos y los miembros de las denominaciones tradicionales, y le aconsejó escuchar la voz de Dios y obedecerla. Fox recalcó que cuando se marchaba Cromwell, "con lágrimas en los ojos, dijo 'Vuelva de nuevo a mi casa, porque si usted y yo tuviéramos si quiera un día para estar juntos, lograríamos acercar nuestras posiciones'; añadiendo que no le deseaba [a Fox] mayor mal que el que deseaba para sí mismo." George Fox fue puesto en libertad de nuevo.[3]

(Este episodio fue más adelante citado como un ejemplo de "decir la verdad a los poderosos", una técnica de predicación mediante la cual los cuáqueros venideros esperaban influenciar a los poderosos. A pesar de no haberse empleado hasta el siglo XX, la frase se refiere a los conceptos de discurso directo y simplicidad que practicaba George Fox, pero motivado por el fin más prosaico de erradicar la guerra, la injusticia y la opresión.)

Fox se entrevistó con Cromwell de nuevo en 1656, solicitándole durante varios días que aliviara la persecución a la que eran sometidos los Cuáqueros. A nivel personal, el encuentro fue fructífero; a pesar de las serias desavenencias entre ambos hombres, tenían un cierto acuerdo. Fox incluso se sintió movido a invitar a Cromwell a "postrar su corona a los pies de Jesús"; lo que, sin embargo, Cromwell rechazó.[4] Su tercer encuentro fue en 1658 en Hampton Court, aunque no pudieron hablar durante mucho tiempo, debido a la grave enfermedad del Protector. De hecho, Fox escribió que "parecía un hombre muerto".[5] Cromwell murió en septiembre de aquel año.

Sufrimiento y desarrollo

Las persecuciones de estos años, con unos mil Amigos encarcelados en 1657, endureció las opiniones de Fox acerca de los ritos tradicionales sociales y religiosos. En sus prédicas, a menudo enfatizaba el rechazo de los Cuáqueros al bautismo con agua; esta era una forma útil de resaltar como la idea de los Amigos sobre la transformación interna difería de lo que ellos consideraban la superstición de los rituales. También, resultaba una deliberada provocación a los partidarios de esos ritos, proporcionándole a Fox la oportunidad para discutir con ellos sobre temas de Escrituras. Esta forma de actuar también se mostraba en sus apariciones ante los tribunales: cuando un juez le instaba a quitarse el sombrero, Fox respondía preguntando en qué lugar de la Biblia se encontraba tal normativa.

La Sociedad de Amigos fue organizándose progresivamente hacia el final de la década. Se llevaban a cabo grandes reuniones, incluyendo un evento de tres días en Bedfordshire, el precursor del actual Encuentro Británico Anual. Fox también encargó a dos Amigos que viajaran alrededor del país recogiendo los testimonios de los Cuáqueros encarcelados, como evidencia de la persecución a la que eran sometidos; esto dio lugar al establecimiento en 1675 de la Reunión de los Sufrimientos, que ha seguido celebrándose hasta la actualidad.

Prácticamente todos los estudiosos coinciden en que en la década de los 50, cuando los Amigos eran más combativos, fue el período más creativo de su historia, y a medida que el final de la década se acercaba Fox iba adquiriendo una actitud más optimista acerca de la idea de que el movimiento se convirtiera, en sus propias palabras "en la Iglesia de Inglaterra". En 1659, envió al parlamento su panfleto más políticamente radical, Fifty-nine Particulars laid down for the Regulating Things, pero la época era tan turbulenta que no se le hizo caso.

La Restauración

Con la Restauración Inglesa, el destino de los Cuáqueros cambió. George Fox fue acusado de nuevo de conspiración, esta vez contra el rey Carlos II de Inglaterra, y de fanatismo, una acusación que le indignó. Una vez más, Fox fue liberado tras demostrar que no tenía ambiciones militares. Durante su encarcelamiento en Lancaster, incluso escribió al Rey ofreciéndole su asesoramiento en temas de gobierno: Carlos debería abstenerse de la guerra y de las persecuciones religiosas internas, y desautorizar la toma de juramentos, las obras de teatro y los juegos del Primero de Mayo. Estas últimas sugerencias revelan las inclinaciones puritanas de Fox, que siguieron influenciando a los Cuáqueros siglos después de su muerte. Fox aconsejó a sus seguidores a violar abiertamente numerosas leyes que trataban de suprimir el movimiento, enviando a muchos Amigos a la cárcel durante dos décadas y media.

Al menos en un asunto, Carlos escuchó a Fox. Los setecientos Cuáqueros que habían sido apresados bajo el mandato de Richard Cromwell fueron liberados, aunque el gobierno seguía dudando acerca de la conexión del grupo con otros movimientos más violentos. En 1661 una revuelta por los hombres de la quinta monarquía llevó a la supresión de esa secta y la represión de otras inconformistas, incluyendo a los Cuáqueros.[6] Posteriormente, Fox y otros once Cuáqueros publicaron un manifiesto que proclamaba lo que se llamó el "testimonio de paz", que les encaminaba a rechazar toda guerra y violencia externa por ser contraria al deseo de Dios. No todos los seguidores aceptaron este manifiesto; Isaac Penington, por ejemplo, se mantuvo contrario a él durante un tiempo.

Mientras tanto, los Cuáqueros de Nueva Inglaterra habían sido prohibidos, y Carlos fue aconsejado por sus consejeros a dictar una orden condenando esta práctica y permitiéndoles regresar. George Fox pudo reunirse con algunos de los Amigos de Nueva Inglaterra cuando regresaron a Londres, estimulando su interés en las colonias americanas. Fox no pudo viajar inmediatamente: fue de nuevo encarcelado en 1663 por su negativa a tomar juramentos, y al ser liberado en 1666 estaba demasiado ocupado con asuntos de la organización del movimiento; reguló el sistema de reuniones mensuales y quincenales de todo el país y la extendió a Irlanda.

La visita a Irlanda le dio la oportunidad de predicar en contra de lo que consideraba los excesos de la Iglesia Católica Romana, en particular el uso de ritos. Cuáqueros actuales han observado puntos de conexión entre las denominaciones: ambas afirman la presencia de Dios en sus reuniones y ambas permiten a la opinión colectiva de la iglesia contribuir a las enseñanzas bíblicas. Fox, sin embargo, no percibió estos puntos, por haber sido criado en un ambiente puramente Protestante contrario al "Papismo". También era más estricto en su apoyo sobre la Biblia que muchos de sus seguidores.

En 1669 Fox se casó con Margaret Fell de Swarthmoor Hall, una dama de alta posición social, y una de sus primeras adeptas. Su esposo Thomas Fell había muerto en 1658, y ella había sido encarcelada en Lancaster junto con Fox durante varios años. Su trabajo religioso conjunto era la base de su vida conyugal, y más tarde colaboraron en gran parte de la administración que requería la sociedad.

Viajes por América y Europa

En 1671 Fox viajó a Barbados y las colonias inglesas en América, permaneciendo allí dos años. Desde Barbados, envió una carta a los Amigos describiendo el papel de las reuniones de mujeres en la ceremonia del matrimonio entre Cuáqueros, un punto de controversia cuando volvió a casa, y escribió una carta al gobernador y la asamblea de la isla en la que refutaba las acusaciones hacia los cuáqueros de incitar a los esclavos a la revolución e intentaba asegurar la ortodoxia de las creencias cuáqueras. Esta carta, particularmente su parte doctrinal, se convertiría dos siglos después en un elemento decisivo en el enfrentamiento entre sus seguidores. El primer aterrizaje de Fox en el continente norteamericano fue en Maryland, donde participó en un encuentro de cuatro días con Cuáqueros de la localidad. Permaneció allí mientras varios de sus compañeros ingleses viajaban a las otras colonias, porque deseaba conocer nativos americanos de los Estados Unidos que estuvieran interesados en las costumbres cuáqueras, aunque Fox resalta que se mantenía un gran debate entre ellos sobre si participar en el encuentro. Fox se sintió impresionado por su comportamiento cotidiano, del que dijo que era "lleno de amor" y "respetuoso".[7]

En las colonias, Fox ayudo a establecer sistemas de ogranización para los Amigos que residían en el lugar, en la misma línea que había comenzado en Inglaterra. También predicó a muchas personas ajenas al movimiento, algunas de las cuales se convirtieron; otras, incluyendo los Ranters y algunos Católicos, fueron inamovibles. Al parecer, esto no importó mucho a Fox, pero sí se manifestó en contra de la afirmación de un habitante de Carolina del Norte que dijo que "La luz y el Espíritu de Dios... no estaba en los indios", una sentencia que Fox rechazó.[8]

Después de extensos viajes por las diversas colonias americanas, George Fox regresó a Inglaterra en 1673, hallando el movimiento fuertemente dividido entre aquellos que se negaban al establecimiento de las reuniones de mujeres (fundamentalmente habitantes de las provincias), y el poder de aquellos que vivían alrededor de Londres. Con William Penn y Robert Barclay como aliados, solucionó este problema con éxito. Fue encarcelado de nuevo, y su salud comenzó a empeorar. Margaret Fell pidió al Rey la liberación de su esposo; ésta tuvo lugar, pero Fox estaba demasiado débil como para reanudar sus viajes inmediatamente. En su lugar, intensificó su trabajo escrito: cartas, tanto públicas como privadas, así como libros y ensayos; también comenzó a dictar lo que sería publicado después de su muerte como su diario. Gran parte de su energía la dedicó al tema de los juramentos, sintiéndose convencido de la importancia de las ideas cuáqueras. Al rechazar los juramentos, sentía que podía atestiguar el valor de la verdad en la vida diaria, así como ante Dios, a quien asociaba a la verdad y a la luz interior.

En 1677 y 1684 visitó a los Amigos en los Países Bajos, y organizó sus reuniones disciplinarias. También hizo una breve visita donde actualmente es Alemania. Mientras tanto, Fox participaba mediante el correo en una disputa entre Amigos de Inglaterra acerca del papel de las mujeres en las reuniones, una lucha que consumió sus energías y le dejó exhausto. De vuelta en Inglaterra permaneció en el sur con el objetivo de dar por zanjada la disputa. La salud de Fox empeoró aún más hacia el final de 1684, pero continuó trabajando de una forma más restringida, escribiendo a los líderes de Polonia, Dinamarca, Alemania y a otros países acerca de sus creencias y su trato hacia los Cuáqueros.

En sus últimos años, Fox siguió participando en las Reuniones Anuales, y aún comparecía ante el Parlamento para denunciar el sufrimiento de los Amigos. El Acta de Tolerancia de 1689 puso final a las leyes de uniformidad cuyo incumplimiento había provocado la persecución de los Cuáqueros, y en ese año muchos amigos fueron liberados.

Muerte

George Fox murió el 13 de enero de 1691, y fue enterrado en el Cementerio Cuáquero de Bunhill Fields en Londres.

Su diario fue publicado por primera vez en 1694, tras ser editado por Thomas Ellwood, amigo de John Milton, y por William Penn. Al igual que otras obras parecidas de la época, el diario no fue escrito de manera contemporánea a los hechos que describe, sino que más bien se compiló muchos años más tarde, siendo en gran parte dictado. Como autobiografía religiosa ha sido comparado con obras como las Confesiones de Agustín de Hipona y el Grace Abounding to the Chief of Sinners (Gracia abundante para el mayor de los pecadores) de John Bunyan, un trabajo de carácter muy personal que, no obstante, logra atraer al lector. También lo han utilizado los historiadores por su riqueza de detalles de la vida cotidiana del siglo XVII y de las muchas ciudades y pueblos que Fox visitó.

Cientos de cartas de Fox, en su mayor parte epístolas escritas para ser publicadas, así como unos cuantos comunicados privados, también han sido publicadas. Escritas a partir del 1650 con encabezados del estilo de Amigos, buscad la paz de todos los hombres o A los amigos, para que se conozcan en la luz, las cartas ofrecen una enorme introspección en los particulares de las creencias de Fox y muestran su determinación por difundirlas. Estos escritos han encontrado lectores más allá de los cuáqueros, habiendo numerosos grupos religiosos que las usan para ilustrar los principios del cristianismo.

Ellwood describe a Fox como "agraciado en su aspecto, de porte viril, grave en el gesto, civilizado en el hablar". Penn dice que era "exquisito más allá de cualquier tipo de educación". Nos cuenta que era "sencillo y poderoso en su prédica, ferviente en la oración", "un dicernidor del espíritu de los demás y muy dueño del suyo propio", habilidoso al "pronunciar cualquier palabra apropiada para las condiciones y las capacidades de la mayoría, en especial de aquellos apesadumbrados y necesitados de descanso espiritual"; "valiente para decir la verdad, atrevido para defenderla, paciente para sufrirla, inamovible cual roca".

La influencia de Fox sobre la Sociedad de Amigos fue, por supuesto, tremenda y sus creencias han sido en su mayor parte llevadas a la práctica por este grupo. Puede que su logro más significativo, aparte de su predominante influencia en el movimiento inicial, fue su liderazgo para enfrentarse a los dos retos de la persecución por el gobierno tras la Restauración y las disputas internas que amenazaban su estabilidad durante aquel periodo. No todas sus creencias fueron bien recibidas por todos los cuáqueros: su oposición de estilo puritana a las artes y su rechazo del estudio teológico detuvo el desarrollo de estas prácticas entre los cuáqueros durante un tiempo. El nombre de George Fox a menudo lo invocan Amigos tradicionalistas que no gustan de las concepciones liberales modernas respecto a los orígenes cristianos de la Sociedad. Pero al mismo tiempo, los cuáqueros y otros grupos pueden identificarse con la experiencia religiosa de Fox e incluso aquéllos que están en desacuerdo con él lo consideran un pionero.

Walt Whitman, que fue educado en una familia cuáquera y siempre se sintió cercano a ellos, escribió más tarde: "George Fox representa algo más: un pensamiento; el pensamiento que nace en las horas del silencio, puede que el pensamiento más profundo y eterno latente en el alma del hombre. Tal es el pensamiento de Dios, imbuido de las ideas del bien moral y de la inmortalidad de la identidad. Grande, muy grande es este pensar; sí que lo es, más grande que cualquier otro"[9]

La Universidad de George Fox en Oregón, fundada como Facultad del Pacífico en 1891, cambió a su nombre en 1949.

Referencias

  1. Journal of George Fox - Chapter Four
  2. Journal of George Fox - Chapter Seven
  3. Journal of George Fox - Chapter Eight
  4. Journal of George Fox - Chapter Ten
  5. Journal of George Fox - Chapter Twelve
  6. Journal of George Fox - Chapter Fourteen
  7. Journal of George Fox - Chapter Eighteen
  8. Journal of George Fox - Chapter Eighteen
  9. Artículo en November [en]

Enlaces externos


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