- Golpe de Estado de 1954 (Guatemala)
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Golpe de Estado de 1954 (Guatemala)
El golpe de estado que estremeció a Guatemala en 1954 fue una operación encubierta, llamada PBSUCESS, organizada por la CIA estadounidense para derrocar a Jacobo Arbenz Guzmán, el Presidente de Guatemala democráticamente electo. El gobierno de Arbenz presentó unas serie de reformas que la "inteligencia estadounidense" consideró como comunistas y las atribuyeron a la influencia soviética. Entonces impulsaron el temor a que Guatemala se convirtiese en lo que Allen Dulles llamó "una cabeza de playa soviética en América"[1] (posición enemiga para la invasión). Estas acusaciones repercutieron en la CIA y la administración de Eisenhower, durante la era anticomunista del Macarthismo. Principalmente el presidente Arbenz promulgó una reforma agraria que perjudicaron a la multinacional norteamericana United Fruit Company, con intereses en la oligarquía guatemalteca e influencia, a través de grupos de presión, en EE. UU.[2]
La operación, que apenas duró de finales de 1953 a 1954, estaba planeada para armar y entrenar para tomar el país a un "Ejército de liberación" de aproximadamente 400 rebeldes bajo el mando del oficial exiliado del ejército guatemalteco Coronel Carlos Castillo Armas coordinándolo con una compleja artimaña diplomática, económica y propagandista mayormente experimental. La invasión fue precedida desde 1951 por un plan, bautizado PBFORTUNE, para financiar y suministrar armas y provisiones a las fuerzas opositoras al presidente. Tras la invasión estaba la Operación PBHISTORY con el objetivo de dedicarse a reunir documentos gubernamentales para incriminar a Arbenz de ser un títere comunista.[3]
Desarrollo
Invasión
A las 20:00 del 18 de junio las fuerzas del coronel golpista Castillo Armas cruzaron la frontera. Divididas en cuatro grupos, de unos 480 fuertes soldados entraron a través de cinco puntos a lo largo de la frontera hondureña y salvadoreña, para simular mayor número de soldados de un amplio frente y para reducir la posibilidad de que toda la tropa entera se encaminara por un único camino desfavorable. Además de estas tropas regulares, diez saboteadores entrenados en Estados Unidos fueron delante explotando los puentes claves y cortando las líneas de telégrafo. Todas las fuerzas de invasión fueron instruidas para reducir al mínimo encuentros reales con el ejército guatemalteco, para muchos motivos, pero sobre todo para evitar la imagen del ejército nacional contra los invasores. El desarrollo entero de la invasión fue expresamente diseñado para sembrar el pánico y dar la impresión de probabilidades insuperables para atraer la población y a los militares a su lado, antes que derrotarlos. Durante la invasión, la propaganda radiofónica transmitía falsos informes de enormes fuerzas que se unen la población local en una revolución popular.
Casi inmediatamente, las fuerzas de Castillo Armas se veían frente al fracaso decisivo. Invadiendo a pie y obstaculizados por el pesado equipo. Esto debilitó el impacto psicológico de la invasión inicial, pues los guatemaltecos comprendieron que no había peligro inmediato. Uno de los primeros grupos que llegaron a su objetivo, 122 rebeldes que pretendían capturar la ciudad de Zacapa, fueron aplastados por un pequeño contingente de treinta soldados del ejército guatemalteco, solo 28 rebeldes evitaron la muerte o captura. Una derrota mayor sobrevino al grupo de 170 rebeldes que emprendieron la tarea de capturar la protegida ciudad costera de Puerto Barrios. Después de que el jefe de policía descubriese a los invasores, rápidamente armó a trabajadores portuarios locales y los asignó papeles defensivos. En una cuestión de horas casi todos los rebeldes fueron muertos o cautivos, el resto huyó a Honduras. Tras tres días dos de los cuatro grupos golpistas de Castillo estaban vencidos. Intentando recuperar el ímpetu, Castillo ordenó un ataque aéreo sobre la capital al día siguiente, que fracasó puesto que solo un avión logró bombardear una pequeña cisterna de petróleo, creando un fuego menor sofocado en 20 minutos.[4]
Después de estos fracasos rebeldes, el presidente Arbenz mandó a su comandante militar que permitiese a los rebeldes adentrarse en el país. Arbenz y su comandante principal no temían el ejército rebelde pero estaban preocupados de que si eran aplastados darían un pretexto para una intervención abierta militar yanqui, como en otros países. Este miedo acobardó a la clase oficial, quitando el deseo contratar y derrotar la diezmada tropa de Castillo. La presencia de fuerzas de asalto anfibias estadounidenses extendió el rumor de un desembarco de marineros estaodunidenses en Honduras. El miedo retornó a Arbenz, y esta vez temió que los oficiales intimidados y pactaran con Castillo. Su miedo se confirmó y una guarnición entera del ejército se rindió ante Castillo unos días más tarde en la ciudad de Chiquimula. Arbenz convocó su gabinete para explicar que el ejército estaba en la rebelión y el 27 de junio Arbez anunció su renuncia.
Referencias
- ↑ Cullather, Nick (1999). Secret History: The CIA's classified account of its operations in Guatemala, 1952-1954. Stanford University Press, pp. 17. ISBN 0-8047-3311-2.
- ↑ Crisis in Central America on PBS Frontline, The New York Times 9 de abril de 1985, p. 16.
- ↑ Stanley, Diane (1994). For the Record: United Fruit Company's Sixty-Six Years in Guatemala. Centro Impresor Piedra Santa, pp. 179.
- ↑ Cullather, Nick (1999). Secret History: The CIA's classified account of its operations in Guatemala, 1952-1954. Standford University Press, pp. 90. ISBN 0-8047-3311-2.
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