- Miembros del Opus Dei
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Vocación e incorporación
Según Fernando Ocáriz,[cita requerida] dentro de la común vocación de los cristianos a la santidad y el apostolado, los miembros del Opus Dei tienen la vocación específica de propagar la consciencia profunda sobre la llamada universal a la santidad a través de su trabajo profesional.
Según los estatutos, los laicos incorporados a la prelatura (casi el 98% de los miembros) no modifican su propia condición personal, teológica o canónica, de comunes fieles laicos, y como tales se comportan en toda su actuación.
Cap II. 14. § 1. de los Estatutos: "El candidato que haya escrito una carta pidiendo la admisión en el Opus Dei en calidad de Numerario o Agregado, cuando se le haga saber normalmente por medio del director competente, que su petición ha sido considerada digna para que se examine, en este mismo momento queda admitido entre los supernumerarios, en tanto que se conceda la admisión que ha solicitado".
§ 2. "Si alguien antes de la incorporación como numerario o agregado parece carecer de la idoneidad para esto, puede ser retenido en el Opus Dei en calidad de supernumerario, con tal que tenga las condiciones requeridas".
De acuerdo con el derecho canónico, nadie se incorpora jurídicamente al Opus Dei si no es mayor de edad (18 años o más). No obstante desde los 14 años y medio un joven puede manifestar su interés por la organización y comenzar a participar de sus actividades: ayuda espiritual, retiros, dirección espiritual, deber de apostolado. De facto es una incorporación igual que la que se puede hacer con la edad mayor, solo impartir los módulos de formación le son prohibidos.
Incorporación
La incorporación al Opus Dei supone, por parte de la prelatura, el compromiso de proporcionar al interesado una asidua formación en la fe católica y en el espíritu del Opus Dei ; así como la necesaria atención pastoral por medio de sacerdotes de la prelatura. Por parte del interesado, lleva consigo los compromisos de permanecer bajo la jurisdicción del prelado, en lo que se refiere al fin de la prelatura; respetar las normas por las que ésta se rige, y cumplir las demás obligaciones de sus fieles.
Incorporarse a la Prelatura del Opus Dei no supone ningún cambio de estatuto personal: permanecen idénticos los derechos y deberes que se tienen como miembro de la sociedad civil y de la Iglesia.
Respecto a las nuevas vocaciones recibidas, "Desde el comienzo, se despierta en ellos la preocupación del proselitismo y el sentido de responsabilidad, en todos los aspectos: no sólo no deben ser gravosos, sino que han de ayudar a los apostolados con todo su esfuerzo".
"Es misión principalísima de los Consejos locales proporcionar a las nuevas vocaciones, con don de lenguas, la doctrina contenida en el Programa de formación inicial, que se integrará —desde el primer día—con la enseñanza práctica del espíritu de la Obra: por medio de pequeños encargos, urgiéndoles con ejemplos vivos a aprovechar el tiempo de estudio o de trabajo, a hacer apostolado y proselitismo, etc." (Vademécum de los Consejos Locales).
"En el caso de la Oblación y de la Fidelidad, el delegado se asegura de que el interesado tiene la decisión de obligarse del modo establecido en los Estatutos; y recordará a los numerarios y agregados que —como exigencia de la virtud de la pobreza y del desprendimiento— si poseen bienes patrimoniales, han de ceder libremente la administración y disponer del uso y usufructo a favor de quienes prefieran; y que, antes de hacer la Fidelidad, han de haber otorgado testamento, también con completa libertad, de sus bienes patrimoniales presentes y futuros". (Vademécum de los Consejos Locales)
Salida legítima e ilegítima del Opus Dei
En el caso de que el fiel esté incorporado solo temporalmente, el vínculo de éste con la prelatura cesa al terminar el plazo de vigencia de la convención. O antes, si el interesado solicita la dispensa y el Prelado la concede.
En el caso de que el fiel esté incorporado a la Prelatura de forma definitiva, es decir, si ya hizo la fidelidad, se necesita la dispensa de los compromisos adquiridos. Dicha dispensa solo puede ser concedida por el Prelado del Opus Dei, y se solicita mediante una carta manuscrita del miembro dirigida al Prelado, explicándole los motivos. El Prelado tiene la facultad de aceptar o no la petición, y no hay un plazo prefijado para la respuesta. Si el miembro abandona el Opus Dei sin dicha dispensa, se considera la salida como ilegítima y se cometería un pecado mortal (al tratarse de la rotura de unos compromisos graves).
- El miembro incorporado a la Obra que abandonase su vocación, sin haber obtenido la dispensa necesaria, pecaría mortalmente, como cualquier persona que incumpliera un compromiso en materia grave. (Catecismo del Opus Dei)
La salida legítima de la prelatura lleva consigo el cese de los derechos y deberes mutuos, no devolviéndose en ningún caso los bienes o dinero entregados durante la pertenencia a la Obra.
Causa suficientemente grave para decidir la expulsión de un miembro que esté incorporado al Opus Dei, es la falta del espíritu propio de la Obra, que constituya motivo de escándalo para los demás, o cometer faltas externas y graves, de la misma especie o de especies diversas, contra la legítima autoridad de la Iglesia, contra la moral cristiana o contra el espíritu de la Obra; y que, después de dos advertencias formales, no se corrija. Si es necesario decidir la salida de un miembro de la Obra, se hace con la máxima caridad; pero antes se le aconseja que pida espontáneamente la oportuna dispensa.
Sobre las crisis vocacionales
Las autoridades del Opus Dei vigilan la fidelidad y docilidad continuada de los miembros. Son vistas como posibles fuentes de rebeldía el acceso a información no aceptada por la agrupación (lecturas), así como de consejos de personas amigas más o menos íntimas o, incluso, de los propios parientes. También se desaconseja explícita y vivamente acudir a medios de formación de otras instituciones católicas romanas, como por ejemplo confesarse con un sacerdote no miembro del Opus Dei.
Cuando algún miembro de la Obra manifiesta el deseo de abandonar su vocación, los directores deben poner todos los medios que estén a su alcance para reencauzar al afectado.
Algunos temas comunes al tratar con estas rebeldías es la apelación a un examen más cuidadoso, ganar tiempo; que espere y medite despacio ese paso. Se le hablará sobre cómo sus acciones pueden hacer peligrar una prometida salvación y el daño que la infidelidad puede hacer a los demás. Se procurará hacerle comprender que otra actitud, al cabo del tiempo, le llenaría de pena y le avergonzaría delante de Dios.
En estos casos de depresiones y agotamientos, se acudirá a un médico experimentado y prudente —mejor, si es miembro de la Obra—, que sepa informar adecuadamente al enfermo, sin ocultar nada, pero sin insistir tampoco mucho sobre sus cansancios, pues, en ocasiones, sirve inconscientemente de pretexto al enfermo para no dejarse ayudar o para convertirse en médico de sí mismo. Por esto, es muy interesante que informen a los directores, para prestar una ayuda eficaz al que lo necesita.
En concreto, los directores encuentran conveniente enterarse de qué clase de amistades cultiva; si tiene intimidad con alguna persona; si se aconseja con algún eclesiástico ajeno a la Obra en lugar de hacerlo con sus "hermanos"; qué correspondencia envía y recibe, pues quizá escriba a parientes, a amigos o a otras personas; qué libros lee.
Si, después de agotar todos los medios, no logran recuperar su fidelidad, en algunos casos —después de ponderarlo bien—, el Consejo local puede pedir a la Comisión Regional que le conceda la dispensa de la vida en familia durante unos meses, multiplicando entonces los detalles de atención y de cariño, para que durante ese tiempo pueda pensar las cosas despacio y se decida a ser fiel.
Si, en alguna ocasión, un numerario o agregado, sin licencia del director, abandona el centro al que está adscrito, y no se consigue dar con su paradero, se informa enseguida a la Comisión Regional, y a nadie más. En ese caso, consideran conveniente que un sacerdote numerario —prudente y con experiencia— vaya a hablar con la familia, a fin de que, si es posible, se logre saber dónde se encuentra el presunto desertor. Cuando se consigue hablar con él, se comunica a la Comisión Regional y, con mucha caridad y fortaleza, se ponen los medios para guiarlo de vuelta a la organización.
Sobre los que no siguen adelante
Cuando, a pesar de todo, alguno no persevere, consideran que hay que tratarle siempre con mucha caridad y delicadeza: ayudarle, disculparle, comprenderle. Consideran que el hecho de que no siguieran adelante, no es razón para que no continúen unidos a la Obra; y colaborando de alguna forma —con su oración o su limosna— en los apostolados. La mejor manera de manifestar su buena disposición sería entonces que ayuden generosamente —según su capacidad económica o simplemente con su oración— en las labores de apostolado, al menos durante algún tiempo.
Cuando un miembro no sigue adelante antes de hacer la Oblación, se procura que siga como Cooperador. Los cooperadores son aquellas personas que sin ser miembros, ayudan a la Obra con su oración, su trabajo o sus donaciones, ya sea en bienes o dinero.
Enlaces externos
- 16 autorretratos de miembros del Opus Dei
- Opus Dei al día: información sobre el Opus Dei
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