- Munuza
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Munuza, de nombre Otman ben Neza, fue el gobernador musulmán del Norte de Hispania, cuyo enfrentamiento con don Pelayo de Asturias se encuentra en la génesis de la Reconquista. Su origen es incierto y prácticamente tan sólo se tiene como fuente sobre su vida la Crónica Albeldense.
Contenido
Biografía
Bereber musulmán, "compañero de Tariq", que participa desde el principio de la ocupación del Reino Visigodo en el año 711, en el avance de Musa ibn Nusayr por el Este, desde Caesar Augusta, hacia el Norte, por la calzada romana hacia Astúrica Augusta, y llegando hasta Lucus Augustum.
En 714, al ser reclamados Musa ibn Nusair y Táriq ibn Ziyad a Damasco por el califa Al-Walid, Munuza permanece como gobernador (en árabe wali ) del tercio noroccidental de Hispania, con sede, alternativamente, en Astorga, Lucus Asturum y Gijón.
En 717, envía como invitados-rehenes a diversas personalidades de la zona, entre ellos don Pelayo, a Ishbiliya dentro de la política de cooptación y tutelaje de las élites dirigentes, que aunque así pierden el poder político, conservan el social. Según algunas fuentes, a Pelayo se le habría encomendado el traslado de los tributos de la zona.
La leyenda de Ermesinda (o Adosinda u Ormesinda)
La leyenda, que no las fuentes históricas, quiere ver en el encaprichamiento de Munuza de Ermesinda (o, también, Ormesinda o Adosinda), la hermana de Pelayo, la explicación y desencadenante de la insurgencia cristiana.
En efecto, para tener el campo libre, Munuza enviaría a Pelayo, tutor de su hermana, a Sevilla con los tributos de su gobernaduría de 717.
A la vuelta, en 718, Pelayo, que habría arreglado el enlace de Ermesinda (o Adosinda u Ormesinda) con don Alonso, monta en cólera, atacando a Munuza el día de la boda, si bien la guardia del gobernador le rechaza, teniendo que huir hacia los Picos de Europa.
Una variante informa que Ermesinda (o Adosinda u Ormesinda) sólo accede a la boda para evitar la muerte de su prometido don Alonso, preso por orden de Munuza. Cuando Pelayo vuelve, se dispone a matar a su hermana, para "lavar su honor" manchado por la ruptura del compromiso con Alonso y el casorio con el infiel, enfrentándose al dilema de qué hacer con Alonso. En la boda, Pelayo pide hablar con su hermana, que le comunica que se había envenenado justo antes de morir en brazos de Pelayo. Munuza, encolerizado, ataca a Pelayo, pero es muerto por éste, que con Alonso se lleva el cadáver de Ermesinda (o Adosinda u Ormesinda) a Covadonga. Los motivos históricos personales pueden ser especulados, pero Pelayo puede muy bien haber tratado inmediatamente -como otros magnates contemporáneos pactarían así- de asegurarse una alianza con el nuevo poder en la zona como después realizarían otros monarcas y magnates astur-leoneses con otros magnates o monarcas navarros de Álava o Pamplona y todas las dinastías harían en algún momento con el Califato de Córdoba, para garantizarse tratados preferentes sobre otros nobles en la zona y alianzas quizás en contrapeso al poder y submisión nominal al duque Pedro de Cantabria.
La revuelta de todos modos iniciaría un proceso de desencadenamiento que haría posible para Pelayo recibir el apoyo de los condes gallegos para atacar frontalmente a Munuza y asegurar su elección al trono por encima del derecho o prevalencia que el duque cántabro pudiera tener.
La supervivencia de los rebeldes astures: causas
Por las razones que fueren, Pelayo aparece posteriormente encabezando un grupo de astures, formado por insurgentes fiscales y otros fugitivos, pero sin causar demasiados inconvenientes a Munuza, que aun así, informa al emir (en árabe amīr ) de Al-Ándalus.
Las razones de la pervivencia de la revuelta, al fin y al cabo una molestia menor, residen en dos razones fundamentales:
- La precaria organización de los territorios hacía poco conquistados.
- El principal foco de interés musulmán es la expansión hacia el Reino Franco.
En 720–721, el califa ‘Umar, envía como gobernante a al-Samh, que reorganiza la administración de Al-Ándalus, el cobro de tributos y el reparto de tierras entre los hombres venidos con Tariq y Musa ibn Nusayr.
Paralelamente, se organiza un ejército, que ataca el resto del territorio visigodo aún no sometido, la Septimania, conquistando Narbona en 721.
El avance musulmán continúa contra el Ducado de Aquitania, pero en el asalto a Tolosa, el duque Eudes Duque de Aquitania (o Eudón u Odón u Otón), el 21 de julio de 721, vence a los musulmanes, perdiendo la vida el propio al-Samh. Los musulmanes se repliegan a Al-Ándalus bajo el mando de al-Gafiqi.
Covadonga
En agosto de 721, llega 'Anbasa, el nuevo gobernador musulmán, que inmediatamente reorganiza las tropas. Con el fin de foguearlas y darles moral, se decide por realizar una razia para lo cual escoge como blanco a los rebeldes de Asturias, encargando la operación al bereber ‘Alqama, el cual re-ocupa el territorio, que los pelayianos, van evacuándolo, ante la manifiesta superioridad numérica y organizativa de las tropas cristianas (encabezadas por el obispo de Sevilla Oppas) y musulmanas comandadas por ‘Alqama.
Así, para el año 722, Munuza, desde Gijón, procede a la organización del territorio y el cobro de tributos.
La persecución de los fugitivos pelayianos, conduce a las tropas al valle donde se abre la Cova Dominica, donde la vanguardia sería emboscada y masacrada, en una confrontación denominada Batalla de Covadonga, considerada por la Historiografía tradicional española el arranque de la Reconquista, conllevando la retirada del resto de la tropa, ante la imposibilidad de desplegarse adecuadamente en las estrecheces del valle. Un "argayo" (desprendimiento de piedras y tierra) en el Monte Subiedes (Cantabria),sufrido por las tropas en retirada, remataría la faena, provocando la retirada de Munuza de Gijón hacia su base leonesa.
«Entonces los de las huestes de los Sarracenos que habían sobrevivido a la espada, al derrumbarse un monte en Liébana, fueron sepultados por el juicio de Dios>>. Crónica Albeldense, año 883.El fin de Munuza
Sobre la desaparición de Munuza de la Historia, existen varias versiones, mutuamente excluyentes:
- Habría muerto a manos de Pelayo el día de la boda con su hermana.
- Habría muerto en la batalla de Covadonga, incluso a manos del mismo Pelayo.
- En la huida de Gijón habría muerto en Olalles, lugar de incierta localización, dada las múltiples posibilidades, ya que el nombre se identifica con Eulalia, Olaya, Santa Eulalia, Santaolaya,... Las Crónicas asturianas lo sitúan en varios lugares: Santa Eulalia de Manzaneda, Santa Olaya de Abamia, Tudela de Asturias, en el valle de Proaza, San Vicente de Olalle en las cercanías de Trubia, y en una zona próxima a Lugones. El autor P. Flórez asegura que fue en el valle de Santa Olalla, que, en función de otros datos, puede ser Santa Eulalia de Turiellos (antigua denominación de La Felguera ). Según Ambrosio Morales en Crónica y amparándose en el Padre Risco, fue también aquí el lugar de la derrota; lo mismo afirma el historiador P. Mariana. El arabista Saavedra coincide también con dicha ubicación langreana.
- Se habría retirado a orillas del Guadalquivir con Ermesinda (o Adosinda).
- Habría permanecido en Gijón con Ermesinda (o Adosinda), una vez reconciliado con Pelayo.
Sin embargo, posteriores crónicas le sitúan con bastante seguridad puesto a cargo de las tropas bereberes en las zonas fronterizas y de igual geografía montañosa en los Pirineos orientales. Tratados y enlace parecidos con el duque aquitano le llevarían a casar con la hija del duque, tras lo cual y con la alianza del duque como resguardo se levantaría en rebelión contra sus superiores árabes y en alianza con los francos, a la búsqueda quizá de crearse un nicho de poder en el estratégico punto de los Pirineos. Fue suprimido por las tropas del Emir en campaña de castigo y para deshacer el peligro que esta posición hubiera supuesto para el al-Andalus recién creado.
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