Orgasmo

Orgasmo

El orgasmo (del idioma griego ὀργασμός) o clímax (del griego κλίμαξ, «escalera» o «subida») es el momento culminante del placer sexual.

Antes del orgasmo, sube la concentración de la sangre en los genitales hasta un máximo, y durante el clímax se dan contracciones de los músculos de esta zona del cuerpo, en la cual se descarga la tensión sexual. Después tiene lugar una relajación de la región genital y en muchos casos, de todo el cuerpo. En el caso del hombre, en general se da la eyaculación durante el orgasmo.

Aparte de las reacciones corporales, el orgasmo se hace notar por una sensación que casi siempre es sentida como placentera. Algunas culturas dividen los orgasmos en niveles que llegan hasta un estado de éxtasis que perdura por un largo periodo de tiempo y puede ser alcanzado por ciertas prácticas sexuales y prácticas de meditación.

Władysław Podkowiński, La Folie, 1894.

Contenido

Aspectos fisiológicos y teorías antropológicas

El orgasmo es el resultado final del clímax explosivo de una relación sexual, que produce una sensación de liberación repentina y placentera luego de un punto casi insoportable e irrefrenable de esa tensión sexual, acumulada y guardada de manera continua desde que se inicia la excitación. El comienzo del ciclo está en la mera excitación, durante la cual la sangre acude al pene, al clítoris y a las zonas muy inervadas del plexo nervioso perineal, en el que se produce una intensa excitación pélvico-peritoneal del abdomen inferior, una suerte de peritonismo fisiológico. Algunos expertos se inclinan por pensar que es el fenómeno final de la estimulación continua de un reflejo nervioso de la propia médula espinal, que produce un relax placentero por la excitación particular de un tipo de neuronas especializadas llamadas espinotalámicas, localizadas en la región lumbar-sacro-coxígea, zona muy inervada e irrigada.

El desenlace del orgasmo en el hombre da lugar a la eyaculación o fase expulsora del semen. Una vez desencadenada la eyaculación, al parecer, el cerebro no enviaría señales específicas a las glándulas seminales ni al pene para que el semen salga expulsado, sino que éste sería el producto de una respuesta refleja de esos plexos. El curso del orgasmo genera sensaciones propias de una explosión placentera que, una vez desencadenado, produce un placer muy intenso. Durante el orgasmo, las paredes del útero y la vagina se contraen, apretando al pene y transmitiendo un placer superior, seguido de un fuerte cosquilleo y de una explosión placentera, el “clímax”, punto donde el placer estalla desbordante.

William Masters y la trabajadora social Virginia Johnson diferenciaron 4 fases de respuesta a la estimulación sexual humana: excitación, meseta, orgasmo y resolución. El Orgasmo en sí es el deseo más profundo que mujeres y hombres buscan desde que se transforman en seres sexualmente activos. El orgasmo es la penúltima fase del ciclo de la respuesta sexual, consistente en un breve episodio de liberación física que sucede al aumento previo de la tensión muscular, de la congestión sanguínea pélvica y de la sensación corporal de excitación con percepción subjetiva de este clímax. Esta liberación energética se evidencia por descargas musculares rítmicas a nivel genital y perineal, aunque también comprometen en su sensación al resto del cuerpo. Estas contracciones son sumamente placenteras para ambos sexos y producen una sensación de alivio y relajación.

Disfunciones corporales

Control consciente del orgasmo

Para experimentar placer sexual intenso no es necesario que el orgasmo se produzca en cantidades grandes, sino que está más relacionado con la capacidad de sobrellevar el autocontrol y en cierta medida con la autoestima. Por eso, un "juego sexual" es más placentero que una simple "caza del orgasmo", que lleva a disfunciones como el orgasmo fingido. La denominación en varios idiomas para la actividad sexual en pareja lleva consigo la palabra "juego".

La intensidad del orgasmo femenino puede aumentarse con algunas técnicas, como el cambio de intensidad de los contactos corporales, estimulaciones múltiples (por ejemplo, del clítoris y los pechos a la vez) y una puesta en escena del acto sexual como juego, por ejemplo juegos de rol en los cuales los amantes asumen papeles activos, pasivos o imaginarios, o el vendado de los ojos. Esperar el orgasmo o someterse a presión, en cambio, es considerado obstáculo para la experimentación de placer.

Con experiencia creciente, los hombres aprenden a controlar su orgasmo a través de la autodisciplina. Así sobre todo pueden retrasarlo, lo cual puede aumentar la intensidad del placer. También la pareja tiene posibilidad de ayudarle a controlarlo a través de cambios de intensidad de los estímulos.

Una técnica popular es la interrupción del coito y de la estimulación en general cuando los amantes ya han conseguido un nivel de excitación avanzado. En ella se basa el tantra hindú, y la combina con técnicas de respiración para transformar la vivencia del orgasmo, por ejemplo, en un estado de éxtasis perdurable.

Partes de la colección de textos india Kamasutra comprueban que ya en la Antigüedad el ser humano se ha preocupado por técnicas para aumentar el placer sexual. Una cuestión interesante es que hoy en la India la moral en cuestiones sexuales es bastante conservadora.

Tanto en el hinduismo como en el budismo, el sexo es visto como acto espiritual, y el aumento del placer es solamente un producto colateral de éste. El tantra según la concepción tradicional quiere producir una cercanía a los dioses a través del orgasmo, sobre todo relacionado con la deidad doble Shivá. El orgasmo es visto como disolución de los límites del Yo, que a través de este proceso se mezcla con la identidad de la deidad. El budismo tántrico Vajrayāna en cambio lo relaciona con una experiencia de la unión entre felicidad y vaciedad. Algunos tántricos creen que esta experiencia es un samādhi (estado) especial, que no puede ser alcanzado por otras técnicas de meditación. Otras concepciones ven al orgasmo como baño del cuerpo en qi (la energía de la vida). En todas juega un rol fundamental la capacidad de dejar atrás el Yo.

Anorgasmia

Con el término anorgasmia se denomina una disfunción que impide experimentar el orgasmo de manera temporal o constante, con respuesta sexual normal en las fases fuera del orgasmo.

Es más común en las mujeres que los hombres: solamente un tercio de las mujeres sexualmente activas reportan que llegan al orgasmo con regularidad, y entre 5 a 10 % nunca lo han experimentado. En el caso de los hombres, hace falta diferenciar la anorgasmía de la disfunción eréctil y de problemas de eyaculación.

Una de las posibles causas es la ingestión de antidepresivos, otros problemas psicológicos, enfermedades que impiden la correcta circulación de la sangre y lesiones de los nervios en las zonas erógenas, que pueden ser causadas por operaciones llevadas a cabo de manera inadecuada. Sobre todo en el caso de la mujer juega un papel importante que la anatomía de los órganos sexuales todavía no es comprendida en su totalidad (recién en el año 1998, por ejemplo, se descubrió el verdadero tamaño del clítoris). La organización International Society for the Study of Woman’s Sexual Health fue fundada para combatir esta situación de desinformación, que frecuentemente impide un tratamiento adecuado de la anorgasmia femenina.

Nuevos estudios han demostrado que las causas de la anorgasmia son similares en mujeres y hombres. Recientemente se han desarrollado nuevos métodos y aparatos para detectar posibles obstáculos para el orgasmo, como el Genito-Sensory-Analyzer, un artefacto que es introducido en la vagina y aplica diversos estímulos, como cambios de temperatura y vibraciones para detectar nervios lesionados, y otros que miden la intensidad de la circulación de la sangre y la humedad en los órganos sexuales.

Otros estudios han descubierto que una posible causa de la anorgasmia femenina es una deficiencia en la producción de tetosterona. Para compensar esto se utilizan geles con los que es tratado el clítoris. Si la causa es, en cambio, una deficiencia en la circulación sanguínea, el ginecólogo alemán Joachim Siewers recomendó la emplear Viagra por parte de las mujeres. Otras posibilidades son bombas que producen un vacío en la vagina y entrenan a los vasos de la zona genital.

Existe, además, la anorgasmia provocada intencionalmente, que es una técnica del BDSM que consiste en que un participante es imposibilitado intencionalmente de alcanzar el orgasmo, sobre todo por aparatos técnicos. La forma más extrema es el Never-Inside, una relación en la cual uno de los amantes es desprovisto de manera continua de todas las posibilidades de alcanzar un orgasmo, por ejemplo, mediante un cinturón de castidad.

Paraplejía

El sistema nervioso interno.

Personas que sufren de paraplejía no tienen sensaciones físicas a partir de la parte dañada de la médula espinal. Sin embargo, hay casos donde estas personas pueden ser capaces de alcanzar orgasmos normales.

Algunos parapléjicos utilizan un aparato llamado Brindley Stimulator, que a través de contactos debajo de la piel puede hacer vibrar al abdomen. La función primaria del aparato es estimular a los intestinos y a la vesícula para causar la defecación o la micción. Sin embargo, también provoca estimulación y excitación sexual y puede llevar a estas personas a disfrutar un orgasmo, que según reportes es altamente placentero.

Un reciente estudio alemán del Centro de Lesionados de la Médula Espinal en Halle reveló que mujeres parapléjicas pueden percibir una penetración de la vagina aun cuando éstas no tengan sensaciones físicas en esta área del cuerpo. Todavía no se ha podido comprobar si esto está relacionado con una posible estimulación del útero.[1] [2] [3] [4]

Aspectos históricos

Antigüedad

Los antiguos griegos le daban un alto valor al orgasmo, no importando si éste se alcanzaba a través de la masturbación o del sexo homo- o heterosexual. Los romanos reservaban el orgasmo al hombre; no era deseado que las mujeres tuvieran sentimientos agradables en el acto sexual. Un hombre que ayudaba a su esposa a llegar al orgasmo con técnicas como el cunnilingus era visto como impotente[cita requerida].

Sin embargo, en varias culturas - entre ellas también la griega y la romana - se ha comprobado la existencia de objetos que ayudaban a la mujer a llegar al orgasmo, la mayoría, en forma de falo. Los primeros de ellos se encontraron en Pakistán y datan de alrededor de 4.000 a. C. En Egipto, el orgasmo femenino tuvo una gran importancia ritual, por ejemplo, en la fiesta de Isis.[5]

Medioevo y Edad Moderna

Los tabúes sexuales que se difundieron en la moral del Medioevo y en ciertos grupos culturales que influyen hasta hoy, derivaron de las religiones que asumieron el NeoPlatonismo como criterio de interpretación, justo en tales ideologías es donde lo corpóreo, material y genital era lo opuesto a lo bueno, celeste y espiritual dando lugar a su propia idea del sexo. El orgasmo, sobre todo el femenino, no era visto como algo "natural" sino como material, maligno, corpóreo y para algunos diabólico. Hasta épocas recientes algunas conductas que son vistas como "normales" en sociedades tolerantes de hoy eran entonces prohibidas, así por ejemplo, en Alemania, hasta 1994 era vigente el Artículo 175 que penaba relaciones homosexuales.

A partir del Siglo XV es documentado que los médicos europeos se valieron de la ayuda manual para que las mujeres con enfermedades catalogadas como "histeria" (por ejemplo, nerviosidad y dolores de cabeza) pudieran conseguir el orgasmo. En el Siglo XIX estas prácticas disminuyeron dado que se empezaron a comercializar otra vez aparatos como los primeros vibradores. En el mismo siglo, la literatura medicinal mencionaba varias veces al orgasmo femenino y lo describía - erróneamente - como necesario para una concepción exitosa. En Francia ya era común la expresión la petite mort, la muerte pequeña, para referirse al orgasmo femenino.

Siglo XX

Los cambios en las concepciones morales, la disminución de la influencia de la Iglesia y mejores métodos científicos hicieron posible investigar el fenómeno de manera más profunda y ayudaron a destabuizarlo.

Sigmund Freud y Wilhelm Reich

El psicoanalista Sigmund Freud, uno de los pioneros del psicoanálisis, jugó un rol importante en el establecimiento de la sexualidad como objeto de estudios científicos serios. Según él, la tensión sexual (libido) incumplida era la responsable de las enfermedades psicológicas, mientras que desde la subliminación de ésta resultaban los logros culturales del hombre. Sin embargo, Freud no le concedió demasiada importancia al orgasmo mismo.

A partir de mediados de la década del 1920, el alumno de Freud, Wilhelm Reich investigó la capacidad de alcanzar el orgasmo. En 1927 escribió la primera monografía sobre el tema, La función del orgasmo. En este trabajo propuso utilizar la potencia orgásmica como indicador para la salud mental, basándose en sus experiencias como terapeuta y estudios empíricos. Las enfermedades neuróticas, según Reich revelaban una impotencia de vivir un orgasmo "completo", lo que bloqueaba a la libido. Como meta para curar estas patologías, propuso lograr que el paciente acepte el "reflejo" del orgasmo. Estos estudios lo llevaron una década más tarde hacia la vegetoterapia, que incluía mente y cuerpo.[6]

En los años 1950 otros psicólogos desarrollaron variantes de este tipo de terapia, incluyendo técnicas como el yoga, el cual había sido desaprobado por Reich ya que éste según él iba dirigido hacia un mayor autocontrol , lo que justo buscaba evitar.[7] Un ejemplo es el neotantra de Margot Anand, una alumna de Osho. Un alumno de Reich, Alexander Lowen, modificó su vegetoterapia sin incluir a técnicas exóticas, llegando hacia el análisis bioenergético. Ninguno de estos tipos de psicoterapia tuvieron como meta la recuperación de la "potencia orgásmica" de Reich.

Reporte de Masters y Johnson

Masters y Johnson investigaron el orgasmo humano en la década del 1960 y crearon el término del ciclo de la respuesta sexual humana. En la investigación se recurrió a personas que aceptaron realizar el coito y otras estimulaciones sexuales en condiciones de laboratorio. Por lo tanto es cuestionada la representatividad del estudio, ya que se trataba de personas con un alto interés en la sexualidad y poco pudor al respecto. Masters y Johnson concluyeron que existía en el humano una permanente tensión sexual, que solamente debía ser estimulada para llegar al orgasmo. Hoy la mayoría de los científicos ya no concuerda con esta tesis, argumentando que la sexualidad humana no se puede reducir al hecho de alcanzar el orgasmo.

Estudios recientes

Desde el conocido reporte Kinsey de los años 50 han sido numerosas las encuestas y los estudios empíricos sobre la conducta sexual en general y la relación de las personas con el orgasmo en particular.

  • En el año 2004, una encuesta alemana reveló que la mayoría de las mujeres no distinguían orgasmos "clitorales" de orgasmos "vaginales", solamente mencionaban diferencias respecto al tipo de estimulación, pero no respecto a la vivencia del orgasmo. Esto va conforme con estudios recientes que todos los orgasmos son producidos por el clítoris.[8]
  • Un estudio publicado el 11 de junio de 2005 en el magazín New Scientist reveló que probablemente la capacidad de alcanzar orgasmos femenina es influenciada por los genes. Las encuestadas habían sido mellizas, y se encontró una importante correlación en las parejas de hermanas respecto a su capacidad de alcanzar orgasmos por medio del coito y por medio de la masturbación.[9]

Importancia cultural

Aunque en varias sociedades existen tabúes respecto al orgasmo, éste ha sido tematizado en todas las épocas en el arte y también en la religión.

Arte y literatura

Un estudio realizado por Leonardo da Vinci en 1492 analizó el orgasmo desde la biología.

El arte ha tematizado al orgasmo desde distintos puntos de vista. En algunos casos es mencionado explícitamente, en otros, se lo ha ocultado a través de símbolos y metaforas, Artistas de diversa índole han tratado tanto los aspectos biológicos como los sentimientos relacionados a él, llegando hasta voyeurismo e instrucciones técnicas.

Además de la literatura, que ya desde la Antigüedad ha tratado el tema, el orgasmo también ha sido tematizado en las artes plásticas, el teatro y la música. Un ejemplo es la pieza Bolero de Maurice Ravel que de manera repetitiva llega a un clímax.

Véase también

Referencias

  1. Texto sobre el entrenamiento del orgasmo femenino (alemán)
  2. Orgasmo y paraplejia (en alemán)
  3. El orgasmo femenino y la paraplejia (alemán)
  4. Paritaet.org (alemán)
  5. Hallazgos arqueológicos de los primeros objetos para alcanzar el orgasmo (alemán)
  6. Descripción de uno de los primeros experimentos (1928) (alemán)
  7. Wilhelm Reich: La función del orgasmo (1942). Colonia: Kiepenheuer & Witsch 1969, p. 266, 308, también 176, 191
  8. Estudio sobre el orgasmo vaginal (alemán)
  9. Estudio sobre orgasmo y genética, wissenschaft.de (alemán)


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  • orgasmo — {{#}}{{LM O28271}}{{〓}} {{SynO28966}} {{[}}orgasmo{{]}} ‹or·gas·mo› {{《}}▍ s.m.{{》}} Culminación del placer sexual. {{★}}{{\}}ETIMOLOGÍA:{{/}} Del griego orgáo (yo deseo ardientemente). {{#}}{{LM SynO28966}}{{〓}} {{CLAVE… …   Diccionario de uso del español actual con sinónimos y antónimos

  • Orgasmo seco — Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada, como revistas especializadas, monografías, prensa diaria o páginas de Internet fidedignas. Puedes añadirlas así o avisar …   Wikipedia Español

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