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Antabamba
Antabamba es la ciudad capital de la Provincia de Antabamba, Departamento de Apurímac, en Perú.La provincia de Antabamba pertenece al departamento de Apurímac, y está ubicada entre las coordenadas 72º61 y 73º28 de longitud oeste y 14º11' y 14º44'de latitud sur. La provincia se ubica entre las sub cuencas del Apurimac y Pachachaca , en un rango altitudinal que va desde los 3200 msnm (El Oro) hasta más 5000 msnm (Totora Oropesa). A lo largo de este rango altitudinal, la provincia comprende diversas zonas de vida, siendo las más representativas a la zona de tundra pluvial alpino subtropical, páramo muy húmedo subalpino subtropical, bosque húmedo montano subtropical.
La provincia de Antabamba limita por el norte con las provincias de Abancay, Grau y Cotabambas (dpto. Apurímac) por el sur con los departamentos de Arequipa y Ayacucho, por el este con el departamento de Cusco y por el oeste con la provincia de Aymaraes (dpto. Apurímac) .
Contenido
Patrimonio arqueológico
En las alturas de la ciudad, muy cerca de Tatapampa y de esta ciudad, se encuentran las ruinas de Cupaymana o Copahuamayna, ciudadela preincaica.
Fue la ciudadela de los antepasados, al parecer de periodos preincas, de viviendas construidas en forma circular y cementerios pertenecientes a los pobladores antiguos de la región que datan aproximadamente de la época Wari intermedio.
Tienen construcciones de viviendas y centros ceremoniales que aún subsisten a las inclemencias del tiempo y la destrucción del hombre. Salimos de la ciudad, por un camino de qaqa k`ucho, que pasa por un costado de los reservorios de agua potable, rumbo a las ruinas de Cupaymana. Caminamos a pie por Illahuachaca, por la subida nos perseguía el cansancio en ciertos tramos, sudorosos y agitados dirigiéndonos cuesta arriba, a más de medio camino del peñasco nos detenemos para descansar y observamos a la ciudad de Antabamba en su completa dimensión y percibimos el silbido del viento y trinar de las aves.
Se continua la caminata por esos lugares entre pedregales, espinas de huaraqo y lagartijas. Antes de llegar a nuestro destino pasamos por el laime de Huamayna por los sembríos de papas y llegamos a Cupaymana.
Las viviendas están deterioradas. Este centro arqueológico, posiblemente pertenecía a la época Wari, de notable influencia y de los aguerridos chancas del sondor, identificables por sus construcciones arquitectónicas y su ubicación geográfica estratégicamente militar.
Encontrándonos en el mismo lugar podemos observar sitios cercanos como: Huamayna, Cerro Calvario, Tatapampa y Accullía, de donde se observa a plenitud todo el Huanso-qqocha, y tenemos una carretera muy cerca del lugar que facilita su llegada. Las viviendas están deterioradas por el tiempo y casi desapercibidos por el crecimiento en sus inmediaciones de arbustos, ichu y otras malezas.
Pero parcialmente han sido destruidas sin contemplaciones por profanadores y cuando este lugar se convierte en laime de papas poco a poco son destruidos; mueven y toman las piedras de las ruinas para construir sus cercos y otros cultivan en las mismas ruinas.
Varias decenas de viviendas aún existen en este centro arqueológico y están construidas con muros de piedra en forma circular y sus puertas con dirección hacia la salida del sol. Los pisos de las viviendas están empedrados y algunas de las habitaciones en el suelo de la entrada de la puerta tienen un orificio cuadrangular al subsuelo. Quizás servían de almacén de sus «tesoros» o «productos alimenticios».
En las ruinas, al lado de Huamayna, muy cerca de las viviendas corre el viento. Ahí está el «usno pata», en este lugar elaboraban sus utensilios de barro y desechaban las cenizas y restos de las cerámicas que eran a base de arcilla que abunda por ese lugar. Cupaymana es un cerro de poca altitud en cuya cima hay vestigios de un centro ceremonial que ha sido destruido por completo, tanto por los colonizadores españoles y posteriormente en nuestros tiempos por inescrupulosos profanadores.
Llegamos a la cima del cerro Cupaymana que hasta ahora es venerado por los campesinos como un «Apu guardián de los animales, de los cultivos y de la lluvia». Encontramos una piedra rectangular de casi dos metros por uno de ancho aproximadamente colocada en forma horizontal, pero removida de su sitio y destrozada por las manos del hombre. Además de centro ceremonial, este cerro servía como observatorio de sus centinelas. Desde este lugar se observa todo el entorno de la ciudadela. Está por desaparecer por intervención de profanadores.
En una planicie del lugar existe un centro ceremonial con una edificación de mayor proporción que las habitaciones. La puerta está a la salida del sol de forma rectangular, ya casi por desaparecer por la intervención de profanadores en su afán de buscar tesoros valiosos.
Encontramos todas las viviendas casi intactas y la mayoría de ellas tienen un orificio cuadrangular todo empedrado en el interior de la entrada.
Más abajo de la ciudadela, al pie de unos peñascos encontramos tumbas con cientos de restos óseos de su época, incluso se pueden mostrar cráneos con la frente achatada y el occipital sobresalido hacia la parte posterior. Algunos miembros de extremidades superiores e inferiores aún están unidos con sus ligamentos conservándose los dedos del pie y las manos unidas a la estructura ósea.
Declaración de zona arqueológica
Estas ruinas deben ser tomadas en cuenta por las autoridades competentes para declararlas patrimonio cultural y así puedan convertirse en zona arqueológica intangible por ser un vestigio cultural de trascendencia, por su antigüedad y por el grado de desarrollo que lograron alcanzar los pobladores más antiguos.
Véase también
- Preincaico
- Imperio Inca
Referencias
- Revista El Mariateguiano, noviembre de 2007.
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