Pedro Bartolomé se somete a la sentencia divina del fuego, por Gustave Doré.

Pedro Bartolomé († Antioquía, 20 de abril de 1099) fue un monje místico de Francia que acompañó a los caballeros de la Primera Cruzada.

En diciembre de 1097, durante el cerco de Antioquía, Pedro comenzó a tener visiones, principalmente de San Andrés. Afirmaba entonces que este le llevó a la iglesia de San Pedro de Antioquía, y allí le había mostrado la reliquia de la Lanza Sagrada, que atravesó el costado de Cristo en la cruz. El santo había instruido al monje para que hablará de esto a los líderes cruzados, y a ofrecer la lanza a Raimundo de Saint-Gilles cuando la encontrasen.

Pedro no informó inmediatamente a Raimundo o a los otros líderes y fue visitado cuatro veces más antes de junio de 1098. Comenzó a perder el sentido de la visión en febrero de 1098, probablemente debido al hambre que afligía a los cruzados, pero creía que esto se trataba de un castigo de San Andrés.

Después de que los cruzados que tomarán Antioquía, Pedro y Raimundo comenzaron la excavación del sótano de la iglesia. El 14 de junio de 1098, habría sido el propio Pedro el descubridor de la lanza, y afirmaba haber sido visitado más una vez por San Andrés en esa noche, y que le había dicho que estableciera un día santo en honra del descubrimiento.

Muchos, incluyendo el legado papal Ademar de Monteil, obispo de Le Puy creían que Pedro era un charlatán, y que había traído un pedazo de hierro, fingiendo encontrarlo en la iglesia. Después de la muerte de Ademar ese mismo año, Pedro afirmó que el legado lo había visitado para confirmar la autenticidad de la lanza.

La Lanza Sagrada.

El descubrimiento de la Santa Lanza fue considerada inicialmente como un buen presagio, y aumentó la moral de los cruzados cuando fueron cercados por un ejército musulmán. Se creyó que la lanza garantizó la victoria de los cruzados cuando estos salieron de la ciudad para enfrentarse al general Kerbogha de Mosul, tal como San Andrés había prometido. Sin embargo, la reputación de Pedro fue manchada por muchos de los nobles que lo desacreditaban.

Después afirmaría que Jesús Cristo lo había visitado e instruíra a los cruzados a marchar descalzos para Jerusalén, siendo en esta ocasión ignorado por la mayoría. Otras visiones, de Cristo, San Andrés, Ademar y aún otros, le revelaban la ira divina frente a los varios pecados y vicios de los cruzados.

El 8 de abril de 1099 Pedro pasó por una sentencia divina por fuego en una tentativa de probar su legitimidad. Es muy probable que hubiera sufrido graves quemaduras, a pesar de afirmar que no había sufrido porque Cristo le ayudo en el fuego, y que se había herido después en el entusiasmo del populacho. De cualquier forma murió doce días después, el 20 de abril.

Bibliografía

• Anonymi Gesta Francorum et Aliorum Hieorsolimitorum, ed. L. Bréhier, Histoire Anonyme de la Premiére Croisade, Paris, 1924.
• A History of the Crusades (Vol. 1), Steven Runciman, Cambridge, Cambridge University Press, 1951.