- Antonio de Lebrija (conquistador)
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Antonio de Lebrija (conquistador)
Antonio de Nebrija fue un conquistador español nacido en Alcántara (Cáceres) en 1507 y fallecido en Brozas (Cáceres) en 1540.
Contenido
Biografía
Era hijo del comendador frey Marcelo de Lebrija y de una señora de Villanueva de la Serena llamada María de Torres, y por tanto nieto del gran humanista Antonio de Nebrija. El joven Antonio, obtuvo licencia para pasar a Indias el 5 de febrero de 1527, y después de que en sus tiempos iniciales militara en la zona indígena de la comarca de Santa Marta (Colombia); posteriormente se incorporaba a la conquista del Nuevo Reino de Granada, como veedor y tesorero real con el ejército de Gonzalo Jiménez de Quesada.
Aunque algunos autores (entre ellos el historiador colombiano Raimundo Rivas) han asegurado que el conquistador Antonio de Lebrija nada tenía que ver con el gran humanista, está más que probado que era hijo de fry Marcelo Lebrija y nieto de Antonio de Nebrija. El insigne filólogo, aunque era de Lebrija (Sevilla), residió durante varios años en Extremadura, por estar al servicio de don Juan de Zúñiga y Pimentel, Gran Maestre de la Orden de Alcántara.
El conquistador Antonio de Lebrija, durante su niñez y juventud vivió en Brozas al lado de su padre, de su ilustre abuelo y de toda la familia, por lo que debió de adquirir una mediana cultura. Por otro lado, y en referencia a su padre, como los miembros de la Orden hacían votos castidad, no podían contraer matrimonio, pero a don Marcelo lo de la abstinencia carnal no le iba, y además de Antonio, en 1515 tuvo otra hija llamada Catalina. Cuando muere Antonio en 1540, sus bienes los hereda su padre, pero al morir éste tres años después, se entabla un largo pleito entre la tal Catalina y la Orden de Alcántara, por que el patrimonio del conquistador Antonio de Lebrija pasaría a la Orden, ya que lo había heredado su padre.
Conquista del Valle de Upar
Como Antonio quería probar fortuna, se marcha al Nuevo Mundo, y cuando llega a Santa Marta, bajo el mando del capitán Pedro de Lerma (sobrino del gobernador García de Lerma), Lebrija salía en misión exploradora entre los 200 hombres hacia el Valle de Upar y después, siguiendo el curso del río Sarare, llegaron hasta el río Magdalena, discurriendo por sus márgenes, cuyo recorrido hicieron venciendo grandes dificultades hasta llegar a un río al que (sin saber las causas) dieron el nombre de “Lebrija”, desde donde regresaron a Santa Marta debido a los inconvenientes climáticos de la temporada.
La exploración había sido provechosa y rentable, puesto que regresaron con buena cantidad de oro, conseguida entre los indígenas donada de buen grado o arrancada por la fuerza. Algunos meses después, las fuerzas de Pedro de Lerma emprendían una segunda expedición al Valle de Upar, pero los hombres de Pedro de Lerma encontraron los pueblos arrasados, porque el gobernador alemán, Ambrosio Alfinger, llegando desde el territorio de Venezuela, ya había explorado y saqueado aquella comarca mientras los hombres de Lerma se encontraban en Santa Marta.
Conquistador del Nuevo Reino de Granada
Favorecido por su preparación y los laureles familiares que le circundaban, después de estas jornadas, en 1536, Antonio de Lebrija se enrolaba en la expedición de Jiménez de Quesada, quien además de nombrarlo capitán de una de las ocho compañías que formaban el ejército conquistador, Lebrija tenía el cargo de veedor y contador de la Corona para fiscalizar el quinto real y las cuentas del contingente castrense que llevaban. Al poco tiempo de salir de Santa Marta, los víveres escaseaban y Jiménez de Quesada comisionaba a Antonio de Lebrija y a otro capitán alcantarino, Gonzalo Suárez Rendón, para que fueran a conseguir comida por los caseríos y sembradíos indígenas.
La ascensión hasta la serranía, además de trabajosa y llena de penalidades, tuvo sus grandes inconvenientes que ocasionaron graves pérdidas humanas, puesto que de los 800 expedicionarios que salieron de Santa Marta, solamente llegaban hasta la serranía 168 hombres al sitio denominado “valle de los Alcáceres”. Y estando en las inmediaciones de este valle, Jiménez de Quesada encargaba a los capitanes Céspedes y Lebrija para que explorasen el terreno que daba a los llanos orientales, con el objeto de buscar el sitio ideal donde después se asentaría la ciudad de Bogotá.
Entre otras misiones y acciones de conquista, Lebrija también figuró en la expedición que hizo Jiménez de Quesada al valle de Neiva para pacificar el territorio de los “panches”, así como otra salida exploradora al territorio de los “muzos” donde descubrieron las ricas minas de esmeraldas. Por otro lado, Lebrija también figuró en la incursión que hiciera Hernán Pérez de Quesada para buscar la expedición, dirigida por Sebastián de Belalcázar que, buscando nuevos objetivos, habían penetrado desde los territorios ecuatorianos.
Rumbo a España
Buscando las grandes riquezas que atesoraba aquel territorio, circunstancialmente en Bogotá se habían reunido los tres grandes caudillo que andaban por la comarca; además de que Gonzalo Jiménez de Quesada era el explorador oficial, por haberlo facultado la Corona, Nicolás Federman llegaba desde el territorio venezolano y Sebastián de Belalcázar desde Quito. El encuentro de los tres en Bogotá suscitó enfrentamientos por la posesión del territorio, y para dilucidar la pertenencia de la comarca, los tres decidieron ir a España y exponer sus cuitas ante el rey.
Decidido el viaje a la Corte y hechos los preparativos necesarios, el 8 de julio de 1539, los tres generales embarcaban hacia España, y Antonio de Lebrija, como capitán y tesorero oficial, también le tocó formar parte del séquito en aquel viaje. Antes de partir, Lebrija y el capitán San Martín, escribieron una perfilada crónica, dirigida al Emperador Carlos I, donde detalladamente hacían un recuento de la conquista del territorio del Nuevo Reino de Granada (la actual Colombia).
Brozas y el ocaso del conquistador
Terminadas sus diligencias en la Corte, Lebrija volvía a Brozas. Ya se encontraba enfermo y decidió abandonar la milicia y quedarse en casa. El poco tiempo que le quedaba de vida lo empleó en crear una capellanía, y la casa familiar que le pertenecía, decidió donarla para establecer un convento de religiosas. Pero Antonio, estando casi moribundo, su padre le hizo firmar un amañado testamento y pasaron a don Marcelo todos los bienes del hijo (entre estos, oro y esmeraldas que le habían correspondido en el reparto del botín en las incursiones conquistadoras. Antonio de Lebrija moría en Broza en 1540.
Pero su padre, el comendador don Marcelo, como no había respetado los votos de castidad y pobreza que le exigía la Orden, además de tener dos hijos, se apoderó de los bienes de Antonio, por eso a la muerte de don Marcelo, ocurrida tres años después, su hija Catalina reclamaba los bienes de su hermano Antonio, ya que al heredarlos el padre tenía que transferirlos a la Orden de Alcántara. Por esta razón se entabló un sonado pleito que duró varios años.
Bibliografía
- ”El carnero”, Juan Rodríguez Freyle. Biblioteca Ayacucho
- ”Epopeya de la raza extremeña en Indias” Vicente Navarro del Castillo, ISBN 84-400-5359-2
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