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Pobres gentes
Pobres gentes fue la primera obra que escribió Dostoyevski.
Según Belinski, en esta su primera obra, Dostoyevski había creado la novela social.
El agudo crítico explicaba el proceso íntimo por el cual el escritor habíase elevado en su vuelo hasta esa altura, mediante su intuición creadora. Dostoyevski había procedido como artista y no como pensador ni desarrollador de tesis: profunda apreciación a la que hacen justicia los críticos y biógrafos posteriores del novelista.
En la edición alemana de sus Obras completas, el compilador Moeller van den Bruck encabeza la versión de Pobres gentes con un proemio en el que hace resaltar también cómo Dostoyevski plantea en estas páginas un problema social y lo resuelve intuitivamente en nombre del amor, con la efusiva videncia del arte, y no al modo de los filósofos racionalistas, que se elevan a ese amor o filantropía mediante largos y fríos razonamientos. Tampoco a la manera de Marx y sus partidarios, que solo se atienen a la consideración del hecho económico en la historia y la psicología.
Dostoyevski, espíritu cristiano, asiduo meditador del Evangelio, desborda aquí su amor innato a las criaturas todas, haciendo del amor su imperativo social. Actitud romántica, desde luego, que dista un abismo de la filosofía del superhombre que Nietzsche proclamará más tarde, y en la que el amor quedará aplastado bajo la voluntad de vivir y dominar. Con "Pobre gentes" inicia Dostoyevski una literatura evangélica, en la que serán personajes predilectos y descollantes los pobres de espíritu, los mansos, las cortesanas abnegadas y los pecadores arrepentidos. Exaltación de la renuncia de sí mismo, del sacrificio en pro de los demás, de la expiación que nos vale la Smirenie o paz del alma.
A análogas conclusiones llegará Tolstoi, después de haber indagado largamente el sentido de nuestra vida. Pero lo admirable es que esas conclusiones hayan sido los principios de Dostoyevski y que este haya empezado desde luego su obra por un acto de amor. Más adelante, en nombre de este mismo amor, el novelista llegará a sentir el odio y a expresarlo; pero en esta primera etapa de su carrera se nos muestra como un lírico para quien el hecho de amar no se complica con problemas sociales ni políticos. Juventud.
Genealogía literaria de la obra
En cuanto a la genealogía literaria de la obra, los críticos rusos la hacen descender directamente de Gogol. Ya Nekrasov, al llevarle el manuscrito de Pobres gentes a Bielinski, le anunciaba: "-¡Le traigo a usted un nuevo Gogol!"
Dostoyevski se había inspirado para su libro en La capa, de Gogol, novela vuyo patetismo le hizo gran impresión y a la que alude en cierta página de la suya. Makar Aleksieyevich, el viejo funcionario paternalmente -¿quién sabe?- enamorado de Varinka, la huérfana, en un trasunto del Akaki Akakievich, protagonista de La capa, que más o menos prestará también sus rasgos a todos esos empleadillos modestos, ridículos y conmovedores, que desfilan por las primeras novelas de Dostoyevski, y que tienen entre sí un indudable parentesco psicológico, hasta parecer el mismo individuo en distintas etapas de evolución de un complejo de inferioridad, que llega a la manía persecutoria. La locura de Goliadkin, el protagonista de El doble, por ejemplo, está ya en germen en la psicología, al parecer tan plácida, de Makar Aleksieyevich. También este se cree vejado, perseguido, humillado.
También padece obsesión por la idea del sino. «Es el sino -dice-, y contra el sino no hay quien pueda.» Al abrírsele las puertas del manicomio, Goliadkin dirá por centésima vez: «¡Ya me lo tenía yo sabido!» (Nótese la raigambre romántica, cristiana y evangélica del sino, que en teoría es la predestinación.) Pobres gentes está saturada, en razón de su amor a los humildes, de un humorismo patético y enternecedor, que se da en todas las obras de Dostoyevski y que desde este momento señalamos.
El amor, imperativo social, resalta en esas pagínas en que, por boca de Makar Aleksieyevich, nos habla Dostoyevski, con penetrante emoción, de los mendigos, de las familias miserables, de todo ese dolor que se resume en la frase Pobres gentes. Makar Aleksieyevich, humilde funcionario, protege a Varinka, la huérfana, y reparte su escaso peculio entre los necesitados que le rodean, llevado sencillamente de su corazón efusivo y bueno. La Arcadia evangélica.
Para la historia íntima de la obra añadiremos que Dostoyevski empezó a escribir esta novela epistolar en 1844, cuando era teniente de Ingenieros y tenía veintitrés años, habiéndola teminado en mayo de 1845. En 1846 la publicó Nekrasov en su "Almanaque Petersburgués".
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