- Apocolocyntosis divi Claudii
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Apocolocyntosis divi Claudii
Apocolocyntosis divi Claudii, que podría ser traducida como La Calabacificación del divino Claudio (apocolocyntosis es una voz griega que vendría a significar la conversión en calabaza de una cabeza humana), es una sátira política contra el emperador romano Claudio, probablemente escrita por Lucio Anneo Séneca. Es, junto con las sátiras de Luciano de Samósata, el único ejemplo de sátira menipea de la época clásica (escrita según el estilo del escritor Menipo) que ha llegado a nuestros días, y, de hecho, el único ejemplo de sátira menipea latina.
El título de la obra es en sí mismo un juego de palabras, ya que, pretendidamente, apocolocyntosis evoca la palabra apoteosis, esto es, el proceso de deificación de los emperadores romanos, en este caso el de Claudio. Apocolocyntosis es, de hecho, griego latinizado, y algunas veces se translitera como Apokolokyntosis, ya que, la c en latín clásico se leía siempre como una k. Los manuscritos que se conservan de la obra, todos ellos sin firmar, llevan el título Ludus de morte Divi Claudii (Obra [de teatro] sobre la muerte del divino Claudio), y el título Apocolocyntosis proviene del historiador romano Dión Casio, quien escribía en griego. Fue Dión Casio el que atribuyó, de hecho, dicha obra a Séneca, y sólo mucho después sería el Ludus identificado como la Apocolocyntosis de la que habla Dión Casio.
La historia
La Apocolocyntosis narra la muerte de Claudio, su ascensión a los cielos y el juicio de los dioses, y su posterior caída en el Hades. En cada una de dichas fases, Séneca ridiculiza los defectos, fallos y errores del emperador, haciendo incapié a su arrogante crueldad y su tartamudez. En la historia, Apolo persuade a Clotho de que mate al emperador, el cual, una vez muerto, viaja al monte Olimpo, donde convence a Heracles de que permita que los dioses atiendan su causa de deificación en una sesión del Senado divino. Durante dicha sesión todo parece ir bien para Claudio, hasta que el divino Augusto aparece y enumera ante los demás dioses los crímenes más notables de Claudio en un largo y sincero discurso. Se supone que luego intervienen otros dioses, y que Mercurio habla en favor de Claudio. Desgraciadamente, el texto que se ha conservado presenta una serie de lagunas en esta parte, y la mayoría de los alegatos de los dioses a favor y en contra de Claudio no se conservan.
Dado que los dioses no lo encuetran digno de divinidad, lo condenan al infierno, a donde Mercurio lo lleva. En el camino al Hades, Claudio y Mercurio asisten a una procesión por el emperador, en la que una multitud de personajes vanales y ridículos se lamentan amargamente por el fin de la perpetua saturnalia a la que el principado de Claudio les había acostumbrado, constituyendo esto una profunda crítica a las políticas en favor de los libertos y esclavos que llevó a cabo Claudio (las saturnalias eran las "navidades" romanas, en las que se abolían durante una semana las clases sociales y los esclavos eran liberados durante ese tiempo). En el Hades, Claudio es recibido por los fantasmas de todos aquellos a los que había hecho morir. Estos se lo llevan para someterlo al castigo prescrito por los dioses, agitar los dados en un cubilete sin fondo para toda la eternidad, de tal manera que cada vez que intentara tirar los dados, éstos se caerían por el lado sin fondo del cubilete, y Claudio tendría que agacharse y buscarlos por el suelo (una referencia a la afición de Claudio por los dados). Sin embargo, mientras está en ello, aparece Calígula, al parecer un potentado de los infiernos gracias a sus maldades, quien, argumentando que Claudio es una antiguo esclavo suyo, lo libera de su castigo y hace que éste sea admitido como un funcionario judicial de bajo rango en el tribunal infernal.
Contexto
Séneca tenía algunas razones personales para satirizar a Claudio, ya que el emperador lo había desterrado a Córcega. Además, el clima político tras la muerte del emperador podría haber hecho que los ataques contra su persona se vieran como aceptables. No obstante, junto con estas consideraciones personales, Séneca parece también preocupado por lo que él consideraba un abuso de la deificación como herramienta política. Si un emperador según él tan taimado como Claudio podía recibir tal honor, entonces, argumentaba, la gente pronto dejaría de creer en los dioses.
Fuentes
- Claudio el dios, y su esposa Mesalina, de Robert Graves, concluye con una traducción del texto de la Apocolocyntosis.
- Respecto al contexto político y las referencias a la obra, ver Dión Casio, libro 60, nº35.
Categoría: Literatura romana
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