Apolo

Apolo
Para otros usos de este término, véase Apolo (desambiguación).
Apolo Licio, copia romana antigua de un original griego del siglo IV a. C. (Museo del Louvre)

Apolo (en griego antiguo Ἀπόλλων Apóllōn o Ἀπέλλων Apéllōn) es uno de los más importantes y polifacéticos dioses olímpicos de la mitología griega y romana.

El ideal del kurós (joven imberbe), Apolo ha sido reconocido variadamente como dios de la luz y el sol; la verdad y la profecía; el tiro con arco; la medicina y la curación; la música, la poesía y las artes; y más. Apolo es hijo de Zeus y Leto y hermano mellizo de la cazadora virgen Artemisa. Es conocido como «Apulu» en la mitología etrusca, influenciada por la griega. Apolo fue adorado en la antigua religión griega y en la romana, así como en el neohelenismo moderno.

Como patrón de Delfos (Apolo Pitio) era un dios oracular, la deidad profética del Oráculo de Delfos. La medicina y la curación estaban asociadas con él, ya fuera directamente o por mediación de su hijo Asclepio. También era visto como un dios que podía traer la enfermedad y la plaga mortal, además de tener el poder de curarla. Entre sus cargos custodios Apolo tenía dominio sobre los colonos y era el patrón defensor de rebaños y manadas. Como jefe de las Musas (Apolo Musageta) y director de su coro actuaba como dios patrón de la música y la poesía. Hermes creó la lira para él, y el instrumento se convirtió en un atributo común de Apolo. Los himnos cantados en su honor recibían el nombre de peanes.

En la época helenística, especialmente durante el siglo III a. C., pasó como Apollo Helios a ser identificado por los griegos con Helios, dios del sol, y de forma parecida su hermana se equiparó con Selene, diosa de la luna.[1] Sin embargo, en los textos latinos Joseph Fontenrose se declaró incapaz de hallar mezcla alguna de Apolo con Sol entre los poetas augustos del siglo I, ni siquiera en las conjuraciones de Eneas y Latino en la Eneida.[2] Apolo y Helios/Sol permanecieron como seres separados en textos literarios y mitológicos hasta el siglo III.

Contenido

Etimología

La etimología de «Apolo» es incierta. Los autores antiguos recogieron varios ejemplos de etimología popular. Así, Platón relaciona el nombre en su Crátilo con ἀπόλυσις, ‘redimir’, con ἀπόλουσις, ‘purificación’, con ἁπλοῦν, ‘simple’,[3] en particular en referencia a la forma tesalia del nombre, Ἄπλουν, y finalmente con Ἀει-βάλλων, ‘el que siempre dispara’. Hesiquio relaciona el nombre «Apolo» con el dórico απελλα apella, que significa ‘asamblea’, por lo que Apolo sería el dios de la vida política, y también da la explicación σηκος, ‘rebaño’, en cuyo caso Apolo sería el dios de los rebaños y manadas. También es posible[4] que apellai derive de una forma antigua de Apolo que pueda ser equiparada con Apaliuna, un dios anatolio cuyo nombre posiblemente significa ‘padre león’ o ‘padre luz’. Los griegos asociaron más tarde el nombre de Apolo con el verbo απολλυμι apollymi, ‘destruir’.[5]

También se ha sugerido[6] [7] que Apolo procede de la divinidad hurrita e hitita Aplu, que era ampliamente invocada durante los años de plaga. Aplu, se sugiere, procede del acadio Aplu Enlil, que significa ‘el hijo de Enlil’, un título que se aplicaba al dios Nergal, que estaba relacionado con Shamash, el dios babilónico del sol.

Orígenes del culto a Apolo

Base de la estatua de Apolo Iatros (‘médico’).

Parece que tanto el Apolo griego como el etrusco llegaron al mar Egeo durante la Edad del Hierro (entre c. 1100 y 800 a. C.) desde Anatolia. Homero le presenta en el bando troyano, contra el aqueo, en la Guerra de Troya. En el Bronce Antiguo (de 1700 a 1200 a. C.) el Aplu hitita y hurrita,[8] como el Apolo homérico, era un dios de las plagas y se parecía al dios ratón Apolo Esmínteo. Hay aquí una situación apotropaica, en la que un dios que originalmente traía la plaga era invocado para acabar con ella, mezclándose con el tiempo por fusión con el dios sanador micénico Peán (PA-JA-WO en lineal B), que en la Ilíada de Homero era una deidad independiente, el sanador de las heridas de Ares y Hades,[9] En otros autores la palabra pasó a ser un mero epíteto de Apolo en esta faceta de dios de la curación.

Homero ilustró tanto a Peán dios como a la canción con el aspecto de agradecimiento apotropaico o triunfo,[10] y Hesíodo también separó ambas cosas.[11] En la poesía posterior Peán es invocado independientemente como dios de la curación. Es igualmente difícil separar a Peán en el sentido de ‘sanador’ de Peán en el sentido de ‘canción’.

Tales canciones eran originalmente dirigidas a Apolo y posteriormente a otros dioses (como Dioniso, Helios y Asclepio) relacionados con él. Sobre el siglo IV a. C. el peán se convirtió en una simple fórmula de adulación, cuyo objeto era implorar protección contra la enfermedad y la desgracia o bien dar las gracias tras lograr dicha protección. De esta forma Apolo llegó a ser reconocido como dios de la música. Su papel como asesino de Pitón llevó a su asociación con la batalla y la victoria, de donde procede la costumbre romana de que los ejércitos cantasen un peán cuando marchaban y antes de entrar en batalla, cuando una flota abandonaba el puerto y también tras lograr una victoria.

Los vínculos de Apolo con los oráculos parecen también estar relacionados con el deseo de saber el desenlace de una enfermedad. Es el dios de la música y la lira. La curación pertenece a su reino: era el padre de Asclepio, el dios de la medicina. Las Musas eran parte de su séquito, de forma que la música, la historia, la poesía y la danza le pertenecían.

Lugares de culto

Inusual entre las deidades olímpicas, Apolo tuvo dos lugares de culto con influencia generalizada: Delos y Delfos. Los cultos del Apolo Cintio y del Apolo Pitio eran tan diferentes que podían tener santuarios en la misma localidad.[4] Nombres teofóricos tales como «Apolodoro» o «Apolonio» y ciudades llamadas Apolonia aparecen por todo el mundo griego. El culto a Apolo ya estaba totalmente asentado cuando comenzaron las fuentes escritas, sobre el 650 a. C.

Santuarios oraculares

Templo de Apolo en las faldas del monte Parnaso, cerca de Delfos (Grecia).

Apolo tenía un famoso oráculo en Delfos y otros también notables en Claros y Bránquidas. Su altar oracular en Abas (Fócida), de donde procede el epíteto toponímico Abeo (Ἀβαῖος Abaios), fue tan importante como para ser consultado por Creso.[12]

Entre sus santuarios oraculares estaban:

  • En Dídima, un oráculo en la costa de Anatolia, al suroeste de Sardes (Lidia), en el que los sacerdotes del linaje de los bránquidas recibían su inspiración bebiendo de un manantial curativo ubicado en el templo.
  • En Hierápolis Bambyce (Asia Menor), según el tratado De Dea Syria, el santuario de la diosa siria contenía una imagen de Apolo con túnica y barba. Las adivinaciones se hacían a partir de los movimientos espontáneos de esta imagen.[13]
  • En Delos había un oráculo de Apolo Delio durante el verano. El hieron (‘santuario’) de Apolo adyacente al Lago Sagrado fue el lugar donde se cree que nació el dios.
  • En Corinto, el oráculo venía de la ciudad de Tenea, de prisioneros supuestamente capturados en la Guerra de Troya.
  • En Basas, cerca de Figalia (Peloponeso), se erigió un templo de Apolo obra del arquitecto Ictino.
  • En Abas (Fócida).
  • En el templo de Apolo en Delfos, la Pitia se llenaba del pneuma (πνευµα) de Apolo, que se decía que venía de un manantial dentro del adyton.
  • En Patara (Licia) había un oráculo de Apolo en invierno, del que se decía que fue el lugar al que el dios fue desde Delos. Como en Delfos el oráculo de Patara era una mujer.
  • En Claro, en la costa oeste de Asia Menor, al igual que en Delfos una fuente sagrada daba un pneuma del que bebían los sacerdotes.
  • En Segesta (Sicilia).

También daban oráculos algunos hijos de Apolo:

  • En Oropo, al norte de Atenas, estaba el oráculo de Anfiarao y también una fuente sagrada.
  • En Lebadea, unos 30 km al este de Delfos, Trofonio mató a su hermano y huyó a la cueva donde más tarde sería consultado como oráculo.

Otros templos de Apolo

Festivales

Los principales festivales celebrados en honor de Apolo eran las Boedromias, Carneas, Carpias, Dafneforias, Delias, Jacintias, Metageitnias, Pianepsias, Pitias y Targelias.

Atributos y símbolos

Apolo Citaredo (‘Apolo con cítara’), Museos Capitolinos (Roma).

Los atributos más comunes de Apolo eran el arco y la flecha. Entre sus atributos también se incluían la cítara (una versión avanzada de la lira), el plectro y la espada. Otro emblema común era el trípode sacrificial, representativo de sus poderes proféticos. El laurel se usaba en sacrificios expiatorios y también para elaborar la corona de la victoria en los Juegos Píticos, que se celebraban en su honor cada cuatro años en Delfos. La palmera también le estaba consagrada porque había nacido bajo una de ellas en Delos. Entre los animales que le estaban consagrados se incluían los lobos, los delfines y los corzos, los cisnes y cigarras (simbolizando la música), halcones, cornejas, cuervos y serpientes (en alusión a sus funciones como dios de la profecía), los ratones y los grifos, míticos híbridos de águila y león de origen oriental.

Como dios de la colonización, Apolo aconsejaba sobre las colonias, especialmente durante la época de mayor apogeo, del 750 al 550 a. C. Según la tradición griega, ayudó a los colonos cretenses o arcadios a fundar la ciudad de Troya. Sin embargo, esta historia podría reflejar una influencia cultural que tuviese la dirección contraria: textos cuneiformes hititas mencionan un dios de Asia Menor llamado Appaliunas o Apalunas en relación con la ciudad de Wilusa mencionada en inscripciones hititas, que actualmente se suele considerar idéntica a la griega Ilión por la mayoría de investigadores. En esta interpretación, el título Lykegenes puede leerse simplemente como ‘nacido en Licia’, lo que efectivamente corta el supuesto vínculo del dios con los lobos (posiblemente una etimología popular).

En el contexto literario Apolo representa la armonía, el orden y la razón, características que contrastaban con las de Dioniso, dios del vino, que representaba el éxtasis y el desorden. El contraste entre los papeles de estos dioses queda reflejado en los adjetivos apolíneo y dionisíaco. Sin embargo, los griegos pensaban en las dos cualidades como complementarias: los dos dioses son hermanos, y cuando Apolo en el invierno se marchaba a la Hiperbórea dejaba el oráculo de Delfos a Dioniso. Este contraste parece ser mostrado en los lados del jarrón Borghese.

Apolo es relacionado a menudo con el punto medio, siendo éste el ideal griego de moderación y una virtud opuesta a la gula.

Apolo romano

Los romanos adoptaron el culto a Apolo de los griegos. Como dios genuinamente griego, Apolo no tenía equivalente directo en la mitología romana, aunque los poetas posteriores aludieron frecuentemente a él como Febo. Había una tradición en la que el oráculo délfico era consultado tan temprano como en el periodo de los reyes romanos durante el reinado de Tarquinio el Soberbio.[14] Con motivo de una peste en el 430 a. C., se estableció en Roma el primer templo en los campos Flaminios, reemplazando un antiguo lugar de culto conocido allí como el Apollinare.[15] Durante la Segunda Guerra Púnica en 212 a. C. los Ludi Apollinares (‘Juegos Apolíneos’) fueron instituidos en su honor, siguiendo las instrucciones de una profecía atribuida a un tal Marcio.[16] En la época de Augusto, que se consideraba a sí mismo bajo la especial protección de Apolo, su culto se desarrolló y se convirtió en uno de los principales dioses de Roma.[17] Tras la batalla de Actium, que se libró cerca de un santuario de Apolo, Augusto amplió su antiguo templo, dedicó una porción del botín a él e instituyó juegos quinquenales en su honor.[18] También erigió un nuevo templo a él dedicado en el monte Palatino.[19] Los sacrificios y oraciones en el Palatino dedicados a Apolo y Diana constituían la culminación de los juegos seculares, celebrados en el 17 a. C. para conmemorar el inicio de una nueva era.[20]

Apolo en el arte

Apolo (el «Adonis» de Centocelle), copia romana del original griego (Museo Ashmolean).
Apolo con un halo radiante en un mosaico de suelo romano, El Djem, Túnez, finales del siglo II.

En el arte Apolo es representado como un hombre joven, imberbe y guapo, a menudo con una cítara (como Apolo Citaredo) o un arco en la mano, o reclinado sobre un árbol (los tipos Apolo Licio y Apolo Sauróctono). El Apolo de Belvedere es una escultura en mármol que fue redescubierta a finales del siglo XV y que desde el Renacimiento hasta el XIX ha epitomado los ideales de la antigüedad clásica para los europeos. Se trata de una copia helenística o romana de un original en bronce del escultor griego Leocares hecha entre el 350 y el 325 a. C.

La estatua a tamaño natural llamada «Adonis», hallada en 1780 en el yacimiento de una villa suburbana cerca de la Via Labicana en el suburbio romano de Centocelle, actualmente en el Museo Ashmolean (Oxford), es identificado como un Apolo por los investigadores modernos. Probablemente nunca estuvo destinada al culto, siendo un pastiche de varios modelos del siglo IV a. C. y siguientes destinado a complacer a un entendido romano del siglo II y a exhibirla en su villa.

En el mosaico de suelo romano de finales del siglo II de El Djem (la romana Tisdro) puede identificársele como Apolo Helios por su halo radiante, aunque entonces incluso la divina desnudez de un dios se oculta bajo su túnica, señal de crecientes convenciones de modestia en el Imperio tardío. Otro mosaico de Apolo con halo, de Hadrumento, está en el museo de Sousse.[21] Las convenciones de esta representación —cabeza ladeada, labios levemente abiertos, grandes ojos, corte de pelo en rizos cayendo sobre el cuello— se desarrollaron en el siglo III a. C. para representar a Alejandro Magno.[22] Algún tiempo después de la realización de este mosaico, las primeras representaciones de Cristo serían imberbes y con halos.

En la ciudad cretense de Dreros, fue hallada una estatuilla de Apolo[23] [24] [25] [26] realizada en el estilo orientalizante temprano de finales del siglo VIII a. C.[26] (o bien hacia el 650 a. C.),[23] usando la técnica del sphyrelaton, esto es, martillando láminas de bronce sobre un núcleo de madera que les daba forma.[23] [24] [25] Tiene 80 cm y posee unos pectorales muy marcados.[26] Actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico de Heraclión.[25]

Otras representaciones antiguas reseñables son:

  • Apolo de Piombino (museo del Louvre)
  • Gran Apolo dorado de Lillebonne (museo del Louvre)

Apolo en el arte de Luis XIV

  • Galería de Apolo en el Louvre, obra del pintor y decorador Charles Le Brun. Siguió decorándola Delacroix y fue terminada en el Segundo Imperio.
  • Salón del trono o salón de Apolo en el castillo de Versalles. Estaba destinado a la recepción de embajadores y se daban también espectáculos de danza y música.
  • Jardines de Versalles. Aquí se encuentran bastantes representaciones del dios solar:
    • Estanque de Apolo, situado cerca del Gran Canal. En el medio se encuentra una monumental estatua de Apolo, obra de Jean-Baptiste Tuby. El dios surge del agua conduciendo un carro tirado por dos caballos.
    • En el bosquecillo de los baños de Apolo, obra del siglo XVIII, se ve representado el dios solar, en actitud de cansancio y rodeado de ninfas.

Pintura

  • Apolo y Aurora de Gerard de Lairesse, 1671; se encuentra en el Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

Mitología

Nacimiento

Cuando Hera descubrió que Leto estaba embarazada y que Zeus era el padre, prohibió que diera a luz en terra firma, o el continente, o cualquier isla del mar. En su deambular, Leto encontró la recién creada isla flotante de Delos, que no era el continente ni una isla real, y dio a luz allí. La isla estaba rodeada de cisnes. Después, Zeus aseguró Delos al fondo del océano. Más tarde esta isla fue consagrada a Apolo.

También se afirma que Hera secuestró a Ilitía, la diosa de los partos, para evitar que Leto diese a luz. Los demás dioses engañaron a Hera para que la dejase ir ofreciéndole un collar de ámbar de ocho metros de largo. Los mitógrafos coinciden en que primero nació Artemisa y ésta ayudó a nacer a Apolo, o que Artemisa nació un día antes que Apolo, en la isla de Ortigia, y que ayudó a Leto a cruzar el mar hasta Delos el día siguiente para dar a luz a Apolo. Apolo nació el 7º día (ἡβδομαγενης) de Targelión, según la tradición delia o en el mes de Bisio según la tradición délfica. Los días 7º y 20º, lunas nueva y llena, estuvieron desde entonces consagrados a él.

Juventud

Cuatro días después de su nacimiento, Apolo mató al dragón ctónico Pitón, que vivía en Delfos junto a la fuente de Castalia. Esta fuente era la que emitía los vapores causantes de que el oráculo de Delfos hiciese sus profecías. Hera envió a la serpiente para perseguir y matar a Leto por todo el mundo. Para proteger a su madre, Apolo suplicó a Hefesto un arco y flecha. Tras recibirlos, Apolo arrinconó a Pitón en la cueva sagrada de Delfos.[27] Apolo mató a Pitón pero fue castigado por ello, ya que Pitón era un hijo de Gea.

Hera envió entonces al gigante Ticio a matar a Leto. Esta vez Apolo fue ayudado por su hermana Artemisa en la protección de su madre. Durante la batalla Zeus cedió finalmente su ayuda y arrojó a Ticio al Tártaro. Allí fue sujetado al suelo de roca, cubriendo nueve acres, y una pareja de buitres le comían el hígado diariamente.

Admeto

Cuando Zeus abatió al hijo de Apolo, Asclepio, con un rayo por resucitar a Hipólito de entre los muertos (transgrediendo así a Temis al robar súbditos de Hades), Apolo mató en venganza a los Cíclopes, que habían creado el rayo de Zeus. Apolo debía haber sido desterrado al Tártaro para siempre, pero fue en su lugar condenado a un año de trabajo forzado como castigo, gracias a la intercesión de su madre, Leto. Durante este tiempo trabajó como pastor para el rey Admeto de Feres en Tesalia. Admeto trató bien a Apolo por lo que a cambio éste le concedió grandes beneficios.

Apolo ayudó a Admeto a ganar a Alcestis, la hija del rey Pelias y más tarde convenció a las Moiras para que permitiesen a Admeto vivir más tiempo del que le correspondía si algún otro ocupaba su lugar. Pero cuando llegó la hora de su muerte, sus padres, que él había asumido que estarían dispuestos a morir gustosamente en su lugar, rehusaron cooperar. En cambio, Alcestis tomó su lugar, pero Heracles consiguió «persuadir» a Tánatos, el dios de la muerte, para que la devolviera al mundo de los vivos.

Durante la Guerra de Troya

Apolo disparó flechas infectadas con la peste en el campamento griego durante la Guerra de Troya en respuesta al insulto de Agamenón a Crises, uno de sus sacerdotes cuya hija Criseida había sido secuestrada. Apolo exigió su liberación, y los aqueos terminaron por ceder, provocando indirectamente la furia de Aquiles, que es el tema de la Ilíada.

Cuando Diomedes hirió a Eneas Apolo le rescató. Primero Afrodita, su protectora madre, intentó rescatar a Eneas pero Diomedes la hirió también. Entonces Eneas fue envuelto por una nube creada por Apolo, quien le llevó a Pérgamo, un lugar sagrado de Troya.

Apolo ayudó a Paris a matar a Aquiles guiando la flecha de arco hasta el talón de éste. Una interpretación de este motivo es que fue en venganza por el sacrilegio de Aquiles al matar a Troilo, hijo de Apolo con Hécuba, en el mismo altar del templo a él dedicado.

Níobe

Níobe, una reina de Tebas y esposa de Anfión, alardeó de su superioridad sobre Leto porque había tenido catorce hijos (los Nióbides), siete varones y siete mujeres, mientras Leto había tenido sólo dos. Apolo mató a sus hijos mientras éstos practicaban atletismo, a pesar de sus súplicas, y Artemisa a sus hijas. Apolo y Artemisa usaron flechas envenenadas para matarlos, aunque según algunas versiones del mito algunos de los Nióbides fueron perdonados (normalmente Cloris). Anfión, al ver a sus hijos muertos, se suicidó o fue asesinado por Apolo tras jurar venganza. Una desolada Níobe huyó al monte Sípilo en Asia Menor y se convirtió en piedra mientras lloraba. Sus lágrimas formaron el río Aqueloo. Zeus había convertido a todos los habitantes de Tebas en piedra, por lo que nadie enterró a los Nióbides hasta el noveno día tras su muerte, cuando los propios dioses les dieron sepultura.

Consortes y descendencia

Amantes masculinos Amantes femeninas Hijos de madre desconocida

Las aventuras atribuidas a Apolo son un desarrollo tardío en la mitología griega.[28] Sus vívidas características anecdóticas han hecho a varias de ellas favoritas de los pintores desde el Renacimiento, por lo que destacan más prominentemente en la imaginación moderna.

Amantes femeninas

Dafne perseguida por Apolo y Apolo persiguiendo a Dafne (Museo del Louvre).
  • Para explicar la relación de Apolo con dafne, el árbol de laurel cuyas hojas usaban sus sacerdotisas en Delfos, fue recogida por Libanio, un profesor y rétor del siglo IV,[29] que Apolo persiguió a una ninfa, Dafne, hija de Peneo, quien le había desdeñado. En el relato de Ovidio para el público romano, Apolo Febo se burla de Cupido por jugar con un arma propia de hombres, lo que hace que éste le hiera con una flecha dorada; simultáneamente, sin embargo, le había disparado una flecha de plomo a Dafne, haciendo que ésta sintiese repulsión hacia Apolo. Tras una fogosa persecución, Dafne rezó a la Madre Tierra —o alternativamente a su padre, un dios río— pidiendo ayuda, y ésta le transformó en un árbol de laurel, consagrado a Apolo.
  • Apolo tuvo una aventura con una princesa mortal llamada Leucótoe, hija de Órcamo y hermana de Clitia. Leucótoe amó a Apolo, quien se había disfrazado como su madre para lograr acceder a sus aposentos. Clitia, celosa de su hermana porque quería a Apolo para sí, contó a Órcamo la verdad, traicionando las confidencias y la confianza de su hermana. Enfurecido, Órcamo ordenó que Leucótoe fuese enterrada viva. Apolo se negó a perdonar a Clitia por traicionar a su amada, y ésta, afligida, se marchitó y lentamente murió. Apolo la transformó en una planta de incienso, o bien en un heliotropo o girasol, que sigue al sol cada día.
  • Marpesa fue secuestrada por Idas pero también fue amada por Apolo. Zeus le hizo escoger entre ambos, y Marpesa escogió a Idas razonando que Apolo, siendo inmortal, terminaría cansándose de ella cuando envejeciera.
  • Castalia era una ninfa a quien Apolo amaba. Castalia huyó de él y se zambulló en la fuente que había en Delfos al pie del monte Parnaso, que desde entonces se llama fuente de Castalia. El agua de esta fuente era sagrada: se usaba para limpiar los templos de Delfos y también inspiraba a los poetas.
  • Apolo tuvo con Cirene un hijo llamado Aristeo, que se convirtió en el dios patrón del ganado, los árboles frutales, la caza, la agricultura y la apicultura. También fue un héroe de la cultura que enseñó a la humanidad las técnicas de la ganadería lechera y el uso de redes y trampas en la caza, así como el cultivo de los olivos.
  • Con Hécuba, la esposa del rey Príamo de Troya, Apolo tuvo un hijo llamado Troilo. Un oráculo profetizó que Troya no sería derrotada siempre que Troilo llegase a cumplir los veinte años de vida. Cayó en una emboscada y fue asesinado por Aquiles.
  • Apolo también se enamoró de Casandra, hija de Hécuba y Príamo, y hermanastra de Troilo. Apolo prometió a Casandra el don de la profecía para lograr seducirla, pero ella le rechazó después. Enfurecido, Apolo le concedió el don de conocer las tragedias futuras junto con la maldición de que nadie le creyera jamás.
  • Coronis, hija de Flegias, rey de los lapitas, fue otra de las amantes de Apolo. Embarazada de Asclepio, Coronis se enamoró de Isquis, hijo de Élato. Un cuervo informó a Apolo de esta aventura. Al principio no lo creyó y volvió negros a todos los cuervos (que antes eran blancos) como castigo por divulgar mentiras. Cuando descubrió la verdad envió a su hermana, Artemisa, a matar a Coronis (en otras versiones, el propio Apolo había matado a Coronis). Como resultado también hizo sagrados a los cuervos y les otorgó la tarea de anunciar muertes importantes. Apolo rescató al bebé de la pira funeraria de Coronis y se lo dio al centauro Quirón para que lo criase. Flegias se enfureció tras la muerte de su hija e incendió el templo de Apolo en Delfos, por lo que Apolo le mató.
  • En la obra de Eurípides Ion Apolo engendraba a Ion con Creúsa, esposa de Juto. Creúsa abandonó a Ion en el bosque, pero Apolo pidió a Hermes que salvase al niño y lo llevase al oráculo de Delfos, donde fue criado por una sacerdotisa.
  • Otro de sus romances fue con Acanta, el espíritu del árbol de acanto. Tras su muerte, fue transformada por Apolo en una hierba amante del sol.

Amantes masculinos

Apolo, Jacinto y Cipariso. Alexander Andrejewitsch Iwanow. 1834.

Apolo, eterno kurós imberbe, fue el dios griego que tuvo las relaciones homosexuales más prominentes. Esto podía esperarse del que era dios de la palestra, el lugar donde los jóvenes se reunían para practicar atletismo, siempre desnudos. Algunos de los jóvenes amantes de Apolo sufrieron trágicas muertes resultantes de accidentes.

  • Jacinto fue uno de sus amantes masculinos. Jacinto era un príncipe espartano hermoso y atlético. Mientras ambos practicaban el lanzamiento de disco, un disco lanzado por Apolo fue desviado de su trayectoria por el celoso Céfiro y golpeó a Jacinto en la cabeza, matándole al instante. Cuando el joven murió, se dice que Apolo sintió tanto enfado y dolor que convirtió a Céfiro en viento para que nunca volviera a tocar ni hablar a nadie. De la sangre de Jacinto, Apolo creó la flor llamada como él en tributo a su muerte, y sus lágrimas mancharon los pétalos de la flor con marcas en forma de άί άί, que significa ‘¡ay, ay!’, como símbolo del eterno lamento. El Festival de Jacinto (Jacintias) era una celebración tradicional en Esparta.
  • Otro amante masculino fue Cipariso, un descendiente de Heracles. Apolo le regaló un hermoso ciervo domesticado como compañero, pero Cipariso lo mató accidentalmente con un pilum cuando éste yacía dormido entre la maleza. Cipariso pidió entonces a Apolo que hiciera que sus lágrimas rodasen eternamente. Apolo accedió a la petición transformándole en un ciprés, del que se dice que es un árbol representativo de la tristeza porque su savia forma gotitas que asemejan lágrimas en el tronco.

Nacimiento de Hermes

Hermes nació en el monte Cilene en Arcadia. Esta historia se cuenta en el himno homérico a Hermes. Su madre, Maia, había quedado embarazada de una aventura amorosa con Zeus. Maia envolvió al infante en mantas pero Hermes escapó cuando ella dormía. Hermes corrió a Tesalia, donde Apolo estaba pastoreando su ganado. El infante Hermes robó varias de sus vacas y las llevó a una cueva en los bosques cercanos a Pilos, borrando sus huellas. En la cueva encontró una tortuga y la mató, vaciando entonces sus entrañas. Usó los intestinos de una de las vacas y el caparazón de la tortuga para hacer la primera lira. Apolo se quejó a Maia de que su hijo había robado su ganado, pero Hermes ya había vuelto a las mantas en las que ella le había dejado, por lo que Maia rehusó creer las afirmaciones de Apolo. Zeus intervino y afirmando haber visto los hechos, secundó a Apolo. Entonces Hermes empezó a tocar música en la lira que había inventado. Apolo, un dios de la música, se enamoró del instrumento y ofreció permitir el intercambio del ganado por la lira. Así, Apolo se convirtió en un maestro de la lira.

Otras historias

  • Apolo dio a Orestes, a través del oráculo de Delfos, la orden de matar a su madre, Clitemnestra, y al amante de ésta, Egisto. Orestes fue ferozmente castigado por este crimen por las Erinias, quienes le persiguieron incansablemente hasta hacerle pedir la intercesión de Atenea, quien decretó que fuese juzgado por un jurado de sus iguales, con Apolo como defensor.
  • En la Odisea, Odiseo y su tripulación superviviente desembarcó en una isla consagrada a Helios, el dios sol, donde éste guarda ganado sagrado. Aunque Odiseo les advirtió para que no lo hicieran (como Tiresias y Circe le habían dicho), éstos mataron y comieron parte del ganado, por lo que Helios hizo que Zeus destruyese el barco y a todos los hombres salvo Odiseo.
  • Apolo mató a los Alóadas cuando éstos intentaban asaltar el Olimpo.
  • También se decía que Apolo cabalgaba a espaldas de un cisne al país de los Hiperbóreos durante los meses de invierno, cisne que también le prestaba a su amado Jacinto para que lo montase.
  • Apolo transformó a Cefiso en un monstruo marino.

Concursos musicales

Apolo y Marsias de José de Ribera (1637).
  • En una ocasión Pan tuvo la audacia de comparar su música con la de Apolo, y de retar a éste, el dios de la cítara, a una prueba de habilidad. Tmolo, el dios montaña, fue elegido árbitro. Pan sopló sus flautas, y con su rústica melodía dio gran satisfacción a él mismo y a su ferviente seguidor, Midas, que estaba presente. Entonces Apolo pulsó las cuerdas de su lira. Tmolo inmediatamente declaró vencedor a Apolo, y todos salvo Midas estuvieron de acuerdo. Éste disintió, y cuestionó la justicia del fallo. Apolo no quiso volver a sufrir tan depravado par de oídos, e hizo que se le convirtieran en orejas de burro.
  • Marsias era un sátiro que desafió a Apolo a un concurso de música. Había encontrado un aulos en el suelo que había tirado Atenea tras inventarlo porque hacía que sus mejillas se hinchasen. El concurso fue juzgado por las Musas. Después de que cada uno tocase, ambos eran considerados iguales hasta que Apolo decretó que tocarían y cantarían al mismo tiempo. Como él tocaba la lira, era fácil de hacer, pero el aulos es un instrumento de viento, y por tanto Apolo fue declarado vencedor. Apolo desolló vivo a Marsias en una cueva cerca de Calaenae en Frigia por su hibris (orgullo desmedido) al desafiar a un dios. Su sangre derramada se convirtió en el río Marsias. Otra versión es que Apolo tocó su instrumento del revés, cosa que Marsias tampoco podía hacer, por lo que Apolo le colgó de un árbol y lo despellejó vivo.[30]
  • Apolo también compitió en un concurso de lira con Cíniras, su hijo, quien se suicidó tras perder.

Epítetos y títulos de culto grecorromanos

Estatua de Apolo Sauróctono (‘matador de lagartos’).

Apolo, como otras deidades griegas, tenía cierto número de epítetos que le eran aplicados para reflejar la diversidad de papeles, obligaciones y aspectos adscritos a él. Sin embargo, aunque tenía un gran número de apelativos en la mitología griega, sólo unos pocos aparecen en la literatura latina.

Entre sus epítetos se cuentan:

  • Como dios de la luz y del sol:
    • Egletes (‘radiante’);[31]
    • Febo (‘brillante’), el más común en la literatura latina;
    • Liceo (Λυκειος, ‘luminoso’),[32] para Apolo en el contexto de dios del sol o de la luz.
  • Como dios de la medicina y la curación:
    • Acéstor (Ακέστωρ, ‘sanador’);[33]
    • Acesio (Ακεσιος, ‘sanador’), bajo el que era adorado en Elis, donde tenía un templo en el ágora;[34]
    • Agieo (Ἀγυιεύς), como protector de carreteras y hogares;
    • Alexicaco (Άλεξίκακος, ‘el que aparta la desgracia’);
    • Apotropeo (‘el que aparta el mal’);
    • Averruncus (‘que aparta los males’), epíteto latino;
    • Iatros (Ιατρος, ‘médico’);
    • Medicus (‘médico’), epíteto latino; en Roma había un templo dedicado a Apollo Medicus, probablemente junto al de Belona.
  • Como dios de las plagas y defensor contra ratas y langostas:
    • Culicarius (‘que aparta los mosquitos’), epíteto latino;
    • Esminteo (Σμινθειος, ‘cazador de ratones’);
    • Parnopio (Παρνοπιος, ‘saltamontes’).
  • Como dios del tiro con arco:
    • Aphetoros (‘dios del arco’);
    • Argurotoxos (Άργυρότοξος, ‘del arco de plata’);
    • Articenens (‘que lleva el arco’), epíteto romano;
    • Hekaergos (Έκάεργος, ‘que se deshace lejos’), referido a sus flechas;
    • Hekebolos (Έκηϐόλος, ‘que dispara lejos’).
  • Como dios pastoral de la ganadería:
    • Licio (Λυκιος, ‘matador de lobos’) o Lykegenes (‘nacido de una loba’);
    • Nomios (‘vagabundo’).
  • Como dios de los colonos:
    • Arcageta (Αρχηγετης, ‘director de la fundación’), por ser fundador de las murallas de Megara;
    • Clario (Κλαριος, del dórico κλαρος klaros, ‘asignación de tierra’), por su supervisión sobre las ciudades y las colonias.
  • Como dios de los oráculos:
    • Cintio, proveniente de su nacimiento en el Monte Cinto de Delos;
    • Cirreo, por Cirria, localidad cercana de Delfos;
    • Clario (Κλαριος) por el santuario que tenía en Claros, Jonia (oráculo de Colofón);
    • Delfinio (Δελφινιος, ‘del útero’), que asocia a Apolo con Delphoi (Delfos); una etiología en los himnos homéricos asocia este epíteto con los delfines;
    • Licio (Λυκιος, ‘de Licia’) o Lykegenes (‘nacido en Licia’), donde algunos postulan el origen de su culto;
    • Pitio (Πυθιος, ‘pítico’), de Πυθο Pytho, nombre homérico de Delfos;
    • Timbreo (Θυμβριος) por el templo que tenía en Timbra.
  • Como dios de la profecía:
    • Coelispex (‘que observa el cielo’), epíteto romano;
    • Loxias (Λοξίας, ‘oblicuo’), por los oráculos tan ambiguos.
  • Como jefe de musas y ninfas:
    • Musageta (Μουσαγέτης, ‘jefe de las musas’);
    • Ninfageta (‘jefe de las ninfas’);
    • Lesquenorio, del latín leschis, porque presidía las asambleas poéticas y musicales y las reuniones de las musas.[35]
  • En relación a ciudades y regiones:
    • Acrefio, epíteto con el que se le adoraba en la ciudad beocia de Acrefia, supuestamente fundada por su hijo Acrefeo;
    • Actiaco, epíteto que se le daban en el Actium, uno de sus principales lugares de culto.[36]

Epítetos y títulos de culto celtas

Apolo fue adorado en todo el Imperio romano. En los territorios tradicionalmente celtas era considerado habitualmente un dios solar y de la curación. A menudo era equiparado con dioses celtas de características similares.[37]

  • Apolo Atepomarus (‘gran jinete’ o ‘dueño de un gran caballo’). Bajo este nombre Apolo fue adorado en Mauvrieres (Indre). En el mundo celta los caballos estaban estrechamente relacionados con el sol.[38] [39] [37]
  • Apolo Belenus (‘brillante’). Este epíteto se dio a Apolo en zonas de Galia, norte de Italia y Nórico (actual Austria). Apolo Belenus era un dios solar y de la curación.[40] [41] [42] [43] [44]
  • Apolo Cunomaglus (‘señor de los perros de caza’). Título dado a Apolo en un altar de Wiltshire. Apolo Cunomaglus pudo haber sido un dios de la curación. El propio Cunomaglus pudo haber sido originalmente un dios de la sanación independiente.[45]
  • Apolo Grannus, que originalmente fue un dios primaveral de la curación, más tarde equiparado con Apolo.[46] [47] [48]
  • Apolo Maponus. Conocido gracias a inscripciones halladas en Inglaterra, este dios puede ser una fusión local de Apolo y Maponus.
  • Apolo Moritasgus (‘masas de agua marina’). Epíteto dado a Apolo en Alesia, donde fue adorado como dios de la curación y, posiblemente, de los médicos.[49]
  • Apolo Vindonnus (‘luz clara’). Tuvo un templo en Essarois, cerca de Châtillon-sur-Seine (Borgoña). Fue un dios de la curación, especialmente de los ojos.[47]
  • Apolo Virotutis (quizá ‘benefactor de la humanidad’). Fue adorado, entre otros lugares, en Fins d'Annecy (Alta Saboya) y en Jublains (Maine y Loira).[48] [38]

Repercusión en la cultura contemporánea

Apolo aparece a menudo en el arte y la literatura contemporáneos. Percy Bysshe Shelley compuso un Himno de Apolo (1820), y su instrucción de las Musas fue el tema de Apolo Musageta (1927–1928) de Stravinski.

Véase también

Notas y referencias

  1. Para la iconografía del tipo Alejandro-Helios, véase Hoffmann, H. (1963). «Helios». Journal of the American Research Center in Egypt 2:  pp. 117–23.  Compárese con Yalouris (1980), n.º 42.
  2. Virgilio, Eneida xii.161–215.
    Fontenrose, J. (1939). «Apollo and Sol in the Latin poets of the first century BC». Transactions of the American Philological Association (30):  pp. 439–55. 
    — (1940). «Apollo and the Sun-God in Ovid». American Journal of Philology (61):  pp. 429–44. 
    — (abril 1943). «Apollo and Sol in the Oaths of Aeneas and Latinus». Classical Philology 38 (2):  pp. 137–8. 
  3. La sugerencia ἁπλοῦν es repetida por Plutarco en sus Moralia en el sentido de ‘unidad’ (literalmente, ‘privado de la multitud’).
  4. a b Burkert, W. (1985). Greek Religion. Harvard University Press. pp. 143–4. 
  5. «Apollo» (en inglés). Behind the Name. Consultado el 27 de julio de 2007.
  6. De Grummond, N. T. (2006). Etruscan myth, sacred history, and legend. Filadelfia: University of Pennsylvania Museum of Archaeology and Anthropology. ISBN 978-1-931707-86-2. 
  7. Mackenzie, D. A. (c. 1930). Myths of Babylonia and Assyria. Londres: Gresham. OCLC 6783974. 
  8. «Apolo no tiene origen griego sino anatolio. El luvita Apaliuna parece haber viajado al oeste desde el lejano oriente. El hurrita Aplu era un dios de las plagas y se parece al dios ratón Apolo Esmínteo. El propio Aplu parece derivar del babilónico Aplu, que significa ‘hijo de’, un título que se otorgaba al dios babilónico de las plagas Nergal (hijo de Enlil).» Croft, J. (26 de mayo de 2003). «Apaliuna and the mouse that killed the serpent» (en inglés). Ancient Near East. Consultado el 2 de noviembre de 2007.
  9. Homero, Ilíada v.401, 900.
  10. Véase «Peán».
  11. Hesíodo (2000). Obras y Fragmentos. Madrid: Editorial Gredos. frag. 307. ISBN 84-249-2462-2. 
  12. Heródoto i.46.
  13. Luciano, De Dea Syria 35–37.
  14. Tito Livio i.56.
  15. Livio iii.63.7, iv.25.3.
  16. Livio xxv.12.
  17. Liebeschuetz, J. H. W. G. (1979). Continuity and Change in Roman Religion. Oxford: Oxford University Press. pp. 82–5. ISBN 0-19-814822-4. 
  18. Suetonio, Vida de los doce césares xviii.2; Dion Casio li.1.1–3.
  19. Dion Casio liii.1.3.
  20. Dessau, H. (1892). Inscriptiones Latinae selectae. Berlín: Weidmann. p. 5050. OCLC 61951386. 
  21. «Apollo and the Muses» (en inglés). Roman Mosaics in Tunisia. Consultado el 27 de julio de 2007.
  22. Bieber (1964), Yalouris (1980).
  23. a b c «Site Catalog Name: Dreros» (en inglés). Perseus Digital Library. Consultado el 17 de agosto de 2009.
  24. a b González Serrano, Pilar (2000). Historia Universal del Arte. Volumen 2: Grecia y Roma. Madrid: Espasa Calpe. p. 33. ISBN 84-239-6156-7. 
  25. a b c Troso, Cristina (2004): «Heraklion» y «Dreros», en Maggi, Stefano; Troso, Cristina (2006). Guías de arte y viajes: Los tesoros de Grecia. Madrid: Libsa. pp. 565 y 579. ISBN 84-662-1336-8. 
  26. a b c Boardman, John (2006): «Sources and Models» en Palagia, Olga, ed (2006). Greek sculpture. Function, Materials, and Techniques in the Archaic and Classical Periods. Cambridge University Press. pp. 2-3. ISBN 0-521-77267-2. 
  27. McLeish, Kenneth; Frink, Elisabeth (1983). Children of the gods: the complete myths and legends of ancient Greece. Harlow: Longman. p. 32. ISBN 9780582391154. 
  28. «Las propias aventuras no fueron narradas hasta más tarde.» Kerényi (1951) 140.
  29. Libanio, Narraciones.
  30. Cavendish, R. (1994). Man, Myth, and Magic: The Illustrated Encyclopedia of Mythology, Religion, and the Unknown. Marshall Cavendish. ISBN 1-85435-731-X. 
  31. Apolonio de Rodas iv.1730; Apolodoro i.9.26.
  32. Liddell, Henry George; Scott, Robert. A Greek-English Lexicon Oxford. Clarendon Press. 1940. Voz: Λύκειος En Perseus Digital Library.
  33. Eurípides, Andrómaca 901.
  34. Smith, W., ed. (1867), «Acesius», A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, Boston: Little, Brown & Co., i.7, OCLC 68763679 .
  35. Hofmann, J. J. (1677). «Leschenorius». Lexicon universale. Basilea: J. H. Widerhold. OCLC 8091897. http://www.uni-mannheim.de/mateo/camenaref/hofmann/k/books/k_1412.html. 
  36. Ovidio, Las metamorfosis xiii.715; Estrabón x.451.
  37. a b Green, M. J. (1997). Dictionary of Celtic Myth and Legend. Londres: Thames & Hudson. ISBN 0-500-27975-6. 
  38. a b Corpus Inscriptionum Latinarum XIII, 1863–1986.
  39. Ross, A. (1967). Pagan Celtic Britain Studies In Iconography And Tradition. Londres: Constable & Co. ISBN 0-09-472330-3. 
  40. Zwicker, J. (1934–36). Fontes historiae religionis Celticae. Berlín: W. de Gruyter et socios. OCLC 5734432. 
  41. Corpus Inscriptionum Latinarum V, XI, XII, XIII.
  42. Gourvest, J. (1954). «Le culte de Bélénos en Provence occidentale et en Gaule». Ogam VI. 
  43. Thévenot, É. (1951). «Le cheval sacré dans la Gaule de l'Est». Revue Archeologique de l'Est et du Centre-Est II. 
  44. «Temoignages du culte de l'Apollon gaulois dans l'Helvetie romaine». Revue celtique 51. 1934. 
  45. Wedlake, W. J. (1982). The Excavation of the Shrine of Apollo at Nettleton Wiltshire, 1956–1971. Society of Antiquaries of London. ISBN 0-85431-233-1. 
  46. Szabó, M. (1971). The Celtic heritage in Hungary. Budapest: Corvina Press. OCLC 745233. 
  47. a b Thévenot, É. (1968). Divinités et sanctuaires de la Gaule. París: A. Fayard. OCLC 719132. 
  48. a b De Vries, J. (1963). La religion des Celtes. París: Payot. OCLC 1466173. 
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Fuentes

Bibliografía

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  • Burkert, W. (1985). Greek religion. Cambridge: Harvard University Press. ISBN 0-674-36280-2. 
  • Graves, R. (1955). Los mitos griegos. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-9814-8. 
  • Grimal, P. (1981). Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica. ISBN 84-7509-053-2. 
  • Kerényi, K. (1953). Apollon: Studien über Antiken Religion und Humanität. Düsseldorf: Diederichs. OCLC 73494517. 
    — (1951). The gods of the Greeks. Londres, Nueva York: Thames & Hudson. OCLC 387233. 
  • Smith, W., ed. (1867), «Apollo», A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology, Boston: Little, Brown & Co., i.230, OCLC 68763679 .
  • Yalouris, N. (1980). The Search for Alexander: an exhibition. Boston: New York Graphic Society. ISBN 0-8212-1108-0. 

Enlaces externos


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