- Recova de Buenos Aires
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Recova de Buenos Aires
En 1774, el entonces gobernador interino de Buenos Aires, Juan José de Vértiz y Salcedo autoriza la construcción de una recova que suplantase el improvisado mercado que se montaba diariamente sobre la Plaza del Fuerte (antiguo solar de los Jesuitas y actual mitad este de la Plaza de Mayo) y que sirviese como sitio de venta de mercaderías al menudeo para la provisión de los vecinos de la ciudad. El lugar elegido para su emplazamiento fue el lado este de la Plaza Mayor (mitad oeste de la actual Plaza de Mayo), pero las obras se demoraron y, finalmente, se dejó de lado la empresa.
En 1784, en el Cabildo de Buenos Aires se vuelve a proponer la idea de una recova y hasta se llama a licitación para la construcción de la misma pero, a la asunción del virrey Loreto, la propuesta es descartada.
El 1º de septiembre del año 1800, el vecino don Martín Diego de la Vega y Quiroga presenta un nuevo proyecto para la construcción, bajo planos del coronel de ingenieros don José García Martínez Cáceres. Hacia finales de año, por orden del Cabildo, se reúnen fondos para la construcción entre los vecinos cuyas propiedades eran fronterizas a la Plaza.
En 1801, a poco de asumir, el virrey del Pino introduce algunas modificaciones y da su visto bueno a dos importantes proyectos civiles que comenzarán a realizarse en el siguiente año: La construcción del muelle sobre el Río de la Plata y la construcción de la Recova (llamada en la época Recova de la Carne).
Contenido
El edificio
“En este mismo año (1802) se principió a abrir los cimientos para la recova de la carne en la Plaza Mayor” (Beruti, op. cit.)
Bajo la dirección del maestro mayor Juan Bautista Segismundo, también constructor del Convento de San Lorenzo, y según la traza de don Agustín Conde se construyeron dos alas de doble filas de cuartos que presentaban hacia el exterior once arcos de medio punto por lado. Como novedad para la época, la totalidad de los muros fue construida con ladrillos de molde.
"El 22 de diciembre del año que corre (1803), se echó el bando donde manda vender la carne verduras, frutas, etcétera, en la recova"
El año siguiente, en 1804, se construyó el gran arco (Arco de los virreyes) que permitió unir las dos alas, completando así el proyecto original de estilo neoclásico. Con el objeto de despejar la perspectiva, al año siguiente, se pasó a demoler la casilla de los Fieles Ejecutores, “que estaba hecha junto o frente al brazo de la recova que va para San Francisco y se puso en la carnicería, y bajo en un cuarto de la misma recova” (Beruti, op. cit.)
La privatización
Hacia 1840, mermado el erario público por el bloqueo francés, el gobierno saca a remate la Recova y es adquirida por los hermanos Manuel y Francisco Murrieta en la suma de cuatrocientos mil pesos. Antes de escriturar, en un episodio que se registra confuso, los Murrieta venden la propiedad a Tomás de Anchorena. Luego de la muerte de Anchorena y con el fin del bloqueo anglo-francés, la Recova va dejando de cumplir su función primordial de abasto de carnes, frutas y verduras para pasar a albergar en sus cuartos a tenderos y artesanos.
"La doble fila de cuartos que forman la Recova vieja, constaba casi en su totalidad de tiendas de ropa hecha, generalmente de lo más ordinario: allí acudían preferentemente los marineros…Por aquellos años de Dios, comían todos los tenderos de la fonda. Los llevaban la comida en viandas de lata, y entre 2 y 3 de la tarde, (hora en que entonces se comía), no se podía pasar por la Recova porque el olor a viandas era insoportable y el tufo a comida que en verano salía de cada tienda de esas, volteaba como un escopetazo. Es imposible que los que por aquella época acostumbraban pasar por allí, hayan olvidado ese olor sui generis…"(Wilde, op. cit.)
La Demolición
En 1869 se presentó un proyecto proponiendo la expropiación de la Recova vieja para dar, con su demolición mayor ensanche a la plaza de la Victoria, pero las finazas maltrechas por los gastos de la guerra y el posterior brote de fiebre amarilla hicieron que el proyecto naufragase. Durante su primer año de gestión como intendente de la ciudad federalizada, Torcuato de Alvear, en el contexto de una gran cantidad de obras destinadas a la sanidad y el embellecimiento urbano, decide expropiar la Recova, encargar al arquitecto Juan Antonio Buschiazzo la demolición del edificio, la unificación de las plazas y el traslado de la Pirámide de Mayo desde su ubicación primitiva, frente al Cabildo a la altura de la Catedral, hasta donde se encuentra actualmente, sobre el eje imaginario de la antigua recova. Los trabajos de demolición comenzaron el 25 de mayo de 1883, fueron llevados adelante por una legión de obreros y se terminaron al día siguiente.
Enlaces externos
Referencias
- Beruti, Juan Manuel, Memorias Curiosas 1ª ed. - Buenos Aires: Emecé, 2001. 552p.; 22x14cm. - (Memoria Argentina) ISBN 950-04-2208-5
- Wilde, José Antonio, Buenos Aires desde setenta años atrás, cap. IV
- Santos Vega o Los mellizos de la flor : rasgos dramáticos de la vida del gaucho en las campañas y praderas de la República Argentina (1778 a 1808) por Hilario Ascasubi
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