- Acuerdo Churchill-Stalin sobre los Balcanes
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El acuerdo Churchill-Stalin sobre los Balcanes fue un pacto entre el primer ministro británico, Winston Churchill, y el mandatario soviético, Iosif Stalin, que dividió en áreas de influencia de las potencias la región de los Balcanes a finales de 1944.
Contenido
Antecedentes
El avance de los ejércitos soviéticos hacia Europa oriental en 1944 convenció a Churchill de la necesidad de alcanzar un acuerdo con Stalin sobre el futuro de la región.[1] Churchill buscaba recuperar la influencia británica en la región, especialmente en Grecia, para asegurar el poder británico en el Mediterráneo.[2]
En mayo Churchill sopesaba la posibilidad de resistir la conversión al comunismo de la zona, con respaldo estadounidense.[1] El 5 de mayo de 1944 el ministro de Exteriores británico, Anthony Eden, propuso al embajador soviético considerar los asuntos rumanos como principalmente concernientes a la URSS mientras los griegos quedasen en manso británicas.[3] [4] Yugoslavia no fue mencionada en esta primera propuesta de acuerdo.[3] El 18 de mayo el embajador soviético comunicó la aquiescencia de su gobierno a la división siempre que contase con la aprobación de los EEUU.[3]
El 31 de mayo de 1944, tras haber rechazado los estadounidenses la propuesta, Churchill trató de lograr el apoyo directo del presidente Franklin D. Roosevelt, negando que se tratase de definir zonas de influencia y limitando el acuerdo a la duración de la guerra.[3] [4] El 8 de junio Churchill propuso asignar Bulgaria a los soviéticos e integrar Yugoslavia en la zona británica.[3] Los americanos siguieron mostrando su oposición a la propuesta.[3] Roosevelt finalmente cedió el 12 de junio de 1944, pero con la condición de que el acuerdo no supusiese la creación de zonas de influencia de las potencias tras la guerra.[3] El consentimiento del presidente no había sido consensuado con el Departamento de Estado de los Estados Unidos, ni con el secretario de Estado, Cordell Hull.[5]
Los británicos se apresuraron a comunicar la aceptación americana del periodo de prueba de 3 meses, sugerido por Churchill a Roosevelt para lograr su beneplácito.[5] Los soviéticos, habiendo recibido noticia de los recelos americanos, consultaron directamente con estos su postura sobre el acuerdo el 1 de julio de 1944.[5] El 15 de julio Stalin indicó a Churchill su deseo de conocer la postura estadounidense antes de aceptar la propuesta británica por el periodo sugerido.[6] El mismo día los americanos comunicaron su consentimiento a los soviéticos, indicando al tiempo su temor sobre una posible división de la zona en áreas de influencia de cada potencia.[6] En aquel momento fue imposible lograr un acuerdo sobre las zonas de responsabilidad de cada potencia Aliada en la región, pero el pacto se alcanzó más tarde, en octubre, durante la visita de Churchill a Moscú.[6] El acuerdo final fue más desfavorable a los Aliados occidentales pero la propuesta original no fue rechazada por Stalin para mejorar su posición negociadora, sino para tratar de evitar la oposición estadounidense.[6]
Acuerdo de octubre
Tras la segunda Conferencia de Quebec entre Roosevelt y Churchill este partió a Moscú el octubre junto con el ministro de Exteriores, Eden, para aclarar la situación del este de Europa con Stalin.[7] El periodo de prueba para la división de responsabilidades en los Balcanes había pasado sin haberse puesto en práctica.[7]
En la primera reunión con Stalin Churchill comenzó proponiendo la división de los Balcanes en zonas:[7]
Aclaremos nuestros asuntos sobre los Balcanes. Sus ejércitos están en Rumanía y Bulgaria. Nosotros tenemos allí intereses, misiones y agentes. No nos estorbemos. En lo que afecta a Gran Bretaña y Rusia, ¿cómo vería tener un predominio del noventa por ciento en Rumanía y que nosotros tuviésemos el noventa por ciento del poder de decisión en Grecia y compartir Yugoslavia al cincuenta por ciento?Churchill garabateó la propuesta en un papel, en el que Stalin marcó su conformidad.[7] Churchill dejó claro que el acuerdo concernía únicamente el periodo bélico.[7] Sin embargo, propuso destruir el papel que contenía el acuerdo, a lo que Stalin se negó, indicándolo que lo conservase.[7]
Pocos días después Churchill explicaba a Roosevelt que el acuerdo no obligaba a los Estados Unidos, que debía ser simplemente una guía de actuación en la región y que debía servir para evitar los enfrentamientos civiles en la zona entre las diversas facciones.[8] El acuerdo informal, sin embargo, preveía la utilización de la fuerza de los soviéticos en Rumanía y de los británicos en Grecia para "mantener el orden" sin la intervención de la otra potencia, según el secretario de Estado estadounidense James F. Byrnes.[2]
Consecuencias
El acuerdo fue un preludio de la división europea en zonas de influencia de las principales potencias durante la guerra fría.
Tito en Yugoslavia se mostró molesto por no haber sido consultado sobre el acuerdo pero satisfecho de no depender únicamente de una de las grandes potencias para los asuntos yugoslavos.[7] Según el representante estadounidense en Londres, el objetivo de los británicos era lograr la cooperación soviética para unir las distintas facciones yugoslavas.[8] Churchill perseguía el mantenimiento de una cierta influencia británica en la región, a la que Stalin se mostró al comienzo comprensivo.[9]
Los soviéticos entendieron el acuerdo como una concesión de británicos y norteamericanos en los Balcanes, de manera similar a como estos estaban llevando los asuntos italianos, sin participación significativa de los soviéticos.[2]
Los británicos fueron los primeros en convertir el acuerdo, teóricamente militar y circunscrito a la guerra mundial, en un pacto de control político de la región, con su ataque a la guerrilla bajo control comunista en Grecia, ELAS, en octubre de 1944.[2] Los soviéticos, según su entendimiento del acuerdo, no socorrieron a la guerrilla griega ni la apoyaron mediante propaganda.[2] Mientras, británicos y estadounidenses también utilizaban su control sobre Italia para fines políticos.[2]
En enero de 1945 los soviéticos permitieron a los comunistas rumanos romper la coalición de gobierno y tomar el poder en marzo,[2] a través de otra coalición controlada por el partido.[7] Stalin entendía que los británicos habían indicado su consentimiento en el acuerdo de octubre.[10]
Stalin se refirió en la Conferencia de Yalta al acuerdo con los británicos para defender su intervención en Rumanía, a pesar de que las conclusiones de la conferencia, que los soviéticos aceptaron, eran contrarias a aquella.[7] La conferencia, sin embargo, no trató las contradicciones entre los acuerdos de la misma y el anterior pacto Churchill-Stalin.[8]
El pacto fue uno de los diversos acuerdos entre las grandes potencias que condujeron paulatinamente al enfrentamiento entre ellas. La Unión Soviética necesitaba gobiernos favorables en los países limítrofes,[10] lo que en la práctica descartaba gobiernos elegidos democráticamente, mientras que los Aliados occidentales deseaban a la vez mantener las buenas relaciones con la URSS, lograr la creación de gobiernos democráticos pero no hostiles a los soviéticos como en el anterior periodo de entreguerras, y no involucrarse en demasía en la zona, objetivos en la práctica incompatibles.[10]
Notas y referencias
- ↑ a b Roberts (1973), p. 240
- ↑ a b c d e f g Roberts (1951), p. 266
- ↑ a b c d e f g Roberts (1973), p. 241
- ↑ a b Roberts (1951), p. 265
- ↑ a b c Roberts (1973), p. 242
- ↑ a b c d Roberts (1973), p. 243
- ↑ a b c d e f g h i Roberts (1973), p. 267
- ↑ a b c Roberts (1973), p. 268
- ↑ Roberts (1973), p. 270
- ↑ a b c Roberts (1951), p. 306
Bibliografía
- Roberts, Walter R. (1973) (en inglés). Tito, Mihailovic, and the Allies, 1941-1945. Rutgers University Press. pp. 406. ISBN 9780813507408. http://books.google.com/books?id=43CbLU8FgFsC&lpg=PP1&pg=PP1#v=onepage&q&f=false.
- Roberts, Henry L. (1951) (en inglés). Rumania: Political Problems of an Agrarian State. Yale University Press. pp. 414. ISBN 9780208006516.
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