- Blindados en la Guerra del Chaco
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La Guerra del Chaco fue el primer conflicto militar en América del Sur en donde se usaron tanques y otros blindados. Estos fueron usados únicamente por Bolivia, gracias a que poseía una economía estable debido principalmente a las minas de estaño, y en segundo lugar a las de oro, plata, zinc, etc.
Contenido
Los Vickers Bolivianos
Bolivia firmó en 1926 un "monstruoso" contrato (para la época) con Vickers Armstrong estimado en cerca de 3 millones de libras esterlinas a ser pagadas con parte del emprestito de Dillon&Read para la mejora de la red ferroviaria de la línea Cochabamba-Santa Cruz, y que habría incluido a insistencia del Gral. Kundt (asesor de la comisión) una docena de tanques, además de mucho más equipamiento militar, como radios, cascos, máscaras anti-gas, motocicletas blindadas, ametralladoras, más de 200 cañones, aviones, fusiles y camiones. Aunque este acuerdo se redujo posteriormente a menos de 1,25 millones de libras esterlinas debido a la crisis de 1929 (se habla incluso de que la reducción llego hasta tan solo 700 mil), todavía incluyó fusiles, ametralladoras, artillería y media docena de aviones. Los tanques fueron aparentemente dejados de lado. Durante el año 1930, Bolivia empezo la negociacion para la adquisicion de 10 vehiculos blindados Carden-Loyd, que se mantuvo abierta hasta comenzado el conflicto con Paraguay.
La Guerra del Chaco empezó el 9 septiembre de 1932 con la ofensiva del ejército paraguayo sobre Boquerón y en esas circunstancias se consideró de que el Ejército debía contar con tanques a la mayor brevedad posible. El Estado Mayor, con la firma del General Filiberto Osorio, el 20 de septiembre, informa que "Con carácter de urgencia se necesita el siguiente material: 6 carros livianos, cada uno con una ametralladora en torre giratoria y, además, otros 6 tanques livianos de 6 toneladas cada uno, con un cañón de 65 milímetros y una ametralladora".
El 16 de septiembre de 1932 la Legación en Londres hacía notar que la Comisión militar remitió al Estado Mayor, presupuestos completos de tanques Vickers. Casi el mismo tiempo que se conoció la propuesta de la Embajada en Londres, la Legación de Bolivia en París indicó que se disponía de dos presupuestos para tanques de Renault nuevos o de segunda mano.
Como el plazo de entrega de los tanques Vickers era muy largo, el 30 de septiembre, se solicitaron presupuestos a firmas de Estados Unidos y la Legación en Washington respondió ofreciendo tanques Christie de 380 caballos de fuerza, una ametralladora y su munición.
Finalmente, el 3 de octubre, el Ministerio de Guerra cerró contrato con Vickers Amstrong Limited por 6 tanques, 3 dotados con ametralladoras pesadas y 3 con cañón y una ametralladora pesada más 6 000 granadas para sus piezas cancelando la compra de los 10 vehiculos Carden-Loyd que se venia negociando desde 1930. De ser posible, los tanques debían ser dotados con piezas de 65 milímetros. Se ordenó también tratar de compensar en parte el costo de los vehiculos nuevos con el valor de 10 carros Carden-Loyd que no fueron aceptados (no se especifica en qué consistían esos "carros", pero al parecer se trataría de tanquetas Carden-Loyd Mk.IV).
Oposicion a la compra de tanques
Al cable de confirmación de la compra repondía un miembro de la Comision que los tanques no serían apropiados para el Chaco. La observación señalaba: “En mi opinión es imposible obtener resultado satisfactorio con ellos (los tanques) en el Chaco. Fdo. Cnl. Merino”. Esa opinión del Cnl. Merino fue transmitida por la Legación en Londres al Ministerio de Relaciones Exteriores el 25 de octubre, señalando que "la Comisión Militar opina que los tanques no serían útiles por su peso y demás condiciones para operaciones en el Chaco". Al mismo tiempo se comunicó a La Paz que la firma Vickers ya había empezado la fabricación de los tanques, pero que todavía se podía anular el pedido o continuar la fabricación.
Otra recomendación contraria a la compra de los tanques fue transmitida desde Muñoz, centro de operaciones en el Chaco, por el Gral. Lanza, a la sazón jefe interino del ejército, con el siguiente texto: "Referente adquisición tanques Vickers se coincide con opinion Cnl. Merino imposibilidad obtener resultados satisfactorios en el Chaco, por ser máquinas destinadas a desenvolverse en terrenos abiertos y no en bosques. Lanza".
La opinión del Gral. Lanza fue objeto de enérgica y violenta respuesta por el Estado Mayor General y en comunicación, el 20 de octubre, a Muñoz, informó: "Necesario comunicar a Cnl. Merino que no se ha solicitado opinión respecto empleo tanques Chaco, sino inmediata adquisición y embarque que debe dar cumplimiento sin mayor dilación".
Características de los tanques
El 19 de octubre, la Legación había informado que Vickers ya tenia preparados tres tanques para embarque. Aún no queda claro el por qué de esa orden de compra original del Estado Boliviano de 6 Mk.E sólo llegarían al país esos primeros 3 tanques. Tampoco se tiene certeza de si las 2 tanquetas Carden-Loyd formaron parte de esta compra, o si habían llegado antes al país como parte de la primera compra hecha a Vickers con el empréstito Dillon&Read, o si Vickers no aceptó compensar totalmente el precio de los tanques al haber ya entregado 2 de las Carden-Loyd pedidas en 1930, de las cuales, al menos una, había entrado ya en acción para el mes de septiembre.
Los tanques ligeros de Vickers eran máquinas militares bien fabricadas, pero mientras que su chásis era de un diseño excelente, el diseño de la superestructura y de la torreta era algo tosco. Eso llevó a que algunos países se centraran en mejorar esas partes. Todos estos ejemplares tenían un sistema innovador de suspensión, compuesto por conjuntos de bogies con pequeñas ruedas llamado "suspensión Vickers", que fue copiado y adoptado por muchos países. Éste era un buen sistema para bajas velocidades, pero no para altas, por requerir mucho mantenimiento.
Había un gran número de variantes de los Vickers ligeros, pero los utilizados por los bolivianos fueron únicamente los Type A y Type B, que difieren en el tipo de torretas que montaron (Bolivia recibió 2 Type B y un Type A, aunque el pedido original a Vickers consignaba 3 Type A y 3 Type B, de los la mitad que nunca llegó al Chaco):
El Type A tenía torretas cilíndricas gemelas y estaba armado con ametralladoras pesadas Vickers calibre 7,65 x 54 (llamado también 7,65 Mauser), refrigeradas por agua. Las torretas estaban montadas una al lado de otra, cada una cubriendo 120° a cada lado del eje longitudinal del tanque. Estaba tripulado por 4 personas: 2 ametralladores (uno en cada torreta), el comandante y el conductor/mecánico (ambos en el chásis del vehículo).
El Type B poseía una única torreta troncónica, y estaba armado con un cañón corto de baja velocidad QFSA de 47 mm, y una ametralladora pesada coaxial Vickers calibre 7,65 Mauser refrigerada por agua, aparentemente una variante de la Vickers Mk.C que tenía su cañón embutido en una pesada protección metálica. La torreta era de diseño troncónico tosco con una sección horizontal circular y una sección vertical trapezoidal. Esta torreta contenía a dos miembros de la tripulación, el comandante y un artillero, que también oficiaba de cargador. El conductor/mecánico ocupaba la porción frontal derecha del chasis principal del vehículo. La torreta del vehículo era estrecha e incómoda, por lo que varios países que licenciaron su fabricación se empeñaron en mejorar este elemento, como fue el caso de Rusia y su version del Mk.E bautizada como T-26.
Además se disponia de las 2 tanquetas Carden-Loyd Mk.IV/VIb armadas con una ametralladora pesada Vickers calibre 7,65 Mauser. Estos vehículos no habían sido diseñados originalmente como carros de asalto, sino como plataformas móviles para desplazar las ametralladoras al campo de batalla; mejoras posteriores en el diseño de los montantes de las piezas les permitieron actuar como plataformas móviles de tiro, pero su blindaje era escaso y brindaban poca protección a la tripulación, mientras que su área de fuego estaba muy limitada por estar la ametralladora prácticamente fija apuntando hacia el frente del vehículo. Con esto, Bolivia pasó a estar entre los primeros países sudamericanos en poseer tanques y, de hecho, usarlos en combate.
Estos vehículos fueron los primeros blindados usados por Bolivia. También se suele hablar de la presencia de tanques Renault FT-17 en Bolivia, y que también habrían tomado parte en la Guerra del Chaco; pero esto aún sigue siendo discutido y no se ha comprobado. Se supone que al menos una unidad de segunda mano fue enviada para demostración, arribando a La Paz para 1931, pero que nunca fue desplazada al Chaco; es más, ni siquiera habría sido adquirida.
Hacia el final del conflicto, en 1934, Bolivia adquirió también catorce tanquetas italianas Fiat Ansaldo CV-33(L3/33), cuyo diseño también estaba basado en el de la tanqueta Carden-Loyd. Se rumorea que las primeras unidades habrían arribado a Bolivia y al Chaco a tiempo para participar en la defensa de Villamontes.
Los Vickers Mk.E disponían originalmente de un equipo de radio de dos canales, pero debido al calor y humedad extremos del Chaco, estos quedaron rápidamente inutilizados y no prestaron ninguna utilidad.
Historial de Combate
El Ejército boliviano había tenido algunos instructores alemanes, que formaban parte de las numerosas misiones alemanas que evadían las cláusulas del tratado de Versalles y venían prestando servicios en Bolivia desde fechas tan tempranas como 1904. Algunos de estos volvieron entre 1931 y 1934, como el May. Wilhelm 'Wim' Brandt y el May. Achim R. von Kries, permaneciendo en el Ejército boliviano y llegando a comandar los tanques bolivianos. Se tienen datos de otros dos extranjeros al mando de estos vehículos, el May. John Kenneth Lockhart (estadounidense) y el Cap. Walter Kohn (austriaco). Ambos fallecieron en la contienda (el primero en la batalla de "Kilómetro 7 a Saavedra", y el segundo en "Nanawa"). El resto de las tripulaciones estaba integrada por voluntarios bolivianos y su instrucción duraba 8 semanas. Se prepararon al menos 2 tripulaciones por vehículo. Al menos dos de los mecánicos de la unidad blindada habrían sido de origen chileno, prestando servicio como voluntarios en el ejército boliviano.
El historial de combate de los blindados en este conflicto es limitado y poco documentado, participando principalmente como parte de unidades de artillería o como reserva móvil de artillería. La unidad blindada entró en combate por primera vez durante el cerco de Boquerón, los dias 15 y 16 de septiembre de 1932, cuando lo que los paraguayos describieron como un "pequeño tanque boliviano con forma de cajón" (casi seguramente una de las tanquetas Carden-Loyd) al mando del entonces Cap. Lockhart, intentó romper el cerco desde Yujra en apoyo del "Destacamento Peñaranda" conformado por partes de los R.I-4 "Loa" y R.I-5 "Campos" con el apoyo de los remanentes del R.I-6 "Campero" y una compañia del R.I-7 "Azurduy", así como escuadrones de caballería del R.C-5 "Lanza" y R.C-6 "Castrillo" que habían sido enviados para asistir al "Destacamento Marzana" (formado por fracciones del R.I-5 "Campos", R.I-6 "Campero" y el R.I-14) que se encontraba sitiado en el fortín. En esta ocasión, Lockhart fue herido por disparos de fusil al encontrarse operando con las escotillas abiertas debido al calor imperante, por lo que el tanque debió retirarse y no se lo volvió a ver en acción en esa batalla. El Gral. Luis Fernando Sanchez Guzmán en su obra sobre Boquerón habla del empleo de 2 blindados en esta batalla, pero no se han encontrado más informes que confirmen dicha afirmación.
Los blindados entraron en acción nuevamente en la batalla de "Kilómetro 7". Dos de los blindados, al mando en esta oportunidad de Kohn y Lockhart, actuaron juntos con el "Destacamento Z" en apoyo a la unidad del Tte. Cnel. Bilbao Rioja que había decidido detener el avance paraguayo frente a Saavedra. Debido a averías mecánicas y al calor ambos tanques dejaron de operar y sus tripulaciones acabaron combatiendo como infantería. Así perdió la vida Lockhart, acribillado en el pecho por una ráfaga de ametralladora mientras lideraba una escuadra de infantes en un ataque frontal contra posiciones paraguayas, y quedó herido Kohn por impactos de fusilería. No existen detalles del tipo de blindados que actuaron en esta batalla, debido a que los partes bolivianos y paraguayos hacen referencia a los Mk.E y a las Carden-Loyd genéricamente como "tanques Vickers" o simplemente "tanques". Por un tema de logística se asume que se habría tratado de ambas tanquetas Carden-Loyd, que podían desplazarse al frente a mayor velocidad que los Mk.E y que requerían menos combustible. Para el 19 de noviembre, el Mk.E Type A al mando del Tte. José Quiroga se había sumado a la Batería de Artillería "Rivera" en la defensa del flanco izquierdo de la línea boliviana, donde el fuego de sus ametralladoras permitió contener el avance paraguayo. A partir de ahí, los tanques actuaron aisladamente y sin mayor peso en los acontecimientos.
Entre el 8 y 15 de diciembre, una de las tanquetas Carden-Loyd fue empleada en los reconocimientos de la tierra de nadie en el área que luego se llamaría "Campo Jordán". El 26 de diciembre de 1932, un solitario tanque al mando de Kohn fue empleado en la batalla por el fortín "Corrales", avanzando por el centro del dispositivo de ataque de la 4ª Division de Peñaranda, en apoyo al R.I-3 "Pérez". Al poco tiempo de partir, el tanque empezó a moverse más lentamente y, aparentemente averiado, fue abandonado a campo abierto por su tripulación, sin haber siquiera entrado en combate; esto parece haberse debido al intenso calor de más de 60°C dentro del vehículo, que les impidió permanecer dentro de la unidad. La tripulación combatió como infantería el resto del día, mientras los zapadores bolivianos recuperaban el vehículo para su reparación.
Nuevamente se usaron los tanques en la toma de Alihuatá, realizada entre el 13 y 18 de marzo de 1933, aunque no se tienen más detalles de su participación, cantidades o comandantes. +
Batalla de Nanawa julio 1933
Los tanques intervinieron como una sola unidad en la segunda batalla de "Nanawa" del 4 de julio de 1933 bajo el nombre de "Destacamento de Blindados" y bajo el mando del May. von Kries. La fuerza bindada operó dividida en dos grupos, para un movimiento de tenaza, con órdenes de actuar independientemente y de acuerdo a la evolución del ataque (Orden de Ejército Nro.21-33 emitida por el Gral. Kundt el 1 de Julio). Uno de los grupos, bajo la conducción de Kohn, fue dotado de los dos tanques Mk.E Type B (uno al mando del mismo Kohn y el otro al mando del Sub. Of. Saavedra Acha) y atacaría por el sector izquierdo (noroeste) apoyando el avance de los regimientos R.I-3 "Pérez", R.I-7 "Azurduy", R.I-22 "Iruya", R.I-38 "Socabaya", R.I-39 y R.C-7 "Chichas"; y el otro grupo, bajo la conducción de Brandt, fue dotado del Type A restante más las 2 Carden-Loyd, para penetrar por la derecha (sur) apoyando el ataque de los regimientos R.C-1 "Avaroa", R.C-3 "Aroma", R.C-5 "Lanza", R.I-16 "Castillo", R.I-41 "Colorados", R.I-42 y R.I-43. Ambas tanquetas afrontaron fallos mecánicos que les impidieron actuar de forma conjunta en esta batalla. Durante el segundo ataque, los blindados estuvieron además flanqueados por soldados de infanteria armados con los lanzallamas alemanes Flammewerfer M.16 Modelo 1918 recibidos ese mes, 2 en el ala izquierda del dispositivo de ataque, y 6 en el ala derecha, como compensación a la falta de poder artillero del grupo de Brandt. Sin embargo, muy pronto los vehículos quedaron aislados de la infantería, presentaron averías y tuvieron que retirarse, mientras que los soldados con lanzallamas eran capturados o muertos por los defensores paraguayos. Muchos de los lanzallamas no lograron ser efectivamente utilizados por insuficiente entrenamiento de sus operadores.
En el sector norte, el tanque al mando de Kohn fue inmovilizado por un impacto artillero cerca de "Punta Mojoli" cuando se abalanzaba sobre las posiciones paraguayas desde la "Punta de los 4 Degollados", disparando sin cesar su cañón de 47 mm. Se ha asegurado reiteradas veces que lo impactó un proyectil de 75 mm de un cañón Schneider o Krupp que penetró bajo la torreta, pero, por un lado, Paraguay sólo había desplegado piezas Krupp en Nanawa con munición poco apropiada para tal efecto, y por la ubicación de estas piezas en el campo de batalla y los resultados que obtendría la artillería boliviana de 75 mm sobre este mismo tanque en los días subsiguientes, otras fuentes aseguran que se trató más bien del impacto de una granada de mortero Stokes-Brandt de 81 mm que penetró por la escotilla de la torreta matando al artillero y al comandante, hiriendo severamente al conductor y averiando el vehículo, que quedó inmóvil en el campo. El tanque se desplazaba con las escotillas completamente abiertas, en parte debido al calor reinante, y en parte debido a que Kohn solía dirigir el vehículo observando cuidadosamente el terreno circundante para evitar obstáculos y posibles trampas o infantes emboscados con granadas de mano que representaran un peligro para la tripulación. Según informes del general paraguayo Genaro Espínola (Teniente 1° en aquellos dias), el tanque habría sido inmovilizado al ser alcanzado en el habitáculo del conductor, en vez de la torreta, por lo que el tanque habría permanecido inmóvil, pero disparando su cañón de 47 mm por un buen tiempo antes de que su tripulación fuera liquidada por la infantería paraguaya. La infantería boliviana del R.I-7, con apoyo de zapadores y la segunda tripulación del vehículo, intentó en repetidas ocasiones recuperar el tanque, pero cuando esto se hizo imposible, la artillería intentó destruirlo, fracasando pese a lograr impactos directos sobre el chásis del mismo con un cañon de acompañamiento Vickers Mk.EE de 65 mm del R.I-3 situado a cerca de 200 m del tanque en los emplazamientos de partida de la infantería de la "Punta de los 4 Degollados". Esto llevaría a que luego se emplearan un par de piezas Schneider MPC2 de 75 mm del R.I-7 situadas hacia el oeste del tanque y una batería de obuses Vickers Mk.KK de 75 mm del G.A-"Peñaranda" situada algo más atrás, sin lograr resultados. El tanque fue finalmente destruido 4 días después, mediante una potente carga explosiva colocada debajo del mismo. Aún se discute si lo hicieron los paraguayos mediante una potente mina AGM de fabricacion nacional y accionada por friccion desde sus trincheras, con el objetivo de impedir la recuperación del tanque ante el avance de los zapadores bolivianos que venían cavando una zanja perpendicular a la trinchera paraguaya y en dirección hacia la parte posterior del blindado; o por los mismos zapadores bolivianos para impedir la captura del blindado, debido a su proximidad a las líneas paraguayas (menos de 60 metros). Las unidades en la zona de ambos ejércitos disponían de explosivos capaces de causar la destrucción del blindado inmovilizado.
En el pasado, los zapadores bolivianos habían logrado recuperar exitósamente los tanques averiados, que después de ser reparados volvían al frente, donde eran una pesadilla para las fuerzas paraguayas, que se veían impotentes ante ellos, aún a pesar de estar equipadas con munición perforante antiblindaje para sus ametralladoras pesadas, munición que sólo resultó efectiva contra las tanquetas Carden-Loyd debido a su débil blindaje, pero era inútil contra el blindaje de los Mk.E.
Al menos uno de los tanques Type B del grupo Kohn, comandado por el Sub.Of. Juan Saavedra Acha, logró ingresar en el reducto de Nanawa, viéndose forzado a retroceder cuando la infantería de apoyo del R.I-3 no logró acompañar su ingreso en el fortín, y el tanque se vio en serio peligro de ser rodeado e inmovilizado. Sólo una compañia de infantes había podido acompañar al blindado, y su efectivos estaban bastante disminuidos. Saavedra Acha seria luego reprendido y castigado por esa acción temeraria que puso en riesgo al blindado, siendo desde entonces destacado a las columnas de camiones como chófer. El Mk.E del grupo Brandt debió retirarse por averías mecánicas que incluían el atasco de una de sus torretas, al igual que ambas tanquetas. Una de las tanquetas llego a ser comandada en persona por el May. von Kries, comandante del destacamento, quien estaba ávido de alcanzar la gloria en combate. Esta unidad habría sido la que fue alcanzada por disparos de las ametralladoras pesadas paraguayas dotadas de municion perforante, resultando así severamente dañado el vehiculo y bastante mal herido el comandante de la unidad blindada boliviana, que debió ser evacuado a La Paz para ser atendido.
La segunda Carden-Loyd se dice que fue completamente quemada por su tripulación cuando quedó atascada en una trinchera o fosa antitanque paraguaya y se evidenció que no podría ser recuperada, por lo que se la destruyó para impedir su captura por parte del enemigo.
Los tanques actuaron nuevamente en la batalla de Gondra, entre el 23 y 26 de agosto de 1933, cuando se emplearon con éxito para desalojar a los defensores paraguayos de la división de Bray de Pirizal (Pirijayo para Bolivia) y Rancho Ocho. En esta oportunidad, el humo despedido por el mal carburado motor de uno de los blindados al mando del Sub.Of. Granier Chirveches hizo presumir a los defensores que Bolivia estaba empleando gases tóxicos en el asalto, lo que aceleró la retirada de sus posiciones defensivas. Cabe señalar que Bolivia no disponía de gases tóxicos en su arsenal. En estas acciones se emplearon los 3 vehículos existentes en el inventario a esa fecha: 2 Mk.E (1 Type A y 1 Type B) y una Carden-Loyd Mk.VIb, que había sido recuperada para reparación después de la batalla en Nanawa (la que comandó von Kries). A partir de esta batalla desaparecen las referencias a las tanquetas, por lo que se presume que esta última tanqueta quedó completamente inutilizada y debió ser de destruida o abandonada poco después.
El Type B se había especializado en hacer estallar los nidos de ametralladoras y los fortines de quebracho paraguayos con su cañón de 47 mm, mientras el Type A se encargaba de barrer las trincheras con el fuego de sus dos ametralladoras, siendo prácticamente invulnerables al fuego de los defensores cuando operaban con las escotillas cerradas. Por lo cual los paraguayos decidieron formar unidades especializadas para dar caza a los tanques bolivianos con tácticas menos convencionales, por carecer de armamento antitanque especializado y adecuado.
Captura de 2 tanques bolivianos
Los 2 Mk.E remanentes fueron asignados entonces como reserva al I-Cuerpo de Ejército con base en Saavedra, y fueron empleados aisladamente en las operaciones, para ser vueltos a ver juntos en la batalla de Alihuata-Campo Vía (diciembre de 1933). Está en discusión si lo hicieron operando desde Saavedra, o si se desplazaron hasta Alihuatá con la 4ª División del Cnel. Banzer. Con certeza se sabe que el R.C.7 "San Martín", una de las unidades paraguayas asignadas a la misión de cazar los tanques bolivianos, logró capturar ambos tanques Mk.E el 10 de diciembre (un día antes de la rendición de "Campo Vía") al bloquearles el paso talando árboles de quebracho por delante y por detrás de su ruta de avance a la altura del Km. 21 del camino de Alihuatá a Saavedra. Segun la mayoría de las versiones conocidas, ambos tanques se desplazaban desde Saavedra hacia Alihuatá como fuerza de penetración para que, después de despejada la vía, se desplazara al sector una columna de camiones y parte de los 2500 hombres enviados por el Cnel. Enrique Peñaranda (recién nombrado comandante interino del I-CE) para evacuar a las tropas de la 4ª y 9ª División que se replegaban desde Alihuatá hacia el Km. 22, donde Kundt les había dicho que esperaban refuerzos y suministros. Las tripulaciones resistieron por un tiempo la aproximación de los atacantes, haciendo uso de las ametralladoras de ambos vehículos, pero el calor imperante y la falta de apoyo de infantería hizo que después de unas pocas horas, ambas tripulaciones (supuestamente al mando de extranjeros) se rindieran exhaustas, encontrándose además herido uno de sus comandantes. Por otro lado, los partes bolivianos de dicho día reportan que los tanques formaban parte del efectivo de la 4ª División, y que fueron capturados mientras eran remolcados por camiones hacia Saavedra como parte del movimiento de retirada, haciendo suponer que éstos no estaban operativos; esta versión podria haberse hecho pública para esconder al mando y a la opinión publica que los tanques -considerados como un "arma estrategica"- habían sido capturados intactos y totalmente operativos.
Segun versiones paraguayas, los tanques capturados estaban comandados por extranjeros (a la sazón se trataria de los Mayores von Kries y Brandt, únicos extranjeros que comandaron unidades blindadas y que sobrevivían a la fecha); sin embargo, fuentes confiables permiten dudar de esta información, ya que el May. von Kries se encontraba en La Paz recuperándose de las heridas recibidas en Nanawa y el May. Brandt comandaba una unidad de infanteria de 300 reclutas (el "Destacamento Brandt") desde antes del 3 de diciembre. Con sede en Puesto Sosa, el "Destacamento Brandt" fue enviado por Kundt para tratar de impedir el cerco en Campo Vía, teniendo que retirarse con graves pérdidas tras combatir más contra el lodo que contra los paraguayos. Brandt aparece nuevamente en mayo de 1934 en la batalla de "Cañada Strongest" como comandante del R.I-20 "Cochabamba", que tomó parte en la captura de la unidad Paraguaya del 1-C.E, y nuevamente en septiembre de ese mismo año en Algodonal, como comandante del destacamento asentado en dicho fortín y conformado por un batallón del R.I-18 "Ismael Montes" y dos escuadrones del R.C-6 "Castrillo", y reforzado con sobrevivientes de Picuiba, evitando ser capturado en la batalla al encontrarse ausente del fortín camino a Carandayti por alimentos y municiones en el momento del asalto paraguayo. Así, la identidad de ambos comandantes capturados es aún una incógnita.
Conclusiones
La movilidad de los tanques en el Chaco era muy complicada debido al terreno (suelto y poco compacto en la estación seca, húmedo y fangoso en la temporada de lluvias), lo que se complicaba con la estrechez de las orugas de los vehículos, que los hacía poco aptos para estos suelos, al clima extremadamente cálido, y la falta de combustible. La de por sí ya escasa gasolina era entregada con prioridad a los camiones que transportaban suministros, agua, pertrechos, tropas y heridos, entre el frente y Villamontes. Como consecuencia del calor del verano (40°C a la sombra y más de 60°C dentro del vehículo), los tanques solían desplazarse casi permanentemente con todas las escotillas abiertas, exponiendo a la tripulación al fuego, incluso, de armas ligeras como pistolas, fusiles y ametralladoras ligeras. Por estas circunstancias ambientales también se producía el encasquillamiento de las ametralladoras Vickers de las que estaban dotados, después de cierto tiempo de uso, debido a que los cartuchos se dilataban y no podian ser expulsados de la recámara. Además, era imposible tocar las partes metálicas de las armas para destrabarlas sin usar guantes, pues las superficies recalentadas quemaban. Se dieron casos en los que inclusive explotaron las reservas de munición debido al calor.
Destino de los Vickers
La cantidad total de tanques Vickers Mk.E en servicio de Bolivia se discute entre 3 y 6 unidades. El proyecto inicial consideraba la compra de un total de 12 Mk.E y 10 Mk.IV, pero los recortes presupuestarios resultantes de la crísis de 1929 redujeron sustancialmente estas cantidades. Se tienen datos precisos de la presencia y actuación en el Chaco de 3 tanques Vickers Mk.E (1 Type A con número de serie VAE532, 2 Type B con números de serie VAE446 y VAE447) y 2 tanquetas Carden-Loyd Mk.IVb, presentes todos en la campaña de Nanawa. Se habla también del arribo a Bolivia de un segundo Type A (que habría llevado el número de serie VAE533) y un par de semitractores de artillería Vickers basados en el chasis del Mk.E, que nunca se habrían enviado al Chaco, pero no se conservan registros de estos vehículos ni se han encontrado evidencias de su existencia.
El destino de los tanques se ha discutido extensamente. Sin embargo es seguro que un Type B (el VAE447) fue inmovilizado por la artillería paraguaya y luego fue destruido con explosivos durante la segunda batalla de Nanawa, para evitar su captura, mientras que los 2 tanques restantes fueron capturados por el R.C.7 en el cerco de Campo Vía. Aunque los tanques que sobrevivieron siguieron en servicio en Bolivia, no se sabe hasta qué fecha y qué número había. Del destino de las tanquetas Carden-Loyd no se tienen datos concretos tras la Segunda Batalla de Nanawa. Existe la certeza de que ambas participaron en la ofensiva, que una se atascó en una trinchera paraguaya y la otra fue seriamente dañada por la municion perforante de las ametralladoras paraguayas. Por la falta de registros posteriores verificables de su presencia y uso, se cree que ambas se habrían perdido o habrían sido desechadas en esta ocasión. La que quedó atascada habría sido presuntamente incendiada y destruida por su propia tripulación para evitar su captura tras serle imposible sobrepasar una trinchera o fosa antitanque paraguaya y quedar aislada de la infantería. No existe un informe verificable del último destino, o un expediente de servicio que aclare el verdadero final de estos vehiculos. Se especula que uno de los tanques usados en Pirizal (o incluso los 2) habría sido Carden-Loyd, y que habría sido descartado poco después. Rumores, especialmente de origen paraguayo, hablan de la recuperación y posterior uso por parte de Bolivia de una de las Carden-Loyd en la defensa de Villamontes; pero esto no ha sido verificado, ni se han encontrado referencias en los partes bolivianos de esta batalla. Otras fuentes señalan que para esa fecha habrían arribado a Bolivia los primeros ejemplares de Fiat Ansaldo CV-33 (L3/33), que tenía un diseño similar.
Algunas de las armas bolivianas capturadas por el Ejército Paraguayo (especialmente las ametralladoras ligeras o Fusiles Ametralladores Vickers-Berthier) junto con un lote de fusiles Mauser Oviedo Mod. 1927 (los famosos 'Mataparaguayos') fueron vendidas por el gobierno del Cnel. Rafael Franco al bando Republicano durante la Guerra Civil Española, entre ellos se incluyó también el tanque Vickers Mk.E Type B (VAE446), dotado con una ametralladora de 7,65 mm y un cañón semiautomático de 47 mm. Esto se hizo bajo mediación del traficante de armas suizo Thorvald Elrich, y, si bien está confirmado su arribo a España (según la lista Howson, el tanque arribó el 30 de septiembre de 1937 a bordo del Ploubazla), no se han encontrado informes sobre su empleo en combate. Existe la posibilidad de que haya sido sometido a una remodelación completa de la torreta para homologarlo con los tanques T-26 soviéticos de los que ya disponía la República, y cuyo diseño estaba integramente basado en el Mk.E aunque montaban una torreta mejorada. El otro tanque capturado, el Type A (VAE532) bautizado "Ina" por los paraguayos, tras ser usado por algunos años, acabó como monumento frente al Colegio Militar de Asunción y fue devuelto a Bolivia en 1994. También se devolvió la torreta del Type B destruido en Nanawa. Ambos están ahora expuestos en el "Museo Histórico Militar de Bolivia", localizado en el Colegio Militar de Ejército "Gualberto Villarroel" de la ciudad de La Paz.
Experiencia boliviana y tácticas
La utilidad de los blindados en el Chaco fue pobre debido a muchos factores: su escaso número, la inexistencia de una doctrina de uso de los mismos y las limitaciones imperantes debidas al clima, geografía y la logística del ejército Boliviano. Las opiniones desfavorables del cnel. Merino y el general Lanza respecto de la conveniencia de la compra se confirmó en el terreno de los hechos.
Como pasó en Europa en la Primera Guerra Mundial y durante el período de entreguerras, muchos oficiales bolivianos no estaban seguros de la potencialidad de los tanques, ya que era un vehículo novedoso, que había sido adquirido a insistencia exclusiva del Gral. Kundt. Para que esta situación se revirtiera, tuvo que pasar un tiempo en el cual los bolivianos adquirieron experiencia en su uso.
El arma blindada hace su aparicion muy al principio del conflicto, y, en la fase inicial de la guerra, los tanques fueron empleados principalmente como parte de las unidades de artillería, casi como cañones autopropulsados de apoyo, o nidos de ametralladora móviles. Esto propició que no se entrenase a la infantería para operar en conjunto con estos y colaborar con las unidades blindadas.
Sólo a partir de la Segunda Batalla de Nanawa se optó por combinar los blindados con la infantería para ataques a posiciones fuertemente atrincheradas, aunque con éxito muy limitado. La falta de cooperación entre infantería y blindados llevaría al fracaso la mayoría de los intentos de uso del arma blindada en esta fase de la guerra, y llevaría finalmente a la captura de las últimas dos unidades al desplazarse aisladas y sin apoyo de infantería. Sobreviviendo las restantes unidades, hasta su retiro del ejército boliviano. Sin embargo, se adolecía aún del defecto de hacerlos operar independientemente y sin objetivos concretos.
Las tanquetas fueron la mayor decepción en el arma blindada boliviana. El delgado blindaje de estos vehículos proveía de escasa protección a sus tripulaciones, que sufrían frecuentemente lesiones del tipo rociado, tras ser alcanzadas por el fuego de ametralladoras, ni que decir del impacto de otras armas de mayor calibre. Su pieza se encontraba prácticamente fija al frente del vehículo, limitando enormemente su campo de tiro. La estrechez de sus orugas restaba velocidad y maniobrabilidad a los vehículos en las condiciones de terreno del Chaco, lo que impedía el uso de sus principales atributos. Curiosamente, éstas son las características por las cuales las tanquetas se retiraron de todos los países a comienzos de la Segunda Guerra Mundial, exceptuando Japón, que las siguió utilizando.
Véase también
- Ametralladora Vickers.
- Vickers.
- Historia del tanque.
- Tanque.
- Tanqueta.
Bibliografía
- Historia de Bolivia; 5º edición; Editorial Gisbert.
- Tanques Vickers
- El General y Sus Presidentes: Vida y Tiempos de Hans Kundt, Ernst Röhm y siete presidentes de Bolivia, 1911-1939; Robert Brockmann; 3a Edicion; Plural Ediciones
- Boquerón 1932, Tomos I y II; Gral Luis Fernando Sanchez Guzmán; 3a Edicion.
- The Chaco War: Bolivia and Paraguay, 1932-1935; Bruce W. Farcau; 2a Edicion; Praeger Publishers.
- Los tanques en la Guerra del Chaco; Luis Antezana Ergueta; Producciones CIMA Editores
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