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Belleza
La belleza es una característica de un ente real, imaginario o ideal cuya percepción constituye una experiencia de placer, revelación de significado, o satisfacción. La belleza es estudiada como parte de la estética, la sociología, la psicología social y la cultura. Como creación cultural, la belleza ha sido muy comercializada. Una «belleza ideal» es una entidad que es admirada o posee características ampliamente atribuidas a la belleza perfecta en una cultura particular.
La percepción de la «belleza» a menudo implica la interpretación de alguna entidad que está en equilibrio y armonía con la naturaleza, y puede conducir a sentimientos de atracción y bienestar emocional. Debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador».[1] En su sentido más profundo, la belleza puede engendrarse a partir de una experiencia de reflexión positiva sobre el significado de la propia existencia.
Contenido
Historia de la belleza
Podría remontarse a la propia existencia del hombre como una de sus cualidades mentales. La belleza se encuentra en obras de filósofos griegos a partir del período presocrático, como Pitágoras. La escuela pitagórica vio una importante conexión entre las matemáticas y la belleza. En particular, notaron que los objetos que poseen simetría son más llamativos. La arquitectura griega clásica está basada en esta imagen de simetría y proporción. Platón realizó una abstracción del concepto y consideró la belleza una idea, de existencia independiente a la de las cosas bellas. Según la concepción platónica, la belleza en el mundo es visible por todos; no obstante, dicha belleza es tan solo una manifestación de la belleza verdadera, que reside en el alma y a la que solo podremos acceder si nos adentramos en su conocimiento. Consecuentemente, la belleza terrenal es la materialización de la belleza como idea, y toda idea puede convertirse en belleza terrenal por medio de su representación.[2]
La belleza, generalmente, se ha asociado con el bien. De la misma manera, lo contrario de la belleza, que es la fealdad, a menudo se ha relacionado con el mal. A las brujas, por ejemplo, con frecuencia se les atribuyen rasgos físicos desagradables y personalidades repulsivas. Este contraste aparece representado en cuentos como La bella durmiente, de Charles Perrault.[3] En su obra Las afinidades electivas, Goethe declara que la belleza humana actúa con mucha mayor fuerza sobre sentidos interiores que sobre los externos, de modo que lo que él contempla está exento del mal y sienta en armonía con él y con el mundo.[4]
La simetría es importante porque da la impresión de que la persona creció con salud, sin defectos visibles. En la percepción de la gente bella se dan ciertas concordancias: ojos grandes y tez clara, por ejemplo, son considerados hermosos tanto en hombres como en mujeres de muchas culturas. Algunos investigadores han sugerido que rasgos neonatales son intrínsecamente atractivos. La juventud en general se asocia con la belleza.
Hay pruebas que hacen intuir un rostro hermoso en el desarrollo infantil, y que las normas de atractivo son similares en culturas diferentes. El promedio, la simetría y el dimorfismo sexual para determinar la belleza pueden tener una base evolutiva. Los metaanálisis de la investigación empírica indican que las tres características producen atracción tanto en caras masculinas como en femeninas y a través de diferentes culturas. El atractivo facial puede ser una adaptación para la opción de compañero, posiblemente porque la simetría y la ausencia de defectos señalan aspectos importantes de la calidad física del compañero, como la salud. Es probable que estas preferencias sean simplemente instintos.
Los artistas griegos y romanos también tenían el estándar de belleza masculina en la civilización occidental. El romano ideal fue definido como un jefe alto, musculado, de piernas largas, con un pecho lleno de pelo grueso, una alta y amplia frente -un signo de inteligencia-, grandes ojos, una nariz fuerte y perfil perfecto, boca pequeña, y una mandíbula poderosa. Esta combinación de factores produciría una mirada impresionante de hermosa masculinidad. Con las excepciones notables del peso corporal y los estilos de moda, las normas de belleza han sido bastante constantes en el tiempo y el lugar.
En el chino antiguo se escribe un signo que significa "hermoso", pero hoy se combina con otros dos signos que significan "grande" y "oveja". Posiblemente, la oveja grande era representativa de belleza.
La cultura maya consideraba que tener estrabismo era bello, y para conseguirlo, las madres ponían jarras delante de los niños para que crecieran con este defecto; el concepto de belleza puede variar entre culturas.
Belleza humana
La caracterización de una persona como "bella", ya sea de forma individual o por consenso de la comunidad, a menudo se basa en una combinación de belleza interior, que incluye los factores psicológicos, tales como personalidad, inteligencia, gracia, simpatía, encanto, integridad, congruencia y elegancia, y belleza exterior (es decir, atractivo físico), que incluye factores físicos, tales como salud corporal, juventud, sensualidad, simetría, medianía, y tez.
Comúnmente se mide la belleza externa con base en la opinión general o el consenso de un grupo de personas. Un ejemplo de ello son los concursos de belleza como el de Miss Universo. La belleza interna, sin embargo, es más difícil de cuantificar, aunque en los concursos de belleza a menudo se afirma tomarla en consideración.
Un importante indicador de la belleza física es la "medianía". Cuando las imágenes de rostros humanos se promedian para formar una imagen compuesta, ésta se acerca progresivamente cada vez más a la imagen "ideal" y se percibe como más atractiva. Este fenómeno se notó por primera vez en 1883, cuando Francis Galton, primo de Charles Darwin, construyó imágenes compuestas por superposición de fotografías de vegetarianos y delincuentes en búsqueda de una apariencia característica para cada uno de ellos. Al hacerlo, se percató de que las imágenes compuestas resultantes eran más atractivas en comparación con cualquiera de las fotografías individuales.
La investigación moderna sugiere también que las personas cuyos rasgos faciales son simétricos y poseen la proporción perfecta son más atractivas.
Belleza interior
La belleza interior es un concepto usado para describir los aspectos positivos de algo que no es físicamente observable.
Aunque la mayoría de especies usan los rasgos físicos y feromonas para atraer a su pareja, algunas personas dicen confiar en la belleza interior de sus elecciones.
Las cualidades como la amabilidad, la sensibilidad, la ternura o la compasión, la creatividad y la inteligencia se han dicho que serían deseables desde la antigüedad.
Fealdad
La fealdad es una propiedad de una persona o cosa que no es agradable de mirar y trae como consecuencia, una evaluación muy desfavorable. Ser feo es ser poco estético, repulsivo u ofensivo. Al igual que su opuesto, la belleza, la fealdad implica un juicio subjetivo y esta por lo menos en parte, en el "ojo del observador". Así, la percepción de la fealdad puede ser errónea o miope, como en la cuento del Patito feo de Hans Christian Andersen.
A pesar de que la fealdad es normalmente considerada como una característica visible, también puede ser un atributo interno. Por ejemplo, una persona puede ser atractiva por fuera pero por dentro irreflexiva y cruel. También es posible estar de "mal humor", que es un estado interno de desagrado temporal.
Véase también
Referencias
- ↑ Gary Martin (2007). «Beauty is in the eye of the beholder». The Phrase Finder. Consultado el December 4 2007.
- ↑ El Banquete, de Platón,
- ↑ La bella durmiente, de Charles Perrault.
- ↑ Las afinidades electivas, de Johann Wolfgang von Goethe.
Enlaces externos
- Wikcionario tiene definiciones para belleza.
Categoría: Estética
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