- Caída de México-Tenochtitlan
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Caída de México-Tenochtitlan
Sitio de México-Tenochtitlan Parte de Conquista de México
Pintura de la derrota española en Metztitlan de la Historia de Tlaxcala (Lienzo de Tlaxcala), códice del siglo XVI.Fecha 26 de mayo - 13 de agosto, 1521 Lugar Tenochtitlan, actual Ciudad de México, México Resultado Victoria española y tlaxcalteca Beligerantes España
TlaxcalaImperio Azteca Comandantes Hernán Cortés
Pedro de AlvaradoCuitláhuac
CuauhtémocFuerzas en combate caballería: 86-96
infantería: 900-1,300[1]
cañones: 16[1]
Bergantines: 13
Aliados nativos: 80,000guerreros: 100,000-300,000[2] (incluyendo acallis de guerra) Bajas Españoles: 450-860[1]
Aliados nativos: 20,000Guerreros: 100,000
Civiles: 100,000La caída de México-Tenochtitlan, la capital del Imperio Azteca, llevada a cabo mediante la manipulación de facciones locales y de las divisiones existentes por el conquistador español Hernán Cortés. Muchas batallas existieron entre los ejércitos Azteca y español, éste último compuesto mayoritariamente por indígenas.
El episodio final fue el sitio de México-Tenochtitlan, batalla final que marcó la caída de la civilización Azteca y que marca el final de la primera etapa de la Conquista de México. Siendo la conquista de México parte de la Colonización española de América.
Contenido
Primeros sucesos
La ruta a Tenochtitlan
En abril de 1519, Hernán Cortés, anteriormente Jefe Magistrado de Santiago de Cuba, tomó tierra en la costa de México en un punto que nombró Vera Cruz con aproximadamente 450 soldados. En un principio, Cortés estaba patrocinado por el Gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Velázquez mandó a Cortés dirigir una expedición en México después de que los informes de unas pocas expediciones iniciales al Yucatán captaran el interés de los colonizadores españoles en Cuba.[3] Sin embargo, al poco tiempo Velázquez revocó la autoridad de Cortés y envió una gran fuerza bajo el mando de Pánfilo de Narváez para arrestar a Cortés. De acuerdo con el sistema judicial español, Cortés carecía de autoridad legal para llevar a cabo su plan, un hecho que volvería más tarde para atormentarle en su regreso a España.
Según se adentraba, Cortés pronto se encontró con una serie de tribus en contra del mandato azteca; Cortés realizó escaramuzas con algunos de estos nativos, como los Totonacas y los Tlaxcaltecas. Bernal Díaz del Castillo escribió que probablemente no habrían sobrevivido si no fuera por Xicohténcatl el viejo y su deseo de forma una alianza con los españoles contra los Aztecas.[4]
Un mito ampliamente citado dice que los Aztecas inicialmente pensaron que Cortés era Quetzalcóatl, un personaje mítico cuya vuelta a México estaba profetizada el año que Cortés desembarcó, desde la misma dirección. En la actualidad, se cree que esta es una invención post-conquista, y la mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que los Aztecas tenían bien claro que Cortés no era un dios. Un encuentro entre Moctezuma, el gobernante azteca, y Cortés, demuestra que los aztecas sabían que Cortés era un humano y no una deidad. Moctezuma se subió la camisa, y mostrando su abdomen, dijo: "Soy mortal como tú eres mortal".[cita requerida] Tras este gesto, intercambiaron regalos. Antes de conocer a Cortés, no obstante, Moctezuma había sacrificado a sus propios mensajeros, los cuales habían hablado con los españoles porque "ellos habían visto los dioses... ellos habían hablado con los dioses!".[5]
Moctezuma envió un grupo de nobles y otros agentes a su encuentro con Cortés en Quauhtechcac. Estos emisarios llevaron diversas joyas de oro como regalo, lo cual satisfizo en gran mediad a los españoles.[6] De acuerdo con el Códice Florentino, Lib. 12, f.6r., Moctezuma también ordenó a sus menjaeros llevar el penacho simbólico de Quetzalcoatl de Tula a Cortés y colocarlo en su persona. A medida que las noticias sobre los extranjeros llegaban a la capital, la sensación de temor de Moctezuma fue incrementando, llegando a considerar la huida de la ciudad, aunque finalmente se resignó a lo que el consideró el destino de su gente.[5]
Cortés continuó su marcha hacia Tenochtitlan. Antes de entrar en la ciudad, el 8 de noviembre de 1519, Cortés y sus tropas se prepararon para la batalla, usando armaduras tanto ellos mismos como sus monturas, y organizándose en un orden militar. Cuatro caballeros marchaban al frente de la expedición. Tras estos, cinco contingentes más: soldados a pie con espadas de hierro y escudos de cuero o madera; caballeros con coraza armados con lanzas de hierro, espadas y escudos de madera; arqueros; más caballeros; y más soldados armados con arcabuces; por último, nativos de Tlaxcaltecas, Tliliuhquitepec y Huexotzinco. Los soldados indígenas vestían armaduras de algodón y estaban armados con escudos y arcos. Muchos de ellos llevaban provisiones en cestas o paquetes mientras que otros escoltaban los cañones en carros de madera.
El ejército de Cortés entró en la ciudad a través del paso elevado cubierto de flores (Iztapalapa) asociado con el dios Quetzalcoatl. Cortés fue recibido amistosamente por Moctezuma, el cual le dijo "Has venido para ocupar tu trono". La prisionera Malinalli Tenépal, también conocida como La Malinche o Doña Marina, ejerció como traductora del Náhuatl al Maya chontal, y el español Gerónimo de Aguilar tradujo de Maya chontal a Español.
Más tarde, Moctezuma fue tomado como rehén como medida de seguridad por los españoles, muy superiores en número. De acuerdo a los testigos, Moctezuma se negó inicialmente a abandonar su palacio, pero tras una serie de amenazas y discusiones con los capitanes españoles, accedió a trasladarse al palacio Axayáctal junto a su comitiva. El primer capitán asignado para su vigilancia no fue otro que Pedro de Alvarado. Otros señores Mexica también fueron detenidos por los españoles. El palacio fue rodeado por más de cien soldados españoles para prevenir cualquier intento de rescate del emperador Huey Tlatoani.[7]
Tensiones entre los aztecas y los españoles
Se desconoce por qué Moctezuma cooperó tan fácilmente con los españoles. Es posible que temiera perder su vida o su poder político, aunque también podría haber sido un movimiento estratégico, con el fin de recabar más información sobre los españoles o esperar al cambio de estación para atacar. Sin embargo, no llevó a cabo ninguna de estas acciones incluso a pesar de los consejos de altos líderes militares como su hermano Cuitláhuac y su sobrino Cacamatzin. Con Moctezuma cautivo, Cortés no necesitó preocuparse por ataques o falta de suministros. Asimismo, asumió que podría controlar a los aztecas a través de Moctezuma. No obstante, Cortés desconocía los sistemas de gobierno de los aztecas; Moctezuma no era todopoderoso, como imaginaba Cortés. El acceso al trono y su mantenimiento dependían de la habilidad para gobernar, pudiendo ser reemplazado fácilmente por otro noble si fallaba. Al primer signo de debilidad, los nobles aztecas tenían la responsabilidad de rebelarse. A medidad que Moctezuma cumplía las demandas de Cortés, como reunir tributos para los españoles, su autoridad iba disminuyendo, y su gente comenzaba a volverse en su contra rápidamente.[1]
Cortés y su ejército recibieron permiso para permanecer en el Palacio de Axayacatl, y las tensiones continuaron creciendo. Mientras los españoles estaban en Tenochtitlan. el Gobernador Velázquez, la mayor autoridad española en las Américas, reunió una fuerza de 19 barcos, más de 800 soldados, 20 cañones, 80 caballeros, 120 arqueros y 80 arcabuceros bajo el mando de Pánfilo de Narváez para capturar a Cortés y llevarlo de vuelta a Cuba. Velázquez sentía que Cortés había excedido su autoridad, y había sido advertido de la mala conducta de Cortés durante aproximadamente un año. Sin embargo, había esperado la aparición de vientos favorables, y no pudo enviar ningún contingente hasta primavera. Las tropas de Narváez tomaron tierra en San Juan de Ulúa, en la costa mexicana, alrededor del 20 de abril de 1520.[8]
Después de que Cortés advirtiera su llegada, este reunió un pequeño contingente de alrededor de 300 hombres al campamento de Narváez en Cempohuallan el 27 de mayo. Cortés atacó el asentamiento en plena noche, tomando a Narváez como rehén y logrando su rendición. Hay evidencias que sugieren que ambos estaban inmersos en negociaciones en aquel entonces, y que Narváez no esperaba un ataque. Asimismo, Cortés también había dividido las fuerzas de Narváez con promesas de vastas riquezas en Tenochtitlan, acelerando así la rendición. Narváez fue preso en Veracruz, y su ejército se fusionó con el de Cortés.[1]
Caída de Tenochtitlan
La última resistencia de los Aztecas
Los españoles tomaron control de todos los pueblos y ciudades en las orrillas del lago, bloqueron las salidas de la ciudad y cortaron el acueducto que traia agua a la ciudad. Mandaron una flota de 12 vergantines con un cañon cada uno y miles de balsas indígenas que arrasaron la flota azteca. Cortes esperaba la rendición rapida de la ciudad, pero dentro de esta Cuauhtémoc ejecuto a todos los nobles que apoyaban el negociar con los españoles. Los aztecas se atrincheraron en la ciudad bloqueando el puerto y los puentes. Cuando vino el ataque español por tierra y agua los aztecas lucharon casa por casa defendiendo su ciudad. El combate se convirtio en una batalla urbana.
Cuando las fuerzas españolas entraron en la ciudad, prácticamente cada azotea era una fortaleza enemiga. Una vez más, los Aztecas adoptaron nuevas tácticas, y en esta ocasión atacaron a los españoles desde sus propios edificios.[1] Esto retuvo a los asaltantes durante un tiempo, pero no impidió su avance por la ciudad, los españoles empezaron a lanzar ataques con el fin de quemar las casas para luego retirarse dejando el camino limpio para cuando volvieran. A principios de agosto, la mayoría de la población se había retirado a Tlatelolco. Cortés envió emisarios indígenas de una ciudad azteca conquistada con el fin de convencer a los Tlatelolcas para que se unieran a su lado y entregar a los refugiados, pero los Tlatelolcas se mantuvieron leales a los Aztecas.
Los Aztecas se enfrentaron a otro gran problema cuando la gente de Tetzcoco, todavía leales, cayeron en manos españolas. Durante cuatro días, los ejércitos de Alvarado, Olid y Sandoval asediaron el mercado de Tlatelolco. Finalmente, controlaron alrededor del 90% de la ciudad. Incluso en los últimos días del asedio, cuando se enfrentaron en combate abierto contra los aliados indígenas de los españoles, los Aztecas fueron claramente superiores, y aplastaron a sus oponentes.[1]
A la desesperada, en los últimos días, los Aztecas decidieron enviar al campo de batalla al guerrero búho-quetzal, un guerrero azteca disfrazado con un atuendo ceremonial, pues era creencia que si este tenía éxito en la batalla, aquello sería una señal de los dioses para que continuaran luchando contra los españoles. Durante todos sus enfrentamientos, los Aztecas continuaron la práctica de ceremonias tradicionales, tras algunos contrataques los aztecas capturaron algunos enemigos que se convirtieron en los ultimos sacrificios humanos que hicieron. El guerrero Tlapaltecatl Opochtzin fue elegido para llevar el traje de búho-quetzal. Una vez uniformado, fue provisto de dardos sagrados de Huitzilopochtli. Cuando apareció, los soldados españoles parecieron realmente intimidados y asustados. Persiguieron al guerrero búho, aunque no consiguieron capturarlo ni matarlo. Los Aztecas tomaron esto como un buen presagio, sobre todo porque las fuerzas españolas no atacaron durante los días siguientes. Aun así, los Aztecas no podían luchar mucho más, su situaíón era desesperada, ya no tenían agua ni alimentos, empezaron a morir de hambre y sed, llegaron a beber el agua salobre del lago y a romper los ladrillos de barro para comer las raices que tenían. Tras consultar con los nobles supervivientes, Cuauhtémoc inició las negocaciones con los españoles.
La rendición
Los aztecas se rindieron el 13 de agosto de 1521. Supuestamente, Cortés demandó el oro perdido durante La Noche Triste poco después. Cuauhtémoc fue tomado como rehén y posteriormente ejecutado.
Los aztecas huyeron de la ciudad ya que las fuerzas españolas continuaron los ataques incluso después de la rendición, masacrando a miles de nativos y saqueando la ciudad. Dado que esta no era una práctica habitual en las guerras europeas, esto hace suponer que los aliados indígenas de Cortés tenían más influencia sobre él de la que él mismo suponía. Los supervivientes abandonaron la ciudad en los siguientes tres días. Casi toda la nobleza estaba muerta, y los supervivientes restantes eran en su mayoría niños muy jóvenes. Se estima que 240.000 aztecas murieron durante el asedio, que duró ochenta días. En las fuerzas españolas, sobrevivieron 900 soldados, 80 caballos, 16 piezas de artillería y 13 bergantines.[1]
Es comúnmente aceptado que los aliados indígenas de Cortés, que podrían haber sumado hasta 200.000, fueron los principales responsables del éxito, aunque su ayuda pasó virtualmente inadvertida y, aparte de librarse de los aztecas, obtuvieron pocos beneficios. Dado que varios grupos grandes se contaban entre los aliados, ninguno en particular fue capaz de alzarse con el poder, algo de lo cual se benefició Cortés.[4]
Véase también
Referencias
- ↑ a b c d e f g h Hassig, Ross. Mexico and the Spanish Conquest. New York: Longman, 1994.
- ↑ George Edwin Mueller
- ↑ Conquistadors, with Michael Wood – website for 2001 PBS documentary
- ↑ a b Black, Jeremy, ed. World History Atlas. London: Dorling Kindersley, 2000.
- ↑ a b "Visión de los vencidos." León-Portilla, Miguel (Ed.) [1959] (1992). The Broken Spears: The Aztec Account of the Conquest of Mexico, Ángel María Garibay K. (Nahuatl-Spanish trans.), Lysander Kemp (Spanish-English trans.), Alberto Beltran (illus.), Expanded and updated edition, Boston: Beacon Press. ISBN 0-8070-5501-8.
- ↑ "General History of The Things of New Spain." de Sahagun, Bernardino. The Human Record: Sources of Global History, Volume II. Andrea, Alfred J. and James H. Overfield. Boston: Houghton Mifflin, 2005. 128-33.
- ↑ Cervantes de Salazar, Francisco. "Crónica de la Nueva España. Madrid: Linkgua Ediciones, 2007.
- ↑ Hassig (2006, p.107).
Enlaces externos
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