- El estudiante de Salamanca
-
El estudiante de Salamanca
El estudiante de Salamanca es un poema de 1.704 versos de José de Espronceda. Su argumento es sencillo e incluye el mito de Don Juan Tenorio, la locura de la protagonista, la impresionante ronda espectral, la visión del propio entierro, la mujer transformada en esqueleto, es decir motivos ya recogidos por otros escritores, y muchas ocasiones adaptados de la tradición popular. El autor introduce varias novedades como son el uso arriesgado de los versos, la mezcla de géneros, y un protagonista cínico y rebelde. En su momento el poema trasgredió los cánones estéticos y fue de vanguardia
Contenido
Estructura
En la propia estructura asimétrica del poema, ya vislumbramos el afán de libertad del poeta romántico.
Primera parte. Describe la lóbrega noche de Salamanca en la que destaca la siniestra figura de don Félix con su espada aún desenvainada por la calle del Ataúd. Aquí encontramos la primera gran innovación: esta escena pertenece cronológicamente al principio de la última parte del poema, cuando don Félix ya ha dado muerte a don Diego y debe estar a punto de ver pasar la comitiva de su entierro. Pero Espronceda nos lo narra al comienzo desafiando abiertamente las rígidas normas neoclásicas referentes a la unidad de tiempo. Esta primera parte termina con una visión casi fugaz de Elvira donde ya se percibe su desamor. Consta de 179 versos.
Segunda parte. Tiene como eje el personaje femenino. Con una notable polimetría, nos cuenta la desdicha y melancolía de Elvira (descrita como la típica mujer etérea del romanticismo) y cómo muere de locura y abandono, finalizando con la carta desesperada y llena de sentimientos contradictorios que le escribe a su infiel amante. Consta de 254 versos.
Tercera parte. En ella se desarrolla el cuadro dramático de los jugadores, cuya propia estructura está dividida en escenas como una obra de teatro atendiendo a la salida y entrada de personajes, y donde se nos ofrece un retrato costumbrista que sin duda tiene como función resaltar el ambiente de irrealidad y caótica fantasía que se avecina en la cuarta parte, centro neurálgico del poema. Consta de 258 versos
Cuarta parte. Con una complejísima polimetría en sus versos y con gran variedad de estrofas, se nos narra el tránsito de un don Félix que ha dejado el mundo de los vivos y se adentra en los abismos infernales de la muerte empujado por sus propios vicios simbolizados en la persecución de la dama que por otro lado es a su vez la muerte. En esta cuarta parte, un ritmo delirante va mostrándonos escenas terribles de un horror preternatural que instala sus raíces en el miedo ancestral, inherente a la raza humana, hacia aquello que no es normal. Desde la visión de su propio entierro. Pasando por una sobrecogedora apertura de las puertas del averno, hasta una aberrante ceremonia nupcial con el esqueleto de Elvira, y todo ello ante la imperturbable actitud prepotente de don Félix, que consigue captar la más tenebrosa oscuridad en este sombrío cuadro, (convirtiéndose en el verdadero foco de nuestro miedo), hacen pasar al lector un momento tan tremendamente tenebroso e impío. El poema termina con la más que merecida muerte de don Félix, y la vuelta a la actividad cotidiana de un nuevo día. Los dos últimos versos hacen referencia a una pretendida transmisión oral del poema, para darle un aire místico o legendario. Consta de 1.000 versos.
Métrica y contenido
En pocas ocasiones encontramos una relación tan íntima entre la métrica y el contenido, entre el significante y el significado como en Espronceda. No sólo utiliza las fórmulas clásicas de relación entre la estrofa y el tema, sino que aporta nuevas formas y recursos métricos que soportan el contenido con igual acierto, aunque en muchos casos ni siquiera sean estrofas existentes. De hecho, la métrica es la característica fundamental de El estudiante de Salamanca.[cita requerida]
La tónica de todo el poema consiste enque la métrica tiende a adaptarse al movimiento del tema. La primera parte se abre con un romance octosílabo, ideal para la descripción narrativa, y después se rompe con una serie de trisílabos y tetrasílabos de rima desajustada que nos describen la imagen de don Félix al mismo ritmo que le vemos andar. Luego una docena de versos en romance de rima aguda seguidos por una serie de dodecasílabos agrupados en serventesios. La descripción de don Félix está compuesta en octavillas, mientras que para el retrato romántico de Elvira elige la sublime octava real, tal vez recordándonos la Galatea de Góngora. La última parte es la de mayor variedad polimétrica. Encontramos sesventesios para el encuentro con la visión misteriosa, cuartetas y quintillas para los monólogos de don Félix, versos cortos y en romance para el dinámico recorrido por las calles y el remansado dodecasílabo para el desfile fúnebre.
Clímax
En los últimos 300 versos del poema se encierra el clímax romántico.
Después del desenfreno creado por la tremenda adjetivación y los largos versos de la caída en espiral hacia la ultratumba, se produce un parón: como vemos trisílabos y bisílabos con un marcado matiz musical (llanto, óyese, son) que parecen la calma después de la tormenta. Y poco a poco va aumentando las dimensiones del verso de manera muy gradual, sin apartarse de esta atmósfera sonora pero incorporando adjetivos cada vez más violentos. Así la “música triste / lánguida, vaga”, o el “cántico ideal”, va dando paso a la “algazara y gritería” o al “bramar combatidos vientos”. Llega a su punto más álgido en los dodecasílabos donde a los apasionados instrumentos ("vientos, cráneos, huesos, truenos") se le unen por fin como en un clímax wagneriano las voces de un potente coro de espectros:
¡La esposa al fin que su consorte halló!Además es en este justo momento en el que se produce la funesta unión matrimonial, punto álgido del poema. Y después comienza de nuevo la escala, en esta ocasión descendente que termina apagándose en unos bisílabos, un monosílabo y finalmente en nada, desvaneciéndose el verso al tiempo que muere el protagonista. Y tres últimos serventesios dodecasílabos le sirven de epílogo.
Trasgresión de los códigos tradicionales
Esta obra comprende notables innovaciones por las implicaciones ideológicas que de ella se extraen, pues trasfondo filosófico es amoral sin precedentes. Espronceda coincide con Larra en la defensa de la libertad literaria y de la libertad de conciencia. Para ello utiliza los caracteres literarios extremos. No importa si el sentimiento a desarrollar es positivo o negativo, en ambas ocasiones el poeta da todo de sí para mostrar estas sensaciones en su estado más puro.
De este modo surge un personaje como don Félix, calificado por algunos como el Anticristo romántico. Nunca antes se había concentrado tanta maldad en un protagonista. Además, no es un simple villano, lo cual se suma a su apariencia externa de joven apuesto y rico, contrastando fuertemente con el viejo malvado y pobre de espíritu que lleva dentro, en la línea que más tarde ahondaría Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray.
Está claro que un personaje como don Félix tiene abundantes deudas del don Juan Tenorio, el mismo Espronceda se refiere a él como “un segundo don Juan”.[cita requerida] Don Félix representa el puro concepto de don Juan, llegando incluso a superar su perversidad, ya que éste no se arrepiente de sus terribles pecados ni al final de su muerte, él no teme a Dios ni a Satán, y por eso mantiene libre su espíritu hasta el final.
La libertad en su estado puro es quizás el rasgo más interesante y perturbador de don Félix. Es macabro, inhumano y perverso, per libre como pocos, lo que hace de él un interesante protagonista. En ese sentido, el personaje es un reflejo de la propia obra, pues pese a abundar en lo escatológico y no soler apartarse de lo desagradable, nace de una total libertad artística.
Bibliografía
- El estudiante de Salamanca, COLECCIÓN: El estudiante de Salamanca, Barcelona, 2006. Ed. Lingua Ediciones, S.L. ISBN 978-84-96290-51-8
Enlaces externos
- Instituto Cervantes. El estudiante de Salamanca en línea.
Categorías: Obras literarias de España | Libros de 1837
Wikimedia foundation. 2010.