- El fin de la Historia y el último hombre
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El fin de la Historia y el último hombre
El fin de la Historia y el último hombre (en el original, en inglés The End of History and the Last Man) es un libro de 1992 de Francis Fukuyama, basado en su ensayo de 1989 "¿El Fin de la Historia?", publicado en el periódico de asuntos internacionales The National Interest. En el libro, Fukuyama expone una polémica tesis, la Historia humana, como lucha de ideologías ha terminado, con un mundo final basado en una democracia liberal que se ha impuesto finalmente tras el fin de la Guerra Fría.
Inspirándose en Hegel y en alguno de sus exegetas del siglo XX, como Alexandre Kojève, afirma que el motor de la historia, que es el deseo de reconocimiento, el thimos platónico, se ha paralizado en la actualidad con el fracaso del régimen comunista, que demuestra que la única opción viable es la democracia liberal tanto en lo económico como en lo político. Se constituye así en el llamado pensamiento único: las ideologías ya no son necesarias y han sido sustituidas por la economía. Estados Unidos, es por así decirlo, la única realización posible del sueño marxista de una sociedad sin clases. En palabras del propio autor:
El fin de la historia significaría el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfacen sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas.Su definición de democracia liberal se sustenta en al menos tres puntos:
- Disponer de una economía de libre mercado
- Poseer un gobierno representativo
- Mantener los derechos jurídicos.
Según sus propias palabras "como idea, la democracia liberal es el único sistema político con algún tipo de dinamismo".
Sugiere una relación entre el desarrollo económico surgido al calor de los sistemas industriales de los Estados Unidos, Europa Occidental o Japón y la capacidad de sostener unos sistemas representativos similares con unas democracias estables.
Pero esto no significa que ya no sucederán más cosas a través de la historia porque, argumenta él, la historia generalmente va determinada por la ciencia y esta no ha encontrado todavía sus límites. Por el contrario, Fukuyama cree que ahora es el turno de la biología; los descubrimientos que se hagan en esta ciencia en esta época orientarán el futuro.
Fukuyama cree en el humanismo, la cultura y la ciencia como base moral capaz de desplazar a la religión u otros dogmas morales o éticos. Es decir, cree que a través de los Derechos humanos universales se puede llegar a unos Deberes humanos universales.
Defiende también las reformas neoliberales en lo económico y lo político, es vital una apertura internacional (globalización) que le de competitividad al mercado interno además es fundamental que existan libertades políticas y se eviten los gobiernos autoritarios o represivos. En la economía el Estado debe jugar un papel mínimo, permitiendo que el capital privado se mueva con la mayor libertad jurídica posible:
Todo funciona mejor si puede dar por sentado un marco jurídico estable y efectivo, que permita la seguridad de los derechos de propiedad y de las personas, y un sistema de asociación privada relativamente transparente. Pero estas características no han prevalecido en los países latinoamericanos. En muchos casos, el Estado ha sido arbitrario y rapaz. Como consecuencia, se redujeron los radios de confianza al nivel de la familia y los amigos y se generó una dependencia a ellos.Véase también
- Neoconservadurismo
- Neoliberalismo
- Proyecto para el Nuevo Siglo Americano
Enlaces externos
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