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Emilio Lissón
Emilio Lissón Chaves XXVII Arzobispo de Lima Ordenación 1894 Consagración episcopal 19 de septiembre de 1909 Otros títulos Obispo de Chachapoyas (1909-1918)
Arzobispo titular de Methymna (1931-1961)Predecesor Manuel García Naranjo Sucesor Pedro Pascual Farfán Nacimiento 24 de mayo de 1872, Arequipa, Perú Fallecimiento 24 de diciembre de 1961, Valencia, España Profesión Educador, historiador Emilio Trinidad Lissón Chaves C.M. (*Arequipa, Perú, 24 de mayo de 1872 - † Valencia, España, 24 de diciembre de 1961), fue un sacerdote vicentino y XXVII Arzobispo de Lima.
Contenido
Biografía
Primeros años
Nació en la ciudad de Arequipa, de una familia católica, siendo sus padres don Carlos Lissón Hernández y doña Dolores Chaves Fernández. Cursó sus primeros estudios en el Colegio San Vicente de Paúl, dirigido por el presbítero Hipólito Duhamel, y, terminados éstos, ingresó en al Seminario Mayor, donde cursó sus estudios filosóficos. Recibido en la Congregación de la Misión fundada por San Vicente de Paul, viajó a París en 1892, donde inició sus estudios filosóficos y teológicos.
Sacerdocio
Después de su ordenación sacerdotal en París (1894), volvió a Arequipa, donde se graduó en Ciencias en la Universidad Nacional de San Agustín, a la vez que desarrolló su labor sacerdotal en los apostolados propios de su Congregación. Fue profesor del Seminario diocesano de Arequipa. Pasó a Trujillo donde trabajó como profesor en el Seminario de San Carlos y San Marcelo.
Episcopado
A los 37 años, el Papa San Pío X le nombró obispo de Chachapoyas, siendo consagrado por el Arzobispo de Lima, Monseñor García Naranjo, en la Catedral limeña, el 19 de septiembre de 1909.
En 1911 visitó la Curia General de los Pasionistas en Roma, solicitando ayuda para el trabajo en la diócesis de Chachapoyas por lo que, en 1913 llegaron 6 sacerdotes y 6 hermanos quienes trabajaron hasta 1918, desplegando una intensa labor misional en los territorios de su jurisdicción (los actuales departamentos de Amazonas, San Martín y Loreto).
En una biografía de Mons. Lissón escrita por el P. José Herrera C.M. con el título de "El obispo de los pobres", se cuenta que el Papa San Pío X al conocer el amplio territorio de la diócesis de Chachapoyas y su geografía le dijo: "Necesitas, hijo, más piernas que cabeza". A lo que Mons. Lissón contestó: "Santo Padre, afortunadamente lleno esa exigencia pastoral". Y se rieron ambos amablemente. Y en verdad era el obispo peruano de alta contextura.
Celebró en su jurisdicción eclesiástica cuatro sínodos (1911, 1913, 1916 y 1918) y desarrolló una gran labor social para los pobres. Y aún se afanó por introducir mejoras de orden material en su sede (reconstrucción de la catedral y el palacio episcopal, amén de la instalación de luz eléctrica y talleres mecánicos).
Ejerció el episcopado chachapoyano hasta 1918, año en que fue promovido como Arzobispo de Lima y Primado del Perú (25 de febrero), tomando posesión solemne de su nueva sede el 20 de julio de dicho año.
Trabajo episcopal en Lima
Digno de resaltar en la labor episcopal es su gran preocupación por las vocaciones sacerdotales y su formación. Vivía en el seminario para conocer mejor a sus seminaristas y siempre que estaba en él, les dirigía una plática por las tardes interesado vivamente por la vida espiritual de sus sacerdotes. Durante su gestión se crearon cinco seminarios menores para la educación primaria y secundaria, como el "Externado de Santo Toribio", confiado a los Hermanos de la Salle, que llegaron al Perú en 1922 ante su pedido personal en la Casa Generalicia de Bruselas en 1920. Entre los seminarios están los de Canta, Moyopampa y Barranca. Promovió además la actividad y formación, de carácter más eclesiástica, del Seminario de Santo Toribio.
Tuvo una generosa dedicación a la enseñanza fiel del Magisterio de la Iglesia, y, personalmente o con sus directrices, impulsó la instrucción del Catecismo en toda su Arquidiócesis. En 1919 viajó a Roma para mover la intercesión papal en favor de los católicos de Tacna y Arica, provincias peruanas ocupadas por los chilenos. Igualmente, merece destacarse el importante papel que cumplió en la organización y dirección de varias asambleas episcopales, como el XVI Sínodo Arquidiocesano en 1926 y el VIII Concilio Limense en 1927.
Bajo la dependencia de la curia arzobispal fundó la Sindicatura Eclesiástica, para cautelar la administración de los inmuebles pertenecientes a las entidades eclesiásticas.
Auspició la fundación de la publicación católica La Tradición y la creación de la Acción Católica. No tuvo éxito en su proyecto de fundar la Universidad Católica "Bartolomé Herrera", por lo que brindó su apoyo a la creación de la Pontificia Universidad Católica del Perú fundada por el Padre de los Sagrados Corazones Padre Jorge Dintilhac SS.CC..
Promovió la creación de la Prefectura Apostólica de San Gabriel del Marañón, con sede en Yurimaguas, a cargo de los Pasionistas.
Otro hecho importante en la labor episcopal de Mons. Lissón fue su afán por la justa retribución salarial de los obreros y su esfuerzo por exigir mejores condiciones de vida y vivienda para los trabajadores. Fue un gran propulsor de la Doctrina Social de la Iglesia.
La gran piedad del pueblo de Lima hacia la Virgen María se puso de manifiesto en las solemnes Coronaciones Canónicas de las imágenes de la Virgen de la Merced en 1921 y de Nuestra Señora del Rosario de Lima en 1927, las cuales auspició. En 1922, tuvo a su cargo la bendición de las sagradas andas en plata maciza y oro del Señor de los Milagros de Nazarenas.
La Consagración al Corazón de Jesús
Cada vez más lejanos del anticlerical siglo XIX, se iba gestando la necesidad de afianzar la influencia espiritual de la Iglesia en la vida social y política del Perú, para lo cual se hacía indispensable el apoyo oficial del Estado. Durante el gobierno de Augusto B. Leguía, Mons. Lissón procuró este acercamiento. En febrero de 1929, en ceremonia encabezada por la jerarquía católica limeña, el Nuncio Apostólico Gaetano Cicognani, otorgó al Presidente Leguía el título de "Caballero de la Suprema Orden Militar de Cristo".
También intentó la consagración oficial de la nación peruana al Sagrado Corazón de Jesús. Fue aprobada esta decisión por todos los obispos peruanos, y el 25 de abril de 1923, Mons. Lissón publicaba una Carta Pastoral explicando el significado de esta consagración nacional que iba a dirigir el presidente Leguía, en su calidad de “Patrono de la Iglesia en el Perú” y cuya fecha tendría en su decisión elegir. La oposición de movimientos de agitación operarios y estudiantiles, entre los que se destacaban Víctor Raúl Haya de la Torre y Luis Alberto Sánchez, fundadores del APRA, que se alzaron en contra del acto el día 23 de mayo, demostraron un furibundo odio anticatólico, logrando que, en medio del caos propiciado, el Arzobispo suspendiera la consagración el día 25.
Graves acusaciones
Se acusó a Mons. Lissón de querer legitimar la dictadura leguiísta usufructuando del reconocido sentimiento católico de las mayorías nacionales. Otra grave acusación en su contra fue la de malversar los bienes de la Arquidiócesis por haber invertido los fondos de las religiosas y del Cabildo en empresas que estaban dirigidas al fracaso económico. Es verdad que hizo esas inversiones, más con el fin de dotar a la arquidiócesis de una organización financiera que diera estabilidad económica ante los gastos de sostenimiento de sus instituciones.
En efecto, al otorgar su testamento en Roma, Mons. Lissón pudo declarar con toda verdad: "no debo nada al arzobispado de Lima ni a sus instituciones, pues jamás he dispuesto de ninguno de sus bienes para mi beneficio personal o el de mi familia". Vivió y murió pobremente. Y las acusaciones contra él ante el "Tribunal de Sanción Nacional" para castigar el enriquecimiento ilícito durante la dictadura leguiísta, fueron rechazadas.
Tras la caída del presidente Leguía y la toma del poder del teniente coronel Luis Sánchez Cerro, el nuevo Gobierno peruano presionó ante la Santa Sede para que Mons. Lissón fuera relevado del arzobispado, acusándolo de injerencias en política, mala administración y poca formación teológica. Obligado prácticamente a renunciar, Mons. Lissón abandonó Lima y marchó al destierro con dirección a Roma donde fue recibido por el Papa Pío XI, el 20 de febrero de 1931. Cuando quiso exponer al Santo Padre la verdad de los hechos, éste le respondió: "Usted no tiene nada de qué defenderse: no hay ninguna acusación canónica: yo he usado este procedimiento paterno para su bien y el de sus feligreses". Renunció entonces formalmente a su cargo de Arzobispo de Lima y su sucesor fue Monseñor Mariano Holguín como administrador apostólico entre 1931 y 1933, año en que asumió el cargo de Arzobispo de Lima Monseñor Pedro Pascual Farfán.
Algunos años después sus acusadores le pidieron perdón y reconocieron que sus imputaciones eran injustas. No obstante, no volvió más al Perú.
El Obispo de los pobres
El renunciado Arzobispo de Lima, y hecho Arzobispo titular de Methymna, pidió volver al Perú como "párroco de Chachapoyas o en alguna tribu de los indios". Pero fue desaconsejada su petición. En Roma se dedicó a recopilar documentación sobre la Historia de la Iglesia en el Perú, en los archivos del Vaticano. Se trasladó luego a España en 1940, continuando su labor investigadora en el Archivo General de Indias de Sevilla. A la par fue solicitado por el Cardenal Pedro Segura de Sevilla y Monseñor Marcelino Olaechea de Valencia, para que actuara como obispo auxiliar en ambas diócesis, en vista de la necesidad de personal, tras la guerra civil española, cuando fueron martirizados miles de sacerdotes y religiosos.
Bendijo la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Penas en sus Tres Caídas, el sábado 17 de marzo de 1945 en la Iglesia de la Milagrosa de Huelva. Actuaba de madrina doña Ana Reyes. Tras esta primera Función Principal de la Hermandad de las Tres Caídas (Huelva), se procedió a nombrársele Hermano Mayor Honorario.
En 1950, fue autorizado a volver al Perú con la condición de que residiera en Arequipa. Empero luego pareció más conveniente que siguiera con su eficaz labor de ayuda a los Arzobispos de Sevilla y Valencia, así como en otras diócesis. Realizó una impresionante labor pastoral y se ganó el cariño de innumerables fieles. Los gitanos andaluces le llamaron "Obispo Santo" y en la región levantina "el Obispo de los pobres".
Falleció el 24 de diciembre de 1961, en Valencia. Sus restos están sepultados en la Catedral de Lima desde 1991. En el año 2003 se inició su proceso de beatificación, que para el 2008 se hallaba ya clausurado en su fase diocesana.
Obra
- La Iglesia de España en el Perú. Colección de documentos para la historia de la Iglesia en el Perú, que se encuentran en varios archivos (4 volúmenes en 22 fascículos, 1943-1947). Los beneficios que obtuvo de la publicación de esta monumental obra fueron destinados a becas de estudio para futuros sacerdotes de Perú.
Véase también
Referencias Bibliográficas
- Diez Esteban, Joaquín: Monseñor Lissón: Del destierro a su Catedral limeña. Publicado en el Suplemento Dominical del diario El Comercio de Lima, el 04/08/1991.
- Linares Málaga, Fausto Monseñor Lissón y sus derechos al Arzobispado de Lima, Lima 1933.
- Klaiber, Jeffrey Lockwood: La Iglesia en el Perú, Fondo Editorial PUCP, Edit.e Imp.Desa Lima, 1988.
- Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 9. JAB-LLO. Lima, PEISA, 2001. ISBN 9972-40-158-8
Enlaces externos
- Camino a la canonización. Arzobispado de Lima. 20.7.2004
- Hermandad de las Tres Caídas, Huelva. Hermano Mayor Honorario
Predecesor:
Manuel García NaranjoArzobispo de Lima
1918 - 1931Sucesor:
Pedro Pascual FarfánCategorías: Nacidos en 1872 | Fallecidos en 1961 | Arequipeños | Paúles | Obispos de Chachapoyas | Arzobispos de Lima | Religiosos del Perú
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