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Irma Grese
Irma GreseAuxiliar Femenina (Helferin) Años de servicio 1942-1945 Apodo El ángel de la muerte Lealtad Alemania (Tercer Reich) Servicio/rama SS Mandos Campo de concentración de Auschwitz, Bergen-Belsen Participó en Segunda Guerra Mundial Estatus legal Criminal de guerra Acusaciones Crimenes contra la humanidad Nacimiento 7 de octubre de 1923
Wrechen, AlemaniaFallecimiento 13 de diciembre de 1945 (22 años)
Hamelín, AlemaniaOtros empleos Estudiante de enfermería Irma Ilse Ida Grese (Wrechen; 7 de octubre de 1923 - † Hamelín; 13 de diciembre de 1945) fue una supervisora de prisioneros en los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, Bergen-Belsen y Ravensbrück, durante la Segunda Guerra Mundial. Apodada "la bestia bella" o "el ángel de la muerte" o "la perra de belsen" por los prisioneros de estos campos por su comportamiento sádico y perverso, fue una de las más crueles y notorias criminales de guerra nazis, quien a pesar de su corta edad, fue condenada y ejecutada en la horca por los Aliados el 13 de diciembre de 1945.
Contenido
Juventud
Hija de Alfred Grese un lechero que era disidente del Partido Nazi y de Berta, una mujer que se suicidó en 1936.
Irma dejó la escuela a los quince años, debido al poco empeño a los estudios y a sus intereses fanáticos en participar de la Bund Deutscher Mädel (Liga de la Juventud Femenina Alemana), que su padre no aprobaba. Entre otras actividades, trabajó dos años en un sanatorio de las SS e intentó, sin éxito, graduarse como enfermera. Irma Grese poseía una excepcional belleza física que escondía una sombría faceta de su personalidad.
En 1942, con 18 años, se presentó como voluntaria para entrenamiento en el campo de Ravensbrück, lo que provocó la furia de su padre, contrario a este trabajo, quien finalmente la expulsó de su casa al presentarse en uniforme SS durante un permiso.
Crímenes de guerra
En 1943, ingresó en el Campo de concentración de Auschwitz, como SS (SS Oberaufseherin) (guardia femenina), y para fin de ese mismo año fue ascendida a supervisora, la segunda mujer de más alto rango en el campamento, después de María Mandel, a cargo de alrededor de 30.000 reclusas de origen judío. El ascenso se produjo a causa de su enorme fanatismo nazi y considerable sadismo que desarrolló.
Después de Auschwitz, su sadismo continuó en Ravensbruck y Bergen-Belsen, tres campos de exterminio nazis, siendo detenida el 15 de abril de 1945 por los británicos en el último de esos, junto a otros integrantes de las SS.
Irma fue una de las principales criminales de guerra en el Juicio de Bergen-Belsen, realizado entre septiembre y diciembre de 1945. Las supervivientes de los campos que testimoniaron la acusaron de asesinatos y torturas. Siempre usando pesadas botas, látigo y pistola, entre otros actos, Irma era conocida por dejar que perros hambrientos y furiosos se lanzaran encima de las presas para devorarlas, asesinar internas a tiros a sangre fría, torturas a niños, abusos sexuales y palizas sádicas con látigo trenzado hasta provocar la muerte de las víctimas. Además, una revelación de Olga Lengyel dice que Irma mantuvo relaciones con el SS Hauptsturmführer Joseph Mengele y Josef Kramer. Aunque Irma Grese renegó de los asesinatos y habiendo manifestado que sólo conocía el destino de las prisioneras sólo por boca de ellas mismas, nunca renegó de su ideario nazi y cantaba himnos de la SS en su celda. La belleza de Grese se había trastocado en una mujer de rasgos endurecidos por la crueldad.
En su alojamiento, después de su detención, fueron encontradas lámparas de mesa con las pantallas hechas de piel humana, exactamente de tres prisioneros judíos asesinados y despellejados por ella misma.[cita requerida]
En el Juicio de Bergen-Belsen fue condenada a la horca a los 22 años -la más joven condenada a muerte sobre leyes británicas en el siglo XX- siendo ejecutada en la prisión de Hamelín (Alemania) el 13 de diciembre de 1945. Sus últimas palabras a su verdugo fueron: "Schnell!" (¡Rápido!).
Testimonios
... Por aquel entonces, las "selecciones" eran llevadas a cabo por las más altas jerarquías femeninas del campo, Hasse e Irma Grese. Los lunes, miércoles y sábados, duraban las revistas desde el amanecer hasta que expiraba la tarde, hora en que tenían ya completa su cuota de víctimas.
Cuando aquellas dos mujeres se presentaban a la entrada del campo, las internadas, quienes ya sabían lo que les esperaba, se echaban a temblar.
Irma Grese se adelantaba hacía las prisioneras con su andar ondulante y sus caderas en movimiento. Los ojos de las cuarenta mil desventuradas mujeres, mudas e inmóviles, se clavaban en ella. Era de estatura mediana, estaba elegantemente ataviada y tenía el cabello impecablemente arreglado.
El terror mortal inspirado por su presencia la complacía indudablemente y la deleitaba. Porque aquella muchacha de veintidós años carecía en absoluto de entrañas. Con mano segura escogía a sus víctimas, no sólo de entre las sanas, sino de entre las enfermas, débiles e incapacitadas.
Las que, a pesar de su hambre y penalidades, seguían manifestando un poco de su belleza física anterior eran las primeras en ser seleccionadas. Constituían los blancos especiales de la atención de Irma Grese.
Durante las "selecciones", el "ángel rubio de Belsen", como más adelante había de llamarla la prensa, manejaba con liberalidad su látigo. Sacudía fustazos adonde se le antojaba, y a nosotras no nos tocaba más que aguantar lo mejor que pudiésemos. Nuestras contorsiones de dolor y la sangre que derramábamos la hacían sonreír. ¡Qué dentadura más impecable tenía! ¡Sus dientes parecían perlas!
Cierto día de junio del año 1944, eran empujadas a los lavabos 315 mujeres "seleccionadas". Ya las pobres desventuradas habían sido molidas a puntapiés y latigazos en el gran vestíbulo. Luego Irma Grese mandó a los guardianes de las S.S. que claveteasen la puerta. Así fue de sencillo.
Antes de ser enviadas a la cámara de gas, debían pasar revista ante el doctor Fritz Klein. Pero él las hizo esperar tres días. Durante aquel tiempo, las mujeres condenadas tuvieron que vivir apretujadas y tiradas sobre el pavimento de cemento sin comida ni bebida ni excusados. Eran seres humanos, ¿pero a quién le importaban? ..
Fragmento encontrado en el libro 'Los Hornos de Hitler' Five Chimneys (Los Hornos de Hitler), Olga Lengyel.
Véase también
- Juicio de Bergen-Belsen
- Josef Kramer
- Juana Bormann
- Elisabeth Völkenrath
- Herta Ehlert
- María Mandel
- Margot Drechsel
- Emma Zimmer
- Johanna Langefeld
- Dorothea Binz
- Auschwitz
- Irene Haschke
- Dorothea Binz
- Hertha Bothe
- Ilse Koch
Referencias
- The Beautiful Beast: The Life & Crimes of Ss-Aufseherin Irma Grese (inglés) por Daniel Patrick Brown, ISBN-10: 0930860152,Golden West Publications, 2004.
- Los Hornos de Hitler, por Olga Lengyel.
Enlaces externos
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