Sistema electoral

Sistema electoral

Un sistema electoral es el conjunto de principios, normas, reglas, procedimientos técnicos enlazados entre sí, y legalmente establecidos, por medio de los cuales los electores expresan su voluntad política en votos que a su vez se convierten en escaños o poder público.[1]

En un sentido amplio, y según el constitucionalista Roberto Lopresti,[cita requerida] el sistema electoral es la parte del Derecho Constitucional que aglutina el conjunto de reglas relacionadas con la integración de los órganos de gobierno por procedimientos electivos. Según este concepto, las normas que regulan la ciudadanía, los partidos políticos, las bases del sufragio, la emisión del mismo, los órganos electorales, los recursos contra sus decisiones y al sistema electoral en sentido restringido.

El alcance restringido del término se establece en función de lo convenido en el derecho electoral de cada país, en cuanto a reservar esta denominación a las reglas que establecen la forma en la que han de ser asignados y distribuidos los cargos electivos, en un régimen electivo determinado, se trate dentro de la Democracia directa o Democracia representativa.

Contenido

Fundamentos de su selección

La elección de un sistema electoral es una de las decisiones institucionales más importantes para cualquier democracia. Sin embargo, en términos históricos, resulta muy poco usual que un sistema electoral sea seleccionado de manera consciente y deliberada. [cita requerida] A menudo, la elección es accidental: el resultado de una inusual combinación de circunstancias, de una tendencia pasajera o de una coyuntura histórica en particular. El impacto del colonialismo y la influencia ejercida por países vecinos suele ser muy significativo. En la mayoría de los casos, los efectos de la selección de un determinado sistema electoral tienen una profunda influencia en la futura vida política del país. También, con frecuencia, los sistemas electorales tienden a permanecer constantes una vez que han sido seleccionados, al igual que los intereses políticos que lo rodean y que responden a los incentivos de la elección presentados por el propio sistema.

Si resulta poco usual que los sistemas electorales sean elegidos deliberadamente, lo es más aún que sean cuidadosamente diseñados para las condiciones históricas y sociales que se presentan en un determinado país. Este es en particular el caso de las nuevas democracias. Cualquier democracia emergente debe escoger o heredar un sistema electoral para integrar su gobierno. Pero a menudo tales decisiones son tomadas bajo una de las siguientes condiciones: o bien los actores políticos carecen del conocimiento o información básica, y la elección del sistema electoral y sus consecuencias no son reconocidas en su totalidad o, por el contrario, tienen un conocimiento tan claro de todo ello que promueven la adopción de aquel que consideran que maximizara o servirá de mejor forma a sus intereses particulares.

En ambos escenarios, la selección que se hace a veces no es la más apropiada para el bienestar político del país en el largo plazo; mientras que en otras, puede traer consecuencias desastrosas para las perspectivas democráticas del país. La forma en que es elegido el sistema electoral puede ser tan importante y destacada como la selección en sí. La mayoría de los sistemas electorales son adoptados bajo cuatro fórmulas básicas: por herencia colonial, a través de un diseño consciente, por imposición externa o por accidente.

El diseño electoral

Cuando se diseña un sistema electoral, es mejor comenzar con una lista de criterios que resuma lo que se quiere lograr, lo que se quiere evitar y, en sentido amplio, lo que se quiere que el gobierno y el parlamento parezcan. Dada la naturaleza del diseño institucional, los ajustes deben hacerse buscando el punto medio entre lo que se desea y lo que son los objetivos. Por ejemplo, se puede querer impulsar la elección de candidatos independientes y al mismo tiempo promover el crecimiento de partidos políticos fuertes. También el diseñador de sistemas electorales puede considerar un acto de sabiduría el crear un sistema que les da a los votantes un amplio grado de elección entre candidatos y partidos, pero esto puede significar una papeleta de votación complicada que causa dificultades a los votantes con menor educación. La clave, al formular o reformar un sistema electoral, está en priorizar los criterios más importantes y luego evaluar cual sistema electoral o combinación de sistemas, resulta mejor maximizando los objetivos. En esencia, lo que hacen los sistemas electorales es traducir los votos en escaños ganados por partidos y candidatos. Las variables claves son:

• La fórmula electoral empleada.

• Si el sistema es mayoritario o proporcional.

• Que fórmula matemática es utilizada para calcular la distribución de votos.

• La magnitud de distrito -no cuántos votantes viven en un distrito, sino cuántos miembros del parlamento se elige en él.

El diseño de sistemas electorales tiene una relación estrecha con otros aspectos más administrativos de las elecciones que también se examinan en esta publicación, tales como la distribución de los sitios de votación, la nominación de candidatos (Partidos y Candidatos), el registro de electores, quienes dirigen las elecciones (Administración Electoral), etcétera. Estos asuntos son de gran importancia y las posibles ventajas en la selección de un determinado sistema electoral pueden ser socavadas a menos que se les preste la atención debida.

El diseño del sistema electoral, también afecta otras áreas de la legislación electoral:

• La elección de sistema electoral tiene una influencia en la manera en que se trazan los límites de los distritos o circunscripciones (Delimitación de Distritos).

• El diseño de papeletas.

• El escrutinio de Votos.

• Y otros numerosos aspectos del proceso electoral.

Elementos para un diseño electoral

• Los sujetos que toman parte en el proceso. Ellos se controlan a través de Requisitos para ser Elector, Privación del Derecho al Voto y Registro de Electores (votantes); Requisitos para ser Candidato y Registro de los Candidatos (candidatos); Organizaciones Políticas y Organización Electoral (administración electoral).

• Las operaciones materiales del proceso. Ellas son Campaña Electoral, Votación, Publicación de los Resultados, Circunscripciones Electorales y, en cierta medida, Organización Electoral.

• Por último; los medios de control jurídico y la resolución de conflictos y disputas jurídicas, Sanciones por Infracciones Electorales Específicas y Atenuantes.

Sistema de representación

Sistemas de pluralidad-mayoría

La característica más sobresaliente de estos sistemas es que siempre utilizan distritos uninominales. En el sistema de mayoría relativa, algunas veces conocido como sistema de pluralidad en distritos uninominales, el ganador es aquel que obtiene el mayor número de votos, aunque ello no implique necesariamente la mayoría absoluta (ver Mayoría Relativa). Cuando se usa este sistema en distritos plurinominales (es decir, donde se eligen varios representantes), se convierte entonces en el sistema de voto en bloque (ver Voto en Bloque). Los electores tienen tantos votos como escaños a asignar y los candidatos más votados van ocupando las posiciones sin importar el porcentaje que realmente alcancen. Los sistemas mayoritarios como el australiano de voto alternativo (ver Voto Alternativo) y el sistema francés de dos vueltas (ver Doble Ronda) tratan de asegurar que el candidato ganador obtenga la mayoría absoluta (más del 50%). En esencia, el sistema de voto alternativo utiliza las segundas preferencias de los votantes para generar un ganador por mayoría, si ninguno resulta elegido en la primera vuelta.

Este sistema tiende a alentar la formación de un menor número de partidos.[2]

En estos sistemas, se favorece la eficacia de las decisiones sobre la imparcialidad, las rendiciones de cuenta son sobre el candidato y no sobre el partido. Esto puede debilitar y dividir a los partidos.[3]

Sistemas de representación proporcional

Se eligen varios miembros del Congreso por cada distrito electoral.[4] Este sistema incentiva la fragmentación. Se incentiva más aún la fragmentación cuando los distritos son grandes y se utilizan fórmulas que traducen los votos en números de escaños.[5]

La lógica que guía a los sistemas de Representación Proporcional es la de reducir deliberadamente las disparidades entre el porcentaje de la votación nacional obtenida por un partido y los escaños parlamentarios que le corresponden: sí un partido grande gana el 40% de los votos debería obtener aproximadamente 40% de los escaños, y si un partido pequeño gana 10% de los votos debería también conquistar aproximadamente el 10% de los escaños parlamentarios. Con frecuencia se considera que el uso de listas de partidos a nivel nacional o regional es la mejor forma de conseguir esa proporcionalidad (Representación Proporcional por Listas). Pero ese objetivo también se puede lograr con facilidad si el componente proporcional de un sistema de Representación Proporcional Personalizado compensa cualquier desproporcionalidad que se derive de los resultados en los distritos uninominales mayoritarios (Representación Proporcional Personalizada). El voto preferencial también puede cumplir con ese propósito: el Voto Único Transferible, donde los votantes ordenan a los candidatos en distritos plurinominales, es otro sistema proporcional bien establecido.

Muchas democracias nuevas han escogido sistemas de Representación Proporcional. Más de 20 democracias establecidas y casi la mitad de todas las democracias "libres" usan alguna variante de la Representación Proporcional. Los sistemas de Representación Proporcional son predominantes en América Latina y en Europa Occidental y representan un tercio de todos los sistemas en África. Si bien los escaños son a menudo distribuidos en de distritos plurinominales regionales, en algunos países (como Alemania, Namibia, Israel, Holanda, Dinamarca, Sudáfrica y Nueva Zelanda), la distribución de escaños es efectivamente determinada por el voto a nivel nacional. La fórmula utilizada para calcular la distribución de escaños, una vez que los votos han sido contados, puede tener un efecto marginal en los resultados electorales de Representación Proporcional. Las fórmulas pueden basarse en el "promedio más alto" o en el "residuo mayor". Sin embargo, la magnitud de los distritos y los umbrales de representación tienen mayor importancia para los resultados generales de Representación Proporcional (Umbrales). Cuanto más grande sea el número de representantes elegibles en un distrito y más bajo sea el umbral requerido para la representación en la legislatura, más proporcional será el sistema electoral y más grande será la oportunidad de que los pequeños partidos minoritarios obtengan representación parlamentaria.

En Israel, el umbral es de 1.5%, mientras que en Alemania es del 5%. En Sudáfrica no había umbral legal en 1994 para la representación y el Partido Demócrata Cristiano Africano ganó dos de 400 escaños con solo 0.45% del voto nacional. Otras elecciones importantes involucran el diseño de los límites de los distritos; la manera en que los partidos constituyen sus listas de Representación Proporcional (Listas Abiertas, Cerradas y Libres); la complejidad de la papeleta de votación (por ejemplo, si el votante debe escoger entre partidos o entre candidatos y partidos; los arreglos formales o informales para un "voto en paquete" y el alcance de los acuerdos entre partidos, como aquellos en los sistemas que utilizan las coaliciones electorales.

Representación proporcional personalizada

Los sistemas de representación proporcional personalizada como los que se utilizan en Alemania, Nueva Zelanda, Bolivia, Italia, Venezuela o Hungría, tratan de combinar los aspectos positivos de ambos sistemas electorales: los de Representación Proporcional y los mayoritarios. Una proporción del parlamento (casi la mitad de los casos de Alemania, Bolivia y Venezuela) son electos por métodos de mayoría, generalmente en distritos uninominales; mientras el resto es constituido por listas Representación Proporcional. Esta estructura puede parecer, a primera vista, similar a la de los sistemas paralelos descritos posteriormente, pero la diferencia fundamental estriba en que bajo la Representación Proporcional Personalizado los escaños de Representación Proporcional por lista suelen compensar, en mayor o menor medida, cualquier desproporcionalidad producida por los resultados en los distritos uninominales (mayoritarios). Por ejemplo, si un partido gana 10% de los votos nacionales pero no gana ningún escaño de mayoría, entonces le serían otorgados suficientes escaños de las listas de Representación Proporcional para compensar su representación en aproximadamente un 10% del parlamento.

En todos los países donde se utiliza este sistema, los escaños de uninominales se asignan por mayoría relativa, a excepción de Hungría que utiliza para estos efectos el sistema de doble vuelta. El método de Italia es más complicado ya que un cuarto de los escaños parlamentarios se reservan para compensar los votos "desperdiciados" en los distritos uninominales. En Venezuela hay 110 escaños de Mayoría Relativa, 52 de Representación Proporcional por lista y 03 escaños de representacion indigena. En México, 200 escaños de Representación Proporcional compensan parcialmente las altas cuotas de desproporcionalidad que generalmente resultan en los 300 escaños de Mayoría Relativa disposición especial establece que ningún partido puede obtener más de 300 de los 500 escaños que conforman la Cámara de Diputados y otra más prevé que, como regla general, no debe haber una desproporción mayor al 8% en la relación votos-escaños para ningún partido o coalición.

En estos sistemas, la representación puede ser todavái relativamente proporcional; las rendiciones de cuentas se puede hacer a los partidos como a los legisladores individuales.[3]

Representación proporcional por listas

La mayoría de los setenta y cinco sistemas de representación proporcional identificados en la distribución global de los sistemas electorales usan alguna forma de representación proporcional por listas, sólo en nueve casos se usan los métodos de representación proporcional personalizado o voto único transferible. En su forma más simple, la representación proporcional por lista requiere que cada partido presente una lista de candidatos al electorado, que los electores voten por un partido y que los partidos reciban sus escaños en proporción a su porcentaje de votación nacional. Los candidatos ganadores son tomados de las listas en el orden en que se ubican.

Sistemas semi-proporcionales

Son aquellos que convierten los votos en escaños en una forma que se ubica entre la proporcionalidad de los sistemas de Representación Proporcional y el mayoritarismo de los sistemas de mayoría-pluralidad. Los tres sistemas semiproporcionales usados para las elecciones legislativas son: el de voto único no transferible, el paralelo (o mixto) y el de voto limitado.

Sistemas de voto único no transferible

En los sistemas de voto único no transferible, cada elector tiene un voto, pero hay varios escaños que cubrir en cada distrito y los candidatos con el número más alto de votos son quienes los obtienen. Esto significa que, por ejemplo, en un distrito de cuatro miembros, en promedio uno necesitaría solamente lograr apenas el 20% de la votación para ser elegido. Esto permite la elección de candidatos de partidos minoritarios y mejora la proporcionalidad parlamentaria en general.

Sistemas paralelos

Los sistemas paralelos usan tanto las listas de representación proporcional como los distritos uninominales de mayoría relativa (el ganador se lleva todo). Sin embargo, a diferencia del sistema de representación proporcional personalizada (voto único transferible), las listas de representación proporcional no compensan la desproporcionalidad generada en los distritos uninominales por mayoría. Los sistemas paralelos han sido ampliamente adoptados por las nuevas democracias en África y por los antiguos estados soviéticos.

Sistemas de voto limitado

Estos sistemas se ubican entre los de voto único no transferible y los de voto en bloque, ya que se basan en distritos plurinominales y los candidatos ganadores son simplemente aquellos que logran más votos. Los electores tienen más de un voto, pero menos votos que el número de escaño a ocupar.

Elector

El derecho a participar en los asuntos públicos directamente como votante suele aparecer regulada en normas jurídicas del máximo rango: generalmente la propia Constitución, puesto que se trata de uno de los derechos políticos esenciales. En concreto, la inmensa mayoría de las Constituciones establece a partir de qué edad tienen los ciudadanos el derecho al voto en procesos electorales y, en las que se refieren a esta posibilidad, en referéndum. La regulación detallada de otros posibles requisitos, como la capacidad civil o política, la residencia o el registro puede aparecer en la Constitución o en las leyes electorales de cada Estado.

El reconocimiento del derecho al voto es uno de los aspectos del sistema electoral sobre los que se pronuncian prácticamente todas las Constituciones, en la medida en que forma parte esencial de la definición del contenido de la ciudadanía. Dentro de ésta, la inmensa mayoría de aquellas se pronuncia sobre la edad requerida. Se trata del derecho político esencial, cuya extensión ha ido unida a la de la propia idea de democracia representativa. En efecto, el sufragio universal se ha identificado históricamente con el principio democrático hasta convertirse en un elemento indiscutido de cualquier régimen democrático (ver Disposiciones Relativas a las Minorías).

Pero a lo largo de esta evolución han variado frecuentemente los requisitos para el derecho de voto: desde el sufragio limitado a los varones con ciertos niveles de renta, propiedades o instrucción, con exclusión de las mujeres y de otros varones por razones diversas hasta la generalización igualitaria del sufragio se han ido modificando la edad exigida y las limitaciones por razón de género, estado civil y hasta el oficio.

Evidentemente el sufragio ha de ser personal, en el sentido de que el sistema electoral ha de garantizar que el voto exprese las preferencias de cada ciudadano. Esta exigencia, que puede parecer elemental, presenta problemas en sociedades patriarcales, en especial en los primeros momentos de transición política en los que los comportamientos democráticos no se encuentran asentados. En este sentido es paradigmática la experiencia de Azerbaiyán. Los requisitos que definen hoy el derecho de sufragio activo son la edad, la ciudadanía y el goce pleno de los derechos civiles y políticos. Junto a ellos, el registro en el censo electoral aparece en ciertos casos como un requisito necesario para su ejercicio en cada caso concreto. Y puede tener alguna relevancia el lugar de residencia en el momento de la votación.

Áreas de votación

Las áreas de votación son unidades administrativas que son usadas solamente para dirigir las elecciones. Estas son áreas geográficas contiguas donde todos los electores dentro del territorio circunscrito son asignados al mismo lugar de votación. Las áreas de votación son conocidas por una variedad de diferentes nombres dependiendo del país. En los países comunitarios, por ejemplo, ellos suelen ser llamados como áreas de votación, distritos de elección o de votación, o precintos electorales. Las áreas de votación son necesarias para la implementación técnica de una elección eficiente y efectiva. Un territorio dado puede ser subdividido de manera tal de posibilitar a los electores viajar tanto como sea posible a los sitios de votación y depositar allí su papeleta electoral. Además, la asignación de los electores a las áreas de votación permite a los administradores de la elección seguir con atención a quienes votan. Esto asegura que nadie deposita más de una papeleta electoral. Muchos países, sin tener en cuenta el sistema electoral empleado, delimitan las áreas de votación. Distinto de los distritos electorales, donde el tipo de sistema determina como es crucial la delimitación en los resultados de una elección, la delimitación de las áreas de votación tiene un efecto mínimo en los resultados de la elección. Las áreas de votación son usadas simplemente para agrupar votos, no son usadas para traducir votos en asientos en un cuerpo legislativo o parlamento.

Debido a que las áreas de votación son usadas solamente por los administradores de las elecciones no es un tema controvertido y queda entregado a la discreción de los administradores de la elección. Las leyes electorales o su regulación, de cualquier modo, pueden especificar ciertos criterios para la delimitación de las áreas de votación.

Autoridad para su establecimiento

Es a menudo llevada a cabo por los funcionarios electorales locales, pero la redistritación deber ser llevada a cabo por los administradores electorales centrales. Por ejemplo, la Comisión de Elecciones en Ghana es la responsable de dibujar todos los límites políticos, desde los límites de los distritos (electorales) hasta los límites de las áreas de votación. En algunos países, las mismas áreas de votación son usadas para todas las elecciones. En otros países, las diferentes áreas de votación son creadas para diferentes elecciones. Por ejemplo, en Estados Unidos, los oficiales electorales del condado establecen las áreas de votación para todas las elecciones: federal, estatal, y local. En Canadá, una agencia federal traza las áreas de votación para las elecciones federales, mientras que las autoridades electorales provinciales, trazan las áreas de votación para las elecciones provinciales o locales.

Criterio para su establecimiento

El poder legislativo se encarga el coronel sebastian rodriguez guadalupe se preparo para depositar su voto en la elección. El número óptimo mínimo y máximo varía, dependiendo de las condiciones del local y la disponibilidad de recursos y tecnología.

Los límites tanto administrativos como electorales de los distritos, deben ser tomados en cuenta cuando se crean las áreas de votación porque esos límites determinan quienes votan para una particular gama de cargos y de candidatos en una elección.

La conveniencia y accesibilidad son también factores importantes de considerar cuando se trazan las áreas de votación. Los límites debieran ser trazados alrededor de un sitio de votación que esté centralmente localizado, fácil de llegar a él, y accesible a todos los electores con capacidad de votar asignados al sitio de votación. Debieran ser tomados otros factores: tiempo necesario para viajar al recinto de votación y la accesibilidad al transporte público. Algunos países, por ejemplo, especifican expresamente por ley la máxima distancia que un elector puede esperar tener que viajar para depositar su papeleta electoral.

Necesidad de rediseñarlas

Pueden necesitar ser rediseñadas porque cambien la población, los límites administrativos o electorales. Por ejemplo, puede ser necesario rediseñar un área de votación si la población del área se ha expandido mucho y no es posible mantener un solo recinto de votación o, el área de votación ha perdido población y ya no es un costo efectivo seguir manteniendo ese sitio en funciones. Después de la redistritación, un área de votación puede necesitar rediseñar sus límites actuales con los límites de los nuevos distritos electorales. Muchos países rediseñan sus áreas de votación, sobre bases regulares, por ejemplo después de la redistritación o del término de la campaña de inscripción de electores. Algunos países rediseñan las áreas de votación sobre una base ad hoc, por ejemplo, siempre que las áreas de votación lleguen a ser muy grandes o muy pequeñas.

Tareas de su delimitación

Las dos piezas esenciales de la información para el establecimiento de las áreas de votación son: información sobre la población y mapas locales detallados.

La información sobre la población para el establecimiento de las áreas de votación usualmente consiste en la información de los electores inscritos. Es necesaria la cifra confiable del número de electores hábiles en el territorio a ser delimitado, como también la información sobre la ubicación residencial de cada elector. Los mapas debieran claramente delinear las características locales e indicar los límites de los distritos administrativos y electorales.

Votación

Cierre de la votación

No importa donde se vayan a contar los votos, hay actividades comunes que se aplican en todos los sitios de votación al cierre de la jornada electoral. Entre ellas:

Cerrar la votación en el horario correcto para que no haya impugnaciones posteriores basadas en el hecho de que se le permitió votar a electores que llegaron tarde. Un tratamiento igualitario de los electores que ya estaban en línea para votar al cierre de la jornada y cualquier decisión por ampliar los horarios de votación puede tener implicaciones importantes sobre la integridad de la elección. Recolectar y asegurar todos los materiales de votación sobre los que se tienen que rendir cuentas -papeletas, listados, sobres-. Uno de los aspectos más importantes en las responsabilidades de los oficiales de votación es la de realizar una conciliación completa y precisa de todos los materiales sobre los que se tienen que rendir cuentas al final de la votación. Este es con frecuencia uno de los aspectos menos comprendidos y, después de una intensa jornada de trabajo, más desagradables de sus actividades. Sin embargo, tanto como para un conteo eficiente como para garantizar la integridad de la elección, es crucial que estas conciliaciones sean realizadas de manera precisa y que se investigue cualquier discrepancia. Un conteo impreso de los materiales de votación en esta etapa puede provocar estragos y considerables gastos adicionales durante el escrutinio o para responder a impugnaciones.

Clasificar, verificar y empacar todos los materiales de votación. Utilizar sistemas muy complejos para estos efectos redundará en una pérdida de tiempo al momento del conteo o de una reclasificación a nivel distrital. Sin embargo, es muy importante separar claramente los materiales contables de los reutilizables y los desechables.

Muchas de las acciones que se llevan a cabo al cierre de la votación, particularmente las relacionadas a la conciliación de los materiales o al sellado de las urnas o máquinas de votación, son de capital importancia para la integridad de la elección. Por tal motivo es muy recomendable que para efectos de transparencia electoral, estas acciones sean testificadas por representantes de partidos o candidatos (ver Papel de los Representantes de Partidos y Candidatos).

Antes de abandonar los sitios de votación, los administradores o encargados deben asegurarse que todos los registros y reportes relativos a la jornada electoral hayan sido completados. (Ver Cierre de la Votación).

Otras acciones realizadas al cierre de la votación dependerán de si el escrutinio se realiza en el mismo sitio o en uno distinto. Cuando el escrutinio se va a realizar en el mismo sitio de la votación, la estructura se podría modificar para hacerlo más eficiente (ver Preparación para el Escrutinio de las Papeletas). Por el contrario, cuando las papeletas se van a transportar a otro sitio para su escrutinio, el énfasis se debe de poner en una clasificación, verificación y empaque rápido pero preciso de todos los materiales, para que puedan ser transportados de inmediato.

Puede haber requerimientos adicionales en aquellos sitios que cuentan con facilidades especiales para votar, por ejemplo, voto anticipado, por correo o mediante estaciones móviles, sobre todo si operan por varios días (Medidas para el Cierre de Votaciones Especiales y Cierre de la Votación para Mesas Electorales Itinerantes).

Tipos de voto

Voto único no transferible

Bajo esta modalidad cada elector tiene un voto, aunque los distritos son plurinominales, es decir, se eligen varios escaños. Los candidatos con el mayor volumen de votación son los que ganan los escaños. Esto quiere decir que, por ejemplo, en un distrito donde se eligen cuatro miembros, se necesitaría sólo un poco más del 20% para poder ganar un escaño. Al contrario, es probable que un partido grande con el 75% del voto dividido equitativamente entre tres de sus candidatos obtenga tres de los cuatro escaños. Hacia 1997, este sistema era utilizado para las elecciones parlamentarias en Jordania y Vanuatu y, para 125 de los 161 escaños del parlamento taiwanés. Sin embargo, su aplicación más conocida fue en la elección de la Cámara Baja japonesa entre 1948 y 1993.

Voto único transferible

Los politólogos han recomendado por mucho tiempo el VUT como uno de los sistemas electorales más atractivos. Sin embargo, su uso para elecciones nacionales parlamentarias se ha limitado a unos cuantos casos: Irlanda desde 1921 (Voto Único Transferible), Malta desde 1947 (Voto Único Transferible con Algunos Giros), y una vez en Estonia en 1990. Es usado también en Australia para elegir la Asamblea de Tasmania, la Asamblea Legislativa del Territorio de la capital y el Senado Federal (Voto Alternativo en Australia ); al igual que en las elecciones locales de Irlanda del Norte. Los principios fundamentales de este sistema fueron creados de manera independiente, en el siglo XIX, por Thomas Hare de Inglaterra y Carl Andru de Dinamarca. El VUT utiliza distritos plurinominales y los votantes marcan a los candidatos en su orden de preferencias, de la misma forma que en el sistema de VA (Voto Alternativo). En la mayoría de casos, la indicación de las preferencias es opcional y los votantes no están obligados a ordenar a todos los candidatos; si quieren pueden marcar sólo uno. Después de contar el número total de primeras preferencias, se utiliza una operación para establecer "la cuota" de votos requeridos para la elección de un candidato. La cuota se calcula por esta simple fórmula:

Cuota = (votos/(escaños+1))+1, redondeando la cifra al entero más próximo.

La primera etapa del conteo de los votos consiste en comprobar el número total de votos de primera preferencia para cada candidato. Cualquier candidato que tenga más primeras preferencias que la cuota es inmediatamente elegido. Si ninguno logra la cuota, el candidato con el menor número de primeras preferencias es eliminado y sus segundas y terceras preferencias son redistribuidas entre los candidatos restantes. Al mismo tiempo, el "excedente" de votos de los candidatos elegidos (en relación a la cuota) es redistribuido de acuerdo a las segundas preferencias de las papeletas.

Para ser justos, todas las papeletas de los candidatos son redistribuidas pero cada una conforme a un porcentaje fraccional de un voto, para que el total de votos redistribuidos sea igual al excedente del candidato (excepto en la República de Irlanda, donde se usa un modelo equilibrado). Por ejemplo, si un candidato tiene 100 votos y su excedente es de 10 votos, entonces cada papeleta será redistribuida al valor de 1/10 de un voto. Este proceso continúa hasta que todos los escaños del distrito son ocupados

Escrutinio

El tema del escrutinio de votos trata del cómputo efectivo de los mismos, el cual requiere algunos principios fundamentales como transparencia, seguridad, profesionalismo, exactitud, secrecía, puntualidad, responsabilidad o rendición de cuentas y equidad.

Algunos de los más recientes escándalos políticos de los 80 y los 90 tienen que ver con los frecuentes abusos y corrupción relativa a las contribuciones a los partidos. En el peor de los casos, los políticos han sido acusados de aceptar dinero de criminales, así como por beneficencia privada ya sea en su beneficio personal o para fondos de campaña.

Implicaciones del sistema electoral y del tipo de papeleta

El escrutinio de votos consiste en la apertura de las urnas, la ordenación de su contenido, la determinación de la validez de las papeletas de votación y contar las papeletas computadas. Salvo los países que emplean máquinas de voto, ésta es una operación muy concreta, basada en objetos reales (papeletas y, en su caso, sobres) que a menudo se realiza manualmente. Es una tarea de trabajo intensivo. Sin embargo, en algunos países se usan dispositivos mecánicos o electrónicos para facilitar el escrutinio. Salvo para determinar la validez de la papeleta de votación, el escrutinio de votos no requiere habilidades excepcionales, sólo concentración, honestidad y saber leer y escribir. Las personas que cuentan los votos no reciben altas retribuciones, y en algunos países el requisito de saber leer y escribir excluye a muchos solicitantes.

El escrutinio de votos implica una operación preliminar de verificación de la validez de las papeletas. La legislación electoral normalmente señala unos motivos detallados para rechazar papeletas de votación. Los miembros de las mesas electorales deben estar totalmente familiarizados con esas disposiciones. Esta operación requiere un nivel de capacitación superior al de un simple escrutinio de votos. Las decisiones sobre la validez de la papeleta pueden tomarse de forma colectiva (por ejemplo, por decisión de la mayoría de los miembros de las mesas electorales presentes) o jerárquica (por el miembro de la mesa que la presida). La decisión también puede ser "empujada hacia arriba" a autoridades superiores. Ese tipo de decisiones debe estar sujeto a revisión judicial para prevenir abusos. Los resultados del escrutinio de votos normalmente producen la información siguiente por cada unidad de escrutinio: 1. El número de electores que han votado (El término "Censado" se reserva para animar a los votantes a inscribirse en el censo); 2. El número de papeletas rechazadas; 3. El número de papeletas válidas; 4. El número de votos distribuidos en cada partido y/o candidato.

El escrutinio de los votos puede ser efectuado por las autoridades de menor categoría, normalmente a nivel de la mesa electoral, pero también a nivel del distrito electoral, o a nivel nacional. La fase final del escrutinio de votos es la suma de las cifras de los distritos electorales. Los distritos electorales son las unidades territoriales para las que se elige representantes y donde se suman votos antes de aplicar la fórmula electoral para determinar a quién ha sido elegido. Si la unidad de escrutinio es más pequeña que el distrito electoral, deberán agregarse en todas las unidades de escrutinio del mismo distrito electoral las cifras de las relaciones de votos de cada unidad de escrutinio. Esta operación implica recoger los resultados de cada unidad de escrutinio, verificar la inclusión de todas las relaciones de votos y sumar las cifras incluidas de cada relación de votos. El escrutinio de votos finalizará únicamente cuando se hayan calculado los totales para el distrito electoral. El próximo paso es aplicar la fórmula electoral para determinar quién ha sido elegido.

Fórmula electoral

La fórmula electoral puede definirse como el criterio que determina el ganador de unas elecciones. En las elecciones legislativas, el sistema electoral es la regla por la cual se eligen miembros de una cámara legislativa y los votos se transforman en escaños. En las elecciones presidenciales, el sistema electoral es la referencia que un candidato debe alcanzar para ser declarado elegido: ej. Pluralidad o mayoría de voto popular. La fórmula electoral afectará a muchas otras variables del proceso de las elecciones. En particular, tiene cierto efecto en el tipo de papeleta y en el procedimiento de escrutinio.

Influencia en el tipo de la papeleta: variables

El efecto principal de la fórmula electoral en el tipo de papeleta es si se requerirá de los votantes una elección categórica u ordinal. Una papeleta categórica es aquella en la que el votante ejercita una opción directa, bien de un candidato bien de una lista de partido, o ambas al mismo tiempo. Una papeleta ordinal es aquella en la que el votante indica sus preferencias entre distintos candidatos o partidos numerando sus respectivas denominaciones en orden descendente (1ª, 2ª, 3ª) o acumulando votos en determinados candidatos. En una papeleta ordinal un votante puede alterar su voto entre la primera y segunda vuelta de unas elecciones. La mayoría de fórmulas electorales exige que los votantes ejerzan una opción categórica, lo que significa que las papeletas de tipo categórico son las de uso más común. Las papeletas ordinales se emplean en tan sólo una cuarta parte del total mundial. Este tipo de papeletas pueden emplearse para cuatro fórmulas: el Voto Alternativo, el Voto Único Transferible, el Voto en Bloque, y el Sistema de Dos Vueltas.

El hecho de que la papeleta requiera una elección categórica u ordinal no significa que una papeleta no marcada sea substancialmente diferente. Por ejemplo, pueden emplearse las mismas papeletas en dos distritos electorales uninominales que utilicen respectivamente el voto por mayoría relativa o voto alternativo. Los votantes podrán expresar su opción con una sola marca en el primer caso o por una serie de números en el segundo caso.

Estructura de la papeleta de votación: la papeleta australiana, el sistema de "papeleta y sobre," y la papeleta francesa. Otro factor importante de la papeleta en formato papel es su estructura. Existen dos opciones fundamentales: la "papeleta australiana" (llamada así por su país de origen) en que se agrupan los nombres de todos los partidos competidores y candidatos en una sola hoja de papel, a ser marcado por el votante; y una segunda opción, el sistema de "la papeleta y el sobre", que requiere imprimir una papeleta distinta por cada uno de los partidos o candidatos que compiten, e invitar a los votantes a insertar un solo papel en el sobre que se introducirá en la urna.

Entre esos dos tipos existe una solución intermedia, la papeleta francesa, que lista a los candidatos a ser marcados por el votante. Este tipo de papeleta se usa en algunas jurisdicciones donde la representación proporcional se combina con el derecho de los votantes a expresar preferencias entre los candidatos individuales dentro de la lista del partido.

La mayoría de las fórmulas electorales son totalmente compatibles con cualquiera de las opciones de estructura de papeleta descritas anteriormente. Sin embargo, ambas opciones serán igualmente válidas en el caso de fórmulas electorales (Pluralidad o Mayoría Relativa) en distritos electorales plurinominales que empleen el voto múltiple que puede distribuirse entre los candidatos de distintas listas o el voto preferencial. Las papeletas australianas son claramente aconsejables, sobre todo si el número de miembros a ser elegido es alto.

En último lugar, nos encontramos con algunas fórmulas electorales sólo compatibles con papeletas australianas que no pueden funcionar con el sistema de papeleta y sobre. Éste es el caso del voto alternativo y del voto único transferible, dado que ambos requieren una elección ordinal que no puede ser expresada con suficiente claridad en el sistema de papeleta y sobre.

Influencia en el escrutinio de votos

La influencia más importante de la fórmula electoral en el escrutinio de votos reside en determinar qué debe computarse. Algunas fórmulas simplemente requieren el cómputo de los votos por candidatos o por partidos. Otras fórmulas requieren el escrutinio de votos tanto por partidos como por candidatos dentro de cada lista del partido. Si la fórmula electoral exige a los votantes que expresen una opción ordinal, el escrutinio de votos se realizará de una manera muy diferente.

Otra influencia de la fórmula electoral es la determinación del nivel territorial (mesa electoral, distrito electoral, o la nación en su conjunto) en que deben escrutarse y agregarse los votos.

Regulación jurídica de los procesos electorales

Desde un punto de vista estrictamente jurídico se pueden señalar al menos tres principios que podrían tenerse en cuenta a la hora de estructurar globalmente la normativa electoral de un determinado país:

• Existen elementos sobre los que es imprescindible que el acuerdo se refleje en el propio texto constitucional: característicamente, los referidos al derecho de sufragio activo y pasivo y muy probablemente la definición genérica de alguno de los elementos del sistema electoral. Sin embargo no debe producirse una hipertrofia de las normas electorales por el procedimiento de constitucionalizar hasta sus menores detalles. La estructura normativa electoral de un país no es más eficaz ni adecuada porque cuente con más elementos constitucionalizados.

• El instrumento central de la estructura normativa es sin duda la ley electoral. Como tal debe ser fruto de un amplio acuerdo y gozar de un apreciable grado de permanencia. Sin embargo, desde un punto de vista técnico jurídico puede ser aconsejable distinguir entre dos bloques de materias que merecen un tratamiento diferenciado.

• Por una parte, las normas referidas al sistema electoral y a los aspectos esenciales del procedimiento, que integran el núcleo jurídica y/o políticamente sometido a mecanismos consensuales por encima de la simple mayoría parlamentaria;

• Por otra aquellos aspectos que, aunque deben ser regulados por ley, no sólo no requieren tan alto grado de consenso, sino que éste podría hacer demasiado rígida la normativa e impedir así su adaptación a circunstancias nuevas y/o la intervención de autoridades subestatales que la adecuen a concretas necesidades territoriales.

• Las regulaciones administrativas que complementen y adecuen las normas generales a las concretas circunstancias de cada proceso son inevitables y deben ser realizadas por las autoridades que gestionan los procesos. Si se opta por organismos electorales con funciones exclusivamente de control, éstos deben tener entre sus competencias la de vigilar el desarrollo reglamentario de la Ley por el ejecutivo. Como en ese campo debe haber un espacio para la intervención del poder judicial, parece preferible que la intervención de estos órganos sea previa a la aprobación de la norma.

Referencias

  1. BUENO, R., Sistema Electoral, Sistema de Partidos y Democracia, La Paz, Bolivia, página 10; FRANCO, R.,Sistemas Electorales y Gobernabilidad, página 176; QUISBERT, Ermo,Evolución de los Sistemas Electorales en Bolivia, CED®
  2. Koldo Echebarría; Ernesto Stein; Mariano Tommsi; (2006). La política de las políticas públicas. Banco Interamericano de Desarrollo. p. 36. ISBN 1597820091 9781597820097. http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=912428. 
  3. a b http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=917346
  4. Koldo Echebarría; Ernesto Stein; Mariano Tommsi; (2006). La política de las políticas públicas. Banco Interamericano de Desarrollo. p. 35. ISBN 1597820091 9781597820097. http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=912428. 
  5. Koldo Echebarría; Ernesto Stein; Mariano Tommsi; (2006). La política de las políticas públicas. Banco Interamericano de Desarrollo. p. 36. ISBN 1597820091 9781597820097. http://idbdocs.iadb.org/wsdocs/getdocument.aspx?docnum=912428. 

Véase también

Enlaces externos



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