- Lenguaje sexista
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El lenguaje sexista es el que asume rasgos relacionados con los prejuicios culturales de género, esto es, derivados del machismo, del hembrismo, de la misoginia, de la misandria, o de un real o aparente desprecio a los valores femeninos o masculinos.
Contenido
Características del lenguaje sexista
Tradicionalmente el lenguaje ha reflejado como un espejo los prejuicios cognitivos de la cosmovisión asumida por una sociedad, ayudando a instaurarlos y perpetuarlos. Lo más corriente entre las culturas hispánicas es la minusvaloración de la mujer. El Refranero, por ejemplo, es un amplio repertorio de reflexiones misóginas que se han perpetuado por la vía del pareado gnómico: "La mujer, la pierna quebrada y en casa"; "llantos no se han de creer / de viejo, niño y mujer"; "No llores como una mujer, lo que no has defendido como un hombre".
Sin embargo, y aunque algunos investigadores como Álvaro García Meseguer afirman que el español no es una lengua tan sexista como el inglés (lo cual es bastante discutible), ya en la misma Gramática del español el género gramatical tiene por forma no marcada el masculino de los sustantivos y adjetivos, de forma que pasa a ser el género masculino el inclusivo o incluyente frente al femenino marcado, que pasa a ser el género exclusivo o excluyente: "Los alumnos de esta clase" incluye a hombres y mujeres, pero "las alumnas de esta clase" excluye a los varones. Por otra parte el femenino suele tener connotaciones semánticas despectivas en español (oposición zorro / zorra; hombre público / mujer pública; ser un gallo / ser una gallina) o de cosificación y pasividad (impresor / impresora). Estas diferencias se perciben también a nivel léxico (algo es "cojonudo" si es bueno, un "coñazo" si es malo, o en algunos paises de latinoamérica guevón, sinónimo de torpeza y cuquito, sinónimo de tierno) y existe tendencia a identificar lo masculino con manifestaciones de voluntad o de violencia. Si los hombres ocupan una posición de autoridad, se les nombra con el apellido, pero a las mujeres se prefiere tratarlas con el nombre de pila. Por otra parte, existe en España una orden ministerial (22-05-95) por la que quedan regulados la denominación de títulos académicos: Diplomada, arquitecta, médica, enfermera, obrera, etc.
La idea de que el español es un lenguaje sexista motiva polémicas diversas.
El filósofo Álvaro Zamora advierte inconsistencias ideológicas en la posición feminista. Por ejemplo, la que se produce al confundir el género gramatical con el sexo (además, la noción de género utilizada por la ideología feminista constituye un absurdo conceptual: en el ser humano, el género es Homo, la especie sapiens sapiens, los sexos masculino y femenino). Además, si el idioma español fuera -en sí y por sí- sexista, no habría términos universales axiológicamente positivos de género femenino, como la verdad, la divinidad, la bondad e incluso la masculinidad (una lista completa sería enorme). Los factores (históricos, estructurales, de uso, etc.) trascienden en complejidad al machismo argüido por las feministas. El propósito que señala Zamora es político: se acentúa el sexismo lingüístico como parte de una estrategia para obtener cuotas de poder. Pese a la intención de presentar el idioma como instrumento del machismo social, el uso genérico del masculino gramatical remite a la economía y simplificación lingüística, no a la opresión sexual. Se trata de lograr la máxima comunicación con el menor esfuerzo posible.No excluimos a las mujeres ni a las gatas cuando decimos: "el hombre prehistórico comía carne" o "en tu pueblo hay gatos". La oposición de sexos sirve para acentuar determinas situaciones; por ejemplo, en expresiones como "En los últimos años se ha invertido la proporción de alumnos y alumnas en la Facultad de Medicina". Algunos circunloquios son ridículos y empobrecen el idioma: "legisladores electos y legisladoras electas" en vez de "legisladores electos", o "llevaré a nuestra descendencia de paseo" para evitar, por sexista, la expresión "iré con mis hijos de paseo". Según Zamora el feminismo afirma la existencia del sexismo lingüístico como parte de una estrategia para obtener cuotas de poder.
Formas de evitar el lenguaje sexista
La corriente que sostiene que el lenguaje sexista abusa del masculino genérico, considera que se puede evitar esto usando las siguientes fórmulas:
- Nombres colectivos (profesorado, en vez de los profesores)
- Perífrasis (la persona interesada, en vez de el interesado)
- Construcciones metonímicas (la juventud, en vez de los jóvenes)
- Desdoblamientos (Señores y señoras, niños y niñas)
- Uso de barras (Sr/a)
- Omisión de determinantes o empleo de determinantes sin marca de género (cada contribuyente en lugar de los contribuyentes)
- Uso de formas personales genéricas o formas no personales de los verbos ("es preciso atender más" por "es preciso que el alumno atienda más").
Véase también
- Lista de prejuicios cognitivos
Enlaces externos
- El español, una lengua no sexista, por Álvaro García Meseguer
- Sobre el lenguaje sexista G. A. Megido, en Nueva España, 19 de febrero de 2004.
- Lenguajes sexistas, Federación de Mujeres Progresistas
- Rebatiendo lo que los otros dicen del lenguaje no sexista
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