- Género gramatical
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El género gramatical (o existencia de clases nominales) es una característica arbitraria de los sistemas lingüísticos naturales, un sistema de clasificación nominal que poseen algunas lenguas en que los elementos nominales son clasificados dentro de un número finito de clases, para las cuales generalmente hay reglas de concordancia.
Contenido
Introducción
El género es una propiedad lingüística en un idioma, y no hay una necesidad lógica en su relación al sexo biológico. Aunque en un ciertas lenguas (por ejemplo las indoeuropeas) uno o varios de los géneros se usen mayoritariamente para uno de los sexos biológicos, seguramente en ninguna lengua del mundo para seres sexuados hay relación necesaria entre sexo biológico y el género de la palabra para designar al ser animado. Esto se debe, fundamentalmente, a que no hay correspondencia inmediata necesaria entre los significados de una lengua y la clase de entidades extralingüísticas. La mayoría de lenguas del mundo carecen de género gramatical, sólo un tercio de las lenguas del mundo usan alguna forma de género gramatical.[1]
Aproximadamente un 20% de las lenguas del mundo tiene la distinción de género en el sustantivo, lo cual significa que los sustantivos en clases nominales o géneros (que pueden ser clases formales o clases semánticamente motivadas). En las lenguas indoeuropeas existen generalmente 2 o 3 géneros gramaticales estrictos (masculino, femenino y a veces también neutro), en las lenguas semíticas lo común es distinguir entre 2 géneros (masculino / femenino). Paralelamente algunas lenguas como el inglés además de género, reflejado sólo en la substitución pronominal, los sustantivos pueden clasificarse en contables e incontables. Otras lenguas distinguen un gran número de géneros o clases nominales como las lenguas bantúes, y en el otro extremo el chino o las lenguas urálicas y altaicas no distinguen género.
En las lenguas indoeuropeas típicamente el número de géneros varia entre dos y tres, normalmente masculino, femenino o neutro de manera que concierta con una determinada flexión. Otras lenguas como las lenguas bantúes el número de clases nominales supera la decena, para el protobantú las clases principales en el singular son al 1 = para personas, la 3 = para objetos alargados y también árboles, la 5 = objetos que aparecen en pares o grupos, la 7 = para instrumentos o medios y la 9 = para ciertos animales (las clases 2, 4, 6 y 8 son formas de plural de las clases 1, 3, 5 y 7).
El género es una categoría que puede aparecer en el pronombre, el nombre y el verbo. En las lenguas con género gramatical, lo más frecuente es que los pronombres personales de tercera persona y los nombre sean los que presente diferencias de género. La ocurrencia de diferencia de género, como sucede en las lenguas semíticas es menos frecuente. Cuando el género aparece en los pronombres, lo hace típicamente en formas de tercera persona y más raramente también la primera y segunda personas (los casos de lenguas con distinción en la primera y segunda persona pero no en la tercera son marginales, y ocurren en menos del 0,5% de las lenguas bien documentadas).[1]
El género en castellano
En castellano es una discriminación formal que posee capacidades contrastivas diversas; cuentan con él el sustantivo, el adjetivo, el artículo y algunos pronombres. Sirve para establecer concordancia entre un adjetivo y el sustantivo al que califica y entre un artículo y el sustantivo al que actualiza. La concordancia es algo menos estricta cuando se trata de sujeto y atributo (Estas cosas son lo peor, Esta persona eres tú, etc). El género masculino es la forma no marcada o inclusiva: si digo "los alumnos de esta clase" me refiero a alumnos de sexo masculino y femenino; el género gramatical femenino es la forma marcada y por tanto resulta la exclusiva o excluyente: si digo "las alumnas de esta clase" no me refiero también a los de sexo masculino, sino solamente a los de sexo femenino. Se expresa por medio de morfemas constitutivos:
- -o o nada para el masculino: camarero.
- -a, -esa, -isa, ina, -iz para el femenino: leona, abadesa, poetisa, gallina, actriz.
De ahí que se pueda considerar que, en castellano, un sustantivo puede estar marcado [+femenino] y la ausencia de la marca femenina, [-femenina], es el masculino, que no está marcado para femenino pero aun así puede incluir elementos femeninos. Indica generalmente, cuando se refiere a seres animados, sexo masculino o femenino, entre otras nociones.
Existe además el género neutro entre los artículos (lo, que sirve para sustantivar adjetivos y señalar conceptos abstractos: "lo profundo", "lo externo"), los pronombres personales en tercera persona del singular (ello, lo), los demostrativos (esto, eso, aquello), algunos pronombres indefinidos (algo, nada) y los adverbios cuantificadores (cuanto, cuánto, tanto). El género en que los adjetivos concuerdan con ellos, morfológicamente no difiere del masculino singular.
Además de los anteriores géneros existen palabras que se clasifican con los géneros común, epiceno y ambiguo. [1], [2],
Son del género común los nombres de personas que tienen una sola terminación y diferente artículo. Ej.: el violinista, la violinista; el mártir, la mártir; el testigo, la testigo, el espía, la espía, dentista, etc. Pertenecen a este grupo los participios activos derivados de tiempos verbales como estudiante, atacante, saliente, presidente, etc. (Aunque "presidenta", debido a su uso común, es aceptado por la RAE.)
Son de género epiceno los nombres de aquellos animales que tienen un solo género gramatical para ambos sexos. Ej.: el ratón, la rata, la rana, la comadreja, la liebre, la hormiga, el búho, el escarabajo, el buitre, el delfín, el cóndor, la llama. Para especificar el sexo se dice "el ratón macho", "el ratón hembra", "la comadreja macho", "la comadreja hembra".
Son de género ambiguo algunos sustantivos que admiten indistintamente el artículo masculino o femenino. Ej.: el mar y la mar, el puente y la puente, el calor y la calor, reuma, tilde, etc.
Entre las otras capacidades contrastivas del género gramatical español figuran las siguientes:
- Masculino grande (sillón, carro) - Femenino pequeño (silla, carreta)
- Masculino pequeño (anillo, cubo) - Femenino grande (anilla, cuba)
- Masculino humano (cosechador, impresor) - Femenino cosa (cosechadora, impresora)
- Masculino elogioso (gallo, zorro) - Femenino despectivo (gallina, zorra)
- Masculino individual (leño) - Femenino colectivo (leña)
El género en lenguas indoeuropeas
El sánscrito, el latín y el griego clásico distinguían entre tres géneros gramaticales: masculino, femenino y neutro. Sin embargo, muchas lenguas indoeuropeas más modernas han perdido alguno de estos tres géneros: en la mayoría de las lenguas romances, en las lenguas celtas modernas y en las lenguas bálticas, el género neutro se ha asimilado al masculino o al femenino. En inglés la distinción de género solo existe en los pronombres de tercera persona de singular: he, él; she, ella; (marginalmente cuando el referente es un vehículo, una embarcación o un país puede usarse she para referirse a ellos); it, ello, aunque en inglés antiguo el género también existía en los demostrativos y el artículo. En holandés y en las lenguas escandinavas el femenino ha desaparecido manteniéndose la oposición entre masculino y neutro. En muchas lenguas iranias modernas existen sólo dos géneros: en persa moderno sólo existe distinción entre género humano y no-humano y en pashtu, entre masculino y femenino.[2] Muchas lenguas índicas han perdido alguno de los tres géneros presentes en sánscrito: el hindi-urdu[3] sólo diferencia entre masculino y femenino, habiéndose perdido el neutro, mientras que en bengalí la pérdida ha ido más allá y la distinción de género ya no existe, o, más exactamente, no es morfológicamente productiva, aunque existen residuos en el léxico. Lo mismo ocurre con algunas otras lenguas modernas, como el armenio, que han perdido completamente la distinción de género tanto en el nombre como en el pronombre.[4]
El número de géneros en el indoeuropeo más antiguo reconstruible es dudoso, ya que parece que las lenguas anatolias más antiguas sólo reflejan una distinción entre género animado y género inanimado en el adjetivo. Rodríguez Adrados ha propuesto que esta es la distinción más antigua y secundariamente apareció en el resto de las ramas también el género femenino.[5]
En las lenguas en que existe el género neutro suele darse el contraste entre animado/no animado. Por ejemplo, en ruso la flexión varía en acusativo y genitivo de los sustantivos masculinos no animados, mientras que es igual en los animados. Así, автобус (avtobus, autobús), sustantivo masculino, hace el acusativo singular como автобус (avtobus), pero el genitivo como автобуса (avtobusa). Pero el sustantivo animado Борис (Boris) hace tanto el acusativo como el genitivo como Бориса (Borisa).
Las lenguas indoeuropeas tienen tradicionalmente tres géneros: masculino, femenino y neutro, como el latín, el asturiano, el alemán o el ruso. Otros, como el castellano o el francés han perdido el neutro, pero lo conservan en el artículo para sustantivar adjetivos y en algunos pronombres (aunque hay autores que aseguran que no hay género neutro en la actualidad[6] [7] ). Asimismo, el ruso hace distinción en el masculino singular entre animado y no animado, y el polaco además hace esta misma distinción en masculino plural. Por su parte, en inglés el género no rige ninguna flexión en adjetivos o determinantes, pero sí en los pronombres, de manera que se pueden deducir los géneros de esa manera.
El género en otras lenguas
Otras lenguas tienen diferentes criterios de clasificación (género) para sus sustantivos. Así, la lengua australiana Dyirbal posee cuatro clases:
- I - objetos animados, hombres
- II - mujeres, agua, fuego, violencia
- III - frutas y verduras comestibles
- IV - todo lo demás
En navajo la clasificación, que afecta al verbo, se realiza por la consistencia, forma o el criterio [±animado] de los sustantivos. Por su parte las lenguas bantu tienen sistemas que distinguen hasta 22 géneros diferentes o clases nominales. El fula distingue hasta 26 clases nominales.
En euskera hay dos clases, animados (humanos y resto de animales) e inanimados; sin embargo, se diferencian únicamente en la declinación para los casos locativos o de lugar (inesivo, genitivo locativo, adlativo, adlativo terminal, ablativo y ablativo de dirección). Existen unas pocas palabras con versión femenina y masculina, generalmente parentescos ("primo/prima": lehengusu, lehengusina) o de raíz muy antigua y provenientes de idiomas con género como el latín ("rey": errege, del latín regem; "reina": erregina, del latín reginam). En nombres de parentescos, cuando es preciso englobar los dos sexos, se unen los dos nombres ("hijo": seme; "hija": alaba; "hijo" (ambos sexos): seme-alaba) o existe un nombre que los incluye: padre: aita; madre: ama; padre (ambos sexos): guraso.
Género y sexo
No deben confundirse los términos género y sexo. La clasificación de la clase nominal en masculino, femenino y neutro es engañosa, ya que se trata de una clase a la que pertenece un sustantivo, y para la cual rige o realiza en sí mismo una flexión en algún otro elemento gramatical (en castellano en determinantes, pronombres y adjetivos, en inglés solo pronombres, etc).
A veces se usa la nomenclatura género natural (equivalente al sexo) para contrastar con género gramatical. En la frase Pedro es una visita muy molesta, la palabra visita tiene género gramatical femenino y género natural masculino. El género no está basado en el sexo biológico (extragramatical), que sería masculino, sino en la clase a la que tal sustantivo pertenece, que es el género femenino.
El género natural de los objetos inanimados es neutro, pero en castellano su género gramatical debe necesariamente ser masculino o femenino.
El uso de la palabra género como mero sinónimo de sexo debe evitarse. Sin embargo, la RAE acepta el uso del término en estudios sociológicos y feministas para aludir a una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política, laboral, etc.: estudios de género, violencia de género. El DRAE no recoge todavía este nuevo significado [3][4], pero lo acepta como correcto en el Diccionario panhispánico de dudas[5].
Referencias
- ↑ a b M. Haspelmath, M. S. Dryer, D. Gil, B. Comrie, 2005.
- ↑ Comrie, 1987, p. 140-142
- ↑ Comrie, 1987, p. 60-62
- ↑ Clarkson, 2007, p. 91
- ↑ Adrados, 1975, p. 481-3.
- ↑ http://www.mepsyd.es/redele/Revista13/Enriquetarez_neutroELE.pdf
- ↑ «Eumanismo: En Español no hay ningún género neutro».
Bibliografía
- Bernard Comrie, ed (1987). The Major Languages of South Asia, the Middle East and Africa. London: Routledge. ISBN 0-415-05772-8.
- Clackson, James. (2007). Indo-European linguistics: An Introduction. London: Cambridge University Press. ISBN 978-0-521-65367-1.
- Rodríguez Adrados, Francisco. (1975). Lingüística Indoeuropea. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 84-249-0049-9.
- M. Haspelmath, M. S. Dryer, D. Gil, B. Comrie. (2005). WALSin: The World Atlas of Languages Structures. Oxford University Press. ISBN ISBN 0-19-925591-1.
Véase también
- Número gramatical
- Papel de género
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