- Ley habilitante de 1933
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- Este artículo se refiere a la ley habilitante alemana, aprobada por el Reichstag en 1933, al comienzo del Tercer Reich. Para otras leyes con el mismo nombre, véase Ley habilitante.
La Ley para solucionar los peligros que acechan al Pueblo y al Estado (Gesetz zur Behebung der Not von Volk und Reich), mejor conocida como la Ley Habilitante de 1933 (Ermächtigungsgesetz, en alemán) fue aprobada por el Parlamento alemán el 23 de marzo de 1933. Fue el segundo paso importante, después del Decreto del Incendio del Reichstag, mediante el cual los nazis obtuvieron poderes dictatoriales de manera esencialmente legal. La ley habilitaba al Canciller Adolf Hitler y a su gabinete a aprobar leyes sin la participación del parlamento.
Contenido
Texto de La Ley Habilitante
En letras cursivas el texto original en alemán, en negritas la traducción al español.
Gesetz zur Behebung der Not von Volk und Reich
Ley para solucionar las urgencias del pueblo y la nación
Der Reichstag hat das folgende Gesetz beschlossen, das mit Zustimmung des Reichsrats hiermit verkündet wird, nachdem festgestellt ist, daß die Erfordernisse verfassungsändernder Gesetzgebung erfüllt sind:
El Reichstag ha puesto en vigor la siguiente ley, la cual es proclamada con el consentimiento del Reichsrat, habiendo sido establecido que los requisitos para una enmienda constitucional han sido cumplidos:
Artikel 1 — Reichsgesetze können außer in dem in der Reichsverfassung vorgesehenen Verfahren auch durch die Reichsregierung beschlossen werden. Dies gilt auch für die in den Artikeln 85 Abs. 2 und 87 der Reichsverfassung bezeichneten Gesetze.
Artículo 1 — En adición al procedimiento establecido por la Constitución, las leyes del Reich pueden también ser emitidas por el gobierno del Reich. Esto incluye a las leyes referidas en los artículos 85, párrafo 85 y artículo 87 de la constitución.
Artikel 2 — Die von der Reichsregierung beschlossenen Reichsgesetze können von der Reichsverfassung abweichen, soweit sie nicht die Einrichtung des Reichstags und des Reichsrats als solche zum Gegenstand haben. Die Rechte des Reichspräsidenten bleiben unberührt.
Artículo 2 — Las leyes emitidas por el gobierno del Reich pueden diferir de la Constitución en tanto no contradigan las instituciones del Reichstag y del Reichsrat. Los derechos del presidente quedan sin modificación.
Artikel 3 — Die von der Reichsregierung beschlossenen Reichsgesetze werden vom Reichskanzler ausgefertigt und im Reichsgesetzblatt verkündet. Sie treten, soweit sie nichts anderes bestimmen, mit dem auf die Verkündung folgenden Tage in Kraft. Die Artikel 68 bis 77 der Reichsverfassung finden auf die von der Reichsregierung beschlossenen Gesetze keine Anwendung.
Artículo 3 — Las leyes emitidas por el gobierno del Reich deben ser promulgadas por el Canciller y publicadas en el diario oficial del Reich. Tales leyes entrarán en efecto al día siguiente de la publicación salvo que se indicase una fecha diferente. Los artículos 68 al 77 de la Constitución no se aplican a las leyes emitidas por el gobierno del Reich.
Artikel 4 — Verträge des Reiches mit fremden Staaten, die sich auf Gegenstände der Reichsgesetzgebung beziehen, bedürfen für die Dauer der Geltung dieser Gesetze nicht der Zustimmung der an der Gesetzgebung beteiligten Körperschaften. Die Reichsregierung erläßt die zur Durchführung dieser Verträge erforderlichen Vorschriften.
Artículo 4 — Los tratados celebrados por el Reich con Estados extranjeros que afecten materia de las legislación del Reich no necesitarán la aprobación de las cámaras legislativas. El gobierno del Reich debe promulgar las reglas necesarias para la ejecución de tales tratados.
Artikel 5 — Dieses Gesetz tritt mit dem Tage seiner Verkündung in Kraft. Es tritt mit dem 1. April 1937 außer Kraft, es tritt ferner außer Kraft, wenn die gegenwärtige Reichsregierung durch eine andere abgelöst wird.
Artículo 5 — Esta ley entre en vigor el día de su publicación. Queda sin vigencia el 1 de abril de 1937 o si el actual gobierno del Reich fuese sustituido por otro.
Las menciones a los artículos de la Constitución de Weimar tenían gran importancia, pues el texto de la Ley Habilitante dejaba sin efecto los artículos referidos a la aprobación del presupuesto del Reich por el Reichstag y el Reichsrat, a su vez se eliminaba todo el procedimiento de emisión de normas que tenían ambos órganos. Ya tras el incendio del Reichstag se había emitido un decreto donde Hitler dejaba sin vigor en Alemania el derecho del hábeas corpus y numerosas libertades civiles, lo cual incrementaba más aún el poder de Hitler en calidad de Canciller de Alemania.
Aprobación de la ley
La aprobación de esta norma debería contar con al menos dos tercios del Reichstag, pues Hitler solicitaba la facultad de que el gobierno del Reich emitiese todo tipo de normas, inclusive alterando la Constitución de Weimar aún en vigor y sin necesidad de aprobación previa del Reichstag; por tales motivos, la promulgación misma de la Ley Habilitante era considerada una modificación de la Constitución.
En las elecciones del 5 de marzo de 1933, tras el incendio del Reichstag, no pudieron participar los candidatos del Partido Comunista de Alemania que en su mayoría ya habían sido arrestados por orden de la policía, controlada por el nazi Joseph Goebbels, tras ser acusados de haber planificado y ejecutado el incendio del Reichstag. El Partido Nazi había ganado el 44% de votos en esta elección, que unidos al 8% de su cercano aliado el "Partido Nacional Popular Alemán" le daban el 52% del Reichstag, una mayoría absoluta pero aún insuficiente para aprobar una Ley Habilitante; los demás partidos que lograron escaños en el Reichstag eran el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) hostil a Hitler y el Partido de Centro, cuyos votos serían necesarios a los nazis.
Para lograr los votos restantes y alcanzar el 66% necesario, Hitler negoció con el Partido de Centro (Alemania) a cambio de garantizar libertades civiles para católicos, además de permitir el funcionamiento de las escuelas religiosas y de mantener en el gobierno a funcionarios identificados con el Partido de Centro; un líder de este grupo era el antiguo canciller Heinrich Brüning quien se opuso a apoyar una norma que otorgaba poderes tan amplios a Hitler, entrando en conflicto con otro líder, el clérigo Ludwig Kaas, quien había negociado con Hitler y había ofrecido el apoyo de los votos centristas al proyecto nazi. El propio Hitler dirigió un discurso en el recinto parlamentario el día de la votación, destinado a calmar las preocupaciones de los centristas aún reticentes, lo cual consiguió en parte. Para «no romper la unidad del partido», Brüning aceptó en ese momento las promesas de Hitler y votó con el resto de los centristas a favor de la Ley Habilitante.
Los parlamentarios socialistas aún no detenidos acudieron a la votación para oponerse verbalmente a la aprobación de la ley, pero al notar que estaban en minoría decidieron retirarse al menos para evitar la votación ante la ausencia de quórum. Entonces súbitamente los diputados nazis, dirigidos por Hermann Goering en calidad de presidente del Reichstag, cambiaron las reglas de votación y determinaron que el único quórum necesario para aprobar la ley serían «los parlamentarios presentes» y que los diputados que se retirasen «sin justificación» serían considerados como «presentes» para así reunir el quórum necesario. Los diputados del SPD se quedaron en el recinto para votar, pero sus discursos no modificaron la situación.
Finalmente, Hitler logró que en el edificio del Reichstag entrasen hombres de la SA para intimidar con gritos y amenazas a los votantes aún indecisos del Partido de Centro, de modo que al final de la sesión se logró la presión deseada y 444 diputados votaron aprobando la ley, 94 en contra (todos socialdemócratas), ganando así el 83% de aprobación.
Cabe señalar que pese a las negociaciones con Hitler, el Partido de Centro nunca logró que el Partido Nazi aprobase normas para cumplir los ofrecimientos hechos en marzo de 1933. Por el contrario, poco después de aprobarse la Ley Habilitante el Partido Nazi presionó exitosamente a los partidos opositores para que se disolvieran a sí mismos.
Efectos
Las consecuencias de esta ley habilitante fueron bastante graves, pues el gobierno del Reich, presidido por Hitler en calidad de canciller de Alemania, tenía el camino libre para aprobar toda clase de normas legales inclusive yendo en contra de la Constitución de Weimar (la cual no fue derogada expresamente) o modificándola en la práctica por sola voluntad del gabinete nazi.
Mientras tanto el Reichstag perdía todo poder de decisión en la política alemana; se había previsto que el gobierno del Reich informaría al Reichstag de las normas emitidas pero a fines de 1933 los nazis habían logrado la disolución de casi todos los partidos políticos existentes, asimismo la prohibición total de fundar partidos nuevos fue una de las leyes promulgadas por Hitler desde julio de 1933. La única función del Reichstag, ya copado por el Partido Nazi, fue de prorrogar indefinidamente en 1937 la vigencia de la Ley Habilitante.
Ante ello el entonces Presidente de Alemania, el mariscal Paul von Hindenburg, carecía de poder de reacción, el octogenario militar estaba muy enfermo para poder oponerse a las maniobras nazis, se había apartado por completo de los asuntos públicos tras 1932, y además la Constitución de Weimar no le daba poderes políticos para oponerse a un Canciller de Alemania. Ello explica que dentro de la Ley Habilitante los nazis no modificaran los derechos del denominado «Presidente del Reich», asegurando la debilidad política de dicho puesto. De todos modos la muerte de Paul von Hindenburg en 1934 significó la vacancia definitiva de su cargo y la concentración de todo el poder político en manos de Hitler, como canciller, tal como lo había explicado Joseph Goebbels tras aprobarse la Ley Habilitante:
«La voluntad del Führer ha quedado establecida totalmente, los votos ya no importan más. Sólo el Führer decide. Esto ha sucedido más rápidamente de lo que esperábamos».
A pesar que la Ley Habilitante otorgaba poderes máximos al «gobierno del Reich» como conjunto y no sólo al Canciller, en la práctica Hitler muy rara vez convocó reuniones de gabinete durante su mandato, a pesar que todos los ministros integrantes del mismo eran también miembros del Partido Nazi. Tras empezar la Segunda Guerra Mundial no hubo reunión alguna del gabinete alemán.
Véase también
Categoría:- Leyes de Alemania
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