- Álvaro Díaz de Cienfuegos Sierra
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Álvaro Díaz de Cienfuegos Sierra
Álvaro Díaz de Cienfuegos (Agüerina, Belmonte de Miranda, el 27 de febrero de 1657- Roma, 19 de marzo de 1739) Jesuita, cardenal, latinista, profesor, historiador y diplomático, de extraordinario talento.
Biografía
Fue hijo de Álvaro Díaz de Cienfuegos Taja y de Inés de Sierra, pero las obras que no firme con seudónimo las firmará con el simplificado nombre de Álvaro Cienfuegos.
En la Universidad de Oviedo cursa filosofía y teología hasta que en 1672 obtiene una beca para el Colegio de San Pelayo de Salamanca. Durante un enfrentamiento que el colegio tuvo con sus vecinos los jesuitas, hiere de un disparo a uno de éstos. El rector de su propio colegio le impone como penitencia y como signo de arrepentimiento vivir internado en la casa de la Compañía de Jesús. En ella no sólo da las necesarias pruebas de humildad, sino que se acredita también como hombre de gran talento, y recibe allí tan buen trato que acaba por tomar el hábito de la Compañía en 1676, si bien no se ordenará sacerdote hasta 1692, cuando ya cuenta treinta y cinco años de edad.
Antes de ordenado le habían enviado a Santiago de Compostela a dar clases de latín, pero una vez hecho sacerdote, es nombrado catedrático de la Universidad de Salamanca.
Trasladado a Madrid, acrecienta allí una perdurable amistad con el gran almirante de Castilla, Juan Tomás Enríquez de Cabrera, y pronto la fama de su talento crece entre la gente docta. Pero al surgir el problema de la sucesión del reino, fiel a la amistad del almirante, abraza con éste la causa del archiduque Carlos; marcha a Lisboa, para ya nunca volver a la patria y cuando el pretendiente pasa a ser emperador germánico con el nombre de Carlos VI, Cienfuegos será su embajador en Lisboa y su enviado a las cortes de Londres y de Holanda.
En 1717 crece su fama con la publicación de Aenigma theologicum, una de sus más famosas obras. Carlos VI le hace consejero de estado y le propone para cardenal. Recibirá el capelo en 1720 y a la vez se le concede la mitra de Catania. Asistirá a dos cónclaves, en los que incluso llegará a obtener algunos votos. En 1722, el emperador le nombra su ministro plenipotenciario cerca del Vaticano, y en 1725 llega a cardenal primado de Sicilia. Fue miembro de las Congregaciones de Ritos, de Inmunidad de Obispos Regulares y del examen de prelados. Por último, el agradecido Carlos VI le concedió el rango de protector de Alemania y los reinos y dominios del Imperio, y además le hizo su testamentario.
Aunque ausente de su patria, miró siempre favorablemente las causas de la Iglesia de Oviedo, y no olvidando su aldea natal envió a aquella iglesia las reliquias de san Fructuoso.
Además del citado Aenigma theologicum, publicado en Viena en 1717, y de otras obras en latín que vieron la luz en Roma y en Nápoles, en 1693 dejó impresa en Salamanca, anónimamente, La vida del V.P. Juan Nieto; tres años después imprimiría en Milán La Leopoldina o Historia de Leopoldo I de Austria; en 1709 aparece en Madrid La heroica vida, virtudes y milagros del gran San Francisco de Borja, antes duque cuarto de Gandía y después tercer general de la Compañía de Jesús, y en 1727 publica en Roma el Dictamen sobre el defensorio de la religiosidad de los caballeros militares, por el conde de Aguilar.
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