- Manfredi (Apellido)
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Manfredi (Apellido)
Noble familia que gobernó las ciudades de Faenza e Imola en la Emilia Romaña (Italia) entre 1313 y 1503, a la que la leyenda y numerosos historiadores medievales remontan a Constantino I el Grande y su madre, la emperatriz Santa Elena.
Contenido
Significado
El apellido Manfredi es muy antiguo y significa «fuerza y paz». Es muy probable que sea de origen germano (Manfred).
Historia
Los primeros registros de este apellido en la región de Faenza datan del año 1000. El último príncipe que gobernó Faenza fue Astorre III, que en el año 1501, a la edad de 16 años y luego de una feroz resistencia de la ciudad cayó prisionero César Borgia, hijo bastardo del papa Alejandro VI. Fue llevado a la ciudad de Roma y luego de un tiempo fue asesinado junto a su hermano Juan Evangelista y otras personas. Estos fueron los tiempos en que los estados pontificios atacaban los señoríos umbros y romañoles para expandir territorios, tarea que también llevó adelante el sucesor de Alejandro VI, Julio II della Rovere. En 1503 Francisco Manfredi recuperó el poder pero al cabo de dos meses, fue derrocado por los venecianos. En honor de su hermano asesinado había adoptado el nombre de Astorre IV. Apòyado por el clan de los Naldi, un sobrino suyo, Segismundo Manfredo, intentó recuperar el poder pero fracasó. Su descendencia, como la de otros integrantes de esta estirpe, de diseminó entre la Emilia Romaña y la Lombardía y más allá aún. Otras ramas importantes de esta familia se establecieron en Reggio Emilia, Cremona, Lombardía, Cesena, Vicenza, Venecia, Padua, Piacenza, Tarento, Monópoli y Roma.
En el Canto XXXIII del Infierno, de la Divina Comedia del Dante, Virgilio se encuentra con uno de los integrantes de esta noble estirpe, Fray Alberigo Manfredi, que en 1285 asesinó durante un banquete a su primo Manfredo y a su sobrino Alberghetto y se encuentra allí confinado por traidor. De hecho, parece que la disputa fue por la herencia de un tercer primo, todavía menor de edad, que andando el tiempo habría de transformarse en primer soberano de la dinastía, Francisco I Manfredi apodado "el Viejo", que comenzó a gobernar a partir de 1313 tras derrotar a sus ancestrales enemigos de la familia Accarisi. Uno de sus hijos, Alberghettino Manfredi, usurpó el trono en 1327 e instauró un gobierno de terror que finalizó con su derrota y ejecución. La ciudad volvió a manos de Francisco el Viejo que nombró sucesor a su otro hijo, Ricardo (1339), sucedido a su vez por su hermano Juan, que declaró la guerra a la Santa Sede abandonando el partido güelfo para pasar a militar en el gibelino. Juan Manfredi combatió contra el cardenal Egidio Alvarez Carrillo de Albornoz (Gil de Albornoz) pero derrotado por aquel, se vio forzado a abandonar sus dominios. Su hijo Astorre (mencionado Astorgio en algunos libros y documentos), recuperaría Faenza e Imola y proclamado príncipe conformó una compañía de ventura con la que se puso al servicio de otros señores. Su gobierno fue provechoso para ambas poblaciones pero al traicionar al cardenal Baldassarre Cossa, futuro antipapa Juan XXIII, fue condenado y decapitado en la plaza pública de Faenza, frente a su pueblo.
Será el hijo de Astorre I Manfredi, Gian Galeazzo, el encargado de recuperar sus dominios y reinstaurar el principado sobre las tierras del Lamone y el Santerno. Reconocido soberano, Gian Galeazzo Manfredi mandó redactar los célebres Estatutos de la Ciudad de Faenza, modelo de carta magna que serviría de inspiración a otros señores medievales. De su esposa, Gentil Malatesta tendría varios hijos, uno de los cuales, Guidazzo Antonio habría de sucederle para reinar despóticamente durante tres décadas y hacer la guerra a sus vecinos. A su muerte, acaecida en 1448, lo sucedió su hermano Astorre II que tras la Paz de Lodi que puso fin a la guerra entre los principales estados italianos (1454), emprendió grandes obras en Faenza, entre ellas, la continuación del muro manfrediano iniciado por su abuelo, que circunvalaba la población y aún hoy asombra al viajero. Astorre combatió contra su sobrino Tadeo Manfredi, hijo de Gudazzo-Antonio, por la poseción de Imola y solo la intervención de Francisco Sforza, duque de Milán, llevó a un entendimiento aunque no a una amistad. Los dominios de la familia se repartieron y en adelante, Faenza quedó para los descendientes de Astorre e Imola, para Tadeo.
Astorre II contrajo matrimonio con Juana de Barbiano, hija de Alberico da Barbiano, gran condottiero que había guerreado contra la familia en tiempos de Astorre I y de esta unión nacieron Carlos II, Galeotto, Federico, Isabetta, Bárbara y Lancelot Manfredi. El primero habría de sucederlo en el trono de Faenza y gobernaría despóticamente asfixiando al pueblo con pesados impuestos destinados a embellecer la ciudad. Su hermano Federico, nombrado obispo, puso la piedra fundamental del magnífico Duomo, pero también se ganó el odio de la población por sus excesos y extravagancias.
En 1477 estalló un motín popular que derrocó a Carlos y obligó a huir a Federico. La esposa del primero, Constanza Varano, de la familia de los señores de Camerino, jugó un papel fundamental en las negociaciones durante las cuales, logró hacer entrar en razón a su marido, convenciéndolo de abandonar la fortaleza en la que se había refugiado y abandonar la ciudad con destino a Ravena, abdicando en favor de su hermano Galeotto.
Las dos hijas de Astorre, Isabetta y Bárbara, contrajeron matrimonio con los príncipes de Forli, Cecco y Pino III Ordelaffi, quienes se hallaban enemistados entre sí. A través de intrigas, Bárbara logró que su marido hiciese encerrar en prisión tanto a Cecco como a su hermana Isabetta y los hijos de estos, a quienes hizo envenenar. Bárbara entró en amoríos con Juan Orceoli, cortesano de Forli, quien fue muerto por Pino, que también mandó envenenar a Bárbara al descubrir su romance. Pino desposó entonces a Zaffira Manfredi, la bella hija de Tadeo de Imola, y entró en guerra con su antiguo suegro, Astorre, que lo acusaba del crimen.
Galeotto Manfredi fue en su juventud, capitán al servicio de Bartolomeo Colleoni, a sueldo de la República de Venecia. Tras la rebelión popular de 1477, sucedió a su hermano en el principado, que puso al servicio de Florencia durante las guerras en Lombardía. Casado con Francisca Bentivoglio, hija del príncipe de Bolonia, fue padre de un hijo, Astorre III, que habría de sucederle. Sin embargo, de sus relaciones semisecretas con la cortesana Cassandra Pavoni, tuvo varios hijos, entre ellos Juan Evangelista, Escipión y Francisco, que habría de reinar brevemente con el nombre de Astorre IV.
Ocurrió que, con el paso de los años, Galeotto comenzó a dar síntomas de locura, de ahí que humillase y maltratase aún públicamente, a su esposa Francisca (se dice, incluso, que la sometió a tormentos físicos y morales delante de sus amistades). Eso y la relación extramarital con Cassandra Pavoni fueron el detonante de una de las tragedias más resonantes de la Edad Media italiana.
Una noche, fingiéndose enferma, Francisca Bentivoglio, escondió unos sicarios en su habitación y esperó a su marido. Al llegar este y verla en cama, se le acercó para preguntar que le ocurría, en el preciso instante en que los asesinos se abalanzaron sobre él y le acuchillaron. Galeotto peleó con bravura, hiriendo a sus oponentes, pero cayó muerto mientras Francisca abandonaba el palacio con su hijo y sus sirvientas, en dirección a la fortaleza de la ciudad.
Fue el momento convenido con su padre para que este entrase en Faenza y al frente de sus ejércitos ocupase la población. Sin embargo, el Consejo de la Ciudad procedió a cerrar las puertas de la urbe y aguardar los acontecimientos. Ocurrió entonces que los montañeses del Valle del Lamone, río que atraviesa la región, sabiendo la muerte de su señor y que los boloñeses habían tomado la ciudad, se alzaron en armas y descendieron de sus tierras para desatar una masacre.
El condottiero Brambilla y otros integrantes del ejército invasor fueron asesinados en tanto Juan Bentivoglio debió ser puesto a resguardo, para no ser linchado. Francisca debió abandonar Faenza, donde su vida corría peligro, dejando a su pequeño hijo Astorre, de solo tres años de edad, bajo la tutela del Consejo, que lo proclamó príncipe y gobernó a través de él hasta su mayoría de edad.
En 1500 el ejército papal, al mando de César Borgia, inició la conquista de los estados pontificios, tomando uno a uno sus pequeños principados. Cayeron todos sin pelear salvo Camerino, gobernada por la familia Varano, Forli, cuya soberana era Catalina Sforza y Faenza, donde reinaba Astorre III Manfredi. Lejos de lo que el hijo del Papa esperaba, la resistencia de la ciudad fue feroz, lo que obligó a su ejército, que había sufrido grandes pérdidas en hombres y armamento, a retirarse en espera del verano.
En 1501 César Borgia volvió a atacar y pese a la desesperada defensa impuesta por Astorre III y su hermano Juan Evangelista Manfredi, comandante de la fortaleza, la heroica ciudad romana capituló y fue ocupada.
Admirado por el heroísmo de los Manfredi, César Borgia se los llevó consigo a Roma donde vivieron rodeados de lujo durante once días. Pasado ese tiempo, los príncipes desaparecieron hasta que unos días después, sus cuerpos sin vida fueron extraídos del Tiber, junto al de su mayordomo y una joven mujer. Astorre, que según las crónicas era un joven apuesto, de bello aspecto y excelente constitución física, tenía claros signos de tortura y humillación.
El crimen fue atribuido al papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) que no podía permitir que los dos jóvenes nobles que habían desafiado y hasta humillado a sus ejércitos, viviesen libremente en su corte, gozando de favores y prebendas.
Con la muerte del pontífice, el poder de los Borgia se desmoronó y uno a uno, los pequeños principados de la Umbría y la Emilia Romaña recuperaron su libertad. En Faenza, Francisco Manfredi, el hermano de Astorre y Juan Evangelista que había preferido huir a quedarse a combatir junto a aquellos, fue proclamado príncipe (1503), asumiendo el gobierno con el nombre de Astorre IV. Solo reinó dos meses ya que, al cabo de ese tiempo, los ejércitos venecianos conquistaron la población y lo desalojaron del trono, poniendo fin a los dos siglos de reinado manfrediano sobre la región. Aún así, por esos tiempos, Segismundo Manfredi, con la ayuda de los hermanos Vicente y Dionisio Naldo, intentó reconquistar la ciudad sin lograr el objetivo. Los Manfredi se diseminaron por la Emilia Romaña, la Lombardía, la Toscana y otras regiones del norte de Italia y ya no regresaron al Lamone salvo una sola vez, furtivamente, para liquidar las pocas posesiones que les quedaban.
La Rama de Reggio Emilia
No menos importante fue la presencia de los Manfredi en Reggio Emilia donde ejercieron basto poder junto a otros clanes ciudadanos como los Roberti, los Fogliani, los Sessi, los Lupicini, los Comini, los Da Correggio y los Della Palude. De ellos son de destacar Pico Manfredi que en 1202 supo defender valerosamente el castillo de Rubiera del ataque de los modeneses, en guerra con Reggio Emilia por las aguas del río Secchia. En 1331 Ludovico el Bávaro entró victorioso en la ciudad y designó a Azzo Manfredi junto a Juan y Giberto Fogliani, vicarios de Reggio. En julio de 1345, durante los tumultos desatados por partidarios de los d’Este y los Della Scala, los Manfredi junto a Felipe Gonzaga y los Sessi rechazaron el ataque de aquellos contra la Puerta Bernone que , durante las acciones, cedió a causa del sobrepeso de los agresores. Cuando el legado papal Bertrando del Poggetto entró en la ciudad, la misma se hallaba bajo el gobierno de un triunvirato integrado por Azzo Manfredi, Guido Fogliani y Gerardo Roberti. La presencia del alto dignatario eclesiástico generó malestar en la antigua población y llevó a su alzamiento contra el poder de la Iglesia. En una sangrienta conjura que tuvo lugar en el Palacio del Podestá. Los Manfredi y los Fogliani asesinaron brutalmente a los representantes pontificios que gobernaban la ciudad, Angelo di San Lupidio y Arnaldo Vacca apuñalándolos salvajemente y arrojando sus cuerpos por una ventana. Los Manfredi disputaron el dominio de los feudos del reggiano, entre ellos Albinea, Mozzadella, Montericcio, Pojano, Borzano y Rubiera, cuyo primer señor feudal fue Alberto Manfredi. A mediados del siglo XIV Francisco Manfredi arrebató Albinea a los Visconti. Los Fogliani se posesionaron de él tras una sangrienta batalla pero el emperador Carlos I de España se la restituyó a aquellos en 1568. Tras la escisión de los bienes debido a las violentas luchas internas, su sucesor, Juan Manfredi, heredero de aquellas posesiones fue declarado en 1451 asignatario del castillo y cabeza de los condes de Albinea. Una segunda subdivisión de bienes acaecida en 1472 llevó a los hermanos de Ludovico Manfredi, muerto sin dejar herederos, a dividirse los dominios familiares quedando Albinea para uno y Montericcio para el otro, sin embargo, al extinguirse las ramas de aquel último feudo (1647) y el de Borzano (1695), los Manfredi de Albinea heredaron sus bienes, reunificando, de esa manera, el patrimonio familiar, que retuvieron hasta 1732. El castillo de Albinea, contiguo al oratorio dedicado a San Luis, posee dos torres cilíndricas, una de ellas, la de los Manfredi y la otra la de los Fogliani, fieles testimonios del férreo dominio que ambas familias ejercieron.
Migración
La familia Manfredi se ha expandido por todo el mundo. Ramas colaterales de las de Faenza y Reggio Emilia se establecieron en Bolonia, Cesena, Monópoli, Tarento, Sicilia, Roma, Toscana, Liguria, Piamonte y Lombardía, especialmente en el límite entre esta región y la Emilia Romagna y de ahí pasaron al Nuevo Mundo. En el año 1884 llegó a Buenos Aires proveniente de Roma, Manfredo Manfredi, importante banquero italiano nacido en la ciudad de Codogno provincia de Lodi (Italia), ligado al Nuevo Banco Italiano y al Banco Francés e Italiano para la America del Sud Sudameris, que falleció en 1928 en Buenos Aires. Su hijo mayor, Felipe Astorre Manfredi fue fundador de la razón social Casal Manfredi y Pérego & Cia., casa bancaria, financiera e inmobiliaria que quizá haya sido una de la más importante de Buenos Aires durante décadas. El hijo de este último Mario Adolfo y su nieto Marcelo Alejandro son prominentes abogados en la misma ciudad. Una subrama de aquel hogar se estableció en la Zona Norte de la provincia de Buenos Aires.
En la provincia de Córdoba (Argentina) existe una localidad que lleva el nombre de esta familia, debido a que las tierras donde se asienta fueron propiedad de Santos Manfredi cabeza de una importante familia de aquella región.
En el caso de España, está datada la llegada de un Manfredi en los primeros años del siglo XIX, aunque el primer registro pertenece a Juan Manfredi Naranjo, en 1846, nacido en la localidad sevillana de Aznalcázar. De este Manfredi proceden los más de 4.000 Manfredi que actualmente se pueden contabilizar en España. Muchos de ellos siguen viviendo en Aznalcázar.Categoría: Apellidos italianos
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