- Marcelino Sanz de Sautuola
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Marcelino Sanz de Sautuola, descubridor de la cueva de Altamira, nació en Santander (Cantabria, España) en 1831 y falleció el 2 de junio de 1888.
Aficionado a los estudios de la Prehistoria, mostró desde pequeño su interés en las Ciencias Naturales, la Botánica y la Geología. Así en 1866 presentó unos apuntes sobre la aclimatación del eucalipto en Cantabria.
En la década de 1870-1880 inicia investigaciones y exploraciones en cuevas cántabras de Revilla de Camargo. En la visita a la Exposición Universal de París, en el año 1878, observa las colecciones expuestas de artículos prehistóricos, las cuales le causan tal impresión que se ve motivado a explorar mejor su tierra natal.
Fue en el verano de 1879 cuando, en una de sus múltiples excursiones, su hija María, de ocho años, le dijo al mirar al techo de la cueva en la que estaban "¡Mira, papá! ¡Bueyes pintados!" Acababa de descubrir pinturas de la Cueva de Altamira, considerada la Capilla Sixtina del arte rupestre.
El año siguiente, 1880, Marcelino presentó sus conclusiones en sus "Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander",[1] en los que mostraba una reproducción de la bóveda natural con sus pinturas. La publicación causó un gran impacto mundial, pues no se esperaba que nuestros ancestros prehistóricos exhibieran tan alto nivel cultural.
Autoridades en Prehistoria, encabezados por Gabriel de Mortillet y Cartailhac, rechazaron que las pinturas de Altamira fuesen obra del hombre prehistórico, llegandole a acusar de haberlas pintado recientemente. Consideraban que ni la técnica, ni el color tan nítido a pesar de los años, podían ser naturales.Entre los españoles hubo también varios reacios: Eugenio Lemus y Olmo, Ignacio Bolívar, Manuel Antón y Ferrándiz, Eduardo Reyes y Próper, Angel de los Ríos y Ríos (cronista de La Montaña e ilustre historiador), etc. Excepción fue la opinión de Vilanova y del sevillano Miguel Rodríguez Ferrer que publicaba en 1880 en la Ilustración Española y Americana un extenso artículo avalando la veracidad de las pinturas.
El reconocimiento a la labor de Marcelino Sanz de Sautuola no llegaría, lamentablemente, hasta años después. Los trabajos de Henri Breuil llevaron al descubrimiento de varias manifestaciones de arte rupestre parietal. En 1895 se descubrieron los grabados de La Mouthe, en Francia. Breuil publicó sus resultados en 1902, en el Congreso de la Association Française pour l'Avancement des Sciences, confirmando la autenticidad de los hallazgos de Altamira. Posteriormente, su principal crítico, Cartailhac, publicó "Mea culpa d'un sceptique",[2] reconociendo su equivocación y mostrando su respeto y admiración por Sautuola.
Sautuola, quien había muerto 14 años antes, no vivió para disfrutar la restitución de su honor, ni la posterior confirmación científica de sus premoniciones. Las modernas técnicas de datación científica han confirmado que las pinturas de la cueva de Altamira fueron creadas en un intervalo de tiempo entre 11.000 y 19.000 años. Los descubrimientos de Sautuola son una de las piedras angulares del estudio del arte Paleolítico.
Referencias
- ↑ Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la provincia de Santander por Don Marcelino de Santuola. Real Academia de la Historia. 1880
- ↑ Émile Cartailhac, « La grotte d’Altamira, Espagne. Mea culpa d’un sceptique », L'Anthropologie, tome 13, 1902, p.348-354.
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