Pedro Caravia Hevia (Gijón, 16 de marzo de 1902 - Goviendes, municipio de Colunga provincia de Asturias, 17 de abril de 1984), filosofo español.

Sus estudios

Oriundo de Goviendes de Colunga por línea paterna, y de Pola de Lena, por la materna, en Gijón estudió el bachillerato en el colegio de la Inmaculada, de los jesuitas, y en el Instituto Jovellanos. A los dieciséis años se trasladó a Madrid, donde hará las licenciaturas de historia y de filosofía.

Intensamente miope, sufre durante esos estudios un desprendimiento de retina y pierde definitivamente la vista del ojo izquierdo. En las citadas licenciaturas y en el doctorado de filosofía es discípulo de Manuel Gómez Moreno, Andrés Ovejero, Claudio Sánchez Albornoz, Américo Castro, Manuel García Morente, José Ortega y Gasset, Jordán de Urriés, Julián Besteiro, Manuel Bartolomé Cosío y Xavier Zubiri. De este último fue ayudante en la cátedra de historia de la filosofía. Sus compañeros y amigos más allegados fueron María Zambrano y José María Quiroga Pla.

Sus logros

En 1934 gana por oposición la cátedra de filosofía del Instituto de Mahón, que desempeña durante dos años. Había obtenido una pensión para ampliar estudios en Alemania cuando, hallándose en Asturias en el verano de 1936, estalla la Guerra Civil. Logra embarcar en Santander a bordo de un mercante y, dando la vuelta a la Península, llegar a Barcelona. Allí contraerá matrimonio en 1937. Pasada la guerra, obtiene el traslado a Asturias y desempeña su cátedra dos cursos en el Instituto Carreño de Miranda, de Avilés y otro más en el femenino de Oviedo. Se incorpora seguidamente en esta ciudad al Instituto Alfonso II y en él brillará como profesor excepcional hasta su jubilación en 1972.

Escéptico, irónico, sarcástico en ocasiones, correcto siempre, fumador en pipa, crítico universal, mente clara y equilibrada, dueño de la palabra precisa, cautivó curso tras curso la admiración de sus alumnos del Instituto como cautivó la de los oyentes de sus numerosas conferencias sobre filosofía, arte o poesía.

Su publicación

Sólo había dejado un libro publicado: el que dedicó en 1978 al estudio de los pintores asturianos Celso Granda y Ventura Álvarez Sala, pero, en 1982, en su colección "Libro-Homenaje", la Caja de Ahorros de Asturias recopiló en un digno volumen cerca de treinta de esas conferencias, comentarios sobre arte semanalmente emitidos por Radio Nacional, poemas, fragmentos de un diario y artículos que se hallaban inéditos o dispersos en revistas como Archivum y Escorial, o en publicaciones circunstanciales con motivo de exposiciones diversas. En él se recogen títulos como A propósito de un centenario. Jorge Berkeley, 1685-1753, Espejo de la muerte y espejo de Unamuno, Renacimiento y antirrenacimiento, Otra vez "Cumbres borrascosas", El concepto de la vanguardia, La poesía de Ramón García-Vela, Picasso y los epígonos, Eduardo Úrculo, Augusto Junquera, Paulino Vicente, José María Navascués, Eugenio Tamayo, Prólogo a un don Juan, etc.

Alianza francesa en Oviedo

Su preferente gusto por la literatura gala le llevó a asumir la presidencia de la Alianza Francesa en Oviedo desde su fundación, poniendo al servicio de ella la misma capacidad y eficacia que demostró también como director y como jefe de estudios del Instituto Alfonso II, instituto cuyo contacto conservó casi hasta el fin de sus días, ya que aún asistió en él a la inauguración del curso académico 1983-84.

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