- Antonio de Labastida
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Antonio de Labastida
Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, nació en Zamora, Michoacán el 21 de marzo de 1816 y falleció en la hacienda de Oacalco Yautepec, Estado de Morelos, México el 4 de febrero de 1891. Sacerdote, abogado y doctor en cánones.[1]
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Primeros años
Estudió en el Seminario Conciliar de Morelia, del que más tarde fue profesor y rector. Se ordenó en 1839. Fue prebendado, canónigo y gobernador de la mitra de Morelia y en julio de 1855 se le designó obispo de Puebla. En diciembre siguiente estalló la insurrección de Antonio de Haro y Tamariz, al grito de Religión y Fueros. Derrotada ésta, el gobierno comprobó que los medios financieros fueron sumininstardos por la Mitra poblana y ordenó que los bienes del Obispado de Puebla en esa entidad, en Tlaxcala y en Veracruz, fueran confiscados y vendidos. Labastida se opusó a ello, a consecuendia fue desterrado en 1856.[2]
El diario El Heraldo publicó que Labastida dijo durante un sermón: "..con bastante dolor veo que el pueblo cristiano mira con desprecio que se atente contra los bienes eclesiásticos..". El gobierno ordenó su destierro, el general Mariano Morett lo escoltó a Veracruz. El 20 de mayo zarpó con dirección a Roma, haciendo escala en La Habana durante quince días. Desde ahí emitió un comunicado al ministro de Justicia, en el cual expresó su queja por la forma tan repentina de actuar del gobierno mexicano y negó haber pronunciado las palabras que se le atribuyeron.[3]
Segundo Imperio Mexicano
En 1862 visitó a Maximiliano de Habsburgo en Trieste. A principios de 1863 viajó a Italia para entrevistarse con el papa Pío IX, quien en marzo lo nombró arzobispo de México. Ocupado el país por los franceses, el 21 de junio de 1863, con Juan Nepomuceno Almonte y José Mariano Salas, él fue designado miembro del triunvirato que ejerció la regencia del Segundo Imperio Mexicano. Junto con el padre Miranda apoyó la presidencia de Félix María Zuloaga, quienes se declararon enemigos de la Constitución de 1857. Tras la muerte del arzobispo Lázaro de la Garza y Ballesteros acaecida en Barcelona el papa nombró a Labastida su sucesor, el 23 de marzo de 1863 la noticia se dio a conocer en el cabildo metropolitano de México. Labastida viajó a París en julio para entrevistarse con el ministro de Negocios Extranjeros del Imperio francés, propusó a Napoleón III un plan sobre los bienes eclesiásticos. Se solicitó a los franceses no inmiscuirse en los arreglos de los bienes del clero, para llegar a un acuerdo con los tenedores de los bienes vendidos y confiscados, exceptuando los que habían sido adquiridos de forma ilegal.[1] El recién nombrado arzobispo llegó a México en la segunda mitad de 1863 y ocupó su lugar en la regencia, pero fue destituido el 17 de noviembre de ese año, fue expulsado por sus diferencias con los franceses respecto a los derechos de la Iglesia, por sus diferencias con Aquiles Bazaine, comandante de las tropas francesas, por la intención de éste de instaurar el programa napolenico sobre bienes eclesiásticos. Su relación con Maximiliano I decayó al proclamar éste la libertad de cultos, en febrero de 1865.
Porfiriato
Al triunfo de Benito Juárez y con la República restaurada se instaló definitivamente en Roma, pero sin renunciar a su condición de líder de la Iglesia mexicana. Como tal, asistió al Concilio Vaticano I de 1869-1870, donde fue miembro de la Comisión de Disciplina Eclesiástica. En 1871 el presidente Juárez le permitió volver al país.
Como resultado de la Revolución de Tuxtepec, el general Porfirio Díaz asumió la presidencia. Labastida pudo ejercer cierta influencia sobre el general, las relaciones Iglesia-Estado fueron más cordiales:
- Promovió la participación de los católicos en la vida pública sin crear problemas de conciencia por la disposición que se había lanzado contra aquellos que juraran la Constitución de 1857.
- Modernizó la administración eclesiástica de forma gradual, sin afectar intereses o violenica entre sus capitulares.
- Impulsó algunas asociaciones piadosas para beneficio de la espiritualidad de los fieles.
Estas acciones permitieron a Labastida contar con amigos en puestos públicos, y de esta forma contrarrestar la posición anticlerical del gobierno mexicano. Murió el 4 de febrero de 1891 en su hacienda de Oacalco en el municipio de Yautepec.[1]
Referencias
- ↑ a b c Saranyana, Josep Ignasi; Alejos Grau, Carmen José (2008). «I. La iglesia en América Latina; IV. Las polémicas teológicas en las repúblicas independientes», Teología en América Latina, volumen II. Madrid: Iberoamericana, pp. 115-133; 357-359. ISBN 978-84-8489-333-2. Consultado el 26 de octubre de 2009.
- ↑ El Colegio de México; Lilia Díaz (2009). «El liberalismo militante: La reacción conservadora», Historia general de México. México: Centro de Estudios Históricos del Colegio de México, pp. 595-598. ISBN 968-12-0969-9. «Ordenó (Comonfort) igualmente el secuestro de los bienes del obispado para atender con su venta los gastos de guerra. El obispo Pelagio Antonio de Labastida protestó y el gobierno le obligó a salir del país»
- ↑ Riva Palacio, Vicente; et al (1880). «Tomo V La Reforma, capitulo VI», México a través de los siglos. México: Cumbre, pp. 136-137. Consultado el 26 de octubre de 2006.
Predecesor:
José Lázaro de la Garza y BallesterosArzobispo de México
1863 - 1891Sucesor:
Próspero María Alarcón y Sánchez de la BarqueraPredecesor:
José María Luciano Becerra y JiménezObispo de Tlaxcala
1855 - 1863Sucesor:
Carlos María Colina y RubioCategorías: Arzobispos y Obispos de Puebla | Arzobispos de la Arquidiócesis Primada de México | Padres Conciliares en el Concilio Vaticano I
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