- Revolución del 5 de octubre de 1910
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Revolución del 5 de octubre de 1910
La proclamación de la Primera República Portuguesa fue el resultado de la Revolución del 5 de octubre de 1910 que en esa fecha pone fin a la monarquía en Portugal.
Contexto
El movimiento revolucionario del 5 de octubre de 1910 se dio como una secuencia natural de la acción doctrinaria y política que se venía desarrollando en Portugal desde la creación del Partido Republicano en 1876. La propaganda republicana supo sacar partido de algunos hechos históricos de repercusión popular: las conmemoraciones del centenario de la muerte de Camões, en 1890, y los disturbios provocados por el ultimátum británico de 1890 fueron aprovechados por los defensores de las doctrinas republicanas, los cuales lograron identificarse con los sentimientos nacionales y aspiraciones populares portugueses.
Elias Garcia, Manuel Arriaga, Magalhães Lima, así como el obrero Agostinho da Silva, fueron personajes importantes de las asambleas de propaganda republicana en 1880.
El tercero centenario de la muerte de Camões, fue conmemorado con actos significativos —como el cortejo cívico que recorrió las calles de Lisboa, entre gran entusiasmo popular y, también, el traslado de los restos mortales de Camões y Vasco da Gama al Panteón Nacional. Las luces y el aire de fiesta nacional que caracterizaron estas conmemoraciones completaron el cuadro de exaltación patriótica. La idea de las conmemoraciones en honor de Camões había partido de la Sociedad de Geografía de Lisboa, si bien la ejecución correspondió la una comisión de representantes de la Imprensa de Lisboa, constituida por el vizconde de Jorumenha, Teófilo Braga, Ramalho Ortigão, Batalha Reis, Magalhães Lima y Pinheiro Chagas. El Partido Republicano, al que pertenecían las figuras más representativas de la Comisión Ejecutiva de las conmemoraciones del tricentenario, ganó gran popularidad, consiguiendo un escaño en el parlamento y logrando fundar un periódico nacional.
La revuelta
Durante el breve reinado de Manuel II de Portugal — que ascendió al trono después del atentado en el que murió Carlos I de Portugal, así como su hijo y heredero, Luis Felipe, Duque de Braganza—, el movimiento republicano se afianzó, llegando incluso la ridicularizar a la monarquía. El 3 de octubre de 1910 estalló la revuelta republicana, que ya se adivinaba en el contexto de la inestabilidad política. Aunque muchos de los involucrados rechazaron participar —llegando incluso a parecer que la revuelta había fracasado— la victoria se debió también a la incapacidad del gobierno para reunir tropas que dominaran a los cerca de doscientos revolucionarios que resistían armas en mano. Con la adhesión de algunos buques de guerra, el gobierno se rindió, los republicanos proclamaron la República, y Manuel II de Portugal se exilió.
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