Ray Escobar es un fotoperiodista, realizador, diseñador y creativo nacido en Barquisimeto, Estado Lara, Venezuela, en el año 1963.

Comienza su transito por el mundo audiovisual a la edad de 18 años, al realizar estudios en la Escuela de Cine y TV (Caracas). Allí participa en los talleres de Dirección de Cine y TV (Thelman Urgelles), Producción de TV (Maria Cristina Capriles), Realización Cinematográfica (Thelman Urgelles). Elaboración de Guiones en la Academia de Cine y TV (Gustavo Michelena).

Su carrera profesional empieza en el área de producción cinematográfica, trabajando en los largometrajes La Boda (1981) del realizador Thelman Urgelles y La Máxima Felicidad (1982) de Mauricio Walerstein. Al año siguiente (1983) entra como camarógrafo de exteriores en Radio Caracas Televisión (televisora venezolana). Dentro de sus trabajos como “camarógrafo” que se pueden destacar de esta etapa se encuentran las adaptaciones para televisión de los cuentos de Rómulo Gallegos (“La Fruta del Cercado Ajeno” dirigida por Luis Alberto Lamata, “La Ciudad Perdida”) y la participación en telenovelas que dieron la vuelta al mundo en los años 80 (Cristal con Carlos Mata y Jeanette Rodríguez, Topacio con Grecia Colmenares y Víctor Cámara, Leonela con Carlos Olivier y Maira Alejandra).

Incursiona una corta temporada en el área publicitaria con Producciones Franco Rubartelli. Se desempeña en las distintas áreas según las necesidades de esta productora como director de arte, asistente de dirección, camarógrafo.

Regresa al cine nuevamente con Walerstein en lo que sería su primer trabajo como fotógrafo (fotofija) para la película de “De mujer a mujer” (1985) de este realizador, trabajo que marcaría un cambio importante en su carrera.

Al terminar esta producción pasa a colaborar para el periódico El Diario de Caracas (Caracas, Venezuela), donde luego es contratado (1985) como parte del staff de fotógrafos de esta publicación. En esa época este diario dictó pauta e implanto un nuevo estilo dentro de la fotografía periodística en Venezuela, dando gran peso e importancia a la noticia gráfica. El Diario de Caracas contaba en aquel entonces con el servicio de los más importantes fotógrafos del país. Es allí donde completa su formación profesional dentro del fotoperiodismo, recibiendo gran influencia de fotógrafos como Eddie González, Nelson Castro, Luigi Scotto.

Siendo el fotógrafo más joven de El Diario de Caracas no le fue fácil buscarse un lugar dentro de un medio tan competitivo, sin embargo con cierta rapidez pudo lograr el reconocimiento de sus compañeros y obtener premios internos por sus trabajos. Fue significativo y destacado su trabajo durante la revuelta civil en Caracas, Venezuela (27 y 28 de febrero de 1989). Por este trabajo recibió la Orden Mérito al Trabajo en su segunda clase.

Vuelve al cine una vez más. Esta vez de la mano de su mentor y amigo Armando Valero que lo distrae del fotoperiodismo para realizar la fotofija de un largometraje de Marilda Vera (Señora Bolero, 1990).

Al culminar el rodaje y enfrentarse nuevamente al periodismo, en El Diario de Caracas, toma prestada la estética cinematográfica y televisiva para incluirla en el fotoperiodismo, lo que lo caracterizará su trabajo fotográfico en lo adelante y marcará su estilo. Vuelve a recibir por segundo año consecutivo la Orden Mérito al Trabajo esta vez en su primera clase.

Para 1992 el periódico para el que trabajaba (El Diario de Caracas) decide dar un cambio de estilo gráfico total. Ray Escobar siente que esta nueva propuesta no da el peso suficiente al reportero gráfico y minimiza su trabajo. La plantilla completa de fotógrafos se opone a este cambio con argumentos, tratando de llegar a un acuerdo y convencer a la dirección del periódico sin obtener el resultado por ellos esperado. Escobar, viendo irreversible el cambio de estilo, pierde el entusiasmo y se retira a trabajar por su cuenta.

Se hace de una cartera de clientes en la capital del país (Caracas) y algunos foráneos. En esta etapa se dedica, básicamente, a la fotografía corporativa para empresas como: Catana, Caveguias, Banco Consolidado, Centro Cultural Consolidado, Grupo D Publicidad, Fundación Bigot, Fundación Polar, Ballet Nuevo Mundo, Viasa, Telcel, Banco Unión, Banco Venezolano de Crédito, Radio Caracas Televisión. Sin descuidar su pasión por el fotoperiodismo manteniendo clientes como: Reuter, AP, AFP, Sipa Press (Nueva York). La organización del Festival Internacional de Teatro de Caracas le requirió en dos oportunidades como jefe del departamento de fotografía.

En el año 1992, Venezuela sufre dos golpes de estado fallidos. Ray Escobar aprovecha estas oportunidades para reaparecer dentro del periodismo venezolano. Sus fotos de estas intentonas militares fueron publicadas en todo el mundo (Diario El País de España, El Tiempo de Colombia, El Universal de México, la revista News Week entre otros) a través de las agencias noticiosas internacionales para las que trabajó.

La libertad que en aquellos años (1992 al 1995) le permitía el trabajo freelance, le hará tocar otra vez las puertas de la televisión esta vez como director de exteriores (realizador) para Telesol (televisora regional, Sucre, Venezuela). Realiza asistencias de dirección para diversos comerciales, entre ellos la campaña para Loto Oriente, documental sobre las jornadas “Monagas Siglo XXI” y el documental sobre la privatización del Puerto de Güiria.

Durante estos años comparte su tiempo como profesor titular de la cátedra de fotografía de la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas.

Entre los años 1995 y 1997 regresa al medio periodístico, primero en el diario El Globo y luego con el diario El Nacionalen ambos casos como reportero gráfico. En este último su trabajo fue de bajo perfil, pero sin embargo logra cosechar varios premios internos a la mejor fotografía del mes.

El fotoperiodismo lo lleva a cumplir pautas en los diversos medios audiovisuales del país, por lo que comienza nuevamente el coqueteo con este medio que siempre lo ha apasionado. El reencuentro con antiguas amistades de este medio y una buena oferta para poner en práctica su crecimiento profesional lo impulsan a dejar el diario El Nacional(julio de 1997) y volver a su antigua casa, Radio Caracas Televisión, en esta oportunidad por la puerta grande como director de fotografía. Inmediatamente es asignado al proyecto de corte juvenil “Hoy te vi”, que dirigía Renato Gutiérrez, y allí vuelca su estilo desde un principio. Al terminar ese dramático es puesto a la orden de Tony Rodríguez como director de fotografía de la telenovela Niña Mimada. Ya finalizando la producción le delegan la dirección de exteriores.

La bonanza de la telenovela venezolana en el exterior decae trayendo consigo la reducción de proyectos en los distintos canales de TV del país. Esto le viene bien a Ray Escobar que de nuevo deja la televisión para tomarse un tiempo en preparar una retrospectiva de su trabajo fotográfico.

El descanso fue corto y dejo inconcluso su proyecto. Los recientes cambios políticos venezolanos le hicieron creer que podía poner su experiencia y calidad profesional al servicio del estado venezolano. En mayo de 1999 acepta el reto de darle una identidad y concepto visual al diario El Correo del Presidente. Este medio de comunicación era redactado en su totalidad por el personal de la Oficina Central de Información (OCI) del gobierno venezolano y Venpres (agencia de noticias gubernamental) y el editor era el presidente de la República, Hugo Chávez.

Debido a la excelente labor realizada, Juan Barreto (Director General de la OCI), con la venia del presidente, lo nombra Director de Audiovisual de la OCI (cargo que ejerce sin dejar el de editor gráfico del diario). Allí se atasca en un marasmo burocrático que le impide cumplir con las metas y los objetivos que el mismo se había fijado. Los cambios constantes, la lentitud en las decisiones importantes, la interminable burocracia, la ineficacia de sus superiores y su poca costumbre al medio político terminan por apartarlo rápidamente del cargo. Solo dura en allí un año y para el año 2000 vuelve a su condición de freelance como fotoperiodista, fotógrafo y ahora también diseñador.

Pero no tardan mucho en captarlo de nuevo para el medio periodístico. En diciembre de 2000 el diario El Mundo (vespertino de Caracas) le ofrece ingresar como fotógrafo y allí se quedaría por espacio de año y medio. Su aporte a este diario se hace sentir en todos los ámbitos gráficos. En ese poco tiempo acumula casi media docena de premios internos a la mejor fotografía del mes y uno a la mejor del año.

Deja ese medio a mediados de 2002 para prestar sus servicios, como freelance, al diario El Universal (Caracas) por espacio de casi un año. Entre tanto dedica sus ratos libres a su crecimiento como creativo y diseñador.

Logra captar pequeños clientes en el área de diseño. Consigue un cliente (Absorben) que le brinda la oportunidad de dar rienda suelta a sus diseños al pedirle a Escobar que le cree y diseñe una línea completa de empaques para un producto nuevo de esta empresa. La confianza que esta empresa le brindó se vio recompensada en creces cuando uno de los empaques diseñados por Ray obtuvo una mención honorífica en el Concurso de Diseño de Empaques Andipack 2004. La publicidad que esta noticia tuvo le hace recibir una oferta de una agencia de publicidad (Respuesta Creativa) para que dirija el departamento creativo.

Haber trabajado para el gobierno le cerraba muchas puertas de empleo en la empresa privada y regresar a trabajar con el estado le era imposible por la persecución a la que estaban sometidos todos los que diferían o adversaban de algún modo las políticas del presidente Chávez. Además las diferencias, su carácter y su conciencia le impedían si quiera asomar la posibilidad de trabajar de nuevo para el gobierno de Hugo Chávez. Esta situación política y económica de su país lo hace plantearse la idea de emigrar en busca de otros horizontes.

Es así como a finales de 2005 decide trasladar su residencia a España.

Durante su carrera profesional, Ray Escobar ha participado en diferentes publicaciones. Colaboró en dos libros editados por Editorial Diagrama (Así es Caracas, 1993 y Así es Maracaibo, 1994). El proyecto Editorial Espacios Unión (del grupo Unión) también contó con el trabajo fotográfico de este profesional en el libro Rostros, Risas y Sonrisas (1993), como apéndice de una exposición que llevó el mismo nombre.

Raquel Sofer le presenta un proyecto editorial y de exposición colectiva a Ray Escobar, invitándolo a participar en él. Finalmente lo que era proyecto se hace realidad con la publicación de un libro de fotografías de desnudos y una exposición colectiva que dio mucho de que hablar y que llevó por nombre Encueritatis (1995). Siendo este tipo de fotografía las que Escobar más disfruta, su trabajo y su estilo se destacó.

El alto nivel autocrítica y perfeccionismo de Ray Escobar, sumado a su temor a las críticas adversas, ha incidido en que nunca haya expuesto su trabajo de manera individual. Pero colectivamente ha participado en varias exposiciones, siendo las más representativas: Rostros, risas y sonrisas (Espacios Unión, 1993); Encueritatis (El Hatillo, 1995); y Pretexto para ver (Museo de artes visuales Alejandro Otero, 1996).

Su vida personal es poco conocida, aunque no se ha escondido tanto. Llegó a Caracas a los 11 años de edad (1974). Ray Escobar es padre de cuatro hijas en dos matrimonios.

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